Guillem Gisbert ya camina solo
El cantante y compositor envolvi¨® un Apolo repleto con su pop huidizo de riqueza formal y estribillos esquivos
Ser Guillem Gisbert. No es f¨¢cil, a menos que se quiera trillar lo trillado o llegar a la parodia. M¨¢s dif¨ªcil lo hace contar con un apoyo casi ciego de quienes le cantaron con Manel, aplaudiendo su forma de hacer al frente del c¨¦lebre tr¨ªo, a veces hier¨¢tico, a veces locuaz, siempre con esa pinta de persona inteligente que pod¨ªa ser cicerone en un museo de post¨ªn, narrador de historias que casi se sustentan solas, sin el concurso ni de cuadros ni de estatuas. Pero hay que dar pasos hacia adelante y el primero lo dio en Apolo, llen¨¢ndolo, presentando un disco que precisa de masticaci¨®n lenta y digesti¨®n pausada no ayudada por la huidiza existencia de sus estribillos esquivos. Ha recibido parabienes sin fisuras. Es Guillem Gisbert. Terreno ganado con merecimiento, espacio para no ser igual a Guillem Gisbert sin por ello convertirse en otro. Y el primer paso mostr¨® firmeza, elegancia y extrema solvencia.
D¨ªgase casi de entrada que el disco, en ocasiones con densidad de fronda y caminos que parecen enviar al extrav¨ªo, narrativo hasta el punto en que parece primar s¨®lo ella y el sustrato conceptual que la sostiene ¡ªconcepto, algo muy propio del artista en cuesti¨®n¡ª result¨® m¨¢s amable en directo, m¨¢s dado a abrir sus pliegues. S¨ª, las canciones densas, por no decir casi inasibles, tipo, Miracle a les Planes, siguen exigiendo la vocaci¨®n de mirar un r¨ªo en un solo meandro que se repite sin soluci¨®n de continuidad, congelado en el tiempo, aunque interpretada en vivo, en una sala a favor que quiz¨¢s hubiese aplaudido la enumeraci¨®n de la tabla peri¨®dica, y en medio de un repertorio, el disco al completo, pas¨® como si la corriente fluvial se hubiese incluso acelerado. Cierto que la sensaci¨®n de gravedad que trasmite el disco no se extingui¨® en Apolo, pero Les dues torres y Balla la mazurca, dos primeras piezas del disco y del concierto, y Las aventures del general Lluna, rematada con una arm¨®nica de la que se aplaudi¨® su mera aparici¨®n en escena, y Estudiantina, ¨¦sta en toma de final ¡°foc de camp¡± ac¨²stico, dos ¨²ltimas tanto del disco como del concierto ¡ªtodo parec¨ªa muy pensado¡ª, se vio que eran capaces de movilizar en serio, sin a?adir voluntariosa y terca entrega del p¨²blico. Igual que Waltinzg Matilda, hit notorio, pieza que podr¨ªa encajar en el repertorio de Manel, dicho sea esto sin que ello suponga un desdoro. Al final Guillem se apellida Gisbert.
Las canciones, con dos incrustaciones ajenas al disco, una versi¨®n de Neil Diamond, Dry Your Eyes ¡ªla que canta en El ¨²ltimo vals¡ª y un a?adido improvisado y no previsto en el repertorio en forma de gui?o a Manel con Ai, Yoko, tocada por Guillem en solitario al teclado, sonaron impecables, con esos arreglos electr¨®nicos que a?aden un tacto digital y profundidad detallista a las composiciones. La escenificaci¨®n, cuidada y austera, color rojo en las luces, pantalla asim¨¦trica despejada y sin proyecciones, marc¨® el esp¨ªritu parcamente colorista del pop que pas¨® por escena. Impecable tambi¨¦n en su papel Guillem, situado en un lado del escenario, ajeno a ser pantocr¨¢tor del excelente tr¨ªo de apoyo, tocando unas guitarras ¨Cac¨²stica y el¨¦ctrica- que se sugirieron m¨¢s decorado que aporte sonoro, parcialmente prolijo en un par de presentaciones y a medio camino del que fue en Manel al inicio y final de trayecto. Cierto que la presentaci¨®n de Dry Your Eyes result¨® un tanto fallida, con un final que qued¨® prendido en la incomprensi¨®n, con el p¨²blico esperando re¨ªr sin conseguirlo y pensando que igual no hab¨ªa acabado de entender el sentido de lo expuesto, no que lo expuesto careciese del mismo. Suelen lograrlo los buenos charlatanes o los enjundiosos. Y Guillem respeta demasiado las palabras como para ser de los primeros. De ah¨ª el ins¨®lito y sepulcral silencio del p¨²blico cuando hablaba, de ah¨ª un cr¨¦dito manifestado en la venta de todas las entradas antes de conocerse las canciones, de ah¨ª su confirmaci¨®n tras hora y media de actuaci¨®n. Primer paso en firme. Aunque no resulte f¨¢cil ser Guillem Gisbert.
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