La noche de la vacuna libre
Unas 1.500 dosis se inocularon sin cita previa la noche del viernes en el Wizink Center. Mucha gente pens¨® que pod¨ªa elegir vacuna y que val¨ªa para extranjeros
A medianoche del viernes, las tres colas que rodeaban el Wizink Center hac¨ªan presagiar un concierto pr¨®ximo. Calor, gente joven, ambiente festivo, uno con una guitarra amenizando la espera, y muchas botellas de agua y de refrescos. Pero no hab¨ªa atisbo de botell¨®n. Todo era ordenado y sobrio. Se trataba de gente que ven¨ªa a vacunarse y acud¨ªa a hacerlo sin cita, pensando que pod¨ªan elegir tipo de vacuna o que la llamada serv¨ªa para extranjeros o visitantes procedentes de otras localidades. Muchos pensaban que era la noche de la vacuna libre.
Era el primer d¨ªa de vacunaci¨®n sin cita previa en horario nocturno (21:00 hasta las 8:00 horas). ¡°Por cada fila hemos estimado entre 300 y 450 personas, y como hay tres calles que bordean al edificio con gente, los c¨¢lculos daban 1.500 personas. Hemos cargado las dosis en funci¨®n de esto¡±, explica Carlos Rodr¨ªguez, sanitario del Summa 112. El panel interno de la sala marcaba la cifra de 1.244 dosis administradas.
La peque?a Aura Giselle, de tres meses y medio, est¨¢ despierta en brazos de su padre. ¡°Se ha enterado mi chica y a m¨ª no me dejaron entrar porque no tengo actualizados los documentos. Quer¨ªamos vacunarnos lo m¨¢s r¨¢pido posible para no enfermar a la ni?a. Me parece mejor como lo estaban haciendo antes, porque hab¨ªa m¨¢s control de aglomeraciones. Aqu¨ª est¨¢ todo el mundo sin vacunar, revuelto y pegado¡±, comenta Manuel Gonz¨¢lez, colombiano de 24 a?os, con la mochila de Glovo a sus pies porque acaba de terminar su jornada laboral.
Dos mujeres enfundadas en un chaleco anaranjado informan a la entrada del Wizink Center a todo aquel que se acerca a preguntar. Repiten una y otra vez, como un mantra, que no pinchan Moderna, solo Pfizer, y que lo de acudir sin cita previa es exclusivo para las primeras dosis. La mayor¨ªa de las personas refunfu?an y terminan abandonando el lugar con aspavientos. ¡°Yo esperaba ver solo a gente de 20 a?os o as¨ª, pero hab¨ªa de todas las edades. A lo mejor no te has podido vacunar antes y si te pilla que est¨¢s en Madrid aprovechas. Al principio hemos estado 20 minutos y hemos avanzado cinco metros. Casi nos vamos, porque no quer¨ªamos estar hasta las tres de la ma?ana, pero luego hemos visto que ha cogido ritmo y nos hemos quedado¡±, cuenta Christian Tranc¨®n, de 22 a?os, que ha acompa?ado a su pareja a recibir su dosis antes de que el martes tomen rumbo a Barcelona. ?l se contagi¨® tres d¨ªas despu¨¦s del primer pinchazo y confiesa que todav¨ªa no ha recuperado el gusto y el olfato.
Paula Rom¨¢n es sanitaria del Summa 112 y est¨¢ disfrutando de un merecido descanso a las puertas del Wizink Center. Reconoce que no esperaba que viniese tanta gente: ¡°He llegado a las ocho de la tarde y pens¨¦ que me daba algo. No trabajo aqu¨ª normalmente, sino en otro recurso, pero nos han dicho que nos acerc¨¢ramos y cuando he llegado con el coche para aparcar he dicho: ¡®?Esto qu¨¦ es!¡¯. Era todo el edificio de cola. Como muchos se van ya ma?ana de vacaciones...¡±.
Para ella est¨¢ siendo una noche dura, porque se est¨¢n acercando muchos extranjeros que no pueden pedir cita porque no tienen la tarjeta sanitaria, vienen con la de residencia, entonces hay que hacerles el registro entero. En cambio, con el QR la ficha se les abre directamente. ¡°Creo que tendr¨ªa que haber un poco m¨¢s de orden porque hoy ha sido una locura. No solo por ellos, que tienen que esperar horas en la cola, tambi¨¦n por nosotros, porque bastante tenemos con vacunar a 5.000 personas cada d¨ªa, y que adem¨¢s tengas que estar metiendo todos los datos¡±, asegura con tono de voz cansado.
Pasadas las dos de la ma?ana, la cola ha perdido fuelle y las personas van llegando a cuenta gotas. Pero el joven Mu Sun, un chino que lleva cinco a?os en Espa?a y que est¨¢ estudiando en la Complutense, no se separa de la valla que flanquea la entrada. Est¨¢ nervioso porque han pasado 33 d¨ªas desde que le administraron la primera dosis precisamente en el Wizink Center, pero por un error t¨¦cnico no le han contactado. Saca el m¨®vil del bolsillo y ense?a el registro de llamadas: lleva una semana telefoneando varias veces al n¨²mero habilitado por la Consejer¨ªa de Sanidad para que le solucionen la incidencia. Pero no hay manera. ¡°Estoy un poco preocupado. Hay gente en Twitter que dice que est¨¢ en las mismas, pero soy el que tiene la peor situaci¨®n. Todo mi entorno est¨¢ vacunado, solo falto yo¡±, indica, a la vez que hace se?as a los sanitarios y el personal de apoyo que est¨¢ por las inmediaciones, con la esperanza de que alguien le termine haciendo caso.
Sentada en la acera, con el cuerpo apoyado encima de la maleta y los ojos cerrados, se encuentra Anne Florie Quesnel, reci¨¦n aterrizada en Barajas desde Francia. Se ha venido directa al Wizink Center porque su amigo le ha dicho que pod¨ªa vacunarse. Tambi¨¦n de brazos cruzados espera Cristina Portero, profesora de 25 a?os que acompa?aba a Carlos: ¡°Me ha pedido que viniera porque vivo cerca. Hab¨ªa solicitado cita por tel¨¦fono, pero ten¨ªa que esperar a que le llegase el mensaje y nada¡±.
Paula Rom¨¢n y Carlos Rodr¨ªguez, los dos sanitarios del Summa 112, vuelven a salir para tomarse un respiro. Los dos intentan siempre que la gente comprenda que no pueden elegir el tipo de vacuna: ¡°Es que va por d¨ªas, hay veces que hemos tenido las tres. La gente se enfadaba porque quer¨ªa la de Janssen por ser una dosis, y les dec¨ªamos que si hubiesen venido hace una hora podr¨ªan haberla cogido. Y as¨ª era. Pero claro, no sabemos ni nosotros lo que llega hasta esa misma ma?ana¡±.
La vacuna nocturna seguir¨¢ por un tiempo. Y vendr¨¢ bien para combatir el calor en la cola. Pero no ser¨¢ tan libre como algunos pensaban.
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