Puigdemont: gesticular para no caerse

Nadie puede negar que Junts per Catalunya ha conseguido cosas importantes tras pasar p¨¢gina a su etapa de ¡°todo o nada¡± y abrazar un cierto pragmatismo en sus negociaciones con el PSOE. La ley de amnist¨ªa que se tramita en el Congreso es seguramente el principal hito al margen de c¨®mo acabe y sin olvidar el papel de ERC en la entrada en escena de esta medida. Pero m¨¢s all¨¢ de este logro y de victorias m¨¢s vinculadas al relato que a cuestiones tangibles, Carles Puigdemont se ha quedado a medio camino en muchas cosas que prometi¨® a sus enfervorecidos seguidores el pasado verano. Singularmente se ha quedado lejos de cumplir con algo que lleg¨® a convertir en todo un lema, aquello de que ¡°Junts cobra por adelantado¡±. Cuando puso en circulaci¨®n esta promesa, Junts pretend¨ªa arrancar la legislatura con la ley de amnist¨ªa ya en tr¨¢mite, cosa que no ocurri¨®. Como tampoco consigui¨® la oficialidad del catal¨¢n en la Uni¨®n Europea, un avance que est¨¢ resultando m¨¢s laborioso de lo que preve¨ªa inicialmente el independentismo.

Sin pagos por adelantado que exhibir en la galer¨ªa de trofeos de caza, Puigdemont y Junts necesitan otro tipo de combustible para continuar defendiendo ante sus bases que el giro pragm¨¢tico del que tanto hab¨ªan renegado cuando lo practic¨® Esquerra es bueno y hasta aconsejable cuando es Junts quien lo lleva a cabo. Esto explica los gestos, peticiones y exigencias que d¨ªa a d¨ªa van saliendo de las filas de Junts dirigidas al PSOE. El ¨²ltimo ejemplo ha sido la reuni¨®n entre el presidente del Gobierno, Pedro S¨¢nchez, y el propio Puigdemont que Junts dio este mi¨¦rcoles por agendada sin que nadie en La Moncloa quiera confirmar. Lo mismo puede decirse de la figura del mediador. Si de lo que se trataba con este mecanismo era garantizar el cumplimiento de los acuerdos firmados en Bruselas el pasado 9 de noviembre poco trabajo tendr¨¢ el verificador. Y es que, m¨¢s all¨¢ del compromiso de la amnist¨ªa que no es menor, los cuatro folios de acuerdo son un compendio de declaraciones de intenciones y, sobre todo, una enumeraci¨®n de desacuerdos entre las dos partes. De poco servir¨¢ la figura del mediador m¨¢s all¨¢ de dar satisfacci¨®n a Junts en su aspiraci¨®n de llevar el debate dom¨¦stico al ¨¢mbito internacional para poder seguir amasando su discurso de ¡°el mundo nos mira¡±.

Solo los dos protagonistas saben cu¨¢ndo se producir¨¢ la reuni¨®n entre S¨¢nchez y Puigdemont. Por inc¨®modo que resulte, sobre todo en la parte socialista, el encuentro tendr¨¢ que producirse en alg¨²n momento si hay que dar solidez y continuidad al acuerdo de investidura. M¨¢s all¨¢ de si se logran acuerdos concretos, ello permitir¨¢ a Puigdemont intentar seguir persuadiendo a sus bases de que contin¨²a siendo el socio m¨¢s exigente. Lo que habr¨¢ que ver es si la otrora tan buscada foto entre Puigdemont y S¨¢nchez por parte de Junts sigue generando buenos r¨¦ditos a Junts ahora que las encuestas comienzan a reflejar que este acercamiento no est¨¢ teniendo un efecto tan positivo como esperaban los de Puigdemont. Al fin y al cabo, el atractivo del expresidente catal¨¢n ante sus votantes era su imagen de llanero solitario que luchaba contra viento y marea por sus ideales. No est¨¢ tan claro que este atractivo resista a los pactos, y a las renuncias que estos siempre conllevan.

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