Una reuni¨®n de neofascistas en Madrid para analizar la masculinidad
Los ¨²nicos referentes de ¡°verdaderos hombres¡± que encuentran los ponentes son Jos¨¦ Antonio Primo de Rivera, Cristo y Donald Trump, pero de este ¨²ltimo dudan
Hay un grupo de hombres que cree que el movimiento feminista est¨¢ organizado por una ¨¦lite jud¨ªa que quiere destruir Occidente. Bajo esa premisa, m¨¢s de 50 personas se reunieron este s¨¢bado en un local del distrito de Salamanca de Madrid para escuchar durante m¨¢s de una hora c¨®mo ser un verdadero macho. Los organizadores, no obstante, no dejaron ning¨²n cabo suelto y la paridad de g¨¦nero fue respetada entre los ponentes para no ofender a nadie: dos mujeres y dos hombres.
Entre las mujeres, una tuitera de ultraderecha y una periodista de un peque?o medio de comunicaci¨®n negacionista y entre los hombres, un influencer dedicado a los contenidos de dietas y conspiraciones, que adereza sus v¨ªdeos con consejos sobre como prepararse para una guerra inminente. El cuarto ponente era Carlos San Frutos, organizador del evento y l¨ªder del grupo neofascista Facta, en cuya sede se celebr¨® la conferencia. San Frutos no debe pensar que Pedro S¨¢nchez es un verdadero macho porque la Fiscal¨ªa pide para ¨¦l cuatro a?os de c¨¢rcel por organizar hace un a?o cargas contra la polic¨ªa durante las protestas frente a la sede del PSOE en la calle de Ferraz.
¡°Os voy a pasar un papel y vais a apuntar qu¨¦ es para vosotros la masculinidad¡±, comienza diciendo San Frutos al resto de ponentes, que lo miran en un escenario adornado con una bandera espa?ola y otra con la cruz de Borgo?a. Cuando terminan de escribir, la periodista lee su papel. ¡°Lo contrario a ser mujer¡±, dice. ¡°Pero hemos dicho masculinidad, no ser hombre¡±, replica San Frutos.
El influencer obsesionado con Bill Gates es el siguiente. ¡°Algo con lo que no se nace, sino que hay que buscarlo¡±, dice. San Frutos levanta la ceja en un gesto de inconformidad y obliga al interlocutor a completar su respuesta. ¡°Los cojones hay que gan¨¢rselos. Solo hay una masculinidad que implica ser protector, valiente, trabajar en uno mismo. Uno nace biol¨®gicamente un hombre y es un hombre, pero para ser un verdadero hombre hay que curr¨¢rselo¡±.
Esta vez San Frutos est¨¢ m¨¢s satisfecho y pasa la palabra a la ¨²ltima mujer, la tuitera nazi. Dice que ¡°hay muchas masculinidades¡± y estalla la sorpresa colectiva. ¡°Son tantas como hombres hay. Todas con unos m¨ªnimos, claro ¨Da?ade¨D. El hombre tiene que ser valiente, protector y no tener miedo al compromiso con su pa¨ªs ni con su mujer. Tiene que tener objetivos y sentirse realizado al perseguirlos para no caer en vicios como la homosexualidad. Pero no solo son masculinos los bomberos, tambi¨¦n puede serlo un rat¨®n de biblioteca¡±. Y remata: ¡°Hay m¨¦dicos masculinos¡±.
Pero al l¨ªder tampoco le convence esta respuesta. Alguien que cultiva su mente, pero no su cuerpo est¨¢ lejos de ser un macho completo. Para apuntalar su teor¨ªa, San Frutos pide a los ponentes que piensen ahora en un ¡°verdadero hombre¡±, alguien masculino de verdad que les inspire. Y durante algunos segundos todos se quedan mirando al techo pensando. Finalmente, la periodista da con algo. ¡°Jos¨¦ Antonio Primo de Rivera era un verdadero hombre¡±, dice. Y todos asienten. Pocos dudan de que el fundador de Falange Espa?ola es un macho como Dios manda.
Para el influencer de los gimnasios, un macho-macho es Cristo, pero a San Frutos no le convence y se r¨ªe. ¡°Has ido a lo f¨¢cil¡±. El ponente se encoge de hombros y mira a la tuitera para pasarle el testigo. Ella es la que m¨¢s arriesga. ¡°No estoy de acuerdo en todo con ¨¦l ¨Dse excusa¨D, pero creo que Donald Trump tambi¨¦n es un verdadero hombre¡±.
Definidos los roles sobre lo que es ser un hombre, el resto de la charla aborda otros temas, como la necesidad de celebrar las peque?as victorias que van consiguiendo. ¡°Hemos ganado Twitter¡±, apunta el influencer. ¡°Ahora es nuestro. Quiz¨¢s solo sea un 1% de lo que vamos a conseguir, pero batalla a batalla se gana la guerra¡±, dice sobre la red social X propiedad de Elon Musk, convertido en uno de los hombres de referencia de la nueva masculinidad.
El medio centenar de asistentes, hombres j¨®venes la mayor¨ªa, sigue el debate concentrado. Han esperado media hora desde que estaba convocado el encuentro hasta que los oradores han aparecido. Un grupo de amigos ameniz¨® la espera charlando sobre las elecciones de EE UU en las que ¡°Trump tumb¨® a la negra¡± y el tema fue derivando hasta acabar en peleas de artes marciales mixtas. Otro espectador m¨¢s, un hombre introvertido con la cabeza rapada, mataba el tiempo viendo v¨ªdeos de palizas y batallas campales entre aficionados de equipos de f¨²tbol. Los m¨¢s formados, todos los que miden menos de 1,80, conversaban sobre un libro de historia dedicado al Imperio Otomano. ¡°Est¨¢ muy bien, pero es un poco denso. No he pasado de la p¨¢gina 20. Si quieres te lo presto¡±.
El congreso de los amigos de la testosterona dedic¨® tambi¨¦n varios minutos a los nuevos modelos familiares que ¡°degeneran¡± la sociedad y ¡°destruyen¡± la familia tradicional. Seg¨²n los organizadores, se ha puesto en riesgo un pilar social que acompa?a al ser humano ¡°desde hace millones de a?os¡±. De entre todos estos perversos modelos, el m¨¢s preocupante, se escucha decir, es el que forman las familias monoparentales, aquellas en las que solo hay un progenitor. Y aportan para ello un dato cient¨ªfico: crecer sin un referente masculino aumenta las posibilidades de que las mujeres salgan ¡°promiscuas¡± y los hombres ¡°afeminados¡±.
Carlos San Frutos opina que cuando una mujer emprende un proyecto de maternidad en solitario, no tarda en entender que necesita a un hombre. Entonces busca a uno, pero suele dar con un ¡°fracasado¡±, afirma. ¡°Yo siempre digo que cuidar semen de otro no es de macho alfa¡±. Mientras debaten sobre este tema, la tuitera a?ade otro dato. ¡°Este te va a gustar¡±, dice mirando al l¨ªder de la reuni¨®n. ¡°Est¨¢n naciendo exponencialmente m¨¢s hombres que mujeres y esto hist¨®ricamente ha ocurrido los a?os antes de que se produzca una guerra¡±. A San Frutos se le dibuja una sonrisa y se inclina hacia ella. ¡°Cu¨¦ntame m¨¢s. Esto me interesa. ?Cu¨¢l es la fuente?¡±, dice mirando a su interlocutora.
Ella saca el m¨®vil y se pone a buscar. ¡°?La he encontrado!¡±, dice a los pocos segundos. Y empieza a leer: ¡°Seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud...¡±. Para en seco. Todos empiezan a re¨ªr. Tambi¨¦n el p¨²blico. ¡°?Pensaba que iba en serio!¡±, dice el l¨ªder del grupo neofascista entre carcajadas. Obviamente, nada que venga de la OMS, una organizaci¨®n controlada por los jud¨ªos que trata de manipular a los europeos de raza para acabar con Occidente, tiene el m¨ªnimo rigor cient¨ªfico en ese sal¨®n del barrio Salamanca. Una lectura m¨¢s en detalle de esa informaci¨®n dice que las probabilidades de que nazca un hombre mediante t¨¦cnicas de reproducci¨®n asistida son un poco m¨¢s altas a las de que nazca una mujer. ¡°Me hab¨ªa hecho ilusiones¡±, remata un San Frutos decepcionado.
Una hora despu¨¦s, la asamblea hetero masculina se disuelve y pocas horas despu¨¦s comienza frente a Ferraz una nueva concentraci¨®n convocada por Falange Espa?ola. All¨ª est¨¢ tambi¨¦n el grupo de San Frutos. ¡°Somos lo que hacemos¡±, se define esta comunidad en redes sociales. No hay duda de que lo de la masculinidad es una excusa para calentar la calle.
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