As¨ª murieron m¨¢s de 6.000 personas en residencias de Madrid

El virus que ha matado a 6.007 personas en residencias de Madrid se col¨® en los centros donde viv¨ªa la poblaci¨®n m¨¢s fr¨¢gil en febrero y avanz¨® de forma sigilosa y devastadora. Ahora que el pat¨®geno cede terreno y las acusaciones del consejero de Pol¨ªticas Sociales, Alberto Reyero, recrudecen la batalla pol¨ªtica y judicial, el relato de los hechos merece un examen minucioso.

La primera se?al de alarma no llega hasta el mi¨¦rcoles 4 de marzo por la noche y la dan los empleados de la residencia La Paz, un centro p¨²blico de 80 residentes en el distrito de Salamanca, no muy lejos del centro de la capital. Es entonces cuando el hospital Gregorio Mara?¨®n informa a la direcci¨®n de que ha muerto por covid-19 una mujer de 99 a?os que hab¨ªa ingresado la semana anterior. Ese d¨ªa hab¨ªan sido detectados en la regi¨®n de Madrid 76 casos de covid-19, 5 de ellos en la UCI.

El jueves 5 los medios reportan la noticia del fallecimiento. Hay un brote en el centro que ha afectado al menos a 11 mayores m¨¢s y una auxiliar de enfermer¨ªa. Seg¨²n fuentes del AMAS, la agencia de las residencias p¨²blicas, ese mismo d¨ªa se dot¨® al personal de mascarillas. El viernes 6, los funcionarios de las Consejer¨ªas de Pol¨ªticas Sociales y Sanidad env¨ªan a los directores de las 475 residencias de Madrid un protocolo con medidas de prevenci¨®n como higiene de manos y aislamiento de residentes con s¨ªntomas. En aquel momento hab¨ªa 52.000 ancianos residentes en la regi¨®n, seg¨²n fuentes de la Consejer¨ªa de Pol¨ªticas Sociales.

El domingo 8 muchos hijos y nietos acudieron a las residencias para despedirse de sus mayores porque a partir del d¨ªa siguiente quedaban restringidas las visitas. Fue la ¨²ltima vez que muchos vieron a su familiar.

A la semana siguiente, cuando los casos en Madrid ya superan el millar y la Comunidad ya ha cerrado los colegios, el consejero de Sanidad anuncia el 12 de marzo una bater¨ªa de medidas, entre ellas la ¡°medicalizaci¨®n¡± de las residencias. Es un t¨¦rmino pol¨¦mico por su ambig¨¹edad pero da a entender lo que todos en el sector saben: que las residencias no est¨¢n preparadas para asistir a pacientes porque la ley las concibe como un espacio de cuidados pero no de cura.

El p¨¢nico cunde el martes 17 de marzo cuando se conoce el primer caso de muerte masiva en un centro, Monte Hermoso. Al menos 19 ancianos hab¨ªan perdido la vida en cuesti¨®n de pocos d¨ªas. Empieza entonces durante semanas una cascada de noticias filtradas por familiares y trabajadores sobre otros brotes en la regi¨®n, con 10, 20, 30 muertos por centro.

Con los hospitales madrile?os sobrecargados, la Consejer¨ªa de Sanidad crea un grupo de 22 geriatras de enlace para que decidan uno por uno la admisi¨®n de pacientes procedentes de residencias, valorando los a?os de vida ¨²til. Elaboran hasta siete versiones de un protocolo de selecci¨®n entre el 18 y el 25 de marzo.

Entre tanto, el consejero de Pol¨ªticas Sociales, Alberto Reyero, pide el jueves 19 la intervenci¨®n del personal m¨¦dico del Ej¨¦rcito pero la presidenta Isabel D¨ªaz Ayuso le desautoriza. Ese domingo 22 escribe dos correos a su compa?ero de Gobierno responsable de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, para poner en duda la ¨¦tica y legalidad de los protocolos. Reyero, progresivamente apartado por Ayuso, insistir¨ªa durante semanas con escritos a Escudero y declaraciones en medios quej¨¢ndose del abandono de las residencias. Pide un refuerzo m¨¦dico que solo puede prestar Escudero.

Pero adem¨¢s hay otras carencias b¨¢sicas. Sin EPIs ni tests las residencias se defienden como buenamente pueden. Una Orden del Ministerio de Sanidad del 19 de marzo pide a las residencias que dividan su espacio en cuatro zonas, en funci¨®n del estado de los residentes. Pero esa orden es muy dif¨ªcil de cumplir en residencias peque?as, como por ejemplo los chal¨¦s de una sola planta. Las muertes crecen descontroladas ¨²ltima semana de marzo y las dos primeras de abril en todo tipo de centros, grandes, peque?os, p¨²blicos y privados. La Comunidad solo ha dado datos de muertes y contagios globales, y no ha hecho p¨²blico el n¨²mero de muertes por centro.

De poco han servido, seg¨²n los sindicatos, las 14 ¡°intervenciones¡± de residencias privadas por parte de la Comunidad. Intervenci¨®n es una palabra que sugiere un alcance mayor al real. En la pr¨¢ctica las residencias intervenidas a partir del 1 de abril solo han recibido la visita de un funcionario que pasa parte de la jornada en el centro y no ha desplazado a los directores de las empresas.

La situaci¨®n se ha aliviado en las ¨²ltimas semanas pero las residencias no est¨¢n preparadas para un segundo rebrote porque el refuerzo m¨¦dico sigue sin materializarse, seg¨²n fuentes de Comisiones Obreras y UGT que precisan que la medicalizaci¨®n ha consistido principalmente en visitas puntuales de sanitarios.

Alrededor de mediados de abril los hospitales volvieron a recibir a residentes ancianos. Seg¨²n un portavoz de la Consejer¨ªa de Sanidad, el servicio de emergencias regional hab¨ªa trasladado a hospitales hasta el lunes y durante toda la crisis a 9.632 residentes.

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