Violaciones de adolescentes: ¡°Los menores hacen en grupo cosas que solos no har¨ªan¡±
L¨ªdia Ayora, jefa del servicio que asesora a fiscales y jueces en las causas contra menores, cree que e ocasiones ¡°tienen dificultades para discernir si la otra persona consiente la relaci¨®n sexual¡±
L¨ªdia Ayora (Tortosa, 60 a?os) dirige el servicio de la Generalitat que asiste a fiscales y jueces al decidir qu¨¦ medidas adoptan frente a los menores que delinquen. Ella y su equipo t¨¦cnico (psic¨®logos, trabajadores sociales, educadores, mediadores) ejercen de bisagra del sistema penal. Aunque no es vinculante, su voz es escuchada tanto para adoptar medidas cautelares como a la hora de dictar sentencia en el juicio. Aportan un conocimiento clave porque son las personas que est¨¢n m¨¢s cerca de esos adolescentes: les entrevistan, exploran su entorno familiar y social y eval¨²an el riesgo para encontrar ¡°el equilibrio entre dar respuesta a sus necesidades y exigir que se responsabilicen por sus conductas¡±, cuenta Ayora, que charla con EL PA?S sobre las agresiones sexuales en grupo, una lacra que ha suscitado preguntas sobre los l¨ªmites de la edad penal, el perverso papel de la pornograf¨ªa o el peso de la vulnerabilidad en esas conductas.
Ayora subraya lo que los datos policiales y las memorias de la Fiscal¨ªa constatan: los delitos contra la libertad sexual cometidos por menores de edad ¡°han ido creciendo progresivamente en los ¨²ltimos a?os¡±, aunque seguramente tambi¨¦n ¡°se denuncian m¨¢s que antes porque hay m¨¢s conciencia social y menos tolerancia¡±. La responsable del Servicio de Mediaci¨®n y Asesoramiento T¨¦cnico (SMAT), que depende del Departamento de Justicia, matiza que es ¡°un porcentaje muy peque?o¡± del total de hechos por los que los menores son denunciados.
La ley del solo s¨ª es s¨ª estableci¨® que todos los delitos contra la libertad sexual son agresiones sexuales y borr¨®, por ejemplo, la categor¨ªa del abuso. Ayora explica que esa unificaci¨®n conceptual puede crear ciertas dificultades en la jurisdicci¨®n de menores, donde se observan ¡°diferentes gradaciones, con muchos grises¡±. ¡°El concepto de agresi¨®n sexual crea alarma social porque remite a una violaci¨®n cl¨¢sica, la de una mujer que camina por la calle cuando un desconocido la asalta. Ese comportamiento es muy minoritario entre adolescentes¡±, dice Ayora. Lo habitual entre menores es que las agresiones se den en ¡°entornos conocidos con relaci¨®n previa, grupos de edad, contextos de ocio o relaciones afectivas entre iguales¡±.
En menores, los problemas giran en torno al consentimiento, que ¡°se ha situado y con raz¨®n en el centro de la relaci¨®n sexual¡±. ¡°Los menores tienen dificultades para discriminar si la otra persona est¨¢ consintiendo de manera verbal y no verbal. Est¨¢n descubriendo las relaciones sexoafectivas y tienen problemas para captar y respetar la posici¨®n de la otra persona. Y, en un momento dado, pierden la capacidad para parar lo que est¨¢n haciendo¡±. En el trasfondo, incide, hay ¡°una serie de actitudes¡± que tienen que ver con el machismo y, por lo que detectan en las entrevistas, con ¡°una carencia en la educaci¨®n sexual y afectiva¡±.
Una pornograf¨ªa ¡°violenta y machista¡±
El contacto directo con los adolescentes investigados por esos delitos les ayuda a descifrar algunas claves. Por ejemplo, el consumo ¡°sin ning¨²n tipo de educaci¨®n previa ni de reflexi¨®n¡±, y a edades cada vez m¨¢s tempranas, de un tipo de pornograf¨ªa ¡°violenta y machista¡± que incluso ¡°glorifica las violaciones en grupo¡±. ¡°Se acaba asimilando como normal una relaci¨®n sexual que en realidad es una relaci¨®n de poder de los hombres sobre las mujeres¡±.
El goteo de agresiones grupales en Badalona caus¨® indignaci¨®n y perplejidad en la ciudad y reabri¨® el debate sobre el comportamiento sexual de los j¨®venes. ¡°La conducta grupal es habitual en adolescentes. La influencia del grupo puede llevarles a hacer cosas que solos no har¨ªan. En grupo se sienten m¨¢s fuertes¡±, reflexiona Ayora, que lamenta la ¡°banalizaci¨®n de la utilizaci¨®n de la violencia¡± y la ¡°desvalorizaci¨®n del sufrimiento de las v¨ªctimas¡±, a las que tambi¨¦n atiende SMAT.
Los Mossos d¡¯Esquadra han identificado y detenido a 20 menores de edad como supuestos autores de ocho violaciones en un a?o en Badalona. De estos, 13 ten¨ªan menos de 14 a?os y, por tanto, son inimputables, con lo que no afrontar¨¢n ninguna responsabilidad penal. El alcalde de la ciudad, el popular Xavier Garc¨ªa Albiol, ha pedido una reforma de la Ley del Menor para que esos chavales asuman alg¨²n tipo de castigo en delitos de extrema gravedad, como una violaci¨®n.
Ayora no se pronuncia sobre la necesidad de una reforma legal. Pero incide en que la justicia de menores pone el foco, de un modo mucho m¨¢s intenso que la de adultos, en la reinserci¨®n. ¡°En menores, por ejemplo, privarles de libertad es la ¨²ltima opci¨®n, porque son personas en evoluci¨®n. El grueso de la intervenci¨®n se produce en medio abierto cuando se ven posibilidades de respuesta por parte de las familias y del joven. La medida de libertad vigilada combina elementos de educaci¨®n y de control. Se les asigna un t¨¦cnico que es un educador especializado que hace un seguimiento intensivo a partir de un plan de intervenci¨®n aprobado y controlado por el juez de menores¡±, explica. ¡°El juez¡±, agrega, ¡°puede modificar la medida a una m¨¢s restrictiva si no se cumple¡±. Ayora concreta que, en las agresiones sexuales, interviene siempre el psic¨®logo del equipo, que ¡°trabaja aspectos como la empat¨ªa, la gesti¨®n emocional, la impulsividad y la responsabilidad¡±.
La responsable de SMAT afirma, adem¨¢s, que tambi¨¦n hay intervenci¨®n en los menores de 14 a?os: la Fiscal¨ªa deriva el caso a la Direcci¨®n General de Atenci¨®n a la Infancia y la Adolescencia (DGAIA), que tiene un programa ¡°dise?ado expresamente para abordar estos casos¡±; cuando las familias no colaboran y la situaci¨®n se desborda, existe la posibilidad de la retirada de la tutela.
En el caso de Badalona, la inmensa mayor¨ªa de los detenidos procede del barrio de Sant Roc, uno de los m¨¢s pobres de Catalu?a y con ¨ªndices de vulnerabilidad extremos. Ese contexto puede contribuir, pero no es el ¨²nico indicador ni es definitivo. ¡°La vulnerabilidad social existe, pero no es la ¨²nica. Puede haber problemas en el desarrollo sexual y afectivo, o experiencias de la infancia que son elementos de riesgo¡±.
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