Las 10 de¡ Quique Gonz¨¢lez
?xitos, temas casi olvidados o rarezas para adentrarse en la prol¨ªfica obra del cantautor madrile?o
Nueva serie: 10 canciones dispares (algunas, muy conocidas; otras, olvidadas o poco frecuentes en las selecciones) para comprender a algunos de nuestros autores madrile?os m¨¢s queridos. Una mirada panor¨¢mica, evidentemente subjetiva y discutible, a discograf¨ªas de enjundia. Hoy, Enrique Gonz¨¢lez Morales, madrile?o del 73.
Ardiendo a un clavo
(De Cantautores. La nueva generaci¨®n, 1997)
La primera irrupci¨®n fonogr¨¢fica de Quique se produce en un abultado ¨¢lbum colectivo junto a otros 15 cantautores que por entonces tambi¨¦n pugnaban por salir del cascar¨®n. El nombre de Gonz¨¢lez aparece en el ?duod¨¦cimo! lugar: las grandes promesas parec¨ªan por entonces Carlos Chaouen, Joaqu¨ªn Calder¨®n o Antonio de Pinto. Ardiendo a un clavo, aun desde su biso?ez, encierra ya much¨ªsimo encanto y algunas de las futuras se?as de identidad: melancol¨ªa a la manera de Urquijo, arm¨®nica dylanita, escenas nocturnas de bar, la urgencia del amor. En la misma antolog¨ªa tambi¨¦n aparece Romeo y Julieta, retrato costumbrista de una pareja que integran una empleada ¡°en el Alcampo de Moratalaz¡± y un vigilante jurado ¡°en una sala de Legan¨¦s¡±.
Se nos iba la vida
(De Personal, 1998)
El ¨¢lbum de debut termin¨® siendo un trabajo algo disperso, irregular e inconsistente, aun atesorando ya varias joyas que merecen revisi¨®n inmediata. En no pocos conciertos a¨²n sobrevive, con merecimiento, Y los conserjes de noche, pero Se nos iba la vida, cr¨®nica escocida de un amor que se esfuma y al que no volvemos a ver, tambi¨¦n eleva mucho la nota media. Y evidencia, con un comienzo casi calcado al de Free falling, la pasi¨®n de su firmante por Tom Petty.
Salitre
(De Salitre 48, 2001)
El 48 de la calle Salitre, en Lavapi¨¦s, fue escenario de los a?os m¨¢s amargos de Gonz¨¢lez, desahuciado por Polygram tras el fracaso de Personal y an¨ªmicamente malherido por la muerte de Enrique Urquijo. Pero la vida de barrio y la asociaci¨®n de ideas entre su c¨®digo postal y algunas escapadas costeras (Conil de la Frontera, Menorca, Cadaqu¨¦s) arroj¨® una bell¨ªsima colecci¨®n de maquetas, con menci¨®n de honor para este tema titular. El a?orado Nacho S¨¢enz de Tejada, reci¨¦n nombrado director art¨ªstico en Universal, propuso publicarlas sin a?adir una sola nota. Sabia decisi¨®n.
P¨¢jaros mojados
(De P¨¢jaros mojados, 2002)
La rutilante secci¨®n de metales de esta canci¨®n ¡ªtoda una novedad¡ª evidencia que Quique tambi¨¦n escuchaba con fervor la discograf¨ªa de Van Morrison. La letra es fant¨¢stica (¡°Todos los p¨¢jaros est¨¢bamos mojados / enfilados en la cuerda de tender¡±) y la actitud, mucho m¨¢s expansiva que de costumbre. Existe una versi¨®n excelente a cargo de Dummie, una banda madrile?a de pop jazz¨ªstico que habr¨ªa merecido mucha mejor suerte.
Aunque t¨² no lo sepas
(De P¨¢jaros mojados, 2002)
?La mejor canci¨®n de Quique Gonz¨¢lez? Como m¨ªnimo, la m¨¢s reconocida y emblem¨¢tica. Una de las m¨¢s conmovedoras. Y la que le abri¨® las primeras puertas. Un h¨¢lito de inspiraci¨®n pura: le sali¨® de un tir¨®n, en apenas media hora. Compuesta a petici¨®n de Enrique Urquijo, este la grab¨® en 1998 para el segundo ¨¢lbum de su banda paralela, Los Problemas. Gonz¨¢lez no se atrevi¨® a registrar su propia versi¨®n hasta cuatro a?os m¨¢s tarde, ya en su tercer ¨¢lbum, y hasta puede que su lectura sea algo timorata. Pero la pieza, que tom¨® t¨ªtulo e inspiraci¨®n de un poema de Luis Garc¨ªa Montero, queda seguramente para la historia como la cumbre de la canci¨®n de autor espa?ola en el cambio de siglo.
Calles de Madrid
(De Kamikazes enamorados, 2003)
De sus muchas postales con evocaciones matritenses, puede que la m¨¢s enternecedora. Testimonio de los tiempos de qu¨ªmica con Rebeca Jim¨¦nez, responsable de una segunda voz perezosa, sugerente, encantadora. Y el mejor reflejo de su ¨¢lbum m¨¢s ¨ªntimo y recogido, un desenchufado en toda regla: guitarras ac¨²sticas, piano, alguna slide y, eso s¨ª, unos cuantos temazos.
La cajita de m¨²sica
(De Aver¨ªa y redenci¨®n #7, 2007)
Letra breve y emotiva para una pieza peque?a pero enorme, en la que Quique suena m¨¢s fr¨¢gil y vulnerable que nunca, casi como el Neil Young de Mellow my mind. La digresi¨®n final de la guitarra el¨¦ctrica, una concesi¨®n instrumental muy at¨ªpica, tambi¨¦n puede recordar al canadiense. Gonz¨¢lez ha emitido juicios cambiantes sobre Aver¨ªa: orgulloso al principio por su condici¨®n t¨¢cita de disco doble (incluye 17 canciones), receloso con el tiempo de su caos y dispersi¨®n. Un ejercicio valiente de disidencia, en cualquier caso.
La luna debajo del brazo
(De Daiquiri blues, 2009)
La m¨¢s redonda de las p¨¢ginas vaqueras de Quique, que grab¨® este octavo ¨¢lbum en Nashville junto a un productor de ensue?o (Brad Jones) y la pedal steel de Al Kooper, instituci¨®n venerable. Las p¨¦rdidas y los jirones del coraz¨®n, una vez m¨¢s: ¡°Lo tuvimos tan cerca que nunca lo vimos¡±. Anoche estuvo aqu¨ª servir¨ªa como escucha complementaria para uno de sus ¨¢lbumes m¨¢s afortunados.
Clase media
(single, 2014)
Un sencillo a 45 revoluciones en edici¨®n limitada, codiciado y cotizado. Y un prodigio elaborad¨ªsimo: muchas alusiones cin¨¦filas, la hiel del desencanto, nuestros desconciertos y miserias cotidianas, una tenue luz esperanzada al final (¡°a la hora de la verdad¡±). Mandolina sabrosa de Edu Ortega y producci¨®n de Ricky Falkner, que se permite dos minutos de coda instrumental. Soberbia.
Bienvenida
(De Las palabras vividas, 2019)
Y el a?o pasado, la sorpresa colosal: un ¨¢lbum firmado a medias con el poeta Luis Garc¨ªa Montero, autor literario de estos 10 temas escritos ex profeso para la ocasi¨®n. Bienvenida (¡°Porque el mundo es arcilla / aqu¨ª tienes tu casa¡±) es el homenaje sencillo, emocionante, casi tembloroso a la hija del cantautor. La producci¨®n del violinista y multiinstrumentista Diego Galaz induce el milagro de una nueva reinvenci¨®n.
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