Casi la mitad de los empleados a tiempo parcial en Catalu?a querr¨ªa jornada completa

¡°Quien trabaja come y buena ropa se pone¡±, dice el refranero popular. El dicho, en el contexto actual de inflaci¨®n, salarios bajos y p¨¦rdida de poder adquisitivo, como m¨ªnimo se tendr¨ªa que actualizar. En Catalu?a hace ya una d¨¦cada que el porcentaje de personas que pese a tener un empleo est¨¢n en riesgo de pobreza no baja del 10%. En 2021, seg¨²n los ¨²ltimos datos disponibles de la Encuesta de Condiciones de Vida del Idescat, la tasa era del 10,8%: es la m¨¢s baja de la serie, pero afectaba a 350.200 trabajadores, y la cifra no registraba a¨²n el impacto de la crisis de precios actual. Mientras que hay indicadores sobre pobreza laboral que han ido mejorando, otros se han estancado, como la parcialidad involuntaria, que afecta al 45,2% de los que tienen un contrato a tiempo parcial.

Aunque medidas como la ¨²ltima reforma laboral o las subidas del salario m¨ªnimo interprofesional han ayudado a mitigar problemas como la alta temporalidad o la rotaci¨®n de contratos, hay otras lacras en el mercado laboral que persisten, y que ayudan a analizar el fen¨®meno de la pobreza en el trabajo. Una de ellas es la parcialidad involuntaria, es decir, los trabajadores que tienen un contrato parcial no porque quieran, sino porque no pueden optar a una jornada completa. Esta es la situaci¨®n en la que se encontraban en 2022 el citado 45,2% de los trabajadores a tiempo parcial, una tasa que ha ido subiendo poco a poco desde 2019. En n¨²meros absolutos, son 201.400 trabajadores.

Sobre el total de trabajadores, los que tienen un empleo a tiempo parcial representan el 12,7%. Este tipo de contratos son m¨¢s habituales entre las mujeres (el 20% de las mujeres que trabajan lo hacen a tiempo parcial) que entre los hombres (el 6%), por la asunci¨®n de m¨¢s tareas dom¨¦sticas por parte de ellas que de ellos. Tambi¨¦n abundan entre los j¨®venes, por la necesidad de compaginar trabajo con estudios. Pero una tasa tan elevada de parcialidad involuntaria indica que este tipo de contratos son una puerta de entrada precaria al mercado laboral, y que la situaci¨®n se puede cronificar. ¡°Tenemos que hablar de pobreza laboral, porque este fen¨®meno contin¨²a pese a la reactivaci¨®n del mercado de trabajo y la mayor estabilidad¡±, se?alaba el viernes Romina Garc¨ªa, responsable de Mercado de Trabajo del sindicato CC OO y autora del estudio sobre pobreza en el trabajo en el que se analizaban estos datos.

Otro indicador para medir la pobreza laboral es la rotaci¨®n: en 2022 la tasa era de 2,16 contratos por persona, un ¨ªndice que ha disminuido en los ¨²ltimos a?os gracias al impacto de la reforma laboral, igual que el de la temporalidad. Pero hay otro elemento, que es el de la baja intensidad en el trabajo (y que es uno de los tres componentes con los que se elabora la tasa Arope, la que mide el riesgo de pobreza o exclusi¨®n social) que tambi¨¦n explica este fen¨®meno y sobre el que Romina alert¨®. La muy baja intensidad en el trabajo se da cuando los adultos de un hogar trabajan menos del 20% de su potencial. En 2021 hab¨ªa en Catalu?a 573.100 personas menores de 65 a?os que viv¨ªan en hogares en esta situaci¨®n. Los autores del estudio se?alaron que esta circunstancia afecta m¨¢s a las mujeres, a los j¨®venes y a los migrantes.

La pobreza en el trabajo, a la que la crisis de precios actual le augura un aumento (en 2022, la inflaci¨®n fue del 8%, mientras que el incremento medio de los salarios protegidos por convenio fue del 2,8%) es algo que preocupa a las entidades sociales. En un informe del pasado mes de octubre, C¨¢ritas de Barcelona destacaba que los adultos de casi el 60% de las familias atendidas por la entidad trabajan. Y de estos, el 51,5% trabaja a jornada parcial porque no ha encontrado una completa, y el 45,7% trabaja sin contrato.

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