Pancartas reivindicativas de Greenpeace reconvertidas en equipos contra el virus
Trabajadores de residencias de Madrid se protegen con los trajes empleados por la organizaci¨®n ecologista para limpiar el vertido del Prestige o acceder al vertedero de Valdeming¨®mez
Reciclar y reutilizar es resucitar. Greenpeace ten¨ªa arrumbadas en un almac¨¦n las pancartas que, desde hace a?os, emplea en sus acciones de protesta. La escasez de equipos de protecci¨®n individual durante esta pandemia ha dado una segunda vida a esas lonas. Gracias a esa metamorfosis solidaria empleados de residencias de ancianos de Madrid se protegen hoy frente al virus con parte de lemas contra las bombas racimo, la Ley Mordaza o el cambio clim¨¢tico. Junto a esas grandes telas la organizaci¨®n ecologista guardaba en esa nave de Vallecas equipos que sus activistas emplean para acceder a zonas t¨®xicas.
El primer material para proteger de la pandemia a trabajadores de la Sierra Norte de Madrid fueron esos monos blancos, botas o gafas. Hab¨ªan sido usados para limpiar la costa gallega tras la tragedia del Prestige, moverse por las balsas de fosfoyesos de Huelva o acceder el a?o pasado al vertedero de Valdeming¨®mez de Madrid a protestar contra el excesivo uso de pl¨¢stico. ¡°Ese material fue lo primero que tuvimos¡±, cuenta Eva Hern¨¢ndez, bi¨®loga del Ayuntamiento de Montejo de la Sierra.
Alejados decenas de kil¨®metros de la capital y ante unos canales de abastecimiento agotados, 42 municipios de la Sierra Norte de Madrid han improvisado una red en la que participan los Ayuntamientos, Mancomunidad, ONGs, sociedad civil o particulares. Ese primer stock de Greenpeace, que hab¨ªa seguido el consejo de M¨¦dicos Sin Fronteras (MSF) para llevarlo a la sierra madrile?a, era un granito de arena en medio del desierto de la pandemia. As¨ª que los habitantes de esos municipios decidieron emprender ellos mismos la tarea de fabricar sus equipos de protecci¨®n en esa fruct¨ªfera red de colaboraci¨®n ciudadana e institucional.
Pero en ese almac¨¦n de Madrid la organizaci¨®n ecologista guardaba adem¨¢s miles de metros de pancartas ya usadas de un material, el ripstop, que es impermeable, antidesgarro y que aguanta la lej¨ªa. Siguiendo de nuevo el camino marcado por MSF, el primer uso que le dieron fue el de confeccionar sacos mortuorios, pero al coser la cremallera comprobaron que se perd¨ªa algo de estanqueidad. Entonces decidieron reorientar su uso. La lona ir¨ªa destinada a fabricar EPIs (equipos de protecci¨®n individual).
Un curso r¨¢pido de corte y patronaje y tres m¨¢quinas de coser industriales convirtieron la nave de Vallecas en un improvisado taller de costura. Organizaron turnos para que se pudieran mantener las distancias, siguiendo los estrictos protocolos de seguridad de Greenpeace, que impide que haya m¨¢s de doce personas al mismo tiempo. Un empleado de la organizaci¨®n coordina siempre el equipo de voluntarios. Hab¨ªa tantas pancartas que algunas de ellas han sido externalizadas para avanzar m¨¢s r¨¢pido.
¡°La fui a abrir en mi sal¨®n y era imposible¡±, explica Iv¨¢n Ja¨¦n, un voluntario de 43 a?os de Manzanares el Real. Finalmente la red vecinal con la que colabora consigui¨® permiso del Ayuntamiento para extender la pancarta en el polideportivo municipal. ¡°No m¨¢s dinero para el carb¨®n¡±, se le¨ªa en grande en una extensi¨®n de unos 120 metros cuadrados. Esa lona hab¨ªa sido empleada en una acci¨®n en la central t¨¦rmica de Los Barrios (C¨¢diz). De ah¨ª han sacado este fin de semana entre 80 y 90 patrones de bata que se han llevado ya a las costureras. ¡°Y esa no es de las m¨¢s grandes que ten¨ªamos¡±, comenta Eva Salda?a, directora de Movilizaci¨®n de Greenpeace. Algunas eran el doble que esa.
¡°Flipamos cuando vimos que mandaron un veh¨ªculo a repartir los monos residencia por residencia¡±, recuerda orgullosa la bi¨®loga Eva Hern¨¢ndez, que antes de trabajar desde Montejo para la Reserva de la Biosfera de la madrile?a Sierra del Rinc¨®n, hab¨ªa estado un lustro en Greenpeace. ¡°Todo esto es muy potente. Espero que cuando salgamos todos aprendamos de esto¡±.
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