El 2025 de Junqueras y Puigdemont: un ojo en la amnist¨ªa, presi¨®n m¨¢xima a S¨¢nchez y prepararse para las municipales
Una vez reconfiguradas sus c¨²pulas, ERC y Junts se lanzan tambi¨¦n a intentar, por en¨¦sima vez, reestablecer puentes en clave independentista
El a?o 2024 ser¨¢ uno de esos que el independentismo catal¨¢n querr¨¢ enterrar en el olvido. Hubo derrotas colectivas e individuales y los triunfos supieron a poco. Por un lado, se perdi¨® la mayor¨ªa independentista en el Parlament tras 12 a?os de bloque secesionista. Esquerra Republicana y Junts per Catalunya fueron derrotados por los socialistas en las elecciones catalanas de mayo e, inmersos en sendos procesos de reconstrucci¨®n interna, a¨²n tienen sobre la mesa la carpeta de c¨®mo abordar el nuevo ciclo pol¨ªtico. Sus respectivos l¨ªderes, Oriol Junqueras y Carles Puigdemont, ganaron en sendos congresos, pero el primero tendr¨¢ que lidiar con la evidente divisi¨®n interna que genera su figura, mientras que el expresident tendr¨¢ que hacerlo con la imposibilidad de ejercer como jefe de la oposici¨®n. Ambos esperan una aplicaci¨®n de la amnist¨ªa que emprenda el complejo camino de los recursos, un asunto que envenena la relaci¨®n con el Gobierno de Pedro S¨¢nchez, que necesita sus votos pero que ambos l¨ªderes independentistas insisten en que no dar¨¢n de manera gratuita.
ERC y Junts suman 14 esca?os en el Congreso de los Diputados y esos votos son vitales para que haya Presupuestos Generales del Estado (PGE) y salga adelante cualquier iniciativa legislativa. Aqu¨ª, a diferencia del Parlament, donde ambos tambi¨¦n num¨¦ricamente pueden dar aire a un Salvador Illa en minor¨ªa (con los de Puigdemont all¨ª suman mayor¨ªa absoluta, con los republicanos tambi¨¦n han de sumar a los comunes para imponerse), el discurso de exigencia hacia S¨¢nchez es id¨¦ntico. No habr¨¢ m¨¢s apoyos si no se cumple primero lo pactado en la investidura.
Dentro de ERC, eso quiere decir gestos reales en tres frentes. Cumplir con la quita de la deuda del Fondo de Liquidez Auton¨®mica; avanzar en la financiaci¨®n singular (si bien es un acuerdo con el PSC para investir a Illa, la pista de juego est¨¢ en el Gobierno y las Cortes); y cristalizar el traspaso de Rodalies, los trenes de Cercan¨ªas catalanes, a la Generalitat. Las relaciones entre socialistas y republicanos estaban congeladas a la espera de que ERC votara su nueva c¨²pula. Hace dos semanas, Junqueras se impuso en la segunda vuelta, pero qued¨® claro que ha de pilotar un partido dividido ante su liderazgo.
Los republicanos tienen pendientes, adem¨¢s, votar sus ponencias pol¨ªtica y estatutaria en marzo. El frente dom¨¦stico tendr¨¢ que ser atendido por un Junqueras que, m¨¢s all¨¢ de que aspire a ser candidato en las pr¨®ximas catalanas, tiene en las municipales de dentro de dos a?os la gran prueba de fuego sobre su receta para ¡°volver ERC grande otra vez¡±. Durante la campa?a para la presidencia del partido se esmer¨® en mostrar cierta equidistancia hacia los socialistas, pero para rearmar ideol¨®gicamente el partido tendr¨¢ seguramente que ser m¨¢s claro. De momento, parapetado en el discurso de la exigencia previa a cualquier nuevo acuerdo, espera aguantar. Su triunfo, adem¨¢s, le da ahora todo el margen de maniobra al portavoz en el Congreso, Gabriel Rufi¨¢n.
A Junts, la relaci¨®n con el PSOE se le hace pastosa. Puigdemont manifiesta que el acuerdo de Bruselas de noviembre de 2023, que facilit¨® la investidura de S¨¢nchez a cambio de contrapartidas, se fragu¨® desde ¡°la desconfianza¡±. Nunca ha dejado de estar en cuesti¨®n. En su ¨²ltima comparecencia desde B¨¦lgica, el expresidente catal¨¢n insisti¨® en que ha llegado la hora de plantear ¡°un punto de inflexi¨®n¡±. El PSOE insiste en que la legislatura va a agotar sus cuatro a?os, pero Junts sostiene que los primero 12 meses ya son una evidencia de que el trato no funciona.
Sobre esa premisa, los de Puigdemont aseguran que les resulta impensable plantearse dar apoyo a los Presupuestos. El rechazo no es aplicable solo a las cuentas, sino que contagia a cualquier iniciativa legislativa que busque el Gobierno. Los socialistas asumen que se complica poder contar con los votos de Junts para que la legislatura fluya, m¨¢s a¨²n cuando el grupo de diputados que lidera Miriam Nogueras ya ha dado muestras de no tener inconveniente para cerrar alianzas con el Partido Popular.
La advertencia de Puigdemont de dinamitar la legislatura si no se acepta la tramitaci¨®n de la cuesti¨®n de confianza a S¨¢nchez, tendr¨ªa ¡°consecuencias irreversibles¡±, dijo, toma forma de ultim¨¢tum pero, en realidad, la amenaza siempre estuvo ah¨ª. Desde que los diputados de Junts en el Congreso validaron la elecci¨®n de la socialista Francina Armengol como presidenta de la Mesa, primero, y la investidura de S¨¢nchez, despu¨¦s, el estribillo del partido fue que m¨¢s que un pacto de estabilidad lo que se hab¨ªa suscrito era una transacci¨®n en la que Junts impon¨ªa ¡°cobrar por adelantado¡±.
El mensaje cal¨® tanto en la c¨²pula de Junts que Puigdemont vivi¨® como un sentido rev¨¦s la negativa de S¨¢nchez a dejarle gobernar la Generalitat tras haber perdido las elecciones catalanas del 12 de mayo. El expresident qued¨® por detr¨¢s de Salvador Illa, siete esca?os menos, y el independentismo perdi¨® la mayor¨ªa en la C¨¢mara. Pero Puigdemont entendi¨®, y as¨ª lo proclam¨® p¨²blicamente, que S¨¢nchez deb¨ªa mediar para que el PSC renunciara a la Generalitat y que, mediante una abstenci¨®n, facilitara su reelecci¨®n como president.
El papel de Junts ha quedado relegado a hacer de oposici¨®n en el Parlament, pero sin que su l¨ªder pueda ejercer de protagonista en Catalu?a y focaliz¨¢ndose en mostrar a ERC como la muleta de Illa. Puigdemont, a diferencia de Junqueras, puede gozar de unanimidad interna, pero la experiencia de presidir telem¨¢ticamente no siempre ha sido exitosa. Una situaci¨®n que obliga a Junts a fiar todo su cr¨¦dito a lo que logre arrancar en Madrid.
Un as en la manga
Ambos l¨ªderes alardean de la necesidad que tiene S¨¢nchez de sus votos. Pero, a nivel personal, esa relaci¨®n parlamentaria tambi¨¦n tiene r¨¦ditos para ellos. A la espera de que la amnist¨ªa llegue al Tribunal Constitucional, tener al socialista en La Moncloa implica un as bajo la manga para los dos, en el caso de que se tenga que recurrir a la instancia europea para que se les aplique la ley que hab¨ªan puesto como condici¨®n para investir al l¨ªder del PSOE. La justicia europea pedir¨ªa a las partes posicionarse y a los independentistas les conviene que S¨¢nchez a¨²n gobierne.
La decisi¨®n de las respectivas bases de ubicar a Junqueras y Puigdemont en las presidencias de sus respectivos partidos no deja de tener un sabor retro. La falta de sinton¨ªa personal de ambos es altamente conocida, pese a los m¨²ltiples intentos de rehacer puentes. En julio pasado, por ejemplo, ambos dirigentes se reunieron en B¨¦lgica. Hasta ahora, la interlocuci¨®n de la carpeta independentista la llevaban directamente los secretarios generales, Jordi Turull y la ya exn¨²mero dos de ERC, Marta Rovira.
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