Junts dilata el ¡®s¨ª¡¯ a Aragon¨¨s para minar su autoridad
ERC afronta el rescate de una Generalitat devaluada tras el mandato de Torra y su rechazo al autogobierno
Ni la pandemia logra poner de acuerdo a los futuros socios. ERC y Junts per Catalunya est¨¢n negociando desde las elecciones del 14-F la formaci¨®n de Gobierno ante un electorado independentista cada d¨ªa m¨¢s perplejo y desencantado por la desconfianza mutua. Hasta el pasado viernes, las dos formaciones llevaban nueve d¨ªas sin reunirse. La prisa de ERC contrasta con la lentitud de Junts. Es la penitencia pol¨ªtica que imponen a su socio los de Carles Puigdemont. Los postconvergentes saben que est¨¢n condenados a dar el s¨ª a Pere Aragon¨¨s, pero se resisten. As¨ª, desgastan al futuro president de una instituci¨®n, la Generalitat, devaluada por los a?os en los que Quim Torra estuvo al frente.
Bastantes independentistas consultados comparten que el futuro Govern es un matrimonio de intereses condenado al fracaso. La ilusi¨®n de los primeros meses de noviazgo ¡ªhace ya un decenio de la irrupci¨®n del proc¨¦s¡ª ha dado paso al fr¨ªo c¨¢lculo de una relaci¨®n a la que muchos dan una duraci¨®n m¨¢xima de dos a?os. ¡°Ser¨¢ un Govern fallido¡±, dicen fuentes posconvergentes.
La victoria electoral de ERC dentro del campo independentista, por un solo diputado, ha sido p¨ªrrica. La t¨¢ctica dilatoria de Junts busca mostrar a Puigdemont, el expresident buscado por la justicia, como el ¡°propietario de la patente de la independencia¡±, mientras Aragon¨¨s queda como exponente de la ¡°gen¨¦tica acomplejada de ERC¡± que en su papel de segundones del secesionismo han ido a rebufo en todo el proc¨¦s. Si Converg¨¨ncia se consideraba propietaria de la Generalitat, Junts confirma con sus desplantes a Aragon¨¨s su convicci¨®n de que los republicanos son meros arrendatarios del Palau.
Los resultados electorales dieron a ERC la oportunidad de abrir el baile. Y lo hizo con toda una declaraci¨®n de intenciones, mostrando sus preferencias por la CUP ¡ªcon quienes llegaron a un acuerdo¡ª y En Com¨² Podem, con los que no cerraron ning¨²n pacto. Junts qued¨® postergada, tras una legislatura que no contribuy¨® precisamente a apuntalar la imagen de la instituci¨®n auton¨®mica.
Quim Torra lleg¨® al cargo en mayo de 2018 y se present¨® como ¡°vicario¡± a la espera del regreso de Puigdemont. ¡°Apret¨¢is, y hac¨¦is bien en apretar¡±, defendi¨® a los Comit¨¦s de la Defensa de la Rep¨²blica (CDR) en el primer aniversario del 1-O. En enero de 2020 dijo que la situaci¨®n con sus socios de Gobierno era insostenible y anunci¨® unas elecciones que no convoc¨® pero que llegaron el 14-F. Tras su inhabilitaci¨®n por un delito de desobediencia, Torra concluy¨® que ¡°uno de los obst¨¢culos para lograr la independencia es la autonom¨ªa¡±. Con estos mimbres llega a la investidura Aragon¨¨s. Y los agentes sociales piden acabar con la falta de direcci¨®n pol¨ªtica en la Generalitat.
El reto de Aragon¨¨s no ser¨¢ sencillo. A la pandemia y a la crisis econ¨®mica se le suma la restituci¨®n del prestigio de la Generalitat, en m¨ªnimos hist¨®ricos. El futuro presidente lo tiene claro, afirman los suyos. Deber¨¢ afrontar c¨®mo gobernar con el partido de Puigdemont, al que desde las filas republicanas califican de ¡°artefacto inestable¡±. Un sector de Junts es partidario de entrar en el Govern y as¨ª nombrar a los 250 cargos de confianza fundamentales para financiar a una formaci¨®n que no cuenta con la complicidad empresarial que ten¨ªa Converg¨¨ncia y necesita estar en el poder para consolidarse.
En el otro extremo de Junts est¨¢n quienes, en l¨ªnea con la doctrina de Torra, consideran que es preferible repetir elecciones o quedarse en la oposici¨®n antes que continuar con ¡°la sumisi¨®n al Estado¡±. Es ese sector que desde ERC aseguran que no se ha dado cuenta de que ¡°las fantas¨ªas de octubre de 2017 ya se han evaporado¡±. Los republicanos acusan a Junts de no cerrar ning¨²n acuerdo en la negociaci¨®n. ¡°Lo dejan todo abierto¡±, apuntan fuentes republicanas, ¡°a la espera de la luz verde de Waterloo¡± (en referencia a la residencia de Puigdemont), mientras siguen desgastando la autoridad de Aragon¨¨s.
¡°ERC tiene m¨²sculo como partido, mientras que Junts depende de un liderazgo¡±, reconocen fuentes posconvergentes. En Esquerra hay quienes esperan que la negociaci¨®n con el Gobierno central provoque cambios de alianzas. El pacto suscrito con la CUP supone que Aragon¨¨s deber¨¢ someterse en dos a?os a una moci¨®n de confianza. Entonces los republicanos podr¨ªan cambiar su pol¨ªtica de acuerdos. Junts quiere atar corto a ERC tanto en la mesa de di¨¢logo como en el Congreso y dar un papel de direcci¨®n pol¨ªtica al Consell per la Rep¨²blica de Puigdemont. ERC arguye que ha ganado las elecciones y no quiere subordinar su pol¨ªtica al expresident.
Los republicanos cuentan en el Congreso con 13 diputados; Junts, con cuatro. Por ello desde ERC rechazan pactar una hoja de ruta conjunta que hipoteque su capacidad de maniobra en Madrid. Los de Puigdemont siguen con la operaci¨®n de desgaste mientras se acerca la fecha l¨ªmite para la investidura: 26 de mayo.
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