Agentes inmobiliarios en tu zona
Adolescentes encorbatados merodean por los barrios buscando casas a la venta. Se hacen virales en TikTok ense?ando pisos absurdamente caros. Incluso tienen sus propios programas en Netflix
El otro d¨ªa alguien llam¨® al timbre y me asust¨¦ un poco. Hace a?os, en mi barrio, el sonido del timbre anunciaba planes improvisados: los amigos llamaban a preguntar si pod¨ªa bajar a jugar o las vecinas para contar novedades. Pero hoy en d¨ªa, a las casas solo se llama con cita previa y un paquete bajo el brazo. Abres a alguien que te trae la hamburguesa, el env¨ªo de Amazon o la compra. Nadie vende enciclopedias. Ni los testigos de Jehov¨¢ trabajan ya esto de la puerta fr¨ªa. Se han reinventado y ahora est¨¢n a la salida del metro, parados con un cartel en el que ofrecen ¡°cursos de Biblia gratuitos¡±. Como si un MBA en Jesucristo fuera lo que necesita tu curr¨ªculum.
Nadie llama ya al timbre, pensaba mientras el m¨ªo no paraba de sonar. Al final abr¨ª la puerta y al otro lado apareci¨® un veintea?ero con uniforme de oficinista. A ciertas edades, el traje no es tanto ropa como mero disfraz. Llevaba una corbata verde fosforito que no hac¨ªa m¨¢s que subrayar su condici¨®n de agente inmobiliario. En los ¨²ltimos meses, han aparecido por el barrio con profusi¨®n micol¨®gica. Husmean por las calles observando los edificios. Escriben octavillas con un ¡°busco piso por la zona¡± y las fotocopian a cientos, para colocarlas en los buzones o bajo los parabrisas de los coches. Los flyers de la especulaci¨®n son el primer signo de que el barrio est¨¢ siendo gentrificado. Los agentes inmobiliarios llamando a tu puerta son el segundo.
El que ten¨ªa ante m¨ª me dijo que se llamaba Ra¨²l. Me pregunt¨® a continuaci¨®n si quer¨ªa vender mi casa como quien pregunta si tienes un piti. Yo no fumo, ni tengo casa en propiedad y pensaba que estos argumentos ser¨ªan suficientes para dar por terminada la conversaci¨®n, pero Ra¨²l era insistente. Me pregunt¨® entonces por el piso del vecino del segundo. Me dijo que no parec¨ªa vivir nadie y pregunt¨® por el tel¨¦fono del due?o, por si este quer¨ªa vender.
Pens¨¦ que igual Ra¨²l podr¨ªa ser un ladr¨®n especialmente elegante, como Lupin. O que pod¨ªa ser, efectivamente, un agente inmobiliario, que era casi peor. As¨ª que le ment¨ª. Le dije que el vecino del segundo viv¨ªa all¨ª, que era amigo m¨ªo, que me hab¨ªa dicho que no quer¨ªa vender y que muy buenas tardes, adi¨®s. Lo dije con tal convicci¨®n que cuando cerr¨¦ la puerta casi me dieron ganas de llamar a ese amigo imaginario y contarle la historia.
No s¨¦ qu¨¦ tienen los agentes inmobiliarios que ¨²ltimamente no paro de verlos por todas partes. Est¨¢n por el barrio, merodeando como chacales elegantes. Est¨¢n en TikTok, donde se hacen virales a costa de indignar al personal ense?ando zulos improponibles con acartonada teatralidad. Tambi¨¦n salen mostrando apartamentos pornogr¨¢ficamente lujosos. Entras en TikTok por los bailecitos y los trends y a la que te descuidas, acabas compr¨¢ndote un ¨¢tico de dos millones de euros en Chamber¨ª. Incluso Netflix se ha llenado de agentes inmobiliarios. Realities como Selling Sunset, Negocio familiar o Viviendas de lujo en Londres son solo algunos ejemplos de un cat¨¢logo que no deja de crecer. En la sociedad del espect¨¢culo, hemos convertido la especulaci¨®n del pan en circo.
S¨¦ qu¨¦ Ra¨²l no es un luxury real estate agent como esos que salen en Netflix. No es un vendeneveras de TikTok, ni un Amadeo Llad¨®s del Tecnocasa. Imagino que no es m¨¢s que un chaval al que le han prometido dinero f¨¢cil. Un chaval que se patea el barrio y se pasa el d¨ªa llamando a puertas para encontrarse con el desprecio de gente como yo.
Me recuerda un poco a todos aquellos adolescentes que abandonaron el instituto para hacerse alba?iles millonarios en la burbuja inmobiliaria de los primeros 2000. Aquellos que acabaron en el paro. Ahora no llevan mono azul, sino corbata verde, pero siguen siendo la punta de lanza de un sistema depredador, que se ha empe?ado en ver la vivienda m¨¢s como un negocio que como un derecho. Las casas no conforman barrios, sino paquetes de inversi¨®n. Los vecinos no somos personas sino activos financieros. Y Ra¨²l no es un simple chaval con sue?os de grandeza, sino la especulaci¨®n inmobiliaria llamando a tu casa para echarte de ella.
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