Clases de costura en espa?ol para que mujeres de Banglad¨¦s salgan del control de sus hogares
Una asociaci¨®n vecinal de Madrid impulsa la integraci¨®n de la comunidad femenina banglades¨ª con clases de costura para socializar y aprender el idioma
Afroza Rahman (Daca, Banglad¨¦s, 54) ha pasado los ¨²ltimos 18 a?os de su vida en Espa?a. No es habitual que una mujer de su pa¨ªs emigre sola a Europa, pero una enfermedad card¨ªaca oblig¨® a su marido a dejar su trabajo y, con cinco hijos que alimentar, se vio empujada a buscarse la vida como migrante. Gracias a su experiencia, ahora ejerce de l¨ªder e inspira a las reci¨¦n llegadas a trav¨¦s de proyectos como Yhaal Muri 2, la ¨²ltima apuesta de la asociaci¨®n vecinal Valiente Bangla. La iniciativa, estrenada el pasado 18 de enero, tiene como objetivo que las mujeres banglades¨ªes que residen en Madrid salgan del f¨¦rreo control de sus hogares y reciban clases de costura como una excusa para practicar su espa?ol, integrarse y ser m¨¢s independientes.
El escenario elegido para la inauguraci¨®n fue el Espacio Anette Cabelli (en el centro de la capital) ante un p¨²blico mayoritariamente femenino. Tras los discursos protocolarios, toca ponerse manos a la obra. El presidente de la asociaci¨®n, Mohammad Fazle Elahi, invita a los presentes a la sala contigua, repleta de m¨¢quinas de coser, mesas, agujas y telas: ¡°En realidad, lo de coser es una excusa para que salgan de casa, practiquen espa?ol y se integren. Algunos maridos me han insultado y han intentado agredirme, pero estas mujeres han venido a Espa?a para mucho m¨¢s que cuidar de sus hogares¡±.
Para entender el rol de la mujer en su cultura, Rahman explica que incluso aquellas que llevan m¨¢s de una d¨¦cada en Espa?a, apenas hablan espa?ol, pues est¨¢n todo el d¨ªa en casa atendiendo a sus hijos y maridos. ¡°Solo salen para hacer la compra y no tienen actividad social. No conocen a otras mujeres banglades¨ªes y son muy dependientes de sus maridos, que a menudo pueden ser controladores o abusivos. Somos una cultura muy tradicional en la que las mujeres no tienen autonom¨ªa ni para ir al m¨¦dico¡±.
La ¨²nica representante de la pol¨ªtica institucional en la sala es la l¨ªder de la oposici¨®n en el Ayuntamiento, Rita Maestre (M¨¢s Madrid), que aprovecha la ocasi¨®n para poner en valor las iniciativas vecinales y el fortalecimiento de lo ¡°colectivo¡± como respuesta al ¡°modelo individualista que promulga la derecha¡±.
Rahman se considera afortunada por el mero hecho de que a su marido le parezca bien que participe en estas cosas: ¡°Esto es una rareza. No deber¨ªa haber problema, pero por poneros un ejemplo, solo el 1% de los hombres colaboran en las tareas del hogar en mi pa¨ªs¡±. Gracias a su experiencia, pretende alumbrar el camino de otras mujeres para que se animen a venir. ¡°Yo voy a darles clase de espa?ol para que puedan relacionarse y hablar de sus asuntos. A veces tienen problemas econ¨®micos o sufren violencia de g¨¦nero, pero no tienen a nadie con quien hablar¡±, se?ala.
Yhaal Muri 2, que recibe su nombre de una comida tradicional de Bangladesh, es la ¨²ltima iniciativa de Valiente Bangla. La asociaci¨®n se cre¨® en 2007 y cuenta con unos 500 miembros ¡ªla mayor¨ªa, sin papeles¡ª. En tiempos de pandemia, crearon una red de traductores para garantizar el acceso a la atenci¨®n de migrantes que no dominasen el espa?ol a ra¨ªz de la muerte de Mohammed Abul Hossain, el vecino de Lavapi¨¦s que muri¨® el pasado 26 de marzo en su domicilio tras haber estado llamando durante seis d¨ªas a los tel¨¦fonos habilitados para atender a los enfermos de covid. Tambi¨¦n han protagonizado acciones colectivas para frenar desahucios, organizar bancos de alimentos solidarios o compras colectivas de juguetes para que ning¨²n ni?o se quede sin regalo navide?o.
Su presidente, Mohammad Fazle Elahi, lleg¨® a Espa?a en 2004 y, poco a poco, se ha convertido en el l¨ªder de los 6.792 banglades¨ªes (seg¨²n el INE 2022) que residen en Espa?a. Aunque agradece la presencia de representantes pol¨ªticos como Rita Maestre, considera que a la hora de la verdad, son las iniciativas vecinales las que cuidan de la gente. ¡°El Gobierno central y el de Ayuso est¨¢n enfrentados y luchan por su silla, pero al final, quien paga las consecuencias es el ciudadano. Cada vez hay m¨¢s machismo y m¨¢s racismo, y los precios no paran de subir, as¨ª que tenemos que apoyarnos y luchar por el bien com¨²n¡±, sentencia.
La otra cara visible del proyecto es la profesora de costura, Zaloa Basaldua, que impartir¨¢ dos clases por semana: ¡°Lo bueno de coser es que se puede hablar mientras se trabaja. Banglad¨¦s es uno de los principales pa¨ªses productores de ropa; pero el modelo de consumo occidental ha provocado que muchas de estas mujeres trabajen en condiciones infrahumanas cosiendo la ropa que vendemos aqu¨ª. Para m¨ª es un regalo poder saldar un poco esa deuda¡±. Adem¨¢s, pretende generar oportunidades de empleo para ellas a trav¨¦s de la costura. ¡°Con pocas horas de formaci¨®n, pueden ponerse a trabajar con una m¨¢quina de coser¡±, se?ala.
Pasada la hora de comer, muchas de las asistentes han acabado su primera clase y se marchan con la prisa de quien debe volver a casa. La mayor¨ªa, tienen que hacerle la comida a sus hijos, pero se van sonrientes despu¨¦s de la que, probablemente, haya sido una de las pocas reuniones sociales que han mantenido desde su llegada a Espa?a. Para desenredar algunos de los f¨¦rreos nudos que culturalmente han subyugado a estas mujeres, a¨²n falta tiempo; pero la primera puntada para tejer una nueva red de apoyo que mejore sus vidas, ya est¨¢ dada.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.