Catalu?a, la aldea gala que regula el precio del alquiler en Espa?a
La ¨²nica comunidad espa?ola que ha pedido aplicar los topes de la Ley de Vivienda ya congel¨® las rentas en 2020 y ahora busca frenar los contratos de temporada


Como la irreductible aldea gala de Ast¨¦rix, Catalu?a es la ¨²nica comunidad espa?ola que ha pedido aplicar la regulaci¨®n del precio de los alquileres que contempla la ley de vivienda aprobada hace un a?o. En los 140 municipios declarados zonas de mercado tensionado, los precios deben congelarse o bien ajustarse al ¨ªndice oficial (incluso bajando la renta) si el casero tiene m¨¢s de cinco viviendas. Y no es la primera vez. Durante 18 meses, entre 2020 y 2022, la comunidad ya congel¨® o baj¨® los precios en los 61 municipios m¨¢s poblados, con un decreto auton¨®mico que tumb¨® el Tribunal Constitucional en respuesta a recursos del Gobierno de Pedro S¨¢nchez y del PP, que cuestionaban que Catalu?a tuviera competencias para adoptar esa decisi¨®n. Con unos precios que, de media, han subido un 65% en la ¨²ltima d¨¦cada y con la vivienda como principal gasto de las familias, el Centro de Estudios de Opini¨®n (el CIS catal¨¢n) revela que el 81% de los catalanes est¨¢ a favor de ¡°regular por ley los precios de los alquileres¡±.
Tambi¨¦n de forma pionera, la semana pasada, justo antes del inicio de la campa?a electoral del 12-M, el Govern aprob¨® un decreto ley que busca limitar a uso vacacional el alquiler temporal, al que recurren los propietarios que quieren esquivar la contenci¨®n de precios. Este diario comprob¨®, la semana despu¨¦s de entrar en vigor la nueva regulaci¨®n en Catalu?a, que los alquileres de temporada copaban el 90% la nueva oferta en los portales inmobiliarios de internet. Mientras el ministerio ha puesto en marcha un grupo de trabajo para estudiar c¨®mo regula esta f¨®rmula de arrendamiento, Catalu?a vuelve a adelantarse, aunque para convalidar el decreto el president, Pere Aragon¨¨s, necesitar¨¢ una mayor¨ªa que ahora no tiene.
El Gobierno tripartito de izquierdas (PSC, ERC e ICV) ya hab¨ªa tratado de avanzarse a esas normas mucho antes, en 2007, con la aprobaci¨®n de la Ley del Derecho a la Vivienda. Esa norma part¨ªa de la ¡°funci¨®n social¡± de las casas y contemplaba cuestiones que todav¨ªa hoy levantan ampollas en el sector inmobiliario, como obligar a los promotores a destinar un porcentaje de los pisos que construyen a vivienda protegida o la expropiaci¨®n del uso de pisos vac¨ªos para destinarlas al alquiler. En Barcelona, la exalcaldesa Ada Colau oblig¨® a que el 30% de las viviendas se los nuevos edificios fueran sociales y tambi¨¦n expropi¨® el uso de casas desocupadas.
Todas estas iniciativas han polarizado a los afectados. El sector inmobiliario (la patronal de los promotores APCE, el colegio de APIs, la C¨¢mara de la Propiedad, la asociaci¨®n de propietarios de viviendas de alquiler ASVAL o los portales de internet) y los partidos conservadores han puesto el grito en el cielo, augurando una ca¨ªda de la oferta por la retirada de viviendas del mercado, la huida de inversores y el desv¨ªo de pisos al alquiler de temporada. En el extremo opuesto, entidades como el Sindicato de Inquilinos o los partidos de izquierdas las han impulsado y aplaudido esas medidas, exigiendo acotar o regular las f¨®rmulas con las que los caseros han esquivado la regulaci¨®n.

Barcelona, con un mercado tensionado como cualquier gran ciudad global, es donde vivir de alquiler se ha convertido en una mayor pesadilla. La renta media super¨® el salario m¨ªnimo (1.077 euros) hace ya m¨¢s de un a?o y ha seguido subiendo (2023 se cerr¨® con 1.178 euros). Una situaci¨®n que afecta a m¨¢s vecinos que en ninguna otra ciudad espa?ola, porque la capital catalana es donde m¨¢s gente vive de alquiler: un 31%, seg¨²n el INE, y un 38%, seg¨²n el Observatorio Metropolitano de la Vivienda. Alquilar se convierte en un casting entre aspirantes que compiten con n¨®minas y cartas de presentaci¨®n bajo el brazo.
M¨¢s all¨¢ de las rentas mensuales, hay numerosos datos que ilustran el alcance del problema. El a?o pasado, un informe de CC OO que vinculaba salarios a alquileres se?alaba que alquilar en la capital requiere m¨¢s de la mitad del sueldo medio. La brecha que se agranda tanto en Barcelona como en el resto de Catalu?a. En 2022 los alquileres subieron cuatro veces m¨¢s que los ingresos de las familias barcelonesas; una distancia que en el conjunto de Catalu?a situaba la subida de alquileres en el triple que la de los sueldos. Cifras que muestran lo dif¨ªcil que es acceder a la vivienda, un drama que se acent¨²a para los colectivos con menos ingresos, como los j¨®venes o los migrantes.
Con solo seis semanas de vigencia, est¨¢ por ver qu¨¦ efecto tiene la actual regulaci¨®n del alquiler en Catalu?a. Por ahora, el sector y los inquilinos constatan que algunos caseros optan por prorrogar los contratos: si son grandes tenedores, pueden mantener el precio (y no tener que bajarlo para ajustarse al ¨ªndice), y con una pr¨®rroga de tres a?os evitan hacer un nuevo contrato de cinco o siete a?os. ¡°Ante una ley que se supone que beneficia a los inquilinos, los due?os maniobran para esquivarla y cobrar lo m¨¢ximo, lamentaba hace unas semanas un inquilino de Barcelona a quien le hubiera correspondido una bajada de precio. Con una prorroga de tres a?os, los caseros quedan menos atados que si firmaran una renovaci¨®n de cinco a?os; si un recurso judicial o un relevo pol¨ªtico tumbara la ley, podr¨ªan volver a subir el precio antes.
Desde el Sindicato de Inquilinas, creado en Barcelona en 2017, se atribuyen el m¨¦rito de haber impulsado la primera regulaci¨®n de precios en Catalu?a. ¡°Ning¨²n Gobierno se lo habr¨ªa planteado sin la gente organizada que comenz¨® a plantarse ante las subidas¡±, presume Enric Aragon¨¨s, uno de los portavoces de la organizaci¨®n. Y a?ade: ¡°Al final, el Constitucional tumb¨® la norma catalana para que se hiciera una de ¨¢mbito estatal, ha tardado a?os y solo se ha acogido Catalu?a¡±. El Sindicato reclama ahora al Govern ¡°una campa?a informativa institucional para que todo el mundo conozca la regulaci¨®n y sepa que puede denunciar¡±. Y exige a los partidos pol¨ªticos catalanes que avalen el decreto sobre el alquiler de temporada.
Desde los colegios de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria, su portavoz, Carles Sala, rechaza, que la regulaci¨®n de precios ¡°rompa la unidad del mercado¡± espa?ol. ¡°Si el legislador ve en un mercado tenso las medidas de control de rentas como receta, no puede estimular un desequilibrio territorial en su aplicaci¨®n, vincul¨¢ndolo al car¨¢cter ideol¨®gico del Gobierno de ese ¨¢mbito¡±. Sala apunta que la medida provoca una ¡°gentrificaci¨®n de la inversi¨®n en la vivienda¡±, orient¨¢ndola a la venta y asegura que la regulaci¨®n ¡°beneficia a quien vive de alquiler, no a quienes acceder al alquiler¡±.
En la C¨¢mara de la Propiedad Urbana, su gerente, Oscar Gorgues, observa como consecuencia de las dos regulaciones ¡°una ca¨ªda muy fuerte de la oferta en el mercado, donde los precios son muy altos y baja la rotaci¨®n¡±. Quien tiene un contrato, viene a decir, no lo suelta; y quien busca piso lo tiene muy dif¨ªcil. Las regulaciones provocan dos efectos: ¡°Inversores que se marchan a mercados donde no hay regulaci¨®n, y un mercado dual con inquilinos con contrato que est¨¢n protegidos (ellos no se quieren marchar y el casero opta por prorrogar), y personas que no tienen acceso al mercado¡±.
Durante la anterior regulaci¨®n, entre oto?o de 2020 y primavera de 2022, los precios bajaron (entre un 3% y un 5,5% seg¨²n los estudios), pero al coincidir la regulaci¨®n con la pandemia y la crisis social y econ¨®mica que provoc¨®, nunca se sabr¨¢ con exactitud cu¨¢nto influy¨® cada circunstancia. Durante la aplicaci¨®n del decreto auton¨®mico, colegios profesionales, universidades, entidades por el derecho a la vivienda y el sector inmobiliario publicaron informes con conclusiones dispares sobre el comportamiento del mercado y los precios tras la regulaci¨®n. Hubo cierto consenso en que los precios m¨¢s altos bajaron y voces que alertaron de subidas en la franja m¨¢s econ¨®mica. No hubo consenso en si la regulaci¨®n provoc¨® una reducci¨®n de la oferta. Pero se constat¨® una evidencia: los 61 municipios que regularon de entrada pidieron renovar su condici¨®n de zona tensionada; y 22 m¨¢s pidieron entrar en la lista, entre ellos Badalona, gobernada por el PP, que hab¨ªa recorrido el decreto.
Las promesas de los partidos en materia de vivienda
ERC. Esquerra promete 1.000 millones al año para políticas de vivienda, velar para el cumplimiento de la contención de precios del alquiler, 10.000 nuevas viviendas de alquiler asequible cada año (con fórmulas como el tanteo y retracto, comprando, construyendo o promoción delegada), una Ley de Arrendamientos Urbanos catalana, exigir la cesión de los pisos vacíos de la Sareb y regular los pisos turísticos.
PSC. 4.000 viviendas anuales más al parque público en suelos cedidos o colaborando con los Ayuntamientos, plan de rehabilitación de pisos de más de 50 años de antigüedad (comenzando por 30.000), incorporar entre 140.000 y 200.000 viviendas al parque de vivienda protegida en siete años, promover la colaboración público-privada, y líneas de financiación para construcción de vivienda de alquiler y social.
Junts. Colaboración público-privada para aumentar el parque de vivienda asequible, líneas de financiación público-privadas, reclamar los 3.000 pisos de la Sareb, producir hasta 1.500 pisos al año por parte de la Generalitat (con una reserva del 30% para menores de 35 años y una del 10% para mayores de 65), transformación de locales comerciales en vivienda para colectivos vulnerables, medidas para mejorar la confianza en el alquiler, rehabilitación de 25.000 viviendas al año.
Comunes. Destinar entre el 1% y el 1,5% del PIB a vivienda (2.600 y 3.900 millones de euros al año), llegar al 10% de alquiler social en el conjunto de Cataluña en 2044 (el 15% en municipios tensionados), 15.000 pisos de alquiler social con varias fórmulas (5.000 tanteo y retracto, 10.000 promovidos por el Incasòl), ceder suelo a cooperativas, aplicar la obligación de que los promotores destinen un 30% de sus promociones en suelo consolidado a vivienda social a toda Cataluña y una inmobiliaria pública para gestionar el parque en alquiler social.
CUP. Suspensión de los desahucios, expropiar a los fondos buitres para fortalecer el parque público, una LAU catalana, destinar el 1,5% del PIB a vivienda, regular la propiedad del suelo al servicio de las clases populares, frenar la venta de suelo publico residencial a manos privadas, obligar a los promotores a destinar un 50% de sus construcciones de vivienda a pisos sociales, banca pública que financie la rehabilitación de vivienda pública.
PP. 50.000 viviendas de promoción pública, desgravaciones fiscales de hasta 3.000 euros a los jóvenes de menos de 30 años que paguen alquiler, que la Generalitat avale la fianza del primer contrato de alquiler y el 15% de las entradas para hipotecas al mismo colectivo.
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