Cuatro prop¨®sitos sexuales para disfrutar de 2025
Las resoluciones er¨®ticas para el a?o que empieza incluyen buscar momentos para disfrutar del deseo, personal y en pareja, y perder el miedo a implicarse en relaciones
No es tanto lo que hacemos, sino la actitud con la que lo hacemos. Esta regla universal se aplica tambi¨¦n a la vida er¨®tica. El ¨®rgano sexual por excelencia es el cerebro, as¨ª que si queremos sacar m¨¢s partido a nuestra sexualidad, deberemos alinearnos con esos comportamientos que la potencian.
A continuaci¨®n, apunto cuatro posturas mentales para ejercitar en el a?o que acaba de empezar: el hedonismo, la implicaci¨®n, el deseo y no tirar la toalla; que todos deber¨ªamos adoptar en este 2025 para favorecer nuestra dimensi¨®n sexual.
1. Conectar con el hedonismo y la alegr¨ªa de vivir
Generalmente, las personas que m¨¢s disfrutan del sexo son tambi¨¦n las que m¨¢s saborean la vida, las que mantienen una actitud hedonista, juguetona, aventurera. Y esto es as¨ª porque la filosof¨ªa, la postura que adoptamos en la existencia, nos acompa?a tambi¨¦n a la cama. No podemos despojarnos de ella as¨ª como as¨ª, como quien se desnuda y cambia su ropa de d¨ªa por la de noche. Es imposible pasarse el d¨ªa preocupado, estresado, ansioso, deprimido, triste y convertirse, de repente, en el Marqu¨¦s de Sade cuando llega la hora de mantener relaciones sexuales. As¨ª que, si queremos mejorar nuestra vida er¨®tica, debemos alinearnos con el placer, el goce, la diversi¨®n, el ¨¦xtasis y romper relaciones con el miedo, la intranquilidad, el desasosiego, la pena y la aflicci¨®n en todos los ¨¢mbitos de nuestra vida, no solo en el sexual.
La pregunta del mill¨®n es c¨®mo mantener esa actitud con la que est¨¢ cayendo, y la respuesta es que no hay una f¨®rmula exacta, aunque s¨ª pistas. Generalmente, cuando la gente dice que la vida es una mierda, no se est¨¢n refiriendo a la vida, sino a la sociedad, que es la manera en la que los humanos han ordenado la existencia. Y la sociedad suele ser injusta, cruel, traicionera, mentirosa y decepcionante. La vida, sin embargo, con sus luces y sombras, merece siempre ser vivida. Mi consejo es congeniar m¨¢s con esta ¨²ltima. No se trata de irse a vivir a las monta?as del Himalaya (que tambi¨¦n puede ser una opci¨®n), porque la mayor¨ªa vivimos en sociedad, y nuestra amiga ¨ªntima deber¨ªa ser la vida y no el mundo. M¨¢s paseos por la naturaleza y menos bares, m¨¢s baile y menos shopping, m¨¢s viajes y menos series de Netflix, m¨¢s proyectos personales y menos seguimiento de la pol¨ªtica, m¨¢s cenas con amigos y menos telediarios. No lo interpreten como una llamada al escapismo. ?ltimamente, tiendo a pensar que ser feliz es el mayor acto revolucionario y que la sexualidad es lo que m¨¢s nos ancla a nuestra humanidad.
2. Perder el miedo a implicarse, a profundizar en las relaciones
Follamigos, casi algo, ligues de una noche, situationships. Las modas de relaciones superficiales, sin compromisos ni ataduras, crecen al mismo ritmo que la soledad, la frustraci¨®n y la invenci¨®n de nuevas f¨®rmulas. Adem¨¢s, ahora son asistidas por la inteligencia artificial para encontrar a la media naranja. ?La raz¨®n? Porque queremos tener a alguien a nuestro lado, al mismo tiempo que aspiramos a mantener nuestra independencia. Pretendemos llegar a ser unas diosas y dioses del sexo, experimentar mil y una sensaciones, sin que eso nos perturbe demasiado, teniendo siempre el bot¨®n de apagado a nuestro alcance, porque eso de sufrir por amor no es tendencia.
Pero esta b¨²squeda de la cuadratura del c¨ªrculo est¨¢ abocada al fracaso y crear¨¢ generaciones de gente insatisfecha. La raz¨®n de este ver escaparates sin decidirse nunca a comprar nada puede venir de un excesivo perfeccionismo, un af¨¢n por estar con la persona ideal (ahora que la tecnolog¨ªa nos permite buscarla hasta en la Ant¨ªpodas) o un miedo al amor, a la pasi¨®n, a perder el control. Un miedo, en fin, a la vida.
La raz¨®n puede ser tambi¨¦n confundir la liberaci¨®n sexual con un peregrinaje de cama en cama; con una pel¨ªcula porno de las de ahora; con mucha coreograf¨ªa, pero poco contenido; con mucho sexo pero poca sensualidad y erotismo, que excita solo a los organismos m¨¢s primarios y elementales.
Nadie m¨¢s a favor que yo de los amantes, las relaciones espor¨¢dicas, los revolcones de una sola noche; pero el amor, el ¨¦xtasis y las experiencias sublimes requieren de un cierto nivel de confianza, de una complicidad que nos permita bajar la guardia. Ese es el gran reto de un sexo con may¨²sculas, porque no nos abrimos al primero que pasa. Como dice el libro La senda del ¨¦xtasis. El arte de la sexualidad sublime, de Margo Anand (Ediciones Mart¨ªnez Roca, S.A., 1990): ¡°Cuanto m¨¢s conf¨ªas en m¨ª, m¨¢s aceptado me siento. Cuanto m¨¢s aceptado me siento, m¨¢s abierto y vulnerable soy. Cuanto m¨¢s abierto y vulnerable se muestra el uno al otro, m¨¢s intimidad se puede compartir. Cuanto m¨¢s intimidad se comparte, m¨¢s crece el amor¡±.
No nos conformemos con un amor o una sexualidad low cost; sumerj¨¢monos de lleno en la experiencia, sin miedo al fracaso. No hay peor derrota que la de no haberse atrevido a la lucha.
3. Si se tiene pareja, disfrutar del sexo. Si se est¨¢ soltero, disfrutar del deseo
A lo largo de nuestra vida ¨ªntima pasaremos por fases, unas m¨¢s intensas que otras. En algunas tendremos compa?¨ªa y en otras estaremos solos; pero todas son v¨¢lidas, puesto que en todas se puede disfrutar y aprender.
Qu¨¦ duda cabe de que preferimos las ¨¦pocas en las que contamos con otro, u otros, para compartir la experiencia sexual, tener relaciones, sensaciones, levantarse acompa?ado, dar por sentado que la noche no siempre es para dormir, viajar para acostarse en hoteles, lograr una intimidad que nos hace casi invencibles y sentir la vida en cada c¨¦lula del cuerpo. Pero son pocos los que pueden mantener este tren de vida que, en la mayor¨ªa y con el tiempo, deriva en noches de pel¨ªcula con pizza incluida, viendo c¨®mo el deseo se evapora lentamente. Es entonces cuando algunos empiezan a a?orar la vida de soltero; porque cuando el sexo desaparece, ya no tenemos un compa?ero sexual, sino uno de piso, con todos los inconvenientes que eso acarrea.
Por su parte, los que est¨¢n solos a?oran hacer match, compartir cama y olvidarse de las series de televisi¨®n por un tiempo. Viven este periodo de sus vidas como un tiempo muerto, en tierra de nadie. Est¨¢n a la espera de que algo ocurra. No viven el presente, sino el futuro, cuando ya hayan pasado este bache relacional. Algunos evitan los placeres (ir a un restaurante, viajar o beber una copa de vino) porque: ¡°?Para qu¨¦? ?Si no son compartidos, no saben igual!¡±. No se sienten merecedores de ellos por s¨ª mismos, de la misma manera que su sexualidad queda interrumpida hasta nuevo aviso; olvidando que la naturaleza fue tan generosa que nos dio la capacidad de autocomplacernos. Cuando le record¨¦ este as que tenemos en la manga a una persona soltera, que anhelaba compa?¨ªa, me contest¨® que no lo hac¨ªa porque eso le generar¨ªa m¨¢s deseo. Sin saber que el deseo es el fiel partenaire de los que no tienen pareja, capaz de ense?arnos muchas cosas.
As¨ª pues, propongo que vivamos a fondo nuestra soledad o compa?¨ªa. Nunca estamos solos: a veces nos acompa?a otro/a/os; y a veces nos reconforta el deseo en solitario. Como dice el psic¨®logo y sex¨®logo Antoni Bolinches: ¡°Es mejor tener deseo sin sexo, que sexo sin deseo¡±.
4. No tirar la toalla ante cualquier problema. Siempre hay una soluci¨®n
Empiezo a pensar que la sexualidad es la faceta menos instintiva del ser humano. Tal vez lo fue en su momento; pero ya no, porque si antes se dec¨ªa que era una dimensi¨®n bio-psico-social del individuo, ahora podr¨ªan invertirse los t¨¦rminos para llegar a la conclusi¨®n de que es socio-psico-biol¨®gica. La libido parece ser tan fr¨¢gil en algunos sujetos que desaparece a la primera de cambio. Y, por tanto, hay que entrenarla, mimarla y cuidarla para que no se muera o permanezca enterrada entre tanto ruido.
Esto es patente en la idea que comparten bastantes personas de que el sexo si no es fabuloso ni excelente no merece la pena. Se pierde el inter¨¦s ante el menor contratiempo, o en cuanto llegan los a?os y ya no podemos efectuar las performances que ejecut¨¢bamos cuando ten¨ªamos 20, ¨¦ramos guapos y ten¨ªamos cuerpos de infarto.
Pero, si realmente ejerci¨¦ramos de sujetos sexuales, mantendr¨ªamos activa esta faceta en todas las etapas de la vida, en todas las circunstancias. Hay muchas mujeres que, pasada la menopausia, dicen haber cerrado las opciones al sexo simplemente porque sufren molestias, sequedad o atrofia vaginal. Hay hombres que van perdiendo su autoestima, a medida que sus erecciones pierden turgencia, y se conforman rememorando sus batallas de juventud. Hay chicas con vaginismo que solo se atreven a consultar su problema cuando quieren quedarse embarazadas y ser madres. Hay mujeres que siguen fingiendo orgasmos sin nunca haber sentido uno de verdad. Hay hombres j¨®venes con miedo a la intimidad porque creen que no duran lo que los actores porno.
Para todos ellos hay alivio, remedio y soluci¨®n. No hay que conformarse ni convivir con el problema, sino buscarle un punto y final; porque, adem¨¢s, el hecho de saber que estamos trabajando en ello cambia totalmente nuestra perspectiva. Ya no somos v¨ªctimas, somos guerreros.
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