Un caso ¨²nico de resistencia vecinal en Madrid
Una red ciudadana de Aluche reparte 30 toneladas de comida al mes y rechaza los canales municipales
Jes¨²s va recogiendo uno a unos los tickets verdes y los va amontonando en la mano. Ya tiene un taco. Los manosea como si fueran cromos de f¨²tbol para cambiar durante el recreo en el patio del colegio. El goteo de rostros tirando a tristes detr¨¢s de la mascarilla es constante pero ordenado. El que llega a su altura, le da el recibito. La cola avanza sin prisa pero sin pausa desde el parque hacia la calle Quero, en el distrito de Latina. Jes¨²s, de 54 a?os, trabaja desde 1986 en el Hotel Palace. La pandemia lo tiene desde marzo entrando y saliendo constantemente del expediente de regulaci¨®n temporal de empleo (ERTE). ¡°Las perspectivas no son muy buenas¡±, reconoce con cierta resignaci¨®n mientras va dando paso a personas que est¨¢n m¨¢s hundidas que ¨¦l. Desde abril Jes¨²s es uno de los voluntarios de la red vecinal de reparto de alimentos surgida de la Asociaci¨®n de Vecinos de Aluche (AVA) para ayudar a los m¨¢s golpeados por la covid-19.
En sus seis meses de vida esta despensa popular improvisada, la m¨¢s importante de la treintena que sobrevive en la capital, ha ganado en profesionalidad. Reparte unas 30 toneladas de alimentos y productos de higiene al mes y atiende a unas 2.800 personas de 700 familias. Por su funcionamiento y organizaci¨®n es una aut¨¦ntica administraci¨®n paralela a la municipal. Una anomal¨ªa en medio de unos Servicios Sociales desbordados. El Ayuntamiento agradece el trabajo de la AVA, pero pide que les entreguen los datos de las familias y que los repartos de comida pasen por los canales oficiales. Eso no va a ocurrir, al menos a corto plazo. Los responsables de la red desconf¨ªan abiertamente del Gobierno que lidera el alcalde Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez-Almeida.
El s¨¢bado es d¨ªa de reparto. La calle Quero, 67 es un peque?o Mercamadrid. Las camisetas negras de los voluntarios con el logo rojo de la AVA se mueven como un ej¨¦rcito de hormigas. En la espalda de lee: ¡°?Qui¨¦n ha dicho que luchar no sirve de nada?¡±. Desde primera hora de la ma?ana tres ordenadores y tres pupitres verdes de colegio hacen las veces de oficina al aire libre en el lateral del bar Malapata (tapas de d¨ªa y copas de noche, anuncia el grafiti). Por ah¨ª van desfilando los vecinos. Les comprueban la identidad y les dan el papelito verde que lleva el n¨²mero de integrantes de la unidad familiar. Es el que entregan a Jes¨²s antes de recibir la comida. Eso sucede en la puerta de una antigua academia de m¨²sica y canto que acoge desde junio a la despensa vecinal. Ese local es tres veces m¨¢s grande que el original de la AVA. Costea el alquiler un empresario, un mecenas an¨®nimo. El mismo que equip¨® la red con neveras, arcones, estanter¨ªas, carretilla mec¨¢nica, ordenadores¡
La maquinaria se ha ido engrasando. Una docena de grupos integran hoy el organigrama de unos 70 voluntarios. Limpieza, empaquetado, log¨ªstica, reparto a domicilio, inform¨¢tica, comunicaciones, donaciones, compras¡ ¡°Somos casi una empresa¡±, afirma orgullosa Ana del Rinc¨®n, presidenta de la asociaci¨®n. Los jueves se embolsa lo no perecedero. Los viernes lo perecedero. Todo ha de estar listo para el s¨¢bado. De manera alterna se cita cada dos semanas a 350 familias. Seg¨²n el n¨²mero de miembros, cada una recibe entre 15 y 20 kilos de alimentos y productos de higiene y limpieza. La citas se van escalonando cada media hora para evitar esperas.
¡°El Ayuntamiento no llega, no tiene medios, por eso seguimos¡±Enrique Serrano, secretario de la Asociaci¨®n de Vecinos de Aluche
¡°Esto deber¨ªan hacerlo las instituciones p¨²blicas¡±, comenta Enrique Serrano, secretario de la asociaci¨®n vecinal. Su mujer y su hijo participan tambi¨¦n en la red. ¡°El Ayuntamiento no llega, no tiene medios, por eso seguimos¡±. Se quejan del abandono institucional y de incapacidad de los Servicios Sociales municipales. Mantienen la invitaci¨®n al concejal del distrito para que acuda un s¨¢bado pero tienen claro que no pondr¨¢n en manos del Consistorio los datos de las familias a las que asisten.
La pescadilla tiene la cola m¨¢s que mordisqueada. ¡°El d¨ªa que nos den los datos vamos para all¨¢¡± pero ¡°cuesta mucho trabajar con gente que no quiere trabajar contigo¡±, responde el concejal Alberto Serrano, de Ciudadanos, que es el responsable de este distrito de Latina. Asegura que han gastado en la pandemia unos 2,8 millones en contratos de emergencia y que solo disponen de 52 empleados de Servicios Sociales para m¨¢s de 235.000 habitantes. ¡°Los vecinos no merecen pol¨¦micas¡±.
Llegado el mediod¨ªa Jes¨²s deja de recoger recibos verdes. Le espera a las 13 horas su puesto en el room service del Hotel Palace. Su lugar es r¨¢pidamente cubierto por otro. Uno de los objetivos de la red es reclutar voluntarios entre los propios perceptores de alimentos para que se den cuenta de la importancia de mantener viva la despensa. Mientras ellos colaboran, Luisa, cubana de 54 a?os, se encarga de preparar los carros de la compra que cada uno de ellos se llevar¨¢ a casa. La colombiana Delci se lo premia con un cari?oso y acaramelado ¡°Grasias mamasita, que dios te bendiga¡±.
El abuelo de Aluche
¡°Empezamos al principio del estado de alarma casi de broma, con algunos comercios del barrio y haciendo la compra a seis o siete personas que no pod¨ªan salir¡±, recuerda Emilio D¨ªaz, de 84 a?os, que luce una pulsera de goma azul en la que se lee en varios idiomas ¡°refugiados¡±. Es uno de los fundadores de la AVA en 1973. La experiencia de estos meses es un grado aunque no olvidan que la fama les lleg¨® de golpe hace cinco meses y medio cuando un v¨ªdeo de la interminable cola se hizo viral en redes y medios de comunicaci¨®n. ¡°Es 9 de mayo. Se?ores esto no es Venezuela. Es el barrio de Aluche¡±, aseguraba el hombre que avanzaba grabando con su m¨®vil. Ese fue el punto de inflexi¨®n para que hoy les lleguen tantas donaciones y sean tan conocidos, aunque insisten en que nada funciona sin la red de voluntarios. Solo del Banco de Alimentos de Madrid llegan 5.500 kilos de frutas y hortalizas cada semana as¨ª como 250 kilos de productos para beb¨¦s.
Reciben, adem¨¢s, ayudas y donaciones espor¨¢dicas de todo tipo. Desde material escolar a equipos inform¨¢ticos con los que afrontar la brecha digital de las familias. Hace pocos d¨ªas les lleg¨® medio centenar de ordenadores de Telef¨®nica. Pronto llegar¨¢n m¨¢s desde la UNED. En julio les avisaron de que un cami¨®n con 12.000 kilos de calabac¨ªn que iba de Andaluc¨ªa a Holanda no pod¨ªa alcanzar su destino. Un descampado de Cuatro Vientos fue el lugar elegido para improvisar la descarga tras avisar a todas las asociaciones interesadas en acudir.
Solo quedan 34 despensas vecinales que funcionen estos d¨ªas en la capital, la mitad aproximadamente de las que funcionaban en junio, seg¨²n datos de la Federaci¨®n Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid (Fravm). La que dispone de una estructura m¨¢s s¨®lida es la de Aluche. El listado de beneficiarios se actualiza con frecuencia. Es ese que lleva meses reclamando el Ayuntamiento y que guarda la asociaci¨®n con celo en sus ordenadores.
¡°La idea que ten¨ªa el Ayuntamiento era buena al principio, pero el tiempo nos ha dado la raz¨®n con el caso de Bellas Vistas¡±, comenta Enrique Serrano, el secretario de la AVA. La despensa del barrio de Bellas Vistas, en Tetu¨¢n, entreg¨® en julio al Ayuntamiento los datos de 366 familias. Tres meses despu¨¦s aseguran que no han contactado a ¡°ninguna¡±, seg¨²n un comunicado. EL PA?S ha tenido acceso a un correo electr¨®nico del 22 de julio en el que el coordinador de la Junta municipal de Tetu¨¢n, Pedro Guitart, solicitaba los datos para ¡°atender adecuadamente las necesidades de alimentaci¨®n¡±. En Servicios Sociales no desmienten el comunicado de Bellas Vistas. El secretario de la asociaci¨®n vecinal de Aluche lo tiene claro: ¡°No tenemos ning¨²n af¨¢n de ser los salvadores del barrio pero vamos a seguir con los repartos de comida¡±.
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