Madrid, escenario de la vida de Fernando Fern¨¢n G¨®mez
Un d¨ªa como hoy, el actor, director y escritor, figura capital en la historia del cine y el teatro espa?ol, habr¨ªa cumplido 100 a?os
Iniciada ya la d¨¦cada de los ochenta, se celebraba en el Museo del Prado la tradicional entrega de las Medallas de Oro al M¨¦rito en las Bellas Artes. Uno de los premiados de aquel a?o era Fernando Fern¨¢n G¨®mez, quien, en el momento de recoger la medalla de las manos de Juan Carlos I, solo pod¨ªa recordar el 14 de abril de 1931, cuando, en compa?¨ªa de su abuela Carola, se mezcl¨® con las multitudes que celebraban en Madrid la proclamaci¨®n de la II Rep¨²blica Espa?ola y que se dirig¨ªan en oleadas a la Puerta del Sol: ¡°Veo los radiantes colores de aquel d¨ªa, escucho sus sonidos, sus voces populares, triunfales, alegres. ¡®?Viva la Rep¨²blica!¡¯, grita el pueblo de Madrid con un ¨²nico grito proferido por miles y miles de gargantas un¨¢nimes en aquella dorada ma?ana de primavera, la m¨¢s alegre de su historia¡±.
Con esta an¨¦cdota comienza El tiempo amarillo, las memorias de Fernando Fern¨¢n G¨®mez: actor, director y escritor; figura capital en la historia del cine y el teatro espa?ol que hoy hubiera cumplido 100 a?os. Sorprende descubrir que, al hablar de su profesi¨®n, se defin¨ªa a s¨ª mismo como ¡°c¨®mico¡±, un t¨¦rmino que entra?a humildad y pureza, quiz¨¢ porque convivi¨® con el oficio desde su m¨¢s tierna infancia. Incluso podr¨ªa decirse que fue fruto de ese oficio, pues naci¨® en Lima durante una gira teatral de su madre, la actriz Carola Fern¨¢n G¨®mez, con la compa?¨ªa de Mar¨ªa Guerrero. La m¨ªtica actriz y empresaria era en realidad su abuela, ya que Fernando fue hijo extramarital de Carola y Fernando D¨ªaz de Mendoza y Guerrero. Con su padre apenas tuvo relaci¨®n; lo criaron su madre y su abuela materna, especialmente esta ¨²ltima, debido a que la madre siempre estaba muy ocupada por su oficio de actriz. En sus memorias, dedicadas a ambas mujeres, Fernando describe su fortaleza y las dificultades de ser madre soltera ¨Ce hijo ¡°natural¡±¨C en la Espa?a de entonces.
A los pocos meses, se traslad¨® con su abuela a Madrid. La abuela Carola era costurera y sus modestas ganancias les permit¨ªan vivir en pensiones o casas de hu¨¦spedes; una de ellas, la Pensi¨®n Adame, en la calle Carretas, ubicada en el mismo edificio que el Caf¨¦ de Pombo, donde Ram¨®n G¨®mez de la Serna celebr¨® su famosa tertulia hasta 1936. M¨¢s adelante y gracias al sueldo de la madre, se mudaron a la calle General ?lvarez de Castro, en el barrio de Chamber¨ª, donde Fernando lleg¨® a vivir hasta en cinco casas diferentes. En una de ellas, la del n¨²mero 22, existe hoy una placa conmemorativa. Escribe en sus memorias: ¡°La calle del General ?lvarez de Castro, con su doble fila de acacias fr¨¢giles, que hoy ya son robustas, con suelo de tierra que nosotros, los chicos de la calle, vimos asfaltar [¡], con sus solares que se iban poblando, con su verbena del Carmen que se alzaba como un grito de alegr¨ªa todos los veranos, esa calle que creci¨® al mismo tiempo que yo, con sus golfos, sus hijos de obreros, sus hijos de empleados de clase media, que era tan ancha, tan hermosa, tan tranquila, tan dispuesta para el juego, fue entonces mi para¨ªso y es hoy mi para¨ªso perdido¡±.
En la misma calle se encontraba el Colegio Santa Teresa, m¨¢s tarde llamado ¡°Academia Dom¨ªnguez¡±, donde estudi¨® unos a?os. Tambi¨¦n pas¨® por el Colegio San Jos¨¦ de Fuencarral e incluso por la Instituci¨®n Libre de Ense?anza ¨Cen la calle General Mart¨ªnez Campos¨C, que le fascinaba por sus originales m¨¦todos educativos y porque ¡°parec¨ªa un colegio de ricos¡±. En el barrio de Chamber¨ª comenz¨® a maravillarse con el s¨¦ptimo arte, gracias a las sesiones de cine de verano en su misma calle a las que acud¨ªa con su abuela, y jugaba al f¨²tbol en el llamado ¡°Campo de las Calaveras¡±, donde se antes se ubicaba el antiguo Cementerio de San Mart¨ªn.
El 27 de agosto de 1936, v¨ªspera de su 15? cumplea?os, escuch¨® el estruendo del primer bombardeo a¨¦reo de Madrid. Eran los comienzos de la Guerra Civil, un conflicto que marcar¨ªa su adolescencia y que trasladar¨ªa a una de sus obras m¨¢s famosas: Las bicicletas son para el verano, merecedora del Premio Lope de Vega en 1978. En aquellos a?os hizo sus pinitos como actor, inicialmente como comparsa y con papeles fugaces e intrascendentes, hasta que lo descubri¨® Enrique Jardiel Poncela, el autor abanderado de la compa?¨ªa titular del teatro de la Comedia, donde fue contratado como meritorio. Desde ese momento, se fue abriendo paso en el teatro y comenz¨® a alternarlo con el cine tras la Guerra Civil. Su larga carrera hab¨ªa empezado. Frecuentaba por entonces los ¡°caf¨¦s de los c¨®micos¡±: el Lion d¡¯Or y La Maison Dor¨¦e, ambos en la calle Alcal¨¢. Aunque, si hubiera que hablar de un caf¨¦ fundamental en su vida, este ser¨ªa, sin duda, el Gran Caf¨¦ Gij¨®n.
Desde que conoci¨® la tertulia del poeta Jos¨¦ Garc¨ªa Nieto, autodenominada ¡°Juventud creadora¡± y editora de la revista Garcilaso, ecl¨¦ctica en cuanto a ideolog¨ªas pol¨ªticas, convirti¨® el caf¨¦ en su segunda casa, hasta el punto de que ¡°permanecer alejado de Madrid por alg¨²n tiempo, aunque fuera por imperiosos motivos de trabajo¡±, se le antojaba ¡°imposible¡±. ¡°Aquella primera tertulia del Caf¨¦ Gij¨®n¡±, escribe, ¡°supli¨® con ventaja lo que habr¨ªa podido aprender en la Universidad de los a?os cuarenta¡±. En ¨¦l nacieron su fama de ¡°actor intelectual¡± y su faceta de escritor.
No prosper¨® su primer matrimonio, con Mar¨ªa Dolores Pradera, y durante una larga temporada vivi¨® solo en varias residencias, fuera ya de Chamber¨ª: ocho a?os en un l¨®brego s¨®tano de la calle Tutor; despu¨¦s en un piso m¨¢s lujoso de la avenida del General¨ªsimo ¨Cel actual Paseo de la Castellana¨C. Al final de su vida, casado ya con la actriz Emma Cohen, residi¨® en un chalet de Algete al que llamaron ¡°La Luna¡±, donde su nieta, Helena de Llanos, ha rodado un documental sobre ¨¦l y Emma Cohen. Su estreno coincide con la conmemoraci¨®n de los 100 a?os de Fernando Fern¨¢n G¨®mez, el actor cuya vida tuvo Madrid como principal escenario.
Suscr¨ªbete aqu¨ª a nuestra newsletter diaria sobre Madrid.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.