Hospitalizada durante una ola de calor en una residencia sin aire
Encarnaci¨®n Plaza, de 90 a?os, fue ingresada con una insuficiencia respiratoria horas despu¨¦s de soportar altas temperaturas en un centro de mayores de la Comunidad de Madrid donde la climatizaci¨®n da problemas desde 2015
Hace dos domingos, Juan Jos¨¦ M¨¢rquez lleg¨® a la residencia de su madre al inicio de la hora de visitas, las 17.00. Normalmente da un paseo con ella, pero ese d¨ªa era imposible. Madrid capital estaba en alerta por la ola de calor, el Ayuntamiento hab¨ªa cerrado los parques y no se ve¨ªa ni un alma por la calle. En el jard¨ªn de la residencia, el aire quemaba y los term¨®metros marcaban 38 grados. Se sentaron en la cafeter¨ªa donde la sensaci¨®n t¨¦rmica no era mucho mejor. Una vez m¨¢s, el aire acondicionado se hab¨ªa roto, seg¨²n les dijeron. Aquella situaci¨®n era el colmo en una residencia, la de Pe?uelas, donde los mayores y sus hijos sienten que casi nada funciona. Juan Jos¨¦ y otras dos familias se pusieron de acuerdo para presentar reclamaciones en recepci¨®n.
El texto del hijo de Encarnaci¨®n dice: ¡°En la zona de la cafeter¨ªa no funciona el aire acondicionado, estando en una cola de calor de 40 grados, siendo un riesgo vital para todos los residentes y trabajadores¡±. Le¨ªdo ahora, ese documento tiene un aire premonitorio.
Su madre, Encarnaci¨®n Plaza, de 90 a?os, se qued¨® aletargada en la silla de la cafeter¨ªa. Juan Jos¨¦ la miraba preocupado. ¡°Mi madre no est¨¢ bien¡±, le dec¨ªa a sus acompa?antes. En enero, Encarnaci¨®n hab¨ªa sufrido un ictus que paraliz¨® su lado izquierdo, pero desde entonces experiment¨® una mejor¨ªa que hab¨ªa devuelto el ¨¢nimo a su hijo. Pensaron en refugiarse en el sal¨®n multiusos, donde s¨ª funcionaba el aire, pero los visitantes tienen prohibida la entrada. ¡°Quiz¨¢s hubiera sido lo mejor, pero nos habr¨ªamos tenido que enfrentar a los auxiliares¡±, medita ¨¦l ahora.
En la recepci¨®n se encog¨ªan de hombros. A los familiares les dec¨ªan que no pod¨ªan hacer nada, narra Araceli Esteban, la hija de otro residente. Camino del mostrador, una abuelita le pregunt¨® ad¨®nde iba.
-A poner una reclamaci¨®n.
-S¨ª, por favor, diles que tenemos mucho calor.
Juan Jos¨¦ se march¨® tras dos horas de visita. A la ma?ana siguiente, recibi¨® una llamada de la residencia. Hab¨ªan pedido una ambulancia porque a Encarnaci¨®n le costaba mucho respirar. Cuando Juan Jos¨¦ la vio en urgencias, estaba tan apagada que pensaba que no pasar¨ªa de aquel d¨ªa. Sin embargo, este martes segu¨ªa hospitalizada, nueve d¨ªas despu¨¦s.
?l cree que el calor pudo ser el desencadenante de aquel r¨¢pido deterioro, aunque ni siquiera lo ha preguntado a los m¨¦dicos porque ha perdido la fe en que sirva de algo. Su madre sigue ingresada con una infecci¨®n en el pulm¨®n y una insuficiencia card¨ªaca muy severa. Su caso parece representativo de las graves consecuencias que pueden suponer las olas de calor este verano en las residencias, un problema demasiado com¨²n, seg¨²n el sindicato CCOO y la asociaci¨®n de familias Pladigmare, que denuncian que demasiadas empresas racionan el aire para ahorrar costes o lo tienen averiado durante largos per¨ªodos. El PSOE madrile?o ha reclamado en la Asamblea un plan de inversiones en climatizaci¨®n. Son peticiones que se basan en el sentido com¨²n y las advertencias sanitarias. Los geriatras advierten de que las personas mayores son m¨¢s susceptibles frente al calor porque la deshidrataci¨®n reduce sus defensas.
La residencia no respondi¨® a la reclamaci¨®n de Juan Jos¨¦, pero s¨ª a la de Araceli Esteban. El director, Francisco Manuel Vega Toscano, explica en una carta que hubo una aver¨ªa. ¡°Desde el departamento de mantenimiento han estado revisando la m¨¢quina climatizadora y han detectado fallos y ca¨ªda del sistema. Para solucionar este imprevisto con la mayor brevedad posible se ha avisado a un t¨¦cnico externo para revisarla y reprogramarla de nuevo. Esperemos que no vuelva a caerse el sistema de climatizaci¨®n ni a cometer fallos¡±.
Los problemas del aire en Pe?uelas han aparecido en prensa desde 2015 y se suman a un largo historial de irregularidades. Este centro situado dos kil¨®metros al sur de la Puerta del Sol es de titularidad de la Comunidad de Madrid, que se lo ha cedido a una empresa privada, Aralia.
El a?o pasado, Aralia no se present¨® para renovar la gesti¨®n y el concurso fue declarado desierto en diciembre. Nadie se interes¨® porque el precio que paga la Comunidad es muy bajo, seg¨²n una fuente de una gran empresa del sector que pide anonimato. Desde entonces, el Gobierno auton¨®mico ha prorrogado en dos ocasiones el contrato de Aralia, de modo que esta pol¨¦mica compa?¨ªa permanecer¨¢ al frente al menos hasta final de a?o. Las familias acusan a Aralia de escatimar en inversiones para sacar un beneficio.
Aralia le dice a este peri¨®dico que la Comunidad es la competente para dotar al centro de un nuevo sistema de refrigeraci¨®n y que hace varios d¨ªas que est¨¢ tomando medidas. ¡°Nos consta que est¨¢n en ello¡±, dice un portavoz, ?lvaro Dur¨¢n, ¡°pero tambi¨¦n sabemos que con la llegada del calor puede haber problemas. Esto lo hemos comunicado en varias ocasiones; la ¨²ltima el pasado mes de abril, donde yo personalmente me reun¨ª con el entonces Viceconsejero y le ped¨ª, una vez m¨¢s, una soluci¨®n¡±.
Un portavoz de la Consejera de Asuntos Sociales, Ana D¨¢vila, responde que recientemente han instalado nuevos aparatos de climatizaci¨®n. Sin embargo, una familiar muy activa que pertenece a Pladigmare, Leonor S¨¢nchez, dice que se aver¨ªan con frecuencia. En la habitaci¨®n de su hermana apenas se siente el chorro de aire. El s¨¢bado, llev¨® un term¨®metro y mostraba 31,5 grados en el interior de esa estancia. ¡°El caos de esta residencia es tan grande que no entiendo c¨®mo no hace nada la Comunidad¡±, lamenta.
La ¡°chapuza¡± de las obras
A pesar de las medidas de la Consejer¨ªa, el viejo edificio de cinco plantas necesita una profunda reforma de las instalaciones de climatizaci¨®n. Esa renovaci¨®n se vio frustrada por un contrato auton¨®mico mal hecho. Lo public¨® la Consejer¨ªa en enero de 2021, pero un a?o m¨¢s tarde lo cerr¨® en falso. Seg¨²n consta en el expediente, el proyecto redactado por el ingeniero contratado por la administraci¨®n auton¨®mica presentaba ¡°importantes inexactitudes y deficiencias¡± que hac¨ªan imposible adaptarlo a la realidad f¨ªsica del inmueble. El portavoz gubernamental dice que ya han terminado un nuevo proyecto t¨¦cnico y pr¨®ximamente se aprobar¨¢ la licitaci¨®n.
La diputada del PSOE madrile?o Lorena Morales ha tachado de ¡°chapuza¡± esta reforma fallida. Lo atribuye a que la Comunidad no tiene una planificaci¨®n: ¡°(En las residencias) hay muchos sistemas de aire acondicionado obsoletos y/o insuficientes¡±.
La lista de problemas en la residencia de Pe?uelas parece interminable. El principal es que falta personal. Hay tan pocos empleados que por la noche no queda nadie en recepci¨®n. Una madrugada reciente tuvo que acceder al recinto la Polic¨ªa saltando para contactar con alg¨²n trabajador que abriera la puerta a una residente a la que acababan de dar el alta en el hospital. Entre 2015 y principios de 2020, la Comunidad sancion¨® a Aralia por 76.000 euros por su mala gesti¨®n de Pe?uelas (mala higiene, falta de personal, asistencia inadecuada), seg¨²n una investigaci¨®n de EL PA?S.
Juan Jos¨¦ es un tipo corpulento de 61 a?os, guardia civil en la reserva, que porta una mascarilla verde del instituto armado mientras atiende a este peri¨®dico junto a la cama del hospital Fundaci¨®n Jim¨¦nez D¨ªaz donde reposa Encarnaci¨®n. ?l dice que no tiene reparos en defender con ¨ªmpetu los derechos de su madre, pero los trabajadores no se sienten intimidados. Hace unos d¨ªas descubri¨® que se hab¨ªa descolgado uno de los reposapi¨¦s de la silla de ruedas de su madre. En lugar de buscarlo, los empleados se desentendieron, ech¨¢ndole la culpa a sus compa?eros del turno anterior. ?l no comprende tanta desidia: ¡°Les importa todo un r¨¢bano¡±.
En enero, denunci¨® a la empresa por denegaci¨®n de auxilio cuando su madre sufri¨® el ictus. Seg¨²n ¨¦l, su madre pas¨® seis horas en cama hasta que un cuidador la descubri¨® inconsciente, pero la acusaci¨®n fue desestimada por falta de pruebas.
Juan Jos¨¦ cree que su madre ¡°ha llegado al final del camino¡±, pero al menos se consuela con la denuncia en prensa ¡°para que al menos se pueda hacer algo por el resto que sigue en la residencia¡±. Lo dice aunque sabe que ni la Comunidad ni Aralia han tomado grandes medidas para mejorar las vidas de estos mayores. ¡°Es incre¨ªble¡±, dice sacudiendo la cabeza. ¡°La realidad de esta residencia supera la ficci¨®n¡±.
?Tienes m¨¢s informaci¨®n? Escribe al autor a fpeinado@elpais.es o por Twitter a @FernandoPeinado
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