El gran postureo de Laura Borr¨¤s
As¨ª son las relaciones en la mayor¨ªa independentista: en el intento desesperado de aparentar lo que no era, los tres partidos han acabado enredados en un ovillo de enga?os y deslealtades que dejan maltrecha su relaci¨®n
Postureo: actitud artificiosa e impostada que se adopta por conveniencia o presunci¨®n. Este neologismo surgido hace unos a?os en las redes sociales se ha convertido en la palabra que mejor expresa la deriva en la que ha ca¨ªdo el independentismo en esta ¨²ltima semana. El Parlamento catal¨¢n ha sido v¨ªctima de la mayor operaci¨®n de postureo vista hasta ahora, y ya llevamos unas cuantas que parec¨ªan insuperables. Ni la presidenta Laura Borr¨¤s estaba dispuesta a desobedecer a la Junta Electoral Central (JEC) en la inhabilitaci¨®n del diputado de la CUP Pau Juvill¨¤, ni la mayor¨ªa independentista gozaba de la unidad que pretend¨ªa escenificar.
Juvill¨¤ hab¨ªa sido condenado a seis meses de inhabilitaci¨®n por un delito de desobediencia al negarse a retirar unos lazos amarillos de su despacho de concejal en Lleida en la campa?a electoral de 2019 y aunque la sentencia no era firme, la JEC pidi¨® al parlamento que le fuera retirada el acta de diputado. Como ya ocurri¨® en enero de 2020 con la inhabilitaci¨®n del presidente de la Generalitat Quim Torra por una acci¨®n similar, la disyuntiva que se le planteaba a la presidenta del Parlament era acatar o desobedecer. Ante la misma disyuntiva, su antecesor en el cargo, Roger Torrent, de Esquerra Republicana, opt¨® por acatar y tuvo que lidiar con la virulenta reacci¨®n de Junts, que lo consider¨® un traidor por negarse a secundar lo que calific¨® de ¡°desobediencias est¨¦riles¡±. El entonces secretario del Parlament, Xavier Muro, tramit¨® la ejecuci¨®n de la sentencia, obviamente, y Torrent no lo impidi¨®. Lo contrario hubiera sido inmolarse, pero eso no les priv¨® de sufrir presiones insoportables por parte de Junts y de la CUP, que llegaron a calificar la situaci¨®n de ¡°golpe de Estado¡±.
Borr¨¤s pretendi¨® hacer ver que iba a suspender la actividad del Parlamento, pero todo qued¨® en recomendaci¨®n
La inhabilitaci¨®n de Juvill¨¤ planteaba exactamente la misma disyuntiva. ?Qu¨¦ har¨ªa Laura Borr¨¤s? Teniendo en cuenta la actitud de Junts en el episodio anterior, su beligerancia contra Esquerra y que ya en su primer discurso como Presidenta hab¨ªa advertido de que no admitir¨ªa injerencias a la soberan¨ªa del Parlament, la desobediencia parec¨ªa ser la respuesta m¨¢s coherente. Y en esa clave comenz¨® la presidenta su gesticulaci¨®n. Mientras la CUP llamaba al desacato y ped¨ªa la unidad del independentismo, Laura Borr¨¤s aseguraba que no seguir¨ªa las instrucciones de un ¨®rgano administrativo y proteger¨ªa al diputado. Pero era una protecci¨®n condicionada y con fecha de caducidad: exig¨ªa que los dem¨¢s apoyaran la desobediencia por escrito. No quer¨ªa ser ella la ¨²nica responsable. Y despu¨¦s precis¨® que solo retirar¨ªa el esca?o a Juvill¨¤ si el Tribunal Supremo confirmaba la sentencia. Eso era ya una clara marcha atr¨¢s respecto de la posici¨®n de Junts en el episodio anterior, en el que hab¨ªa exigido a Torrent que desobedeciera una sentencia confirmada por el Supremo.
A partir de ah¨ª, todo fue impostura. Borr¨¤s pretendi¨® hacer ver que iba a suspender la actividad del Parlamento, pero todo qued¨® en una mera recomendaci¨®n y las comisiones se desconvocaron no por una decisi¨®n que llevara su firma, sino por incomparecencia de los diputados independentistas. El mi¨¦rcoles la Comisi¨®n del Estatuto del Diputado aprob¨® el te¨®rico blindaje del esca?o de Juvill¨¤, pero con un l¨ªmite: no poner a los funcionarios en riesgo de vulnerar la legalidad. Y el jueves convoc¨® un pleno para ratificarlo, cuando sab¨ªa que la propuesta era papel mojado pues la secretaria general de la c¨¢mara, Esther Andreu, hab¨ªa hecho ya los tr¨¢mites para retirarle el sueldo y las responsabilidades a Juvill¨¤, cosa que Borr¨¤s sab¨ªa.
Los partidos independentistas hab¨ªan acordado no pedir el voto delegado de Juvill¨¤ en la votaci¨®n, pero la CUP lo hizo y la presidenta se invent¨® un subterfugio para no aceptarlo, pero eso desvel¨® que ni siquiera estaba convocado, lo que desbarat¨® la estrategia de Borr¨¤s, que pretend¨ªa mantener la ficci¨®n de rebeld¨ªa unos d¨ªas m¨¢s. ERC, que hab¨ªa transigido en acompa?ar a Junts en la pantomima, se ha sentido enga?ada por la presidenta y ha salido de nuevo escaldada. Y Junts y la CUP se sienten mutuamente heridos y ultrajados, como se vio en la forma en la que el diputado Jaume Alonso-Cuevillas arremeti¨® contra la CUP por llevar a la presidenta ¡°al borde del precipicio para que caiga sola¡±.
As¨ª son las relaciones en la mayor¨ªa independentista. En el intento desesperado de aparentar lo que no era, los tres partidos han acabado enredados en un ovillo de enga?os, ocultamientos y deslealtades que han dejado maltrecha su ya deteriorada relaci¨®n. Atrapados en su impotencia para salir del bucle, la desconfianza mutua genera toxinas. El resultado del pat¨¦tico espect¨¢culo de esta semana es el desprestigio de la pol¨ªtica y la devaluaci¨®n de la principal instituci¨®n pol¨ªtica catalana. ?Para eso est¨¢ el Parlamento? ?Esta es la dirigencia pol¨ªtica que merece Catalu?a?
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