Educar en tiempos del coronavirus

Rara. M¨¢s rara de lo que esperaba. As¨ª est¨¢ siendo la experiencia de trabajar de forma telem¨¢tica siendo profesor en un centro educativo de secundaria en Madrid. Para empezar, la noticia pill¨® a toda la comunidad educativa a contrapi¨¦. Despu¨¦s de gozar de un fin de semana tranquilo, de pronto y sin previo aviso, el lunes pasado por la tarde empez¨® a correr el rumor de la suspensi¨®n de clases y la posterior confirmaci¨®n en rueda de prensa de la presidenta de la comunidad, Isabel D¨ªaz Ayuso.

A partir de ese instante comenzaron a llegar aluviones de mensajes de alumnos preguntando qu¨¦ iba a suceder, otros celebrando ¡°las vacaciones¡± y, por supuesto, mails de padres y madres al borde del infarto pensando en la conciliaci¨®n. Mensajes que demandaban una respuesta como si yo o cualquiera de mis compa?eros la tuviese, como si fu¨¦ramos un consejero o ministro m¨¢s de los m¨²ltiples que tienen los gobiernos ahora. Y no, no ten¨ªamos ninguna informaci¨®n.

Las clases al d¨ªa siguiente (s¨ª, porque las clases se suspendieron el mi¨¦rcoles, no el martes) fueron lo m¨¢s parecido a una pel¨ªcula de los Monty Python. La atm¨®sfera que se respiraba era bastante ca¨®tica y para colmo, en medio de este sindi¨®s, apareci¨® como ca¨ªda del cielo una resoluci¨®n del BOCAM donde se nos instaba a los profesores a ir al centro a trabajar en el primer p¨¢rrafo del documento y a quedarnos en casa en el segundo. Tal cual.

A m¨ª, que soy profesor de Lengua, se me vino a la cabeza Cervantes y la pelea en la venta que narra en el Quijote, donde de un momento para otro todo el mundo pierde la cabeza. ?Qu¨¦ sorpresa se llevar¨ªa el genio cervantino al ver lo poco que hemos cambiado!

A m¨ª me toco ir los dos d¨ªas siguientes y luego comenc¨¦ a trabajar en casa. Elaboramos programaciones para 15 d¨ªas, donde los alumnos deber¨ªan trabajar diariamente. Si ya es dif¨ªcil que lo hagan cuando estamos en el aula, imaginad a distancia. Adem¨¢s, algunos estamos empezando a grabarnos y a hacer videollamadas con ellos. El problema es que la docencia no es un oficio que se pueda ejercer de forma telem¨¢tica. Entre otras cosas, porque tan importante es el contenido como la forma de explicarlo, porque la labor del docente es convencer a su clase de que algo que no les interesa puede llegar a hacerlo. Y eso solo se puede producir en el contexto de un aula.

Por tanto, mientras se nos se?ala como un colectivo privilegiado en esta crisis ("qu¨¦ bien viv¨ªs los profes¡±), se est¨¢ dejando de lado el problema principal en este ¨¢mbito: que las alumnas y los alumnos son los grandes perjudicados en esta situaci¨®n.

?lvaro Garc¨ªa (Madrid, 1992) es profesor de Secundaria en un instituto p¨²blico de Legan¨¦s. Esta tribuna pertenece a la serie La Experiencia Personal, que EL PA?S Madrid publica a diario durante la cuarentena por coronavirus. Puedes leer aqu¨ª la experiencia personal de Celia Blanco (Funeral Malasa?ero), C¨¦sar Mart¨ªnez (El cumplea?os de Charo se canta en el patio de luces), Esther Arroyo (¡°Liberar espacio: a mi abuela de 93 a?os la sacan de paliativos¡±), de Miguel del Arco (?C¨®mo estar tranquilo cuando sabes que tienes una plantilla?), de Mariah Oliver (¡°Dos meses sin cobrar el sueldo¡±), de Victoria Torres (La tribu se pone en marcha) , de Juan Jos¨¦ Mateo (Ojo, que tiene 38?) o de la Doctora Mar¨ªa Sainz Mart¨ªn (Ponerse al d¨ªa).

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