La paradoja de la herencia en la semana de la moda de Par¨ªs: por qu¨¦ el fantasma del pasado es a veces un peso y otras una liberaci¨®n
De la libre y fantasiosa reinterpretaci¨®n de Harris Reed en Nina Ricci al homenaje a Paco Rabanne de Julien Dosenna, los directores creativos de casas centenarias buscan, de formas desiguales, c¨®mo actualizar el legado de forma atrayente y comercial
Una modelo recorre la pasarela con un incre¨ªble vestido blanco que simula una s¨¢bana de seda enrollada sobre el cuerpo. Esta es una de las decenas de met¨¢foras que el director creativo de Loewe, Jonathan Anderson, ha utilizado para reflexionar sobre el despu¨¦s, un concepto muy ajeno a la moda, que basa todo su discurso en el ahora. ¡°Es, de alg¨²n modo, una continuaci¨®n del desfile de hombre que presentamos hace unas semanas, y de la colecci¨®n anterior. Aqu¨ª los p¨ªxeles que estampamos sobre las prendas se difuminan por el paso del tiempo¡±, explicaba el dise?ador tras el desfile del pasado viernes, aludiendo a las piezas sobre las que se estampaban, a modo de trampantojo, fotocopias de prendas difuminadas, una idea que comenz¨® a explorar Martin Margiela, el gran inspirador de la moda del presente, en los a?os noventa, y que en Loewe no sirve para hablar de lo metarreferencial sino sobre lo temporal, el desgaste, el uso, ese momento en que una prenda comienza a entenderse y a explicarse por la mujer que la lleva y no por la marca que la dise?a.
La propuesta de Anderson se concreta en abrigos de cuero fin¨ªsimo que podr¨ªan funcionar como vestidos, jers¨¦is largos de punto que podr¨ªan funcionar como abrigos, zuecos, botines planos, bailarinas con lazo y, en definitiva, ideas mucho m¨¢s minimalistas (o, como las llama el dise?ador, ¡°reduccionistas¡±) a las que la ense?a nos tiene acostumbrados. Anderson ha dejado de lado su exploraci¨®n de los l¨ªmites entre las prendas y los objetos para centrarse en el tejido, en la textura ¡°y en c¨®mo se relacionan con el cuerpo y es el cuerpo el que les da sentido¡±, comenta. Ya no hay labios saliendo del escote o flores de anturio recorriendo el torso, hay dise?os que parecen sencillos pero esconden una confecci¨®n complej¨ªsima, prendas de exterior que parecen caer libremente sobre la silueta, vestidos que parecen a medio drapear o conjuntos de dos piezas donde el cuero es tan ductil que parece algod¨®n. Tambi¨¦n bolsos extra grandes y moldeables, pensados a partir de la arquitectura pero tambi¨¦n de la comodidad y el pragmatismo extremos. Anderson demuestra as¨ª que no es solo un genio del efectismo visual y los juegos conceptuales, tambi¨¦n es muy capaz de adaptarse a los tiempos que corren, donde la practicidad y las prendas b¨¢sicas parecen tomar protagonismo, sin perder peso en su discurso. En Loewe no hab¨ªa mantas enrolladas al cuerpo, pero s¨ª sutiles piezas de cuero y seda, casi rectangulares, drape¨¢ndose como si no fuera la m¨¢quina sino el propio cuerpo, el que les diera forma.
Si Anderson hablaba del despu¨¦s, buena parte de los desfiles de estas dos ¨²ltimas jornadas en Par¨ªs han girado en torno al antes: ?es el legado un privilegio o una losa? ?Qu¨¦ se hace cuando se dise?a el presente dentro de una marca centenaria? El jueves, Julien Dossena dio una respuesta brillante a esa pregunta en Paco Rabanne, firma en la que lleva una d¨¦cada como director creativo. A los invitados les esperaba una nota firmada por ¨¦l mismo en la que rend¨ªa homenaje al fundador de la casa, fallecido hace apenas un mes, ¡°por su sinceridad, y ese manifiesto de estilo que defini¨® una nueva modernidad¡±. El desfile, presentado en el museo de arte moderno, finalizaba con varios vestidos de archivo que monsieur Rabanne dise?¨® entre los a?os setenta y los noventa, pero lo interesante de la colecci¨®n estaba en el modo en que Dossena reinterpreta esa herencia: si Rabanne realizaba vestidos tan visualmente radicales como escasamente pr¨¢cticos en lo cotidiano, Dossena mezcla la malla met¨¢lica con cuero y punto, convierte el tejido de lana en falsa piel y mezcla el l¨²rex con algod¨®n, innovando, como su predecesor en los materiales, manteniendo la vocaci¨®n escult¨®rica de las prendas, pero convirti¨¦ndolas en algo real y, al mismo tiempo, absolutamente reconocible.
¡°Cuando entr¨¦ en esta casa, me dijeron que Balmain era una especie de gigante dormido. No sab¨ªa a lo que se refer¨ªan hasta que descubr¨ª los archivos y c¨®mo estos influenciaron a las mujeres de su ¨¦poca¡±, explica Olivier Rousteing quien decidi¨®, de repente, homenajear la herencia de Pierre Balmain y dejar de lado su lado festivo y exuberante. Lo hizo recuperando la silueta a?os cincuenta, el monograma de los sesenta, y algunos de los sombreros (realizados por Stephen Jones) y accesorios que el fundador convirti¨® en hitos. La idea, aunque desconcertante por tratarse de un dise?ador que lleva m¨¢s de una d¨¦cada jugando la carta de la sensualidad y el maximalismo, resulta pertinente: si algo est¨¢n demostrando estas semanas de la moda es que la ropa lujosa tambi¨¦n puede ser real y funcional, y que el reinado streetwear y lo urbano, con el que ha hecho (mucha) caja este sector en la ¨²ltima d¨¦cada, ha terminado definitivamente.
Para muestra, Matthew Williams en Givenchy. La casa lo contrat¨® en 2020 para que repitiera el ¨¦xito que obtuvo con su firma urbana, Alyx, un ¨¦xito que en estos a?os no ha alcanzado totalmente. De ah¨ª que el pasado jueves Williams decidiera mezclar sus c¨®digos con los de la ense?a centenaria, en una colecci¨®n en la que los abrigos estructurados, los vestidos ce?idos y los trajes de chaqueta ten¨ªan un pie en la delicadeza de la alta costura y otro en el pragmatismo de la ropa casual. Como Rousteing, Williams ha dado un giro de tim¨®n a su identidad, buscando una hipot¨¦tica relevancia en momentos en que el lujo mira con reticencia al futuro cercano.
Herm¨¨s, la ¨²nica casa de lujo que nunca parece insegura o titubeante respecto al ma?ana, basaba su colecci¨®n este s¨¢bado por la ma?ana en una idea que ha perseguido a varios de los dise?adores estos d¨ªas, de Dries van Noten a Loewe: el modo en que las prendas se relacionan de forma natural con el cuerpo y su movimiento. De ah¨ª que, con una paleta de color rotunda, del rojo al cl¨¢sico beis o el riguroso negro, la ense?a haya utilizado como hilo conductor el plisado en faldas, bermudas o vestidos que recordaban al m¨ªtico Delphos que Fortuny invent¨® en 1909. La seda plisada se amplifica y encoge de forma natural mientras refleja la luz y la sombra a su paso. En definitiva, materiales exquisitos y patrones y t¨¦cnicas de muy alto nivel al servicio del d¨ªa a d¨ªa.
Nada de eso, ni de lejos, ocurri¨® en el debut del joven Harris Reed en Nina Ricci. Aqu¨ª el legado de la casa se reinterpretaba, seg¨²n contaba el dise?ador tras el show, ¡°por el dramatismo¡±. ¡°Esa idea de los desfiles de los a?os sesenta, al menos, esa idea que ten¨ªamos los j¨®venes de lo que eran los desfiles de entonces¡±, afirmaba Reed. Estaban todas las claves que han pasado a la posteridad en la firma, los lunares, el tul, los lazos y la paloma que corona la fragancia L¡¯air du temps, el gran hito de la marca, pero pasados por el filtro de Reed, un dise?ador de la era TikTok, un joven creativo cuyo imaginario visual ha crecido con Instagram: vol¨²menes enloquecidos, siluetas imposibles, trajes de chaquetas acampanados en colores potentes (otra se?a de identidad de Ricci), sombreros de ala anch¨ªsima, plataformas rotundas... Un desfile tan dram¨¢tico que muchos lo han criticado e incluso lo han comparado con las pasarelas ficticias que aparecen en la serie de Netflix Emily en Par¨ªs. Pero la actitud de Reed es necesaria, no solo porque en este momento en que la moda est¨¢ entregada al b¨¢sico y a la prenda funcional es refrescante contemplar algo fr¨ªvolo sin culpa, tambi¨¦n porque no hay que olvidar que la alfombra roja sigue siendo el motor primigenio de ciertas marcas.
Reed cuenta con la protecci¨®n de Harry Lambert, el estilista que convirti¨® a Harry Styles en icono de estilo (¨¦l mismo sal¨ªa a saludar con uno de los trajes que visti¨® el cantante hace unos d¨ªas), pero adem¨¢s pertenece a una generaci¨®n en la que cuestiones como la diversidad y la identidad parecen superadas: el suyo ha sido el ¨²nico desfile donde las modelos ten¨ªan tallas diversas (de forma natural, no oportunista) y en el que la fluidez de g¨¦nero estaba m¨¢s que asumida. Pero, por encima de todo, Reed ha devuelto el entusiasmo a una casa por la que han pasado varios directores creativos que no han logrado hacerla relevante. ?l contaba el viernes lo incre¨ªble que era para un joven que no llega a la treintena ¡°encontrarse con un taller donde las ideas se materializan¡± y varias personas de ese mismo taller hablaban de la esperanza que supon¨ªa tener a alguien con la visibilidad de Reed trabajando junto a ellos. No hay que olvidar que Emily en Par¨ªs es muy criticable, pero nadie puede dejar de verla.
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