El dolor
C¨®mo se est¨¢ rompiendo el tab¨² de decir realmente c¨®mo estamos en la ciudad
El dolor es algo de lo que se habla poco. En las cenas en Madrid no hay mucho tiempo para expresar el de cada uno. Se prefieren las risas, las an¨¦cdotas, los chismes, los buenos momentos. Ya hemos tenido demasiado. Pero tambi¨¦n, cada vez, se va abriendo paso esa necesidad de compartirlo, de que no sea un tab¨², porque tambi¨¦n sufrimos y no es una verg¨¹enza contarlo. Desnudarnos, transmitirlo.
En estos tiempos se est¨¢ generalizando el debate sobre la salud mental y las consecuencias que nos traer¨¢n a todos nosotros estos a?os de pandemia. Cada uno lo sobrelleva a su manera. Cada uno dirime su ser por dentro y tiene que encontrar la manera, en mitad de la aridez de la ciudad, de reencontrarse y rendir cuentas con la vida. Porque estamos hechos de desgarros.
En la oscuridad lo ha hecho estos d¨ªas Juana Acosta, que se ha lanzado a contar su historia y a enfrentarse ante todos al momento en el que se enter¨® de que su padre hab¨ªa sido asesinado cuando ten¨ªa 16 a?os. Y lo hace con todo su cuerpo, bailando junto a Chevi Muraday. Ahora ya se siente preparada para compartir aquel dolor a trav¨¦s de El perd¨®n. Todos tenemos la necesidad de revisarnos, de perdonar y de perdonarnos, de laminar nuestros gritos internos.
Y en medio de este ejercicio uno encuentra sus luces. En una de las butacas est¨¢ sentada la gran Lola Herrera, que sigue devorando los escenarios tanto arriba como sentada de espectadora. Luego se le acercan unos j¨®venes en la entreplanta del Bellas Artes para mostrarle su admiraci¨®n. Un gesto desde la verdad. En Espa?a falta eso mucho, que la gente diga cuando las cosas se hacen bien, felicitar de coraz¨®n. Puede sonar naif, pero nos ir¨ªa mucho mejor. En qu¨¦ momento las malas formas se hicieron due?as y se?oras de la urbe.
Esos momentos en los que la gente se reconcilia con la noche perdida, cuando est¨¢n en el escenario, de repente, Alizzz y Amaia. Siempre pop: ¡°He pensado en ti m¨¢s de la cuenta, el corte nuevo as¨ª que bien te queda, ?te acuerdas de la ¨²ltima noche aquella?¡±. Y siempre al fondo de la sala Cool, ese templo de subsuelo madrile?o que te acoge desde un videoclip de Las Ketchup hasta alguna fiesta de victoria electoral del PSOE.
Flechazos de la ciudad en esta sexta ola. Y que no vengan a enredar ahora con ¡°reclamos¡± de Djokovic para el pr¨®ximo torneo de tenis. Las vacunas nos est¨¢n salvando, ni un resquicio al negacionismo. Es una lucha de todos y los madrile?os han demostrado su apuesta por la ciencia y la solidaridad. Esta ciudad sufri¨® mucho para tener que aguantar episodios como el de los diputados de Vox neg¨¢ndose a ense?ar el pasaporte covid en Fitur. Toca protegernos los unos a los otros en este Madrid que quiere ser campo de batalla de los fondos europeos, aunque la Comunidad no haya sabido distinguir la puerta de la Audiencia Nacional de la del Supremo. Cosas de la plaza de la Villa de Par¨ªs.
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