Manuel Mu?oz Garc¨ªa habla sobre los litops, las plantas de piedra: ¡°Vale la pena cultivarlos, a cambio nos dan horas de alegr¨ªa¡±
Estas curiosas flores se encuentran en los desiertos del sur de ?frica, y gracias a que emergen del interior de las rocas pueden sobrevivir a las altas temperaturas. Con el sobrenombre ¡®Manolithops¡¯, este fan¨¢tico de la especie nos cuenta los detalles para cultivarla
En lugares del planeta con climas extremos surgen plantas sorprendentes. Y es que, cuando las condiciones se ponen dif¨ªciles, all¨ª que la naturaleza se pone testaruda y origina especies extra?as, a ojos de los humanos. Es precisamente por las formas inusuales de estos vegetales que se convierten en objeto de estudio y de deseo, como le ocurre al g¨¦nero Lithops. Sus especies integrantes son unas campeonas ol¨ªmpicas en superar r¨¦cords de falta de agua, al crecer en sitios des¨¦rticos y semides¨¦rticos de Namibia y de Sud¨¢frica, donde las lluvias se olvidan de regar la tierra durante muchos meses al a?o.
De hecho, el madrile?o Manuel Mu?oz Garc¨ªa tuvo noticia de estas ins¨®litas plantas en un viaje por aquellas regiones africanas. Unos a?os despu¨¦s volvi¨® a prestar atenci¨®n a los litops en una florister¨ªa que vend¨ªa algunos ejemplares. Desde entonces, este g¨¦nero se convirti¨® en su pasi¨®n y parte importante de su vida. Con el sobrenombre de Manolithops, Mu?oz ilustra cada d¨ªa a todas aquellas personas que se le acercan para conocer algo m¨¢s de estas plantas excepcionales.
Pregunta. No es extra?o que se les llame piedras vivas, desde luego.
Respuesta. Su h¨¢bitat es fundamentalmente rocoso, viven entre piedras, por eso parecen piedras, para pasar desapercibidos entre sus depredadores. En sus hojas suculentas ¡ªcarnosas¡ª, casi siempre fusionadas, han desarrollado dibujos y colores similares a los de las piedras entre las que viven. Y es que los litops no tienen tallo, los pares de hojas salen directamente desde las ra¨ªces.
P. ?Qu¨¦ condiciones son capaces de soportar?
R. Pueden sobrevivir en un clima bastante hostil en el que, por un lado, tienen que aguantar largos periodos de sequ¨ªa, en los que no les cae ni una gota de agua y, por otro lado, hay momentos dentro de su ciclo anual de vida en los que el sol puede llegar a ser abrasador. Podr¨ªamos decir que un litops es una m¨¢quina de retener agua.
P. ?C¨®mo pueden hacer frente a ese sol, sin un ¨¢pice de sombra?
R. Para soportarlo han desarrollado la capacidad de vivir bajo tierra, casi completamente enterrados. En los momentos del a?o en que lo necesitan, solo asoma por encima del nivel del suelo la parte superior de sus cuerpos, que es la que est¨¢ m¨¢s preparada para aguantar la luz directa del sol. En esa zona tienen unas ventanas, m¨¢s o menos trasl¨²cidas, que permiten pasar la luz solar. De esa forma la energ¨ªa lum¨ªnica llega a sus paredes interiores, donde se encuentra la clorofila y tiene lugar la fotos¨ªntesis.
P. Aunque son plantas acostumbradas a los extremos, hay factores que un cultivador ha de evitar.
R. Como dec¨ªamos, un litops es una m¨¢quina de almacenar agua. Esa capacidad es estupenda para sobrevivir cuando no llueve durante meses, pero, en seg¨²n qu¨¦ casos, puede llegar a ser su punto d¨¦bil, ya que les hace proclives a la pudrici¨®n. El exceso de riegos, sobre todo en ¨¦pocas de altas temperaturas, suele ser la causa m¨¢s frecuente de su muerte. En verano, los litops a pleno sol pueden llegar a cocerse, literalmente. Pero, en contra de lo que mucha gente piensa, aguantan muy bien el fr¨ªo. Durante las noches, en el sur del continente africano las temperaturas llegan a estar pr¨®ximas a los cero grados, aunque casi nunca llegan a ser negativas. Si la temperatura no baja ninguna noche de esos cero grados cent¨ªgrados, no es necesario hacer nada. Incluso si solo tenemos peque?as heladas puntuales, los litops las pueden soportar sin ning¨²n tipo de ayuda.
P. ?Qu¨¦ consejos b¨¢sicos de cultivo hay que respetar con los litops?
R. Habr¨ªa que evitar tanto los riegos excesivos como las heladas prolongadas. A pesar de su capacidad innata para soportar el sol, tambi¨¦n hay que protegerlos de ¨¦l en los momentos m¨¢s t¨®rridos del a?o. Con el sol hay que tener mucho cuidado: demasiado los puede matar en pocas horas, cocidos o abrasados, pero insuficiente los puede matar a medio plazo, ya que crecer¨¢n d¨¦biles y enfermizos. En todo caso, hay otra cuesti¨®n que nunca debemos olvidar: es casi obligatorio situarlos en el exterior, en un lugar seco, bien ventilado y soleado. Dif¨ªcilmente conseguiremos tener ¨¦xito en ambientes interiores, donde no corra el aire.
P. ?Qu¨¦ sustrato ser¨ªa el m¨¢s adecuado?
R. Solo es necesario utilizar un sustrato muy mineral que drene muy bien y, cuando est¨¦ muy ¡°gastado¡±, fertilizar en primavera y en oto?o. Podemos encontrar, sobre todo en internet y en redes sociales, complicadas f¨®rmulas, en las que mezclan todo tipo de cosas: grava, arena, pumita, akadama, perlita, vermiculita¡ ?Absolutamente innecesario! Es m¨¢s, mezclando tantas cosas seremos incapaces de saber por qu¨¦ una f¨®rmula funciona mejor que otra. Mi recomendaci¨®n es usar exclusivamente grava inorg¨¢nica, con part¨ªculas de unos tres mil¨ªmetros de grosor, mezclada con sustrato universal para plantas de interior. En cuanto a los porcentajes, todo depende de c¨®mo cultivemos, pero, por dar unas proporciones de referencia, solo para empezar, podr¨ªamos mezclar tres partes de grava con dos partes de sustrato universal. Luego, con el paso del tiempo, cada uno puede personalizar la f¨®rmula. Por ejemplo, agregando alg¨²n componente m¨¢s, como pumita como segundo material inorg¨¢nico y/o modificando ligeramente los porcentajes con los que hab¨ªamos empezado.
P. Como comenta, estos porcentajes dependen de c¨®mo se rieguen los litops.
R. S¨ª, pero, en definitiva: nunca necesitan mucha agua. Con regar cada tres o cuatro semanas es suficiente, excepto en pleno invierno, cuando debemos mantenerlos tres o cuatro meses sin riegos, ?ni una gota de agua!
Una caracter¨ªstica singular del g¨¦nero Lithops que ocurre todos los a?os es que renueva sus tejidos por completo. A comienzo de la primavera, despu¨¦s del par¨®n invernal, su par de hojas comienza a arrugarse, para ceder su reserva de nutrientes y de agua a dos hojas nuevas. Durante unas semanas, del mismo centro del par de hojas antiguo emergen lentamente otras dos hojas, lustrosas y listas para tomar el relevo de las viejas. Mientras dura este proceso, el sustrato ha de permanecer seco, para que la muda se complete con ¨¦xito. Cuando las hojas viejas se han deshidratado en su totalidad se puede retomar el riego.
P. ?Nos cuenta algo m¨¢s del fascinante mimetismo de los litops con el entorno donde crecen?
R. Si Darwin hubiera viajado al Namaqualand sudafricano, en lugar a las Islas Gal¨¢pagos, se podr¨ªa haber basado en los litops para establecer su teor¨ªa de la evoluci¨®n. Es incre¨ªble la enorme diversidad de colores y dibujos que han desarrollado estas plantas para mimetizarse con las piedras y tierras entre las que viven. A pesar de que estamos hablando de una regi¨®n relativamente peque?a, las formas y colores de los ¡°elementos gr¨¢ficos¡± de sus hojas son sorprendentes. A esos dibujos que se aprecian en los cuerpos de los litops los llamamos de distintas formas: puntos oscuros, islas, pen¨ªnsulas, canales, rubricaciones¡ En definitiva, solo se trata de combinaciones pigmentarias copiadas de sus entornos. As¨ª que la disparidad es enorme.
La belleza de estas plantas no se limita solo a las hojas. Si se les da lo que necesitan, generan unas flores preciosas, delicadamente perfumadas en muchos casos y con p¨¦talos de reflejos brillantes, tan grandes que llegan a ocultar y a sombrear sus propias hojas. En su lugar de origen, esta floraci¨®n ocurre despu¨¦s del periodo de lluvia.
P. Su pasi¨®n tambi¨¦n le ha llevado a elaborar una p¨¢gina web sobre los litops, a editar un libro sobre estas plantas fascinantes o a impartir charlas. ?Dir¨ªa que hay un lugar en la jardiner¨ªa para los litops?
R. ?Yo mismo sirvo de ejemplo! Cultivo mis litops en el centro de Madrid, en una terraza estrecha con orientaci¨®n sur y, aunque es cierto que cada verano pierdo alg¨²n ejemplar, no es menos cierto que la mayor¨ªa de mis litops sobreviven. Tengo muchos ejemplares a punto de cumplir los veinte a?os. No tengo ning¨²n problema en invierno, sin usar invernadero, y en verano solo es cuesti¨®n de utilizar una simple malla de sombreo.
P. ?Qu¨¦ se le puede decir a alguien que nunca haya cultivado litops para que se anime a hacerlo?
R. Que vale la pena el esfuerzo por cultivarlos, porque los litops piden muy poco: un peque?o alfeizar, una docena de riegos al a?o y algo de protecci¨®n solar en verano. Solo eso. A cambio, nos dan horas y horas de alegr¨ªa contemplando sus sorprendentes dibujos, sus bonitas flores y, sobre todo, su capacidad de regeneraci¨®n. Aunque lo veas mil veces, nunca te cansas de contemplar el milagro anual: de un litops tan arrugado y seco que parece muerto, s¨²bitamente surge un nuevo cuerpo, perfecto e impoluto, que se ha deshecho de sus heridas y de sus imperfecciones, como si se tratara de un ave f¨¦nix.
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