El metro de Madrid se convierte en un refugio para las personas sin hogar
Desde el Samur Social se habilitan las estaciones de La Latina, Tirso de Molina, ?pera y Estaci¨®n del Arte en las que los voluntarios reparten mantas y comida caliente
El temporal Filomena ha dejado la ciudad de Madrid helada, con el riesgo que esto supone para las personas sin hogar que duermen a la intemperie entre los soportales y las calles de la capital. A pesar de que los albergues han ampliado su capacidad con un total de 559 plazas durante esta Campa?a del Fr¨ªo, la nieve ha impedido el acceso a muchos de ellos. Por eso, el Samur Social ha habilitado por ahora las estaciones de La Latina, ?pera, Tirso de Molina y la Estaci¨®n del Arte para dar cobijo durante la noche a todas aquellas personas que lo necesiten.
La respuesta solidaria de los madrile?os vuelve a ser ejemplar. Mar¨ªa Hidalgo se ha organizado con sus vecinos para traer mantas y comida caliente: ¡°Hemos preguntado a los voluntarios qu¨¦ necesitaban y nos dijeron que calcetines y ropa interior porque todos los que han dormido en la calle la tienen empapada. No hab¨ªamos ca¨ªdo en que no ten¨ªan agua para hidratarse y fuimos a comprarla, tambi¨¦n vasos de pl¨¢stico para que puedan compartirla, y mascarillas y gel hidroalcoh¨®lico que no se nos hab¨ªa ocurrido tampoco. Hicimos una lista para difundirla en redes sociales para que la gente sepa qu¨¦ traer¡±.
En su caso, esta joven ha aportado 20 men¨²s de lentejas del restaurante La Malaje de un amigo suyo que est¨¢ en La Latina y ma?ana har¨¢ lo mismo. Se hab¨ªan acercado durante el almuerzo pero el dispositivo para recoger alimentos y ropa se pone en marcha a partir de las ocho de la tarde. ¡°He hablado con algunas personas sin hogar y est¨¢n tranquilos pero muertos de frio, han pasado miedo porque se ca¨ªan los ¨¢rboles y no sab¨ªan hasta d¨®nde les iba a cubrir la nieve. Adem¨¢s no ten¨ªan medios para informarse de que pod¨ªan venir aqu¨ª¡±, explica.
En la Estaci¨®n del Arte se han acercado este domingo 17 personas hasta la medianoche. Entre ellos Manuel, que est¨¢ entrando en calor con una sopa de fideos despu¨¦s de haber dormido el d¨ªa anterior debajo de un puente en Tierno Galv¨¢n. Se enter¨® de este refugio porque unos amigos se lo comentaron, aunque se baj¨® en Atocha y un vigilante del metro le indic¨® que estaba en la estaci¨®n equivocada. ¡°Encima yo soy muy friolero, aunque conozco la nieve porque he sido mec¨¢nico y camionero internacional, llevaba un tren de carretera. La ropa que ten¨ªa la he tirado porque estaba muy mojada y ahora me han dado nueva as¨ª que estoy contento¡±, se?ala mientras se prepara la cama: unas mantas estiradas en el suelo con una peque?a almohada.
¡°?Alguien quiere t¨¦ caliente?¡±, pregunta una de las Voluntari@s por Madrid, el programa municipal de voluntariado. Otra de ellas entra anunciando que han llegado calcetines y todos aplauden porque es una prenda que escasea. Dentro del espacio se guardan los zumos, las galletas y los tuppers que han ido llegando, la ropa, en cambio, se amontona a la entrada del habit¨¢culo donde varias personas la van separando. ¡°Lo que m¨¢s necesitamos son tallas grandes porque hay muchos m¨¢s hombres, apenas hay mujeres o ni?os. Tambi¨¦n calcetines que muchos los traen mojados y pantalones anchos de ch¨¢ndal porque a veces se los ponen debajo de otro pantal¨®n para no pasar frio¡±, responde Fuencisla Semur, una de las voluntarias que lleva desde marzo echando una mano en lo que puede.
En esta cadena de solidaridad los carros de la compra siguen llegando. Sara S¨¢nchez tiene 18 a?os y viene desde Carabanchel con sus dos amigas. Se ha enterado por el Instagram de su universidad, la Rey Juan Carlos, de esta recolecta y ha tra¨ªdo mantas, jerseys, abrigos y alg¨²n zapato. ¡°Ha sido un poco mareo porque pens¨¢bamos que se pod¨ªa donar a cualquier hora y era a partir de las ocho y hab¨ªamos venido a las cinco y media, as¨ª que nos hemos quedado en el McDonald¡¯s haciendo tiempo. Hemos ido primero a La Latina y nos han dicho que aqu¨ª hacia m¨¢s falta¡±, se?ala.
Abelardo se est¨¢ tomando un potaje casero y lleva su tienda de campa?a a cuestas. Hace ocho meses que vive en la calle y cuenta que ha sido militar 19 a?os, que ha trabajado en plataformas petrol¨ªferas y que ha estado en alta mar. De ah¨ª que presuma de saberse orientar con el sol y las estrellas. No tiene familia porque sus padres ya fallecieron. ¡°Cuando lleg¨® la pandemia llevaba un mes trabajando en un centro geri¨¢trico, pero la empresa termin¨® y no ten¨ªa cobertura de desempleo. Soy muy disciplinado, cuando est¨¢s en la calle no te debes refugiar en las drogas ni el alcohol y salir de esto es muy dif¨ªcil porque no tienes las herramientas. Yo puedo ser el mejor preparado del mundo pero ya con 54 a?os en las entrevistas no contratan y pasan de nosotros. Y esto sucede en cualquier pa¨ªs, con esta edad te ponen pegas para trabajar. Lo llevamos crudo¡±, lamenta.
Dentro de la estaci¨®n de La Latina, m¨¢s resguardada, han llegado nueve personas a dormir y la voluntaria Bel¨¦n Gonz¨¢lez est¨¢ organizando toda la ropa que se ha ido dejando. Recopila las mantas que han sobrado para llevarlas a la Estaci¨®n del Arte donde se necesitan m¨¢s. ¡°Hablamos continuamente con las otras estaciones por si se acerca alguien con mucha comida y si no la necesitamos preguntamos a d¨®nde la puede llevar¡±, declara. Como no hab¨ªa mucha gente un compa?ero y ella se fueron andando por la plaza mayor. Invitaron a tres chicos que encontraron pero no quisieron venir: ¡°Tambi¨¦n fuimos a Jacinto Benavente que suele haber gente, pero no vimos a nadie as¨ª que nos hemos quedado un poco m¨¢s tranquilos¡±.
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