Cr¨¢neos trepanados, armas asesinas y un garrote vil de ejecuciones: el gabinete de curiosidades del profesor Reverte Coma
La colecci¨®n de piezas que reuni¨® a lo largo de su vida el que fuera director de la Escuela de Medicina Legal de la Universidad Complutense de Madrid es lo m¨¢s parecido a un museo del crimen que hay en Espa?a, pero cerr¨® sus puertas en la pandemia y no volver¨¢ a abrir
Los cr¨ªmenes de Jarabo, un ni?o bien de Madrid, est¨¢n escritos a fuego en la historia criminal espa?ola. No pod¨ªa ser menos teniendo en cuenta que al juicio acudi¨® hasta Sara Montiel. Este hombre de buena planta y vida alegre asesin¨® a tiros en 1958 a dos prestamistas, a la mujer y la asistenta de uno de ellos. Todo en su vida delictiva fue objeto de las cr¨®nicas period¨ªsticas, incluida su ejecuci¨®n en el garrote vil. Su fuerte complexi¨®n hizo que tardara 20 minutos en morir, un final ag¨®nico que hizo a las autoridades replantearse el sistema y que provoco que Jarabo fuera el ¨²ltimo condenado a muerte en Espa?a por la justicia ordinaria. El instrumento de la muerte, ese garrote vil, uno de los pocos originales que se conservan, preside una de las salas del museo Reverte Coma, en la facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid.
Esta especie de gabinete de curiosidades oculto tras la puerta de un anodino pasillo de la universidad es fruto de los viajes por el mundo, la curiosidad insaciable y los contactos del profesor Jos¨¦ Manuel Reverte Coma, fundador, en 1981, del primer laboratorio de antropolog¨ªa forense de Espa?a. Solo unos carteles con caras de asesinos nacionales e internacionales y otro con primeros planos de diferentes heridas mortales pemiten adivinar que estas dependencias han jugado un papel importante en la historia criminal de Espa?a. Reverte Coma, nacido en 1922 y fallecido en 2017, es tildado por muchos como un hombre del Renacimiento. ?l se defin¨ªa como un ¡°loco de los huesos¡±.
Sin haber cumplido 30 a?os, fue enviado por la Organizaci¨®n Mundial de la Salud a Panam¨¢ en los a?os 50 a una comunidad que no hab¨ªa visto un m¨¦dico en su vida. despu¨¦s viaj¨® a Egipto a analizar momias y recorri¨® Siria e Irak en una expedici¨®n para estudiar ruinas, viaj¨® en el Transiberiano y en su libreta de viajes no faltan Australia y Nueva Zelanda. No es dif¨ªcil imaginar c¨®mo fue para este profesor conocer culturas tan lejanas como fascinantes. De ellos recopil¨® una decena de momias que ya reposan para la eternidad en el campus madrile?o y casi un millar de calaveras. ¡°Reuni¨® una impresionante colecci¨®n de piezas de todo tipo relacionadas con la antropolog¨ªa, algunas se las tra¨ªa y otras se las mandaban. En el museo tambi¨¦n hay una gran parte de elementos de la antigua facultad de Medicina, antes de que se trasladara desde Atocha¡±, explica Bernardo Perea, director de la Escuela de Medicina Legal de la Universidad Complutense de Madrid y del museo. En medio de su lista de viajes ex¨®ticos, le dio tiempo a ser alcalde de Benidorm en los a?os setenta.
Entre los cr¨¢neos trepanados, una calavera decapitada en Filipinas en la ¨¦poca colonial, un precioso malet¨ªn con el instrumental antiguo de las Escuela de Medicina Legal de Madrid, herramientas de autopsias de principios del siglo XX y mand¨ªbulas que a¨²n conservan dientes de leche, destaca una m¨¢scara que imita la cara de un hombre con bigote y que impacta por su realismo. Es un trampantojo que fabric¨® un preso de la prisi¨®n Modelo de Barcelona con miga de pan para enga?ar a los funcionarios y fingir que dorm¨ªa cuando se estaba escapando. La m¨¢scara est¨¢ rodeada de pistolas caseras, navajas con coloreadas empu?aduras, punzones y un libro con huecos entre sus p¨¢ginas para colar elementos prohibidos en la c¨¢rcel. ¡°Son donaciones de instituciones penitenciarias, todas armas reales usadas en delitos y cr¨ªmenes sobre todo de los a?os 30¡±, resume el director del museo. A lo largo de su trayectoria, Reverte Coma colabor¨® con la Polic¨ªa y la Guardia Civil en centenares de peritajes y, en m¨¢s de una ocasi¨®n, permitieron al profesor conservar los restos analizados.
Algunas de las piezas que un d¨ªa estuvieron expuestas, hoy se conservan en una habitaci¨®n cerrada en otro pasillo de la Complutense donde duermen muchas de las v¨ªctimas que un d¨ªa estuvieron en la mesa del profesor Reverte Coma. ¡°Hay cientos de piezas y har¨ªan falta ¨®rdenes judiciales para poder acceder a cada una de ellas¡±, advierte Perea. En uno de esos estantes, la imaginaci¨®n permite visualizar dos calaveras. Las de las v¨ªctimas del legionario Santiago Sanjos¨¦ Pardo, el asesino de la taberna del Lobo Feroz. En 1989, cuando un alba?il estaba picando una pared para empezar una reforma en un mes¨®n cercano al Palacio Real de Madrid, se espant¨® al ver lo que parec¨ªa un cuerpo humano. A su lado, otro esqueleto emparedado. La polic¨ªa, que por entonces ya sab¨ªa de la valiosa ayuda de Reverte Coma, envi¨® al profesor los restos. Su aportaci¨®n fue fundamental para establecer un perfil del autor, el modo de la muerte y el arma empleada, un cuchillo jamonero de 25 cent¨ªmetros.
El espacio que leg¨® Reverte Coma es lo m¨¢s parecido a un museo del crimen en Espa?a, pero sus puertas cerraron con motivo de la pandemia y es casi imposible que vuelvan a abrir. ¡°Es una tendencia genralizada que los restos humanos no sean objeto de exposici¨®n al p¨²blico, queremos evitar el morbo, solo va a quedar accesible para investigadores o alguien con un motivo justificado para ver la colecci¨®n¡±, se?ala Perea. El debate sobre la fascinaci¨®n por el mal y quienes lo ejercen ha resurgido con motivo de la celebraci¨®n anglosajona de Halloween, despu¨¦s de que varias tiendas tuvieran que retirar el disfraz del asesino en serie Jeffrey Dahmer. En Estados Unidos, donde de casi todo se puede hacer negocio, la antigua c¨¢rcel de Alcatraz inspira un museo en el que se puede ver desde el rosario de Al Capone, hasta el coche que utilizaba Ted Bundy para acechar a mujeres, as¨ª como conocer la historia de algunas de las v¨ªctimas de los criminales m¨¢s medi¨¢ticos y las t¨¦cnicas de polic¨ªa cient¨ªfica que se usan para resolver cr¨ªmenes.
Dec¨ªa Reverte Coma que los huesos hablan. A ¨¦l, una simple pieza dental pod¨ªa indicarle la profesi¨®n de una v¨ªctima de asesinato. La Complutense custodia el impresionante legado de este sabio de los huesos, una colecci¨®n que quedar¨¢ reservada para ojos expertos.
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