Los vecinos de Centro dicen basta: ¡°Busquemos un abogado y vayamos contra el Ayuntamiento¡±
La asociaci¨®n vecinal acumula denuncias para defender un barrio convertido en ¡°un parque tem¨¢tico para turistas¡±, por la invasi¨®n de pisos tur¨ªsticos, las terrazas, las basuras y la contaminaci¨®n ac¨²stica
¡°Urgente¡± y ¡°vergonzoso¡±. Estas son las palabras que m¨¢s se repiten en la asamblea vecinal del distrito Centro de Madrid. A esta veintena de residentes, reunidos la semana pasada en el barrio de La Latina, les indigna la metamorfosis que est¨¢ sufriendo la ciudad. ¡°Se ha convertido en un parque tem¨¢tico para turistas¡±, sintetizan los que resisten a la proliferaci¨®n de los pisos tur¨ªsticos, las terrazas, las basuras y la contaminaci¨®n ac¨²stica. Ya no se andan con chiquitas. Van a dar guerra, dicen, ante la inacci¨®n del Ayuntamiento. Hay varias propuestas sobre la mesa, como la creaci¨®n de grupos de trabajo, que investigar¨¢n las ilegalidades de los locales y pisos tur¨ªsticos. Una vez recopiladas las pruebas, el siguiente paso ser¨¢ contratar a un abogado para llevar al Consistorio a los tribunales.
¡°Yo quiero llevar a juicio al Ayuntamiento de Madrid¡±, manifiesta, irritado, Javier L¨®pez, afincado en el barrio desde hace m¨¢s de dos d¨¦cadas. El madrile?o lo tiene claro. Y sus compa?eros coinciden. Lo m¨¢s complicado es trazar una hoja de ruta. Para ellos, el problema es que la Administraci¨®n hace o¨ªdos sordos a sus r¨¦plicas y la vista gorda ante los incumplimientos de los negocios. ¡°Los expedientes mueren en la mesa de un concejal¡±, explica desesperado Saturnino Vera (de 60 a?os, originario de Badajoz), presidente de la asociaci¨®n Cavas La Latina, que guarda como oro en pa?o un pendrive con m¨¢s de 80 denuncias interpuestas por los vecinos.
Dos a?os despu¨¦s del estallido de la pandemia, las terrazas siguen invadiendo las calles, las Viviendas de Uso Tur¨ªstico, algunas de ellas sin licencia, cada vez ocupan m¨¢s espacio en los bloques residenciales, las bolsas de basura se acumulan alrededor de los contenedores y el ruido ocasionado por los turistas que disfrutan de la noche madrile?a es incesante. ¡°La gente quiere beberse una copa en la puerta de mi casa. Lo que m¨¢s me molesta es que nos quiten espacio p¨²blico¡±, comenta Teresa Isasi, de 67 a?os.
Basta con darse un paseo por el barrio para comprobarlo. Las sillas y las mesas de las terrazas, abarrotadas de clientes, ocupan varios metros de las v¨ªas, por la medida impulsada para apoyar a los negocios tras los meses m¨¢s duros de la pandemia. A lo que se suma el jolgorio de los visitantes de madrugada. ¡°Despu¨¦s de tantos a?os sin dormir, ya soy insomne¡±, se lamenta L¨®pez.
La m¨²sica de unos j¨®venes que desfilan por la plaza con un altavoz a todo volumen interrumpe la charla de los vecinos. Unos minutos despu¨¦s, otro par¨¦ntesis. Es el ruido del motor de un autob¨²s tur¨ªstico. ¡°?Mira, mira!¡±, se?alan con retint¨ªn, entre el vaiv¨¦n de los visitantes con maletas.
La vida en el barrio cada vez es m¨¢s cara. Los precios de la vivienda suben y los gastos de las comunidades se incrementan. ¡°Muchos ya se han ido... Doy fe¡±, confirma una de ellas, tras la intervenci¨®n de Agust¨ªn Mart¨ªnez, de 32 a?os, que vive en un piso de 70 metros cuadrados por el que paga 1.200 euros al mes. ¡°Los precios son abusivos y te piden unos avales imposibles. Todo est¨¢ enfocado al turismo, a las fiestas, los botellones y a las despedidas de soltero¡±, opina. Un ejemplo son las infracciones horarias de las tiendas de alimentaci¨®n, donde comprar una lata de cerveza o una botella de vodka es posible a altas horas de la madrugada.
¡°Aqu¨ª no somos tontos. Hay leyes que no se est¨¢n cumpliendo, pero te topas con una pared. Es insultante que, ante las denuncias de la ciudadan¨ªa, no se haga nada¡±, protesta L¨®pez. El vecino cuenta su ¨²ltima lucha contra el desfase en un bar de la zona: ¡°?Qu¨¦ crees que prefieren? ?Insonorizar el bar o comprarse un Mercedes?¡±, cuenta que le contest¨® ir¨®nico un agente de polic¨ªa.
Cae la noche, pero ni la brisa estival amaina su enfado. ¡°?C¨®mo est¨¢ Madrid!¡±, dice una de ellas, que alza la mano para quejarse de la falta de ¨¢rboles en la capital, como en la renovaci¨®n de la Puerta del Sol, sin zonas verdes. Incluso tirar la basura es una haza?a. ¡°Es asqueroso ver la acumulaci¨®n de basura en los contenedores¡±, comenta el presidente.
Las quejas siguen tambi¨¦n en materia de movilidad y tr¨¢fico, en una zona que aglutina cinco colegios, dos institutos y una escuela infantil. Los residentes lamentan la falta de aparcamiento por los rodajes de pel¨ªculas y series, que cortan las calles con balizas y proh¨ªben el paso a los viandantes.
Hay muchos asuntos que resolver. ¡°No vamos a llegar a una soluci¨®n ma?ana¡±, dice Mar¨ªa Bravo, que lleva 30 a?os en la zona. Como punto de partida, el equipo escribir¨¢ formularios para que los vecinos tengan herramientas para denunciar los agravios. Ya se han puesto manos a la obra para crear una aplicaci¨®n que recopile los incumplimientos con fotograf¨ªas, localizaciones y motivos.
¡°Yo he visto desaparecer el barrio. He conocido esta plaza con jard¨ªn, sin bares y con arbolado. Es un Madrid en extinci¨®n¡±, concluye con tristeza Juan L¨®pez (de 72 a?os, originario de C¨®rdoba), que lleva desde 1982 en el barrio. Son las 10 de la noche y el hartazgo de los vecinos deriva en chascarrillos. ¡°Hay que concretar¡±, dicen los m¨¢s ¨¢vidos. ¡°Perseguir al Ayuntamiento para que cumpla la ley¡±, concluyen.
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