La Casa Orsola, la guinda a una d¨¦cada de jungla inmobiliaria en Barcelona
La compra de edificios enteros por parte de fondos de inversi¨®n que expulsan a los vecinos se ha acelerado en los ¨²ltimos diez a?os en la capital catalana. Tambi¨¦n la respuesta de la administraci¨®n
Barcelona lleva una d¨¦cada de desbocado frenes¨ª de compraventas de edificios enteros que derivan en expulsi¨®n de vecinos. Primero (y desde mucho antes) fue en el distrito de Ciutat Vella, el m¨¢s presionado por el turismo, con vecinos mayores e indefensos ante inversores que convert¨ªan edificios de calles estrechas de piedras centenarias en hoteles o pisos tur¨ªsticos. Luego el capital (tanto local como extranjero) salt¨® al Eixample, la cua...
Barcelona lleva una d¨¦cada de desbocado frenes¨ª de compraventas de edificios enteros que derivan en expulsi¨®n de vecinos. Primero (y desde mucho antes) fue en el distrito de Ciutat Vella, el m¨¢s presionado por el turismo, con vecinos mayores e indefensos ante inversores que convert¨ªan edificios de calles estrechas de piedras centenarias en hoteles o pisos tur¨ªsticos. Luego el capital (tanto local como extranjero) salt¨® al Eixample, la cuadr¨ªcula noble de fincas regias y clases medias y medias-altas. El conflicto de la Casa Orsola, comprado por el Ayuntamiento y la fundaci¨®n Habitat 3 para blindar a sus inquilinos, es el punto ¨¢lgido de una d¨¦cada de jungla inmobiliaria en la ciudad que tambi¨¦n ha disparado la respuesta vecinal, del Sindicato de Inquilinas, y las compras por parte del Gobierno municipal. Est¨¢ por ver qu¨¦ impacto tendr¨¢ en los fondos de inversi¨®n, que, entre las regulaciones del mercado y la contestaci¨®n, est¨¢n perdiendo inter¨¦s. Mientras, a falta de recuento oficial de edificios comprados y vecinos expulsados, s¨ª hay otras Casas Orsola que levantan la mano y testimonios a manos llenas.
Como el de Carme Vidal, jubilada que pide aparecer con nombre falso, harta de l¨ªos. Como inquilina, ha pasado dos veces por la compra del edificio donde viv¨ªa por parte de fondos de inversi¨®n que han echado a los vecinos cuando se les terminaban los contratos. En 2017 fue en la calle de Parlament, cuando la reforma del mercado de Sant Antoni situ¨® el barrio en el ojo del dinero que aterriza en calles peatonalizadas donde las panader¨ªas mutan en bakeries, los bares llaman brunch al desayuno del que se levanta con resaca, y las bodegas se llenan de clientes que hablan ingl¨¦s. En 2023, a Vidal le pas¨® lo mismo en Consell de Cent, tambi¨¦n reurbanizada y muy cerca de Casa Orsola. Lo que m¨¢s le duele es que en los edificios donde viv¨ªa ¡°nadie quiso luchar y los vecinos buscaron soluciones individuales¡±. Ella ¡°de milagro¡± encontr¨® un alquiler que puede pagar del que dice que solo saldr¨¢ con ¡°los pies por delante¡±. Se emociona con el desenlace de Casa Orsola. ¡°Lo que han aguantado tiene mucho m¨¦rito... la presi¨®n ha sido muy fuerte. Esta gente tiene mucho poder¡±, dice y sabe de lo que habla.
En el Sindicato de Inquilinas, que en Barcelona naci¨® en 2017, de la mano del tsunami de los alquileres y lucha por la regulaci¨®n y contra las grietas que los caseros encuentran para esquivarla (como los contratos de temporada), llaman ¡°desahucios invisibles¡± a las mudanzas no deseadas. El Instituto de Investigaci¨®n Urbana IDRA, revel¨® que en la capital catalana y en Madrid un tercio de los cambios de piso de inquilinos lo son. En el Eixample, las asociaciones vecinales han estudiado la magnitud del fen¨®meno. La de la Derecha del distrito se?al¨® en un estudio que desde 2016 el 20% de las fincas de propiedad vertical ha cambiado de manos (ocho cada a?o) y que la zona ha perdido habitantes. La asociaci¨®n de la Izquierda del distrito cuantifica y ha situado en un mapa los 44 los edificios comprados por inversores desde 2017. ¡°Esto no hay Ayuntamiento que pueda comprarlo¡±, alerta Xavier Riu, de la asociaci¨®n. ¡°Hay que desincentivar estas maniobras especulativas: topando todos los alquileres, eliminando los beneficios fiscales de SOCIMIS y similares, y manteniendo la obligaci¨®n de que el 30% de los nuevos pisos sean sociales [una herencia de la ex alcaldesa Ada Colau que el actual edil, Jaume Collboni, quiere flexibilizar excluyendo las rehabilitaciones]¡±, considera. Solo en 2021, el mismo a?o que la Casa Orsola cambi¨® de manos, el Ayuntamiento contabiliz¨® 30 transacciones en el Eixample por 260 millones de euros.
La adquisici¨®n de Casa Orsola por el consistorio y la fundaci¨®n Habitat 3, una entidad social que gestiona vivienda social en Catalu?a, ha costado 9,2 millones de euros pagados a medias. Ha sido la primera con una f¨®rmula mixta, p¨²blico-privada. Pero el Ayuntamiento ha comprado viviendas hist¨®ricamente, una pr¨¢ctica que fue masiva durante los dos mandatos de Colau: para blindar vecinos o para destinarlos al parque p¨²blico. En total, fueron 1.600 por m¨¢s de 150 millones de euros, entre pisos sueltos, casas hist¨®ricas y edificios enteros, casi 50, el mayor de 114 viviendas, comprados con el derecho de compra preferente que tiene la administraci¨®n. Preguntado el Ayuntamiento, no responde al estado actual de este parque, que en algunos casos ten¨ªa que ser reformado.
Las primeras compras de la ex l¨ªder de los comunes fueron calificadas por el propio Gobierno municipal de ¡°excepcionales para proteger el derecho a la vivienda¡±. Fue en 2017. La primera fue un edificio de la calle Leiva ¡°para frenar la venta a un fondo inversor y la expulsi¨®n de los inquilinos¡± vulnerables. La segunda, tres escaleras en Ciutat Vella, a dos pasos de La Rambla, en la calle de Lancaster: 41 pisos en un temerario mal estado, sin c¨¦dula de habitabilidad, y cuyos inquilinos ten¨ªan contratos fraudulentos: eran presa f¨¢cil de echar. La entonces concejal Gala Pin calificaba el momento de ¡°Vietnam inmobiliario¡±. Jordi Callejo, vecino de la finca, explica que despu¨¦s de a?os de tr¨¢mites, los edificios est¨¢n en obras y los vecinos realojados en viviendas municipales. En 2017 como ahora otras fincas amenazadas reclamaron al Ayuntamiento que las comprara, como la de la calle Enten?a, frente a la c¨¢rcel Modelo, cuando cerr¨® y el mercado inmobiliario de la zona se calent¨®. Todos sus vecinos acabaron march¨¢ndose menos Joan, que tiene contrato indefinido, confirma Iman, una de las vecinas que se fue.
En la comparecencia del viernes para anunciar la compra de Casa Orsola, el alcalde Collboni, preguntado por el futuro de otros tantos respondi¨® que ¡°hay que ir estudiando cada caso¡±, pero advirti¨® de que ¡°los recursos son limitados¡± y apost¨® por cambios legislativos estructurales que ¡°cambien las reglas del juego¡±. La presidenta de Habitat 3, Carme Trilla, relat¨® el debate que hubo en el patronato sobre la compra de Casa Orsola, donde los actuales inquilinos no tienen la condici¨®n socioecon¨®mica de vulnerables. ¡°Nuestra misi¨®n es conseguir vivienda social. Es cierto que [Casa Orsola] no es el perfil, pero si el riesgo de perder las viviendas se puede entender como vulnerabilidad residencial, no lo es de ingresos, pero s¨ª es vulnerabilidad¡±.
La Generalitat tambi¨¦n ha comenzado a comprar paquetes de vivienda a grandes tenedores. En verano pasado el Govern de Pere Aragon¨¨s anunci¨® la compra de varios edificios con inquilinos de La Caixa (algunos ahora declarados en huelga), y en noviembre el president Salvador Illa cerr¨® la operaci¨®n, que ser¨¢ compleja de gestionar y suma 452 pisos. La semana pasada, el Govern socialista anunci¨® la adquisici¨®n de 743 pisos al fondo Divarian, la operaci¨®n ¡°m¨¢s grande hecha nunca mediante el derecho de tanteo y retracto¡±, celebr¨® la consejera S¨ªlvia Paneque sobre viviendas ocupadas dispersadas por toda Catalu?a en las que hay familias vulnerables, con contrato o sin ¨¦l.
La lucha y la compra de la Casa Orsola, s¨ªmbolo de los inquilinos y su confrontaci¨®n con los fondos de inversi¨®n es un hito en las crisis habitacionales que golpean Barcelona peri¨®dicamente. Si tendr¨¢ consecuencias y de qu¨¦ envergadura est¨¢ por ver. De momento, el Sindicato de Inquilinas ha convocado un encuentro de ¡°bloques en lucha¡± la tarde del pr¨®ximo lunes 17 frente a la Casa Orsola. La cita coincide con la v¨ªspera de la fecha prevista para un desahucio que no se producir¨¢.