El airbnb de Marichalar
Hubo gente en el Siglo de Oro a la que se le hinch¨® las narices de tener que recibir funcionarios reales a horas intempestivas
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
Me entero en una interesant¨ªsima visita a la casa museo de Lope de Vega, que en el siglo de oro hab¨ªa en Madrid una cosa llamada ¡°carga de aposento¡± que obligaba a todos los vecinos de la villa de Madrid que tuvieran una casa de varias alturas o con suficiente espacio para dar alojamiento a gente, a recibir a los funcionarios del rey si estos lo ped¨ªan. La cosa es que hab¨ªan llegado muchas familias a la ciudad que trabajaban para la Corona porque se iba a instalar aqu¨ª la nueva corte de Felipe II y para resolver los problemas de hospedaje se lleg¨® a esta soluci¨®n que si lo piensa bien es bastante contraria al derecho a la intimidad, a la propiedad privada y a la l¨®gica inmobiliaria.
Est¨¢ usted la tarde del domingo tan tranquilamente haciendo cucharilla con su novia en el sof¨¢ despu¨¦s de comer cuando llama a la puerta ?lvaro de Marichalar diciendo que acaba de llegar de Soria y que se queda esta noche y ma?ana porque tiene que ir con Jaime a arreglar la firma de unos papeles a una notar¨ªa en Jos¨¦ Abascal. Y nada, ah¨ª est¨¢ el hermano del Caballero Divisero Hijodalgo del Ilustre Solar de Tejada llenando de migas el sill¨®n orejero del sal¨®n por la noche, cenando una tortilla francesa en una bandeja y haci¨¦ndoles de nuevo el mismo reproche de siempre: ¡°No entiendo por qu¨¦ segu¨ªs pagando el Netflix si es much¨ªsimo mejor Prime Video¡±.
Hubo madrile?os en el Siglo de Oro a los que se les hincharon las narices de tener que recibir funcionarios reales a horas intempestivas y perge?aron un remedio muy peculiar conocido como ¡°casas a la malicia¡±. Consist¨ªa en hacer edificios que por fuera parec¨ªan tener menos alturas de las que ten¨ªan por dentro y que vistos en secci¨®n se presentaban como una especie de Rue 13 del Percebe dise?ada por Escher. Esta soluci¨®n arquitect¨®nica no se la pod¨ªa permitir cualquiera, claro: hab¨ªa que tener posibles para encargar un proyecto de estas caracter¨ªsticas y m¨¢s posibles para sobornar a los funcionarios que sab¨ªan que aquella casa no era lo que parec¨ªa pero no se lo chivaban al rey.
Me entero en la misma visita guiada que en los tiempos de Lope su domicilio, que hoy es un museo, estaba en una zona de Madrid que todav¨ªa era agreste y que mucha gente usaba para cultivar hortalizas y frutales, por eso todav¨ªa hoy se llama Huertas. La casa sigue estando ah¨ª, pero la misma zona es un barrio lleno de pisos antiguos que los propietarios, que en muchos casos son fondos de inversi¨®n dominados por arist¨®cratas del dinero, han convertido en alojamientos tur¨ªsticos cuyo precio y l¨®gica aumenta el coste de la vivienda en toda la ciudad y expulsa a los verdaderos habitantes de la villa hacia el extrarradio mientras los edificios que por fuera parecen una cosa por dentro son otra. La malicia ni se crea ni se destruye, solo se transforma.
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