Lecciones imperiales y sovi¨¦ticas
La patria comunista fue un imperio totalitario, aunque muchos no lo quisieran reconocer entonces y algunos ni siquiera quieran reconocerlo ahora
Los acontecimientos del presente no modifican tan solo la realidad que conocemos, sino tambi¨¦n nuestra visi¨®n del pasado. La guerra de Ucrania, por ejemplo, se ha llevado por delante la idea t¨®pica sobre la desaparici¨®n pac¨ªfica de la Uni¨®n Sovi¨¦tica en 1991. Pac¨ªficas fueron la ca¨ªda del Muro y la unificaci¨®n alemana, as¨ª como las transiciones y secesiones de los pa¨ªses que hab¨ªan pertenecido al bloque sovi¨¦tico, con pocas excepciones, como la ejecuci¨®n sumaria del dictador rumano Nicolae Ceaucescu y su esposa, o las trece v¨ªctimas mortales lituanas por disparos del ej¨¦rcito sovi¨¦tico.
Tres manifestantes perecieron aplastados por un tanque durante el golpe de Estado frustrado contra Mijail Gorbachov en el verano que precedi¨® a la disoluci¨®n de la URSS y la toma del poder por Boris Yeltsin. No fue el caso del bombardeo y asalto al parlamento ruso ordenado por este ¨²ltimo en 1993 para evitar su destituci¨®n legal y la toma del poder por la reacci¨®n antiliberal. Hubo 187 muertos y qued¨® registrado, junto a la primera y b¨¢rbara guerra de Chechenia, como punto de partida de la involuci¨®n, luego culminada por Putin.
Caso distinto fueron las guerras de disoluci¨®n de Yugoslavia, con un terrible balance en v¨ªctimas mortales, unas 140.000, en su mayor¨ªa fruto de los bombardeos y matanzas en acciones de limpieza ¨¦tnica. As¨ª como la desaparici¨®n de la URSS y las independencias que se siguieron se convirtieron en un espejo amable donde se regodeaba nuestro secesionismo local, el modelo balc¨¢nico fue desde el primer momento el ejemplo a eludir; aunque los hechos actuales nos revelan que la implosi¨®n violenta de Yugoslavia respond¨ªa a la dificultad objetiva de cambiar fronteras, destruir estados y construir otros nuevos con los mimbres de los predecesores.
Ten¨ªa raz¨®n Jordi Pujol cuando se?al¨® la estrecha relaci¨®n entre el hundimiento de los imperios y la aparici¨®n de nuevas naciones y en su afirmaci¨®n capital de que Lituania puede que fuera como Catalu?a, pero Espa?a en ning¨²n caso era como la URSS. La patria comunista fue un imperio totalitario, aunque muchos no lo quisieran reconocer entonces y algunos ni siquiera quieran reconocerlo ahora. Es probable que la guerra de Ucrania conduzca a la implosi¨®n imperial de su actual avatar, diferida 30 a?os y con una enorme violencia. Nada que ver con Espa?a, ni con Catalu?a, que no es una naci¨®n colonizada ni ocupada. Pujol lo sab¨ªa, pero muchos de sus seguidores y ep¨ªgonos no lo sab¨ªan entonces y siguen ignor¨¢ndolo a estas horas.
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