¡°Hay m¨²sica buena, regular, mala... y reguet¨®n¡±
El l¨ªder de Los Rebeldes y su amigo Escorcia impulsan un nuevo espect¨¢culo de rock a la antigua usanza
Le han visto docenas de veces, con seguridad, aunque habr¨¢ quien no atine con su nombre. Ese sombrero vaquero, la perilla, las gafas de sol: inconfundible. Carlos Segarra lleva cuatro d¨¦cadas (¡°?41 a?os, nada de rebajas!¡±) al frente de Los Rebeldes, la formaci¨®n m¨¢s ic¨®nica en la historia del rockabilly en Espa?a. Pero acostumbrado a liderar una banda tan numerosa, le sorprend¨ªa que sus amigos se quedaran embobados cuando calentaba los dedos, en el sal¨®n de casa o en alg¨²n camerino, con su buen amigo Miguel ?ngel Escorcia, otro hist¨®rico del gremio. Dos voces, dos guitarras y una memoria musical enciclop¨¦dica: para qu¨¦ queremos m¨¢s.
¡°Un buen d¨ªa, un colega que nos estaba escuchando exclam¨®: ¡®Pagar¨ªa 1.000 pavos por un concierto as¨ª¡¯. Y nosotros respondimos: ¡®No, hombre. Por 20 euros, podr¨¢s verlo pronto¡±. Acababa de nacer, de manera pr¨¢cticamente accidental, Rock ¡®n roll heroes, un mano a mano de clasicazos propios y ajenos que sirve este s¨¢bado y domingo para abrir un ciclo de 15 conciertos (casi siempre matinales) en el Teatro Mu?oz Seca, una ubicaci¨®n hasta ahora refractaria a la programaci¨®n musical.
Segarra y su personaje acaban confundi¨¦ndose. De un teddy boy con muchos trienios se espera que sea lenguaraz, provocador, chuleta, descarnado y, en ¨²ltima instancia, razonablemente tierno, pero nuestro hombre del sombrero siempre fue un poco todo ello. En agosto le caer¨¢n 60 casta?as, pero no se deja intimidar por los estragos del calendario. ¡°Quien no cumple a?os es el que no est¨¢ vivo¡±, recuerda. Y las horas de vuelo no le han vuelto condescendiente, sino, en todo caso, m¨¢s acerado. ¡°?C¨®mo no serlo, con esas cosas que suenan por las radios hoy en d¨ªa?¡±, se escandaliza. ¡°Hay m¨²sica buena, regular, mala... y reguet¨®n. La m¨²sica actual empobrece las mentes de los oyentes y de la industria. En comparaci¨®n con lo de ahora, te pones a Los Diablos, los de Un rayo de sol, y parecen una sinfon¨ªa de Beethoven¡¡±.
Su revulsivo frente a tanta nader¨ªa es el rock arcaico y seminal de los pioneros, las ense?anzas de aquellos vinilos crepitantes que le volaron la cabeza en sus a?os de adolescente por las calles del barrio de Sants, en Barcelona: Chuck Berry, Gene Vincent, Eddie Cochran, Buddy Holly, Elvis Presley¡ Una hornada cl¨¢sica e irrepetible, pero tambi¨¦n los nuevos tradicionalistas que reivindicaron aquella herencia a partir de los ochenta, desde Stray Cats a Stevie Ray Vaughan o Fabulous Thunderbirds. Y, entre medias, los clasicazos de Los Rebeldes, algunos con honores de n¨²mero 1 en las radiof¨®rmulas: Mediterr¨¢neo, Mescalina, Bajo la luz de la luna¡ ¡°Tenemos casi 20 discos, pero debemos asumir que nos pidan siempre las mismas¡±, se resigna Segarra, daiquiri en mano. ¡°Y lo comprendo. Si yo voy a ver a los Rolling, me la suda que Mick Jagger est¨¦ hasta las narices de Satisfaction y Keith Richards haya tocado un mill¨®n de veces Jumping Jack flash. Me pongo en el lugar de mi p¨²blico y toco lo que quieren escuchar¡±.
Ser¨¢n, por ahora, conciertos en peque?o formato y con restricciones de aforo, incluso en un horario para p¨²blico familiar, pero Segarra vive este reencuentro como un acontecimiento quintaesencial. ¡°Cuando ofreces m¨²sica no est¨¢s vendiendo una mera sucesi¨®n de notas. Los artistas vendemos ilusi¨®n¡±, enfatiza. Y no hay pandemia que detenga ese entusiasmo de los viejos rockeros. ¡°En Rebeldes tenemos preparado desde hace meses el disco en directo que grabamos en la Joy Eslava para conmemorar el 40? aniversario, pero no queremos publicarlo hasta que mejore sustancialmente la situaci¨®n¡±, anuncia. ¡°Mientras tanto, el confinamiento me ha concedido tiempo para preparar repertorio nuevo, tan rabioso como cojonudo. Puedes apostar tu vida, hijo, a que se notar¨¢ a la legua que est¨¢ escrito durante esta ¨¦poca chunga. No s¨¦ si soy mejor cantante o guitarrista, porque me gustan las dos facetas: igual que Cochran, Berry o Carl Perkins. Pero, honestamente, cada d¨ªa me gusto m¨¢s como compositor¡±.
Ventajas de la edad, que se dice: buena gana de recurrir a la falsa modestia. Le asombra pensar que en sus inicios profesionales, 40 a?os atr¨¢s, los dos escuetos canales de la tele p¨²blica sumaban una decena de programas musicales, un g¨¦nero por el que ahora casi ninguna cadena apuesta. ¡°Hemos pasado del lujo a la boina¡±, se carcajea, ¡°pero todo es c¨ªclico y ya vendr¨¢n tiempos mejores. En los locales de ensayo escucho a chavales buen¨ªsimos de 15 o 17 a?os que no tienen nada que ver con esa cosa tan desagradable que triunfa ahora. Suya ser¨¢ la pr¨®xima revoluci¨®n, igual que vivimos la revoluci¨®n del punk en el 77¡±. Y el primer paso en ese cambio de ciclo es, a su entender, la en¨¦rgica resurrecci¨®n del vinilo como formato predilecto entre los mel¨®manos. ¡°No puedes comparar un formato digital y otro electromagn¨¦tico. El CD es mero almacenamiento, una simple codificaci¨®n binaria. La ciencia f¨ªsica avala al vinilo, que adem¨¢s nos permite ser mit¨®manos y fetichistas con nuestros ¨ªdolos. Lo que no disfrutas, no lo veneras. Y yo siempre he sido de piel y carne¡±.
Informaci¨®n Rock ¡®n roll heroes: Cu¨¢ndo: s¨¢bado 6 de marzo y domingo 7 de marzo. A las 13:00 horas. D¨®nde: Teatro Mu?oz Seca (Plaza del Carmen, 1,. Madrid). Precio: 20 euros.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.