Barcelona lidera la amarga crisis del alquiler: ¡°Mi comedor se convirti¨® en una habitaci¨®n¡±
La capital catalana es la ciudad m¨¢s cara de Espa?a para alquilar una habitaci¨®n tras entrar en un bucle infinito en el que las rentas bajas son las m¨¢s perjudicadas
El m¨®vil vibra dos veces. Un nuevo anuncio acaba de publicarse en el portal inmobiliario Idealista. Se alquila una habitaci¨®n en el barrio de El Raval (Barcelona) por 690 euros al mes. En el piso viven tres personas m¨¢s y no est¨¢ permitido fumar. ¡°Disponible en julio. No se admiten parejas ni mascotas¡±, se puede leer, en varios idiomas, en la oferta publicada en la p¨¢gina web. No se especifican los metros cuadrados que se arriendan, pero s¨ª que dejan claro que son necesarios el mes en curso y 450 euros m¨¢s para firmar el contrato. Es la nueva normalidad con la que lidian miles de j¨®venes universitarios, parejas con y sin hijos, o migrantes, cuando deshacen las maletas en Barcelona, la ciudad m¨¢s cara de Espa?a para alquilar una habitaci¨®n o una vivienda.
No existe una regulaci¨®n para los precios de los alquileres temporales o habitacionales. Tampoco cifras reales del n¨²mero de personas que pagan por esta modalidad, que se expande como una mancha de aceite desde el centro de Barcelona, en la que el arrendador tiene menos obligaciones con el inquilino y puede cobrar las comisiones de agencia, una de las medidas que proh¨ªbe la normativa del derecho a la vivienda. Carolina Orozco es investigadora del departamento de Geograf¨ªa Humana de la Universidad de Barcelona, donde analiza la relaci¨®n entre la inserci¨®n social y los arrendamientos temporales. ¡°Para alquilar una habitaci¨®n no hace falta un contrato, tan solo se necesita un acuerdo de palabra. As¨ª de sencillo¡±, explica por tel¨¦fono.
Los avisos m¨¢s serios no llegan al m¨®vil, todav¨ªa se comunican por carta. Un burofax advierte a los inquilinos de un inmueble que deben dejar atr¨¢s los recuerdos de su casa. El propietario ha decidido vaciar la vivienda, erigir cuatro paredes de yeso y multiplicar las habitaciones para alquilar en periodos cortos de tiempo. Sandra G¨®mez, de 46 a?os, es una de las antiguas vecinas del bloque 14 de la calle Occident (L¡¯Hospitalet de Llobregat) afectadas por este fen¨®meno cada vez m¨¢s frecuente en Barcelona para sacar m¨¢s r¨¦dito de la vivienda. ¡°Al principio me bloque¨¦ y no pude hacer nada. Despu¨¦s no quisieron negociar. Enseguida hicieron las reformas y mi comedor se convirti¨® en una habitaci¨®n¡±, cuenta a EL PA?S.
G¨®mez residi¨® durante ocho a?os en este edificio de 24 viviendas que pertenece a dos hermanas. Hasta febrero, pagaba 900 euros por 85 metros cuadrados divididos en tres habitaciones, un ba?o y un comedor. Ahora, la propiedad gana alrededor de 3.000 euros tras distribuir el inmueble en cinco habitaciones que se alquilan por un valor que oscila los 700 euros. ¡°Se utiliza como un piso tur¨ªstico. Puedes limpiar tus zapatillas en el felpudo de Smart Living (una plataforma que gestiona el alquiler de habitaciones) que est¨¢ en la puerta¡±, detalla G¨®mez, que ahora vive en el barrio de Sants porque un amigo dejaba la casa: ¡°Es imposible encontrar algo similar por ese precio¡±, sentencia. Hay cinco pisos afectados m¨¢s en el mismo bloque de L¡¯Hospitalet, entre los que est¨¢ el de Laura Muslera, a quien intentaron desahuciar en diciembre tras pagar la mitad del alquiler durante 11 meses por quedarse en paro.
El primer anuncio de Idealista supera la media barcelonesa de 550 euros en estos casos, seg¨²n los ¨²ltimos datos del portal inmobiliario, y ofrece un espacio independiente con acceso a la cocina, dos cuartos de ba?o comunes y un cerrojo propio para dar mayor sensaci¨®n de seguridad al futuro inquilino. Madrid es la segunda en la lista con una media de 525 euros y, Valencia, la tercera con 400 euros. Fotocasa, otra plataforma inmobiliaria extendida entre los usuarios, aumenta el precio a 585 euros y a?ade que Catalu?a es la comunidad aut¨®noma donde se destinan m¨¢s recursos econ¨®micos para pagar la renta del alquiler habitacional: el 27% del salario.
Aunque el tope a los precios del alquiler lleva pocos meses en vigor en la capital catalana, existen vac¨ªos legales ¡°por donde se escapan pisos¡± del mercado residencial hacia el tur¨ªstico o el laboral para sacar m¨¢s partido a la vivienda. ¡°Cuando no se le renueva el contrato a una familia y, el propietario empieza a alquilarlo por habitaciones, no se rige por la ley de arrendamientos urbanos (LAU), sino por el C¨®digo Civil. Es un simple acuerdo entre dos particulares que en teor¨ªa dura un mes como m¨ªnimo. Sin m¨¢s regulaci¨®n ni obligaci¨®n de registro¡±, detalla Orozco. Lo ¨²nico que expone la normativa es que el precio de estos espacios no puede superar el coste total de la vivienda.
Cada vez que una persona sale de una habitaci¨®n o de un inmueble, el precio se dispara. Quienes m¨¢s sufren esta escalada son los nichos con rentas bajas, que optan por un cuarto como techo temporal. ¡°Un estudiante puede querer o no vivir la experiencia de compartir un piso, pero la situaci¨®n cambia cuando hay una pareja con hijos de por medio. Encontrar una habitaci¨®n en estos casos es imposible¡±, destaca Orozco, quien subraya que existen ¡°toda clase de abusos¡± para expulsar al inquilino y subir la renta. ¡°Son desahucios invisibles. Hay gente a quien le cambian la cerradura y de un d¨ªa para otro tiene que buscar otro sitio para vivir. Es una tensi¨®n constante¡±, asegura. El estudio de Idealista refleja que Ciutat Vella es el distrito m¨¢s caro de Barcelona para alquilar una habitaci¨®n con un valor medio de 625 euros. Le siguen Sarri¨¤ Sant-Gervasi con 612 euros y l¡¯Eixample con 590 euros.
Silvia Abad¨ªa es portavoz del Sindicat de Llogateres, una de las organizaciones que protege los derechos de los inquilinos en la capital catalana y que acaba de presentar, junto a otros sindicatos del Estado, una proposici¨®n no de ley para regular la situaci¨®n de las viviendas compartidas. ¡°En las asambleas de vecinos nos encontramos de todo. Hay una alfombra roja no solo para que se puedan cobrar precios escandalosos, sino para aquellos caseros que solo quieren ganar m¨¢s y m¨¢s¡±, explica por tel¨¦fono a este peri¨®dico.
Abad¨ªa describe un mercado inmobiliario heterog¨¦neo y acelerado que afecta de manera desigual: ¡°Hay quienes vienen con rentas que est¨¢n muy por encima de la media, que se jactan en internet por pagar unos 800 euros por una habitaci¨®n en Gracia, y j¨®venes trabajadores o familias vulnerables que no pueden acceder a una vivienda y a quienes no les queda m¨¢s remedio que compartir¡±.
La necesidad de encontrar un hogar estable y la rapidez con la que desaparecen los anuncios de habitaciones silencian la incertidumbre de los inquilinos, que arriendan la primera opci¨®n que aparece en los portales inmobiliarios por temor a no encontrar nada mejor. Para Orozco es fundamental crear un registro que refleje las condiciones de vida de los inquilinos y controle la amarga crisis habitacional que lidera Barcelona. ¡°El padr¨®n y el censo podr¨ªan contemplarlas como una alternativa de vivienda. Y, a partir de ah¨ª, regular los precios y los derechos de las personas que se decantan por esta modalidad¡±, se?ala la investigadora.
Han pasado 10 minutos desde la primera alerta de Idealista. El m¨®vil vuelve a vibrar dos veces. La habitaci¨®n de El Raval ya se ha alquilado. ¡°Es la ley de la jungla¡±, sentencia Abad¨ªa.
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