La responsabilidad afectiva en la era del ¡®ghosting¡¯ o por qu¨¦ hay que tener en cuenta las emociones del otro
El concepto naci¨® en los ochenta con el auge del poliamor, pero es necesario en todo v¨ªnculo, ya sea familiar, de amistad o de pareja. Sin ¨¦l, es imposible construir relaciones sanas
Una b¨²squeda en Instagram de la etiqueta #responsabilidadafectiva devuelve m¨¢s de 66.300 publicaciones. Si se explora el mismo concepto en Twitter encontramos entre los primeros resultados un tuit viral con m¨¢s de 112.000 Me Gusta. Los datos parecen dar a entender que este concepto est¨¢ de moda. La responsabilidad afectiva hace referencia a que nuestros actos tienen consecuencias en otras personas...
Una b¨²squeda en Instagram de la etiqueta #responsabilidadafectiva devuelve m¨¢s de 66.300 publicaciones. Si se explora el mismo concepto en Twitter encontramos entre los primeros resultados un tuit viral con m¨¢s de 112.000 Me Gusta. Los datos parecen dar a entender que este concepto est¨¢ de moda. La responsabilidad afectiva hace referencia a que nuestros actos tienen consecuencias en otras personas y, por lo tanto, debemos prestar atenci¨®n a c¨®mo nos relacionamos, aplicando el respeto, la comunicaci¨®n, la empat¨ªa y el cuidado que cada v¨ªnculo requiere. Se entiende como necesaria en cualquier tipo de relaci¨®n, ya sea familiar, de amistad, de pareja o sexual, y m¨¢s o menos larga en el tiempo. La responsabilidad afectiva nos lleva a tener en cuenta a la otra persona y sus emociones, aunque no a responsabilizarnos de ellas.
Este concepto no es nuevo. Surgi¨® en la d¨¦cada de los ochenta del pasado siglo en el contexto de las relaciones poliamorosas para dejar claro que estas no son un todo vale, sino que cualquier v¨ªnculo establecido se ha de construir de forma ¨¦tica y cuidando a todas las partes. Cuando se sale de la norma mon¨®gama todo ha de ser muy transparente, ya que no hay reglas impl¨ªcitas que se puedan aplicar.
De ah¨ª ha pasado a cualquier tipo de relaci¨®n y se ha popularizado. ?Era necesario? ?No estaba claro que debemos cuidar de la pareja? S¨ª, lo est¨¢ (aunque haya quienes lo lleven a la pr¨¢ctica mejor o peor), pero resulta que ha cambiado la forma en que nos relacionamos. No todos los v¨ªnculos sexoafectivos se catalogan como pareja y eso puede llevar a una disminuci¨®n del compromiso y a otorgarle menos seriedad a esa relaci¨®n.
En el sondeo de 40dB para EL PA?S sobre la percepci¨®n del amor, un 60% de las personas encuestadas consideraba que actualmente es m¨¢s f¨¢cil encontrar relaciones sexuales y un 53% que es m¨¢s sencillo ligar. Ahora bien, cuatro de cada 10 encuestados alegaban que hoy es m¨¢s dif¨ªcil encontrar pareja.
Esto es lo que el soci¨®logo polaco Zygmunt Bauman, en 2003, defini¨® como ¡°amor l¨ªquido¡±, concepto con el que retrat¨® las relaciones actuales, en las que hay ¡°falta de solidez, calidez y una tendencia a ser cada vez m¨¢s fugaces y superficiales¡±. Se percibe a las personas como mercanc¨ªas para satisfacer alguna necesidad. El consumismo aplicado a las relaciones afectivas.
Aplicaciones y redes sociales como medios para relacionarse
Las aplicaciones y las redes sociales se han convertido en uno de los principales sitios donde conocer gente. Desde apps espec¨ªficas para ello (como Tinder o Grindr) hasta redes sociales con otra finalidad (Instagram o Twitter) se convierten en los nuevos bares donde decir aquello de ¡°?estudias o trabajas?¡±. Y este entorno, tan propicio para la socializaci¨®n, tambi¨¦n facilita ciertos fen¨®menos relacionales. El ghosting, desaparecer cuando parec¨ªa que todo iba bien, es el m¨¢s com¨²n de todos ellos. Seg¨²n un estudio de 2018 de la Universidad canadiense de Western Ontario, un 72% de las personas encuestadas lo hab¨ªa sufrido y un 64,5% lo hab¨ªa realizado.
El consumismo del amor l¨ªquido tiene un reflejo muy evidente en las aplicaciones para ligar. Vemos un cat¨¢logo de personas, como el que va a comprar ropa. Cuando nos cansamos de una prenda de vestir, la dejamos olvidada en un rinc¨®n del armario. De manera similar, si ya no nos interesa esa persona, la dejamos en visto o directamente la bloqueamos. Si bien desaparecer de la vida de alguien no es nuevo, s¨ª es cierto que en las redes sociales con un par de clics queda resuelto. F¨¢cil y r¨¢pido.
Las consecuencias de actuar as¨ª no son inocuas. Pueden provocar frustraci¨®n, decepci¨®n e incluso inseguridad o baja autoestima. Si alguien no est¨¢ en su mejor momento vital, es f¨¢cil que se pregunte por qu¨¦ le han dejado de hablar si todo iba bien, qu¨¦ ha hecho mal, que se culpabilice o se minusvalore. Hay personas que con su forma irresponsable de actuar pueden hacer mucho da?o. Quiz¨¢s no son conscientes o no les importa, pero van dejando cad¨¢veres emocionales.
?Cuesti¨®n de g¨¦nero?
La forma de socializarnos ha hecho a las mujeres tradicionalmente m¨¢s atentas a lo emocional, m¨¢s volcadas en los detalles y los cuidados. Y a los hombres, m¨¢s centrados en lo productivo. ?Ser¨ªa caer en estereotipos pensar que ellos tienen m¨¢s carencias en cuanto a desarrollar responsabilidad afectiva?
Si se revisan los mensajes que se pueden leer por redes sociales (para muestra, el tuit citado anteriormente), muchos son de mujeres reclamando a hombres m¨¢s cuidados. Pero seg¨²n los estudios realizados (que son pocos y con resultados dispares) se obtiene una visi¨®n diferente. Seg¨²n uno llevado a cabo por la p¨¢gina web de consumo CreditLoan sobre c¨®mo las personas finalizaban las relaciones, hab¨ªan hecho ghosting un 22,4% de mujeres, frente a un 13,9% de hombres. Y en otro art¨ªculo de la revista cultural mic.com, el porcentaje es del 49,97% de mujeres y el 50% de hombres. As¨ª que probablemente no se trate solo de una cuesti¨®n de g¨¦nero, sino de la persona, de sus experiencias vitales y de su empat¨ªa y consideraci¨®n hacia los v¨ªnculos que establece.
En cualquier caso, la responsabilidad afectiva no deber¨ªa ser cuesti¨®n de la persona y su sensibilidad. Y mucho menos deber¨ªa considerarse una expresi¨®n de moda. Deber¨ªamos empezar a integrarla de serie en nuestra forma de relacionarnos. Sin ella, no es posible construir relaciones sanas.
Arola Poch es psic¨®loga por la Universidad de Barcelona, licenciada en Comunicaci¨®n Audiovisual por la UOC y sex¨®loga por la Universidad Camilo Jos¨¦ Cela. Experta en educaci¨®n y divulgaci¨®n sexual, con varios libros publicados.