Aspidistra, la planta inmortal t¨ªpica de las abuelas y la mejor inversi¨®n para decorar el rellano
Esta especie nada exigente adora la sombra y puede vivir m¨¢s de 100 a?os. A prueba de jardineros primerizos, su vistoso follaje la convierte en la opci¨®n perfecta para quienes buscan un aire selv¨¢tico para la decoraci¨®n de interiores
En la madrile?a calle de Fuencarral, a la altura de la glorieta de Bilbao, en la semipenumbra casi perpetua de un portal de la acera de los impares, viven dos aspidistras que llevan m¨¢s tiempo en el edificio que el m¨¢s antiguo de los vecinos. El portero que se ocupa de su cuidado se llama Manolo Cabezuelo. ¡°No exigen ninguna atenci¨®n espec¨ªfica¡±, asegura. ¡°Tierra normal, agua cuando el sustrato est¨¢ seco y, ocasionalmente, un poco de abono para plantas de hoja verde. Y limpiar las hojas, eso s¨ª, para retirarles las part¨ªculas de la contaminaci¨®n y el polvo¡±, a?ade. ¡°A estas aspidistras la due?a del edificio las conoce de toda la vida. Se preocupa mucho por ellas, porque est¨¦n bien cuidadas¡±, explica tambi¨¦n sobre los ejemplares que decoran el portal acicalados en dos cubremacetas de piedra con motivos tallados de la propia planta.
La Aspidistra elatior, llamada com¨²nmente pilistra u orejas de burro, es una planta originaria de China y Jap¨®n, donde brota silvestre en las zonas m¨¢s umbr¨ªas de selvas y bosques. De crecimiento lento, se propaga mediante rizomas que hacen brotar del terreno grandes hojas en forma de lanza de color verde oscuro. Tambi¨¦n hay variedades variegatas (con franjas de color blanco y crema) y moteadas (llamadas milky way o V¨ªa L¨¢ctea).
La aspidistra es el Matusal¨¦n de las plantas de interior. Longeva y superresistente ¡ªen ingl¨¦s se la llama coloquialmente cast iron plant (planta de hierro fundido)¡ª, no es nada exigente en cuanto a temperatura, riegos, luz o humedad ambiental. Podr¨ªa decirse que es una de las plantas m¨¢s resilientes, una superviviente en pr¨¢cticamente todo tipo de latitudes y la elecci¨®n perfecta para quienes se inician en el cuidado de las plantas de interior o en los hogares de gente que se ausenta durante largos periodos. Patios, porches, vanos de escaleras, portales, rellanos, vest¨ªbulos, claustros de edificios y, en general, cualquier lugar alejado del sol directo y de la calefacci¨®n son su ubicaci¨®n m¨¢s adecuada. Los rayos del sol queman sus hojas, llen¨¢ndolas de manchas marrones y deteriorando las puntas y el contorno. De ah¨ª otro de sus motes populares: hojas de hall o de sal¨®n, por la querencia de esta planta por los espacios interiores y su despreocupada tolerancia a la oscuridad.
Nuestras abuelas tienen un m¨¢ster y no lo sab¨ªan. Mar¨ªa Victoria Blanco naci¨® en Trujillo (C¨¢ceres) y lleva m¨¢s de 60 a?os viviendo en el barrio de Arapiles, en Madrid. En el portal de su edificio, un arriate de aspidistras asiste exultante desde hace d¨¦cadas al ir y venir de vecinos. ¡°La pilistra es una planta muy dura, incluso m¨¢s que los potos, que ya es decir¡±, asegura. ¡°En mi pueblo, en muchas casas las ten¨ªan en el zagu¨¢n, una a cada lado de la puerta. Casi no hac¨ªa falta atenderlas, les daba igual el invierno que el verano. A veces pasaba cierto tiempo sin que las reg¨¢semos, y tampoco hac¨ªa falta que tuvieran mucha luz. Recuerdo que les limpi¨¢bamos las hojas con un algod¨®n empapado en un aceite y quedaban brillantes y bonitas¡±, relata Blanco. Para multiplicarla, basta con dividir el cepell¨®n ¡ªmasa de tierra que se deja pegada a las ra¨ªces de las plantas para trasplantarlas¡ª cuando van saliendo brotes nuevos.
La limpieza y lustre de sus hojas de tacto de cuero es una cuesti¨®n clave en la salud y belleza de la aspidistra. ¡°Yo las limpio con cerveza. Compro una de marca blanca, la echo en un flus-flus y cada 15 d¨ªas pulverizo las hojas y luego las lustro con un pa?o de algod¨®n suave¡±, cuenta Juani, portera de un bloque de viviendas del barrio de Chamber¨ª. La cebada contenida en la cerveza es fuente de minerales como el magnesio, esencial para que las plantas puedan producir la clorofila que da el color verde a las hojas. Tambi¨¦n contiene potasio y f¨®sforo, que fortalecen las estructuras vitales de la planta y la mantienen vigorosa.
Facilidad de cuidados aparte, otra raz¨®n por la que la pilistra gusta tanto es por la preciosa textura, dinamismo y empaque de su vistoso follaje. Muy del gusto de la era victoriana, caus¨® sensaci¨®n en el Reino Unido durante el siglo XIX como ornamento de las casas acomodadas. Hoy, esta frondosa planta de belleza decadente y selv¨¢tica es la elecci¨®n perfecta para aquellos enamorados de la sterlitzia o ave del para¨ªso ¡ªesa tropical tan de moda en la decoraci¨®n bot¨¢nica de interiores¡ª, pero que no disponen en su sal¨®n de luz suficiente para su cultivo.
Es curioso observar c¨®mo la longevidad de esta planta hace que se generen en torno a ella relaciones casi familiares. Sirva Instagram como ejemplo (#aspidistra) para encontrarnos con gente que posa con sus pilistras, se hace selfis con ellas, las abrazan y se retratan trat¨¢ndolas con tanto mimo que casi se dir¨ªa que la planta tiene una entidad animada. Como la de ese ser de compa?¨ªa que est¨¢ presente durante a?os en los buenos y en los malos momentos. Y es que, aunque su crecimiento es lento ¡ªcon una producci¨®n media de cinco o seis hojas nuevas cada a?o¡ª, una aspidistra bien aclimatada puede llegar f¨¢cilmente a vivir m¨¢s de un siglo. Abuelas, madres, nietos... y siempre la misma pilistra. Un pariente nada antojadizo que va sobreviviendo de generaci¨®n en generaci¨®n. Como esa joya que se hereda portando recuerdos sentimentales y memoria compartida.
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