¡®Llufes¡¯ y verdades

En el Evangelio seg¨²n Mateo (un recaudador de impuestos del siglo I) se cuenta la Matanza de los Inocentes. Ya saben la historia: el rey Herodes mand¨® asesinar a todos los ni?os menores de dos a?os en Bel¨¦n y comarca para acabar con el reci¨¦n nacido Jes¨²s, anunciado mes¨ªas y futuro rey de Israel. No obstante, es curioso que el d¨ªa de los Santos Inocentes, 28 de diciembre, se conmemore la masacre herodiana mediante chanzas y falsificaciones. Dicho de otro modo, es inimaginable algo similar en recuerdo de otras matanzas y genocidios. ?Qu¨¦ ha pasado entonces?

Cuando yo era ni?o, hace menos de medio siglo, los chavales disfrut¨¢bamos mucho con el d¨ªa de las bromas. Nos re¨ªamos de familiares y vecinos y les colg¨¢bamos la llufa, el nombre que recibe en Catalu?a el mu?eco de papel enganchado en las espaldas de los incautos. Recuerdo, es un placer, acercarse por detr¨¢s a la pescadera o al estanquero del pueblo y marcar-los con la llufa, una especie de cancelaci¨®n moment¨¢nea de los adultos, y ver c¨®mo se alejaban, pobres inocentes, a¨²n a sabiendas de que la mayor¨ªa se dejaban hacer, y los dem¨¢s se re¨ªan. Los medios de comunicaci¨®n daban noticias ins¨®litas, embustes descomunales y, a peque?a escala, los mayores nos contaban patra?as. Una vez hicieron creer a un amigo m¨ªo que era adoptado.

Se cree que la relaci¨®n entre las burlas y la leyenda de los ni?os degollados nace de las tretas que sus padres se inventaron para protegerlos de los asesinos. Se non ¨¨ vero, ¨¨ molto ben trovato, pero el salto cultural que va de esos inocentes a los actuales ingenuos es un hecho maravilloso. Tambi¨¦n es verdad que, durante el ciclo de fiestas hibernales, bromas y gamberradas estaban y est¨¢n al orden del d¨ªa. En este sentido, el 28 de diciembre es una celebraci¨®n del desbarajuste m¨¢s.

A m¨ª lo que me llena de melancol¨ªa es que el humorismo del d¨ªa de los Santos Inocentes ha perdido m¨²sculo en un relativo poco tiempo. Hace a?os que no veo cuadrillas de chavales armados con las llufes y la cinta adhesiva, merodeando, a la caza de los despistados. Hace a?os, tambi¨¦n, que las inocentadas de los medios de comunicaci¨®n tienen visos bastante casposos. Tiempo atr¨¢s, hasta poco antes de la hegemon¨ªa de lo digital, el contacto con el mundo depend¨ªa de la radiotelevisi¨®n y los peri¨®dicos. Era por lo tanto posible que nos convencieran de las noticias m¨¢s inveros¨ªmiles. ?Y nos re¨ªamos!

Hoy el mundo ya dio el vuelco. Redes sociales y medios digitales inundan nuestras pantallas con memes y fakes, colgando llufes a todas horas y a todo hijo de vecino. Buena parte de lo pol¨ªtico y lo econ¨®mico se sustentan en la mentira estructural. Lo dif¨ªcil es no picar. Etc¨¦tera. Por todo esto, quiz¨¢s haya llegado el momento de convertir el d¨ªa de los Santos Inocentes en una jornada para decir grandes verdades y dejar la picaresca a un lado, para compensar.

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