La negociaci¨®n con los partidos catalanes por la Mesa del Congreso anticipa una investidura de m¨¢xima tensi¨®n

La disputa por el control de la Mesa del Congreso de los Diputados entra en tiempo de descuento y con la certeza de que habr¨¢ una segunda parte. El aceler¨®n de las negociaciones pol¨ªticas para decidir la composici¨®n del ¨®rgano de gobierno de la C¨¢mara baja marca el camino del traj¨ªn que se avecina para lograr una investidura del presidente del Gobierno. La coalici¨®n progresista y la alianza de PP y Vox compiten por tomar la delantera. La ecuaci¨®n est¨¢ rellena de inc¨®gnitas, pero sin Junts per Catalunya no le salen las cuentas a nadie. El primer paso para poder evaluar las ganas del partido que controla Carles Puigdemont se da, esta semana, en la elecci¨®n de los miembros de la Mesa. El sentido del voto de los siete diputados independentistas dejar¨¢ pistas de hacia d¨®nde apunta la br¨²jula del mapa pol¨ªtico espa?ol.

La secretaria general de Esquerra Republicana, Marta Rovira, manifest¨® este domingo que es necesario alcanzar un ¡°entendimiento estrat¨¦gico con Junts¡± para desgranar una lista de prioridades del independentismo, antes de sentarse a negociar la reelecci¨®n de Pedro S¨¢nchez al frente del Gobierno. La buena conexi¨®n que tiene Rovira con el secretario general de Junts, Jordi Turull, es una anomal¨ªa en la ardiente hostilidad que se dispensan ambos partidos. Junts se ha convertido en un aliado ¨²til que todos buscan. El partido que comanda Puigdemont impone el silencio total a la hora de abordar el debate por la investidura, pero sin focos ni grabadoras se da a entender que la estrategia es ambiciosa y tiene poco que ver con las reclamaciones que pueda hacer ERC y con las atenciones que pueda conceder Pedro S¨¢nchez.

Los republicanos han dejado clara su predisposici¨®n a tender la mano al presidente en funciones para cerrarle la puerta a Alberto N¨²?ez Feij¨®o y Vox, pero quieren evitar aparecer como un socio p¨¢nfilo que le pone la alfombra roja S¨¢nchez: ¡°El PSOE no puede dar por descontados los votos de ERC¡±, ha alertado Rovira.

La Mesa del Congreso marca el primer alto en el camino. El jueves hay que escoger a un presidente, a cuatro vicepresidentes y a cuatro secretarios, que se van a dividir los poderes para calificar los escritos y documentos que entran en la C¨¢mara, decidir sobre su admisibilidad, fijar el presupuesto de la instituci¨®n, definir el calendario de actividades del pleno y de las comisiones o repartir en qu¨¦ esca?os se sienta cada grupo parlamentario.

El exdiputado de Converg¨¨ncia i Uni¨® (CiU) Josep L¨®pez de Lerma es contundente cuando se le pregunta si lo que suceda en la votaci¨®n de la Mesa puede ser un indicio de cara a la investidura: ¡°S¨ª, rotundamente¡±, manifiesta. Fue el hombre fuerte de CiU en el Congreso, en los tiempos que Jordi Pujol mandaba con mano de hierro en Catalu?a. ¡°Dar apoyo al PSOE en la Mesa se tiene que interpretar como una predisposici¨®n a la investidura de S¨¢nchez¡±, dice L¨®pez de Lerma. ¡°Esto siempre ha funcionado igual, cuando necesitas apoyos parlamentarios cedes espacios en la Mesa en favor de futuros aliados¡±.

No es tan categ¨®rico Jordi Jan¨¦, el ¨²ltimo representante de un partido catal¨¢n que ocup¨® un puesto en el ¨®rgano de gobierno de la C¨¢mara baja: ¡°Lo que se negocia en la Mesa, afecta a la Mesa, y un acuerdo para presidirla no tiene porque ser un indicio de que luego se vaya a facilitar una investidura¡±. Jan¨¦ era diputado por CiU y actu¨® como vicepresidente de la Mesa entre 2008 y 2015, con la presidencia del Congreso repartida entre Jos¨¦ Bono (PSOE) y Jes¨²s Posada (PP). Luego, el estallido del desaf¨ªo independentista aliment¨® la idea que un representante de la Catalu?a soberanista no pinta nada en los puestos de mando del parlamento espa?ol.

El apretado reparto de esca?os que dej¨® el 23-J ha reabierto las especulaciones en torno a la posibilidad que la Mesa pueda volver a contar con invitados inhabituales. Las conjeturas han llevado al secretario de Coalici¨®n Canaria, Fernando Clavijo, incluso a manifestar que la presidencia del Congreso deber¨ªa ser para el PNV. En el terreno pol¨ªtico catal¨¢n, el escenario actual supone un salto al pasado, a la ¨¦poca anterior al proc¨¦s y al refer¨¦ndum ilegal del 1 de octubre de 2017. ¡°Parece que recuperamos la situaci¨®n de la d¨¦cada pasada, no deja de ser curioso que aquellos que ahora se llaman independentistas quieran participar en una instituci¨®n tan fundamental del Estado espa?ol¡±, opina L¨®pez de Lerma. ¡°Vaya contradicci¨®n para los independentistas, ?quieren separarse del Estado o quieren participar de la gobernabilidad del Estado¡±, abunda L¨®pez de Lerma, totalmente desvinculado de la pol¨ªtica y muy cr¨ªtico con las deriva de confrontaci¨®n que promueven desde Junts los herederos del legado de CiU.

Entre 1993 y 1996, L¨®pez de Lerma fue vicepresidente de la Mesa con el socialista F¨¦lix Pons y, luego, revalid¨® el cargo cuando el mando de la instituci¨®n lo tom¨® Federico Trillo (PP). ¡°Aznar gan¨® sin mayor¨ªa y necesitaba aliados. Me llam¨® Trillo y me felicit¨® por anticipado, anunci¨¢ndome que yo iba a ser el presidente del Congreso. Yo sab¨ªa que no, porque Pujol quer¨ªa tener capacidad de decisi¨®n, pero nunca hubiera aceptado que uno de los suyos estuviera presidiendo una instituci¨®n del Estado¡±.

Jordi Jan¨¦ coincide con que el papel de los partidos catalanes en Madrid ha quedado difuminado por darle cancha a unas reivindicaciones tan rimbombantes como et¨¦reas: ¡°CiU ejerc¨ªa una posici¨®n de centralidad en Madrid, negociando leyes y tomando implicaci¨®n en temas de Estado. Con independencia de qu¨¦ partido estuviera gobernando, exist¨ªa una voluntad de negociar y de consensuar. ?ramos un grupo de anar per feina (ir al grano), con voluntad de complementar mayor¨ªas, desde un punto de vista exigente¡±.

Teresa Cunillera fue diputada por el PSC y se sent¨® en la Mesa del Congreso entre 2008 y 2016, llegando a ocupar la vicepresidencia primera, cuando Jos¨¦ Bono estaba al frente de la C¨¢mara. Esquiva hacer pron¨®sticos sobre el inter¨¦s que puedan tener los partidos independentistas catalanes en la investidura. ¡°Lo que est¨¢ claro es que el conjunto de Espa?a ha dicho que no quiere a la derecha y a la ultraderecha, y tenemos la responsabilidad de saber darle respuesta. Cualquier responsable pol¨ªtico tiene que saber leer el resultado de las elecciones¡±.

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