Los peligros del ¨¦xito de la serie sobre Jeffrey Dahmer: disfraces, fiestas y chistes para glorificar a un monstruo
Plataformas como eBay ya han prohibido la venta de disfraces de Jeffrey Dahmer para Halloween, mientras las familias de las v¨ªctimas ven como su duelo se mezcla con la humillaci¨®n
El asesino en serie Jeffrey Dahmer (Milwaukee, 1960 - Portage, 1994) caus¨® un impacto tan grande en la opini¨®n p¨²blica estadounidense, tan atroces resultaron sus cr¨ªmenes, que mucho antes de Dahmer (Monstruo: La historia de Jeffrey Dahmer) ¡ªla serie creada por Ryan Murphy para Netflix que no se apea del listado de contenidos destacados en la plataforma pasado un mes desde su estreno en septiembre¡ª, la ficci¨®n ya se hab¨ªa fijado en ¨¦l.
Apenas meses despu¨¦s de que Dahmer fuese detenido y acusado del asesinato de 17 hombres (con los que posteriormente practicaba necrofilia y canibalismo), el autor iran¨ª afincado en Los ?ngeles Reza Abdoh estren¨® en 1991 la obra The Law of Remains (La ley de las sobras), que hablaba de un asesino llamado Jeffrey, obviamente inspirado en Dahmer. En 1993 se estren¨® la primera pel¨ªcula sobre su vida, The Secret Life: Jeffrey Dahmer, se emiti¨® en televisi¨®n un documental sobre su juicio y el propio canibal fue entrevistado en el programa Inside Edition de la cadena estadounidense CBS (Dahmer resultaba un fil¨®n para crimin¨®logos y forofos de lo tenebroso por su disposici¨®n a hablar sin florituras, justificaci¨®n o l¨¢stima de sus cr¨ªmenes o de si mismo). En 1995, un a?o despu¨¦s de morir en la c¨¢rcel a manos de un preso, el thriller Copycat lo encumbr¨® como uno de los grandes monstruos del siglo XX en EE UU. La protagonista, Sigourney Weaver, lo nombraba junto a Ted Bundy, John Wayne Gacy o el estrangulador de Boston en medio de una investigaci¨®n. El tiempo no necesit¨® poner un halo de fascinaci¨®n y reposo sobre ¨¦l: Dahmer fue un mito del mal desde el mismo momento en que su nombre apareci¨® en los medios.
M¨¢s de 30 a?os despu¨¦s, la fascinaci¨®n por Dahmer ha sido revivida por una serie dividida entre algunas cr¨ªticas entusiastas (¡°todo es pr¨¢cticamente insoportable en Dahmer, porque el espectador est¨¢ a la vez dentro y fuera de la cabeza del asesino, como ocurre en el cl¨¢sico de Capote [A sangre fr¨ªa], pero yendo m¨¢s all¨¢, mucho m¨¢s all¨¢¡±, escribi¨® Laura Fern¨¢ndez en EL PA?S) y las comprensibles reacciones furibundas de, como m¨ªnimo, la hermana de una de las v¨ªctimas, que considera que su enorme dolor ha sido convertido en entretenimiento, est¨¦tica y espect¨¢culo.
En medio de esa dicotom¨ªa est¨¢n, como siempre, los espectadores. Y muchos de ellos se han acercado a Dahmer como quien se acerca a La casa de papel o El juego del calamar: viendo un simple fen¨®meno y, en Halloween, la posibilidad de un gran disfraz.
¡°Hay varios factores que influyen en la fascinaci¨®n que este tipo de asesinos en serie tienen sobre el p¨²blico¡±, explica Luis Borr¨¢s Roca, psiquiatra especialista en Medicina Legal y Forense y autor del libro Asesinos en serie espa?oles (J. M. Bosch, 2002). ¡°El motivo principal es el miedo a la muerte, la idea de que nosotros mismos podemos ser una v¨ªctima de alguien parecido. Nos sentimos identificados con sus v¨ªctimas y eso nos lleva a intentar comprender los motivos de su agresor¡±. El especialista se?ala, adem¨¢s, que el caso de Dahmer es especialmente poco com¨²n: asesino en serie s¨¢dico, fetichista, necrof¨ªlico y can¨ªbal, y se trata adem¨¢s de un caso muy cercano en el tiempo. ¡°Jack el Destripador, por ejemplo, era alguien de un sadismo parecido, pero lo vemos hoy como alguien ya lejano en el tiempo¡±.
En medios estadounidenses se alerta estos d¨ªas de lo inadecuado que resulta disfrazarse de Jeffrey Dahmer en Halloween. ¡°No es el disfraz de asesino que deber¨ªas ponerte este Halloween¡±, exhorta una pieza del New York Post. Usuarios de Instagram que posaron disfrazados de Dahmer en diferentes fiestas de Halloween que ya se celebran en Estados Unidos han borrado sus fotos tras la lluvia de cr¨ªticas. Otras, como una influencer estadounidense, se han quejado de que la plataforma se las borr¨®, previsiblemente tras varias denuncias de otros usuarios. ¡°Subo de nuevo la foto disfrazada de Dahmer porque me borraron la anterior¡±, se quejaba. ¡°Me ha costado mucho este disfraz como para sufrir censura¡±. Dio igual: Instagram volvi¨® a borrarla. Las quejas son especialmente notables y dolorosas por parte de las familias de las v¨ªctimas. Shirley Hughes, madre de Tony Hughes, quien muri¨® a manos de Dahmer con 17 a?os, ha sido una de las m¨¢s vocales. ¡°Ya es traum¨¢tico ver que una se hace una serie de ¨¦xito sobre el asesino, pero mucha m¨¢s que la gente se vista como ¨¦l¡±.
Algunas grandes corporaciones est¨¢n controlando los da?os. eBay, por ejemplo, ha empezado a retirar piezas de ropa o complementos que se venden como ¡°disfraz de Jeffrey Dahmer¡±, en cumplimiento de la pol¨ªtica de la empresa (¡±No est¨¢n permitidos los anuncios que promuevan, perpet¨²en o enaltezcan el odio, la violencia o la discriminaci¨®n¡±, informa la compa?¨ªa en su apartado legal sobre lo que considera material ofensivo). Pero no hay que olvidar que Dahmer parec¨ªa (como tantos otros criminales) un tipo normal: es imposible detener la venta de camisas, pantalones o gafas que recuerden a ¨¦l. Es sencill¨ªsimo encontrar ¡°gafas de Jeffrey Dahmer¡± en internet: aunque no se permita venderlas como tal, la referencia est¨¢ presente en cr¨ªticas y comentarios del producto y conduce a cualquier buscador hasta ¨¦l.
¡°El duelo es un sentimiento muy profundo¡±, argumenta Borr¨¢s, ¡°pero cuando a ese duelo se suma que el asesino se convierta en una especie de h¨¦roe, la familia se siente, adem¨¢s, humillada, me atrever¨ªa a decir que maltratada. Los duelos exigen, ante todo, tranquilidad. Y hechos as¨ª de turbadores y p¨²blicos la hacen imposible¡±.
Tambi¨¦n ha sido noticia el hecho de que las gafas de Jeffrey Dahmer est¨¢n en subasta por 150.000 d¨®lares. En realidad no es as¨ª: las gafas son actualmente propiedad del coleccionista de cr¨®nica negra Taylor James. En su web, Cult Collectibles, hay un apartado entero dedicado a Dahmer con varios objetos ya vendidos, como su informe psiqui¨¢trico, las cartas que recib¨ªa en prisi¨®n, el disquete donde constan los documentos del juicio o su Biblia, valorada en 6.000 d¨®lares. Las gafas, el objeto m¨¢s valioso, no est¨¢n directamente a la venta pero seg¨²n el propio James declar¨® a la web sensacionalista TMZ est¨¢ abierto a escuchar ofertas a partir de esa cantidad a trav¨¦s del correo de contacto de su web. ?l, afirma, compr¨® las gafas a un hombre que trabaj¨® en casa del padre de Dahmer, Lionel (que cuenta con bastante protagonismo en la serie y tiene 86 a?os en la actualidad).
En todo caso, el fen¨®meno parece dif¨ªcil de controlar. En TikTok el asesino es fuente de comedia: ¡°?Y si Jeffrey Dahmer fuera argentino?¡±, se pregunta un v¨ªdeo con 350.000 me gusta. ¡°?Y si Jeffrey Dahmer tuviese un compa?ero de piso?¡±, se pregunta otro que supera los dos millones de me gusta. Otro: ¡°?Y si Jeffrey Dahmer ligase con un ¨¢rabe?¡±. Y otro: ¡°?Y si Eminem fuese a casa de Jeffrey Dahmer?¡±. El youtuber DuB Bridges, con casi 1,4 millones de seguidores, ha sido el ¨²ltimo en ser criticado por publicar un v¨ªdeo par¨®dico en el que viv¨ªa ¡°como Jeffrey Dahmer¡± durante un d¨ªa entero. En su siguiente v¨ªdeo, llamado ¡°As¨ª que me han cancelado¡±, reconoce que no sab¨ªa quien era Dahmer hasta que vio el primer episodio de la serie.
El fen¨®meno no es exclusivamente estadounidense: en una discoteca de Aix en Provence, en la Costa Azul, el club Complex, anunciaba una fiesta de tem¨¢tica Jeffrey Dahmer para Halloween. Desde la discoteca han denunciado que el due?o ha recibido amenazas de muerte desde que se publicit¨® el evento. Dado que en su propia p¨¢gina de Facebook ponen capturas de las cr¨ªticas y las responden no precisamente con contenci¨®n, parecen encantados con la publicidad.
No es la primera vez que Dahmer se cuela en la cultura popular m¨¢s inofensiva. En la canci¨®n de Katy Perry Dark Horse (2013), el rapero Juicy J. incluye los siguientes versos sobre una mujer: ¡°Es una bestia / Yo la llamo Karma / Se comer¨¢ tu coraz¨®n como Jeffrey Dahmer¡±. El tema fue n¨²mero uno en Estados Unidos y uno de los m¨¢s exitosos de la d¨¦cada. Otra cantante aparentemente inofensiva y presta para la radiof¨®rmula, Kesha, incluy¨® una referencia a Dahmer en su canci¨®n Cannibal (2010). ¡°Usa tu dedo para remover mi t¨¦ / De poste, te chupar¨¦ los dientes / Si eres demasiado dulce, desaparecer¨¢s / Har¨¦ como Jeffrey Dahmer contigo¡±. La canci¨®n no fue un ¨¦xito tan grande como la de Perry (no pas¨® del 77 en Estados Unidos). La pol¨¦mica, como tantas veces ocurre, tard¨® a?os en llegar. No fue hasta el estreno de Dahmer cuando muchos parecieron recordar que a Dahmer se lo mencionaba en dos de sus canciones pop favoritas. Un jocoso comentario en el v¨ªdeo de Dark Horse dice ¡°t¨ªos, ?os ha llevado nueve a?os y una serie de Netflix daros cuenta?¡±. Tiene 37.000 me gusta.
De los seis escritores de Dark Horse ninguno ha dicho nada al respecto por ahora. De los cuatro de Cannibal, una: la madre de Kesha, coautora habitual de sus temas. En un v¨ªdeo de TikTok explica que la referencia a Dahmer fue sugerida por un software llamado Masterwriter que se anuncia como una herramienta para compositores y en el que escribiendo una palabra se sugieren posibles rimas. ¡°Kesha y los otros compositores eran demasiado j¨®venes para saber qui¨¦n era Jeffrey Dahmer¡±, declar¨®. ¡°Cuando est¨¢bamos buscando una palabra que rimara con goner, el programa sugiri¨® la de Jeffrey Dahmer. Y pens¨¦: ¡®Es perfecto¡±. Hay m¨¢s ejemplos: Siouxsie and the Banshees tienen una canci¨®n sobre Peter Sutcliffe, el destripador de Yorkshire. Y Jane¡¯s Addiction tienen una sobre Ted Bundy (con el que Netflix tambi¨¦n se atrevi¨® y al que dio vida Zac Efron, aunque por ahora nadie se ha disfrazado de ¨¦l).
Pese al hincapi¨¦ que Ryan Murphy y el cocreador Ian Brennan han puesto en no glorificar al asesino y honrar a las v¨ªctimas, pese a la forma en que la serie deja claro que un sistema policial end¨¦micamente racista y hom¨®fobo ignor¨® continamente las se?ales que podr¨ªan haber llevado a detener mucho antes al criminal, Dahmer ha tomado una vida propia en manos de los espectadores que la convierte en problem¨¢tica: donde deber¨ªa suscitarse conciencia y reflexi¨®n parece haber solo fascinaci¨®n, un Dahmer revalorizado como icono de los horrores. Y que sea interpretado por Evan Peters, un actor reconocido de la factor¨ªa Murphy e ¨ªdolo er¨®tico para una generaci¨®n, no ayuda. Como se preguntaba The Take en un an¨¢lisis: ¡°?Qu¨¦ ocurre cuando haces un retrato cinematogr¨¢fico de un monstruo con un querido actor de High School Musical?¡± [en referencia al Ted Bundy de Zac Efron]. Pues que para muchos ajenos al caso real, pero familiares con la colorista y barroca obra de Murphy, esta se convierte en otra entrega de su cr¨®nica de los horrores de los EE UU contempor¨¢neos. Como si fuese otra temporada de American Horror Story. Otro especial de Halloween. Fue especial, pero no de esa manera.
Puedes seguir ICON en Facebook, Twitter, Instagram,o suscribirte aqu¨ª a la Newsletter.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.