Los 906 metros de Ribadesella que re¨²nen a corredores todos los veranos: ¡°Los motivos son diferentes, pero los retos son comunes¡±
La historia del circuito de entrenamiento de la localidad asturiana es la historia universal de la creaci¨®n de los grupos de corredores, de los inescrutables caminos de las aficiones o del papel que juegan los l¨ªderes
Lo llaman, con mucha iron¨ªa, el CAR. Es el acr¨®nimo de Centro de Alto Rendimiento. Son 906 metros de calzada con forma de rect¨¢ngulo. A su alrededor y en las manzanas interiores hay m¨¢s de 80 viviendas unifamiliares, una treintena de parcelas vac¨ªas ¨Dtodas con c¨¦sped¨D y un club social que lleva m¨¢s de 20 a?os sin uso. Pertenecen a una urbanizaci¨®n privada. En la acera interior, cada 100 metros, se pueden ver marcas de pintura verde. Son las referencias que utilizan los corredores. La historia de este peculiar circuito de entrenamiento en Ribadesella (Asturias) es la historia universal de la creaci¨®n de tantos y tantos grupos de corredores, de los inescrutables caminos de las aficiones, del papel que juegan los l¨ªderes, de la importancia de dar con un lugar en el que entrenar o del paso del tiempo medido en veranos.
Son las 9.45 de una n¨ªtida ma?ana de agosto. Astursella ¨Das¨ª se llama esta urbanizaci¨®n proyectada a finales de los a?os setenta¨D se despereza sin prisa. Una vecina se sube al coche para ir a la compra, otra cuida un peque?o huerto. Desde detr¨¢s de algunos setos llegan conversaciones de desayuno. Tambi¨¦n la respiraci¨®n de perros. De repente, irrumpen en la escena unas animadas voces. Ocho corredores acceden al recinto bordeando la puerta autom¨¢tica que impide el acceso a los veh¨ªculos. Hay camisetas rosas, amarillas o azules, con referencias de carreras populares, publicidad de negocios locales o del Club Tritatl¨®n Tetu¨¢n.
¨D?De aqu¨ª no escapamos!¨D grita uno de los corredores.
Empezaron a venir en 2004. El m¨¦dico Roberto Pire (64 a?os, Oviedo), el fontanero jubilado Roberto S¨¢nchez (65 a?os, Ribadesella) o el interventor municipal Pablo Vald¨¦s (55 a?os, Laviana) fueron de los primeros en llegar a este lugar. ¡°Busc¨¢bamos un sitio para entrenar, vimos que era muy llano, que no hab¨ªa nadie, que apenas pasan coches¡ que era una maravilla, vaya. Trajimos un medidor de la Polic¨ªa Local, sal¨ªan 906 metros¡±, dice Pire.
Maximino Gonz¨¢lez (63 a?os, Ribadesella), operario de excavadora jubilado y presidente de la secci¨®n de atletismo de la Sociedad Deportiva y Cultural de Ribadesella, recuerda los tiempos en los que, para hacer series o sesiones de ritmo alto, ten¨ªan que salir ¡°a la carretera general. ¡°Y a lo mejor lleg¨¢bamos hasta Naves o Arriondas (a 18 kil¨®metros)¡±, comenta. Antes de ese tiempo, est¨¢n las razones por las que empezaron a correr. Maximino lo hizo porque fumaba ¡°como un descosido¡± y estuvo un mes ingresado; Vitaliano Su¨¢rez (55 a?os, Ribadesella), extrabajador de una mina, para adelgazar ¨D¡±cog¨ªa el coche para hacer 100 metros¡±¨D; Seve M¨¦ndez (48 a?os, Gij¨®n), exjugador de balonmano y empleado de banca, de casualidad ¨D¡°empec¨¦ en un viaje de trabajo a Madrid con unos compa?eros¡±¨D y porque, seg¨²n ¨¦l, ven¨ªa ¡°en el pack¡± con su mujer, Silvia Mar¨ªa Garc¨ªa (48 a?os, Gij¨®n), funcionaria que siempre hab¨ªa hecho deporte; Luis Gonz¨¢lez (42 a?os, Ribadesella), trabajador del sector inmobiliario, porque estando en la tumbona en su viaje de novios pens¨® que le har¨ªa bien empezar a correr y llegar a hacer la Behobia-San Sebasti¨¢n.
En otros casos, hubo que vencer a la verg¨¹enza. S¨¢nchez ¡°corr¨ªa escondido¡±, para que no le viera nadie. Por el mismo motivo, Pire debut¨® un d¨ªa de madrugada y se ahog¨® a los 500 metros: ¡°Volv¨ª a casa corriendo casi por orgullo¡±. A?os despu¨¦s, ser¨ªan campe¨®n de Espa?a de media marat¨®n en la categor¨ªa de m¨¢s de 60 a?os y campe¨®n del mundo de media marat¨®n de veteranos por equipos, respectivamente. Fue Pire el que m¨¢s tir¨® del grupo al principio. ¡°?bamos leyendo cosas, aprendiendo, e intent¨¢bamos profesionalizarlo un poco. Hubo una ¨¦poca en la que distribu¨ªa las series y los ritmos de cada persona. Encontrar este espacio nos permiti¨® mejorar y crecer. La gente nos ve¨ªa y nos preguntaba ad¨®nde ¨ªbamos a entrenar. O nos reconoc¨ªamos en carreras en otros sitios. Llegamos a ser hasta 150 atletas en el equipo¡±, explica.
El descubrimiento de un espacio para los entrenamientos espec¨ªficos impuls¨® la creaci¨®n, en 2008, de la secci¨®n de atletismo del club. Joaqu¨ªn Dosil, profesor de Psicolog¨ªa del Deporte de la Universidad de Vigo y exatleta, explica el valor de encontrar un grupo af¨ªn, un l¨ªder y un lugar adecuado para entrenar: ¡°El sentido de pertenencia tiene mucha fuerza. Los motivos son diferentes, pero los retos son comunes. La ilusi¨®n por compartir una experiencia es algo muy bonito. La figura del l¨ªder surge de forma natural, por conocimiento y creatividad, y aglutina. Y, para hacer series o ritmo, tener un circuito adecuado y que conoces ayuda a manejar la cabeza, porque tienes el control de la situaci¨®n y te enfocas en lo que est¨¢s. Tambi¨¦n te permite plantearte peque?as metas¡±. ¡°Ser¨¢ repetitivo, pero se interioriza el ritmo a tope. Cuando te agobias, te dices, venga, una vueltina m¨¢s. Aqu¨ª hemos llegado a hacer 27 vueltas a un ritmo de 4:10¡å, cuenta Pablo.
Al otro lado, en las aceras, est¨¢n los vecinos. La mayor¨ªa de ellos veraneantes habituales. Santiago S¨¢nchez (71 a?os, Oviedo), ingeniero jubilado, tiene la marca de los 500 metros justo delante de su casa. ¡°Da gusto verles y adem¨¢s en invierno nos cuidan las casas, porque siguen dando vueltas. A veces les ofrezco pasteles de guayaba, pero no los cogen para estar a tope¡±, dice antes de destacar c¨®mo se han ido incorporando mujeres al grupo. Una de ellas es Hortensia Posada (63 a?os, Ribadesella), ama de casa que en su d¨ªa regent¨® una tienda. ¡°Cuando empec¨¦ a venir aqu¨ª, mejor¨¦ much¨ªsimo¡±, explica. Hoy, una fascitis plantar la mantiene a otro ritmo: ¡°Corro lo que puedo. Es exagerado lo que lo echo de menos¡±.
Julia Garc¨ªa (75 a?os, Oviedo), profesora jubilada, tiene casa aqu¨ª desde 1986. ¡°Veo el paso del tiempo a trav¨¦s de ellos, de verano en verano¡±, dice antes de lanzarles un: ¡°?Otro a?o aqu¨ª, no hay quien pueda con vosotros!¡±.
El grupo avanza a un ritmo de cuatro minutos y 11 segundos por kil¨®metro. Ya no se oyen las voces alegres del inicio. Est¨¢ a punto de terminar una nueva sesi¨®n de entrenamiento en el CAR riosellano.
¡°?Quer¨¦is un vaso de agua?¡±, pregunta Marisa Pe?a (75 a?os, Torrelavega), profesora jubilada frente a cuya casa ha finalizado hoy la sesi¨®n de entrenamiento. ¡°A m¨ª es que lo de correr me da mucha sed¡±, dice entre risas.
¨D?Y a usted le gusta que vengan a correr aqu¨ª?
¨DMe parece estupendo. ?Mientras no me hagan correr a m¨ª...!
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