El puerto deportivo con nombre de rey em¨¦rito que se ha tragado dos playas en Sanxenxo
El espig¨®n altera las corrientes y agrava la subida del nivel del mar, la arena ha desaparecido y el agua amenaza las edificaciones
Cuando Juan Carlos de Borb¨®n fue, en palabras del presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, a poner a Galicia ¡°en el mapa¡±, la mayor¨ªa de los televidentes comentaban la malograda imagen del monarca, la corte de fin de semana sirvi¨¦ndole de b¨¢culo, los espont¨¢neos jale¨¢ndolo camino del embarcadero. Unos pocos espectadores, miembros de grupos ecologistas, se fijaban, sin embargo, en el suelo que los protagonistas de tal exhibici¨®n p¨²blica pisaban con sus zapatos n¨¢uticos. Algunos incluso se telefonearon entre s¨ª para comentarlo a la hora del telediario: ?Oye... se sabe algo de la evaluaci¨®n ambiental del proyecto de regeneraci¨®n de las playas de Sanxenxo? Se refer¨ªan a la consulta que el Gobierno gallego les hizo el a?o pasado a distintos colectivos antes de dar luz verde a los planes del Ayuntamiento tur¨ªstico para reconstruir dos arenales urbanos, A Carabuxeira y Lavapanos, devorados hasta los muros de las propiedades particulares por la fuerza del mar.
La causa del desastre no se discute en el pueblo desde hace dos d¨¦cadas: la que alter¨® las corrientes fue la construcci¨®n a finales de los noventa del espig¨®n del puerto deportivo de esta localidad pontevedresa, la infraestructura que aparec¨ªa en las im¨¢genes del rey em¨¦rito, bautizada precisamente con el nombre de Juan Carlos I. Esto se suma a la subida del nivel del mar, ya de por s¨ª acusada en las playas atl¨¢nticas, hasta el extremo de que ge¨®logos como Juan Ram¨®n Vidal Roman¨ª, miembro de la Real Academia Galega de Ciencias, advierten de que ni los rellenos con toneladas de arena, ni los diques que se planean para frenar su huida van a evitar la desaparici¨®n de la primera l¨ªnea del litoral: ¡°Esa costa est¨¢ condenada a muerte¡±.
La obra del espig¨®n, promovida por la empresa D¨¢vila Lago, SA, sobrepas¨® en 100 metros de largo el tama?o proyectado inicialmente y desde entonces roba la arena y la esconde en el fondo del mar. En vez de ser obligada a demolerlo, la constructora fue sancionada, a¨²n en tiempos del entonces presidente de la Xunta Manuel Fraga ¡ªque orden¨® precintar la infraestructura¡ª con una multa de 141,6 millones de pesetas. La carga legal fue heredada por el consistorio cuando compr¨® a la empresa los derechos de la concesi¨®n administrativa de construcci¨®n y explotaci¨®n de la d¨¢rsena en julio de 2002. Y apenas ha habido a?os, desde entonces, en que el problema del puerto de talla desbordada no haya ido a pleno de una u otra manera. A trav¨¦s de los vecinos que vieron c¨®mo las olas acabaron mordiendo sus muros y abriendo socavones de dos metros bajo el hormig¨®n de la escalera de acceso a la playa, el caso peregrin¨® por los despachos de la Fiscal¨ªa de Medio Ambiente, el Defensor del Pueblo y el Gobierno central. Pero nadie le ha puesto remedio al entuerto. Mientras tanto, el pulso judicial para librarse de la sanci¨®n lleg¨® hasta el Supremo, que en 2012 confirm¨® que la empresa Nauta, de titularidad municipal, deb¨ªa asumir la cantidad, ahora en euros: 851.086 m¨¢s 10 c¨¦ntimos.
Nauta, creada por el alcalde Telmo Mart¨ªn (PP) cuando Sanxenxo compr¨® los derechos por 6,5 millones, gestiona la lucrativa l¨¢mina de agua de 90.000 metros cuadrados donde atracan los yates m¨¢s suntuosos de Galicia (incluido el de Amancio Ortega), las plazas de aparcamiento y los alquileres de locales comerciales y pubs de moda. Otra concesi¨®n ubicada en el mismo lugar es el Club N¨¢utico, que preside el veterano regatista Pedro Campos, anfitri¨®n del Rey em¨¦rito en Sanxenxo. El puerto deportivo es la joya consistorial. Una buena inversi¨®n, pero costosa. El cr¨¦dito bancario para la compra a D¨¢vila Lago y la reforma fue de 15 millones. Y a la multa, pagada en 2013, hay que sumar otros 800.000 euros del aval que Nauta tuvo que depositar ¡ªy ah¨ª sigue¡ª en la Direcci¨®n General de Sostenibilidad de la Costa y del Mar (Ministerio de Transici¨®n Ecol¨®gica) para garantizar que se llevar¨ªan a cabo obras para remediar la erosi¨®n de las playas del pueblo. ¡°El espig¨®n que se construy¨® m¨¢s all¨¢ de lo que estaba sobre el plano no fue rentable por todo lo que vino luego¡±, concluye Sandra Gonz¨¢lez, portavoz del BNG en Sanxenxo. ¡°Al final, los perjudicados fueron el medio ambiente y los vecinos¡±.
Playas transformadas en pedregales
Efectivamente, el dinero de Nauta tambi¨¦n es p¨²blico. Y son vecinos de la localidad pontevedresa quienes frecuentan estas playas de toda la vida, transformadas en pedregales, mientras que los turistas suelen concentrarse en otras m¨¢s vistosas como Silgar, de espaldas al pol¨¦mico espig¨®n. Y aunque en Sanxenxo ya han perdido la cuenta de las veces que se han anunciado medidas correctoras, hasta ahora no han sido m¨¢s que parches. En 2021, A Carabuxeira fue realimentada con 10.000 metros c¨²bicos de arena hurtada hace a?os por el mar y volvi¨® a parecer la playa de anta?o. Para retenerla, se recurri¨® a ¡°geotubos¡±, una especie de sacos terreros a modo de barricada. Pero en menos de un a?o las corrientes adulteradas por el espig¨®n se llevaron a otra parte un 60% del ¨¢rido de relleno. As¨ª que hubo que contratar nuevos estudios topogr¨¢ficos y de batimetr¨ªa para saber cu¨¢nta arena se fug¨®, a d¨®nde y c¨®mo volver a traerla. Es una maldici¨®n con visos de repetirse de forma c¨ªclica: a partir del 13 de junio se suceder¨¢n las mareas m¨¢s bajas del a?o, y durante cuatro d¨ªas las palas trabajar¨¢n a destajo para rescatar del mar arena desplazada. El alcalde espera reponer con este m¨¦todo 4.000 metros c¨²bicos de Carabuxeira y 3.000 de Lavapanos. El verano se estrenar¨¢ con playa. Y vuelta a empezar. O quiz¨¢s no.
Porque el pasado marzo, en una ¡°comisi¨®n de seguimiento¡± en la que participaron representantes de Costas (Gobierno central) y Portos de Galicia (Xunta), se trat¨® sobre el ¡°proyecto definitivo de regeneraci¨®n¡± al que ahora se f¨ªa la suerte de las playas. Ya el a?o pasado varios grupos ecologistas fueron invitados por la Xunta al tr¨¢mite de consultas previas para la evaluaci¨®n ambiental. La Administraci¨®n contemplaba diferentes escenarios: no actuar de ninguna manera y dar por perdidos esos arenales; repararlos con una recarga inicial de 10.000 metros c¨²bicos y otros 5.000 cada dos a?os; o traer una cantidad mayor (m¨¢s de 24.000 metros c¨²bicos) y construir una escollera o un dique de unos 100 metros, perpendicular a la l¨ªnea de la costa, para sostener el perfil del litoral. Esta ¨²ltima fue la soluci¨®n antifugas escogida, pese al rechazo frontal de colectivos como la Sociedade Galega de Historia Natural, que aprovech¨® la consulta de la Xunta para proponer el pasado verano a los pol¨ªticos ¡°la demolici¨®n de las obras del puerto deportivo que causaron el problema¡±, como ¡°alternativa con m¨¢s garant¨ªas¡± de ¨¦xito. El grupo ecologista, que no recibi¨® respuesta, recuerda que ese volumen de arena que se quiere arrojar en la playa equivale a ¡°1.350 camiones¡± grandes y que ¡°dos errores¡± (la construcci¨®n de un dique para corregir el disparate de otro dique) ¡°no hacen un acierto¡±.
"No hay que hacer paseos mar¨ªtimos"
El Ayuntamiento también alberga hace tiempo el plan de un paseo marítimo para tratar de dar lustre al paisaje descalabrado. Pero el geólogo de la Universidade da Coruña Juan Ramón Vidal Romaní asegura que cualquier esfuerzo es vano porque el nivel del mar va a seguir subiendo en una costa “totalmente ocupada hasta el borde” por una “barrera” de edificaciones. “No hay que hacer más paseos marítimos ni intentar ponerle puertas al mar”, advierte, “porque la tendencia de la costa seguirá siendo la de retroceder y no hay nada que hacerle”.
El nivel sube en todas partes “y las consecuencias se están viviendo aquí como en Nueva York o Sidney”, comenta el investigador. Se anuncian para combatirlo grandes obras de ingeniería o se está condenado a una espiral de rellenos con arena que se transporta de un lugar a otro sin tener demasiado en cuenta que esa arena es el “hábitat de muchos organismos vivos”. Pero este pulso con el mar no es igual en todos los lugares: “Se acusa más en el litoral arenoso que en los acantilados, y en el Atlántico que en el Mediterráneo”.
Las mareas atlánticas se mueven muchos metros y en lugares expuestos como Sanxenxo “el mar tiene mucha más energía”, de tal manera que llega “a la vertical de las casas”. “No hay más que ver Google Earth”, zanja Vidal Romaní, para comprobar que el litoral de Pontevedra y A Coruña (cuya capital se desangra de arena con cada temporal) está salpicado de poblaciones atrapadas entre el mar y el empeño de crecer al borde. “El hierro sufre corrosión, el hormigón acabará reventando y no hay margen para echarse hacia atrás”, describe el catedrático. “Entre lo ilegal y lo legalizado”, donde el planeamiento no tuvo en cuenta que el mar es más tozudo que los errores humanos, “ahora hay que aprobar presupuestos extraordinarios, pagados con los impuestos de todos, para salvar ciudades y pueblos. Pero son zonas de la costa que están perdidas”.
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