As¨ª vivieron los bomberos el caos de las residencias de Madrid en la pandemia: ¡°Tienen cuatro cad¨¢veres, algunos 80 horas fallecidos¡±
EL PA?S accede a la transcripci¨®n de las actas de los profesionales que acudieron a ayudar a unos centros desbordados en lo peor de la crisis sanitaria
Hay gritos de desesperaci¨®n que no se oyen porque est¨¢n escritos. ¡°?Necesitan ayuda para discernir si tiene positivos!¡±, se lee, as¨ª, entre exclamaciones, en una de las actas de inspecci¨®n de residencias de la Comunidad de Madrid firmadas por los bomberos durante lo peor de la pandemia y a cuya transcripci¨®n ha accedido EL PA?S. Hasta 7.291 residentes murieron por cualquier causa en estos centros durante marzo y abril de 2020, cuando los hospitales regionales estaban colapsados y unos protocolos de triaje que el Gobierno sigue negando haber activado, contra todas las evidencias, dificult¨® su traslado e ingreso. En medio, el terror. Cad¨¢veres que se acumulaban sin que nadie acudiera a por ellos, ¡°algunos con 80 horas fallecidos¡±. Directores de residencias desbordados. Personal contagiado. Residentes que deambulaban sin control. Y, por cada centro bien gestionado (que los hubo, seg¨²n las actas), una mayor¨ªa con problemas. El infierno en la tierra.
¡°Las actas de los bomberos arrojan luz a lo que Ayuso no quiere que sepamos, su abandono de los miles de personas mayores que viv¨ªan en las residencias en plena pandemia¡±, opina Lorena Morales, diputada del PSOE de Juan Lobato, que ha podido consultar las actas de las visitas de los bomberos en su condici¨®n de representante de los madrile?os. ¡°Sin material sanitario, sin personal, las residencias se convirtieron en trampas¡±, sigue en contraste con el Gobierno regional, que defiende que se hizo todo lo posible por salvar a los ancianos y que ahora solo se quiere retorcer el dolor que siguen provocando esos miles de muertes. ¡°Aunque [Ayuso] nos ponga mil trabas para que accedamos a los documentos de aquellos d¨ªas, vamos a seguir luchando por la verdad. Cada d¨ªa que pasa a la sociedad madrile?a le importan menos las ca?as y m¨¢s los muertos¡±, afirma Morales.
EL PA?S tambi¨¦n ha obtenido acceso a las actas de las inspecciones de los bomberos tras una solicitud amparada por la Ley de Transparencia pero, m¨¢s de un mes despu¨¦s de recibir la notificaci¨®n de esa resoluci¨®n positiva, el departamento encargado sigue sin dar cita para consultarlos con el argumento de que necesitaba anonimizarlos.
Estas actas se suman a numerosos testimonios previos del caos y del desamparo que sufrieron las residencias madrile?as hace cuatro a?os, entre ellos las actas de la Polic¨ªa Municipal de Madrid o el relato en la Asamblea de Madrid y en prensa de sanitarios, directores de residencias o empresarios. Los bomberos tuvieron que encargarse de recoger 157 cad¨¢veres en las residencias a lo largo de 2020, primer a?o de la pandemia, seg¨²n refleja la memoria de la Agencia de Seguridad y Emergencias Madrid 112 de ese a?o.
Para ello, recibieron una formaci¨®n exhaustiva sobre c¨®mo tratar esos cuerpos invadidos por el virus: deb¨ªan actuar ¡°con el mayor respeto al fallecido¡±, introducirlo ¡°en un doble sudario que garantice su manipulaci¨®n de forma segura hasta introducirlo en el f¨¦retro¡±, y asegurar el ata¨²d con dos clavos y cinta americana, tras m¨²ltiples rociados de soluciones desinfectantes durante todos los trabajos, seg¨²n detalla el procedimiento de actuaci¨®n.
Nada, sin embargo, prepar¨® a los bomberos para lo que presenciaron cuando visitaron los centros sanitarios entre el 1 de abril y el 21 de mayo de 2020. Aquellos eran los peores d¨ªas de la pandemia. Las funerarias hab¨ªan colapsado (¡°se ha avisado a la funeraria Santa Luc¨ªa, pero no les dan fecha de recogida del cad¨¢ver¡±, se detalla en un acta) y los bomberos empezaron a hacer su labor acudiendo all¨ª donde el virus hab¨ªa golpeado m¨¢s fuerte: las residencias, donde se concentraban las personas m¨¢s d¨¦biles frente al ataque de la covid. Este es el relato de su experiencia a trav¨¦s de las actas que ellos mismos firmaron.
Nada m¨¢s empezar, el 3 de abril, llegan a una residencia en la que se encuentran ¡°siete fallecidos sin recoger m¨¢s de 48 horas, no tienen espacio y les meten en la capilla. Tres de ellos varios d¨ªas. El personal de refuerzo no tiene formaci¨®n adecuada¡±. Es un escenario dantesco, pero no excepcional. Apenas dos d¨ªas despu¨¦s, el 5 de abril, los bomberos escriben esto en otra acta: ¡°Tienen cuatro cad¨¢veres y algunos con 80 horas fallecidos¡±.
Pasa algo parecido en otro centro. ¡°Tres fallecidos sin recoger, uno lleva en la residencia 72 horas sin que nadie lo recoja¡±, se resume la visita. ¡°Los otros dos menos de 24 horas¡±, se precisa. Y se apunta: ¡°No hay m¨¦dico a d¨ªa de hoy. No hay sectorizaci¨®n de enfermos. Necesitan m¨¢s oxigenoterapia para tratar los posibles covid¡±.
Lo mismo ocurre en otra residencia: ¡°Dos fallecidos pendientes de recogida por funeraria. Unos hace tres d¨ªas y otro hace un d¨ªa¡±.
Y en una m¨¢s: ¡°Hay un fallecido hace m¨¢s de 36 horas pendiente de recoger. El centro no tiene tanatorio y se encuentra en una habitaci¨®n sin refrigeraci¨®n¡±.
Y en otra: ¡°Cinco fallecidos pendientes de retirada, uno de ellos superadas las 36 horas desde el fallecimiento¡±.
La muerte ha entrado con el virus en las residencias. Los bomberos describen casos excepcionales de centros bien compartimentados, e incluso medicalizados. Pero son mayor¨ªa las actas que retratan una realidad terror¨ªfica, en la que el personal est¨¢ desbordado, faltan trabajadores que han causado baja por enfermedad, los residentes sanos y contagiados viven mezclados, o hay una alarmante falta de material de protecci¨®n. Como han denunciado organizaciones como Amnist¨ªa Internacional o M¨¦dicos sin Fronteras, la supuesta medicalizaci¨®n prometida por la Consejer¨ªa de Sanidad madrile?a no se produjo. Las residencias no eran un lugar adecuado para tratar a un enfermo de covid. De acuerdo con la estimaci¨®n de la comisi¨®n ciudadana por la verdad en las residencias, de haber sido hospitalizadas, se hubieran podido salvar 4.000 vidas.
¡°[El] personal NO est¨¢ formado y NO aplica las medidas de protecci¨®n¡±, recoge un acta, as¨ª, en may¨²sculas para trasladar la desesperaci¨®n de quien apunta en el caso de varias residencias. ¡°Hay siete personas aisladas durante el d¨ªa, pero a la hora de dormir se mezclan en habitaciones de dos¡±, describe el desprop¨®sito de la organizaci¨®n de la primera. ¡°Hay posibilidad de compartimentar las habitaciones, pero no est¨¢ realizado¡±.
¡°Persona que les atiende se siente agobiada por tener que informarles¡±, se resume lo ocurrido en una de las visitas. ¡°Numeroso personal en los que observo que la gran mayor¨ªa no son conscientes de la responsabilidad de las tareas que realizan y, adem¨¢s, muchos de ellos llevan muy poco tiempo cubriendo las numerosas bajas existentes¡±, se a?ade.
As¨ª, en otro centro, los bomberos subrayan: ¡°Existencia de una falsa creencia de estar aplicando los criterios de PCI [protecci¨®n y control de infecciones] correctamente por parte de la gerencia, lo que supone un riesgo a?adido¡±. De otro, escriben: ¡°Concienciaci¨®n de uso adecuado y generalizado de EPIs. Se observa relajamiento en su aplicaci¨®n. Hincapi¨¦ en la necesidad estricta de diferenciaci¨®n entre el circuito de limpio y de sucio¡±. Y de un tercero, se apunta: ¡°Ligera dejadez del personal a la hora de equiparse correctamente¡±.
¡°?Necesitan ayuda para discernir si tienen positivos!¡±
Mientras el virus pasa de anciano en anciano, el sistema parece colapsar entre llamadas de auxilio que no se atienden, cambios de organizaci¨®n que no funcionan, o no se aplican, y test que no ayudan a discernir d¨®nde est¨¢ el peligro. ¡°Los residentes asintom¨¢ticos despu¨¦s de un test r¨¢pido y despu¨¦s de unos d¨ªas confinados han vuelto a utilizar las zonas comunes y a la normalidad que establecieran a primeros de marzo¡±, fotograf¨ªan los bomberos lo que se encuentran al visitar otra residencia. ¡°?Necesitan ayuda para discernir si tienen positivos!¡±.
De otro centro se hace un retrato terror¨ªfico: ¡°Una persona se mueve libremente, tiene discapacidad ps¨ªquica y es muy agresiva, pasando de zona sucia a limpia. Eso no es admisible y se le pide que la geriatra tome medidas legales para limitar los movimientos de esa persona¡±.
Al trasladarse a una residencia el 13 de abril, los profesionales detectan ¡°falta de EPIs y material fungible b¨¢sico: sueros, v¨ªas, falta de balas de ox¨ªgenos, necesidad de vestimenta. Mascarillas FPP2 no tienen y las est¨¢n reutilizando¡±. Y alertan: ¡°Trasiego continuo de una zona a otra sin descontaminarse¡±.
Otra acta recoge lo siguiente: ¡°No tienen material, se lo han fabricado ellos mismos. No mascarillas adecuadas, solo algunas quir¨²rgicas. No enfermera¡±.
¡°Casi todo el personal presenta s¨ªntomas¡± de contagio, alertan en otro escrito. En una visita del 11 de abril, se describe a una directora desbordada, que ¡°necesita ayuda para elaborar e instaurar las acciones preventivas y mitigadoras de la expansi¨®n del covid¡±. El juicio que se emite sobre otro director es mucho m¨¢s duro: ¡°La situaci¨®n de la residencia es propicia para la implantaci¨®n de los criterios de manera efectiva, pero la falta de predisposici¨®n del director hace imposible aplicar las medidas propuestas¡±.
Los bomberos pueden hacer todo ese trabajo habilitados por una resoluci¨®n gubernamental del 26 de marzo de 2020. En ella se reconoc¨ªa que se hab¨ªa ¡°producido un extraordinario incremento en el n¨²mero de fallecidos de la Comunidad de Madrid¡±, y que por ello se habilitaba ¡°excepcional y temporalmente¡± a las fuerzas armadas, bomberos y polic¨ªa al traslado de cad¨¢veres. Los bomberos, sin embargo, hicieron mucho m¨¢s que eso: dejaron constancia por escrito del caos reinante en las residencias durante lo peor de la pandemia.
?Tiene m¨¢s informaci¨®n? Escriba a los autores jjmateo@elpais.es y fpeinado@elpais.es
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