Dos alternativas complementarias en la semana de la moda de Nueva York: la pasarela para reivindicar o para buscar belleza
Las elecciones estadounidenses, en las que Donald Trump se medir¨¢ frente a Kamala Harris, han marcado el tono de varias de las colecciones que se han presentado en los primeros d¨ªas de la semana de la moda neoyorquina; las propuestas de la ciudad para primavera-verano 2025
Aprovechar el foco para hacer activismo u olvidar el ruido y centrarse en la belleza han sido las dos respuestas entre las que se han situado las primeras propuestas de la semana de la moda de Nueva York, a veces fusionando ambas con bastante po¨¦tica. A menos de dos meses para las elecciones presidenciales en Estados Unidos, la relevancia de la cita de noviembre se sent¨ªa desde el inicio del calendario oficial, el pasado viernes. Ya lo alertaba Steven Kolb, el director ejecutivo del CFDA (el consejo de dise?adores de moda americanos, por sus siglas en ingl¨¦s), al inicio de la semana: en los ¨²ltimos a?os, por lo general, los creadores estadounidenses han estado m¨¢s comprometidos pol¨ªticamente y m¨¢s posicionados que en ciudades como Par¨ªs o Mil¨¢n, donde en ocasiones el lujo se coloca de perfil.
La semana arrancaba el viernes 6 de septiembre por la ma?ana en el centro de Manhattan con una marcha liderada por la mism¨ªsima Anna Wintour, todopoderosa editora global de Cond¨¦ Nast, que agitando en la mano una bandera estadounidense animaba a los sorprendidos transe¨²ntes a registrarse para votar (un paso necesario en el pa¨ªs). La directora de Vogue no se mantiene al margen de la pol¨ªtica y suele ser una relevante recaudadora de fondos para las campa?as dem¨®cratas, pero esta vez iba un paso m¨¢s all¨¢ con este evento, titulado, Fashion For Our Future, celebrado en colaboraci¨®n con el CFDA: ¡°Estas son unas elecciones extraordinarias, con consecuencias incre¨ªbles para nuestro futuro y nada podr¨ªa ser m¨¢s importante que participar en ellas votando¡±, dec¨ªa Wintour. El acto pretend¨ªa no tomar partido por ninguno de los candidatos, pero cont¨® con la presencia de la primera dama, Jill Biden.
Las consecuencias del Gobierno de Donald Trump hasta 2020 se imponen muy f¨ªsicamente en sentencias como la del Tribunal Supremo que, en junio de 2022, revirti¨® el famoso Roe contra Wade que garantizaba el aborto desde 1973 en el pa¨ªs. Por eso la colecci¨®n de Area, firma encargada de abrir el calendario oficial de la pasarela neoyorquina, estuvo dedicada a reivindicar los derechos de las mujeres sobre sus cuerpos. Lo hizo a base de alfileres e imperdibles que funcionaban como armadura, con manos estampadas en todo tipo de prendas y con una alianza con Planned Parenthood, una organizaci¨®n dedicada a proteger el acceso a la atenci¨®n y educaci¨®n en salud sexual y reproductiva.
Tampoco fue casualidad que el desfile de Willy Chavarria tuviera lugar poco despu¨¦s a una manzana de la Bolsa de Nueva York y frente a una de las torres que Trump posee en la ciudad. Bajo una inmensa bandera del pa¨ªs y con copias de la Constituci¨®n estadounidense en los asientos de los invitados, el creador de origen mexicano record¨® con su propuesta que Estados Unidos se construy¨® gracias al trabajo de los emigrantes. Su colecci¨®n, Am¨¦rica (escrito a la espa?ola, con acento), era una carta de amor a los trabajadores y continu¨® con su objetivo de elevar la est¨¦tica de comunidades que pocas veces hab¨ªan subido a la pasarela. Pantalones sastre beis con amplias perneras, monos azules que se mueven a base de innumerables plisados, ch¨¢ndales de su nueva colaboraci¨®n con Adidas o camisas de uniforme que buscan evolucionar la idea del sportswear americano: este para Chavarria no es el estilo preppy (o pijo) de las universidades de la Ivy League, sino la ropa que visten los obreros, camareros u operarios que hacen que la ciudad funcione a diario.
En otro polo est¨¦tico se situ¨® el desfile de Ala?a, el primero en Nueva York de su director creativo, Pieter Mulier. La firma, que suele presentar sus colecciones durante la semana de la alta costura parisina, se traslad¨® en esta ocasi¨®n a la ciudad de los rascacielos para recuperar la tradici¨®n del propio Azzedine Ala?a, que en los a?os ochenta sol¨ªa viajar con sus propuestas a Manhattan. La convocatoria se anticipaba sugerente: se trataba del primer desfile en celebrarse en el museo Guggenheim, y la expectaci¨®n se sent¨ªa entre los invitados que fueron coloc¨¢ndose en sof¨¢s redondos que suprim¨ªan la primera fila. Probablemente para evitar disgustos a los publicistas, que as¨ª consiguieron sentar, sin jerarqu¨ªas, a una largu¨ªsima lista de supermodelos y celebridades como Naomi Campbell, Linda Evangelista, Amber Valletta, Liya Kebede, Paloma Elsesser, Karlie Kloss, Liv Tyler, Lewis Hamilton, Greta Lee, Tracee Ellis Ross o Rihanna, que hizo esperar a todos los dem¨¢s. ¡°Siempre llega tarde, ya cont¨¢bamos con ello, lo que no sabemos es cu¨¢nto¡±, dec¨ªa uno de esos publicistas mientras todos los invitados aguardaban. Finalmente fueron 40 minutos de retraso que terminaron en cuanto la de Barbados se hizo un hueco en uno de los asientos. Entonces comenz¨® a fluir la magia de Mulier por el edificio de Frank Lloyd Wright, con las modelos descendiendo por la c¨¦lebre rampa en espiral del museo hasta la planta baja en la que esperaban los asistentes.
Un inicio tan evocador como pausado, que retras¨® el cl¨ªmax en el que la primera de ellas alcanz¨® la altura de los espectadores. Un descenso a c¨¢mara lenta en la era de la hipervelocidad que permiti¨® saborear las prendas y lo atractivo del momento. Inspiradas en el movimiento, en la danza y en el propio edificio (en ocasiones de manera literal, como dos abrigos que replicaban sus formas en miniatura), las piezas fusionaban adem¨¢s un sutil deje de esos a?os ochenta en los que Azzedine recorr¨ªa las calles de la ciudad. Pantalones bombachos, abrigos de lana con capucha que parec¨ªan deshacerse sobre las modelos o vestidos enroscados en sus cuerpos, agit¨¢ndose con cientos de plisados.
La danza fue tambi¨¦n protagonista en la colecci¨®n de Teresa Helbig, Wet Ballet, el estreno de la catalana presentando en la ciudad en la que en el pasado hab¨ªa organizado una venta pop up y que ya cuenta con presencia en Los ?ngeles. Para esta ocasi¨®n, Helbig expon¨ªa sus prendas en un estudio en Chelsea al que acud¨ªan prensa y compradoras. ¡°Es un momento para darnos visibilidad. Un paso m¨¢s siguiendo con nuestra forma de trabajar, despacio pero constantes para seguir construyendo el sue?o Helbig con nuestros recursos y nuestra estructura¡±, dec¨ªa la dise?adora, que ofrec¨ªa una apuesta tan cuidada y artesanal como acostumbra. Conjuntos de charol, detalles bordados a mano o un vestido con m¨¢s de 600 piezas de piel colocadas en forma de rombo, como si simplemente fueran el patr¨®n de un estampado. Porque ese es parte de su encanto, ser capaz de sintetizar en sus prendas rom¨¢nticas detalles que ganan al entrar en contacto.
Alejandro Palomo, Premio Nacional de Dise?o de Moda de este a?o ¡ªdistinci¨®n que comparte con Helbig¡ª, ha sido otro representante espa?ol en el calendario neoyorquino con su ense?a, Palomo Spain. El creador de Posadas regresaba a la ciudad un a?o despu¨¦s con una colecci¨®n, All of Heaven¡¯s Parties, dedicada a la lujuria, la pasi¨®n o el deseo. Celebrado en la Fourth Universalist Society, una congregaci¨®n progresista que acoge a distintos credos defendiendo la justicia social, el desfile reflexionaba sobre el lenguaje de la sexualidad. Una manifestaci¨®n que no deber¨ªa ser considerada tanto un elemento subversivo, sino una expresi¨®n m¨¢s del ser humano; potencialmente tan bella como cualquier otra emoci¨®n positiva. Sus ¨¢ngeles vistieron con uniformes casi infantiles o con delicados vestidos de gasa blancos con plumas, brillos o encajes en los que emerg¨ªa toda la maestr¨ªa de su taller cordob¨¦s. Como accesorios, completaban la propuesta piezas de una nueva colaboraci¨®n con Bimba y Lola que tambi¨¦n inclu¨ªa siete estilismos del desfile que estar¨¢n a la venta en las tiendas de la cadena gallega.
En busca de belleza, las mujeres m¨¢s elegantes de Nueva York madrugaron la ma?ana de este lunes para engalanarse y acudir al desfile de Carolina Herrera. Saben que Wes Gordon, que se ha convertido en un pilar de esta pasarela, no les falla a la hora de suministrar poes¨ªa. La suya es una apuesta s¨®lida a la que aferrarse en tiempos de incertidumbre. La firma, propiedad del grupo espa?ol Puig, reuni¨® en el One Chase Plaza a cientos de invitados, en su mayor¨ªa invitadas. Besos al aire y peinados que desafiaban a la gravedad minutos antes de que la primera modelo recorriera la pasarela, en torno a un jard¨ªn japon¨¦s dise?ado por el escultor Isamu Noguchi.
Una cita de Georgia O¡¯Keeffe en los asientos anticipaba el espect¨¢culo: ¡°Me di cuenta de que pod¨ªa decir cosas con el color y las formas que no podr¨ªa decir de ninguna otra manera, cosas para las que no ten¨ªa palabras¡±. Las flores de grandes dimensiones de la pintora marcaban la silueta y abr¨ªan la colecci¨®n. Pero si la pasada temporada el creativo se decant¨® por explorar nuevas formas, en esta ocasi¨®n ha optado por encontrar inspiraci¨®n en el archivo de la casa, con el que est¨¢ completamente mimetizado y que sigue evolucionando. Estaban todos los elementos que han marcado su idiosincrasia: grandes lunares en blanco y negro, flores, tules con volumen y, por supuesto, la camisa blanca. ¡°Con esta colecci¨®n quer¨ªa cerrar el c¨ªrculo; simplificar, porque cuando hay demasiado ruido, no puedes escuchar lo b¨¢sico. Reduje los elementos superfluos para llegar a la esencia y hacerla m¨¢s moderna y pura, para conseguir algo escultural y moderno, pero aun as¨ª superfemenino¡±, conced¨ªa Gordon al terminar el desfile.
Creatividad y activismo est¨¢n muy presentes en el trabajo del mexicano Patricio Campillo. Su etiqueta, Campillo, fue finalista este a?o del prestigioso LVMH Prize y ese empuj¨®n de popularidad le tra¨ªa a desfilar en Nueva York por primera vez. Sastrer¨ªa pulida en su propio taller e inspirada en su pa¨ªs: ¡°Son referencias que vienen de mi ni?ez, de mi familia, de la cultura charra o de la arquitectura modernista de los sesenta en M¨¦xico¡±, explicaba al terminar el desfile. ¡°Son los pilares que conforman el ADN de la marca, a partir de los que voy evolucionando con conceptos o t¨¦cnicas y buscando resignificar lo que implica la masculinidad en M¨¦xico¡±. Un lenguaje de patrones rectos e infinidad de detalles artesanales para cambiar la mirada sobre una est¨¦tica que hasta ahora no se valoraba: ¡°Nunca estaba presente en la alta moda y si lo estaba era como algo ex¨®tico. Muchos elementos de la cultura mexicana han sido tratados como souvenirs y deber¨ªan ser elevados a la altura del lujo por su complejo proceso artesanal¡±. Una nueva voz que viene a sumar pluralidad al cada vez m¨¢s diverso calendario neoyorquino, m¨¢s cerca que nunca de reflejar la realidad de la ciudad.
La navegaci¨®n est¨¢ muy presente en el ADN de Tommy Hilfiger, cuyo c¨¦lebre logo se inspira precisamente en una bandera n¨¢utica, as¨ª que revelar su colecci¨®n en un barco parec¨ªa un movimiento natural. Solo que nada es simple en la casa tricolor, y mucho menos sus desfiles, en los que el neoyorquino aprovecha para organizar fiestas memorables. La del domingo, mientras la tarde ca¨ªa sobre Manhattan, tuvo lugar en un antiguo ferri en el que embarcaron decenas de celebridades que terminaron bailando mientras rapeaban varios miembros de Wu-Tang Clan. En los pasillos de la nave convertidos en pasarela se vieron prendas f¨¢ciles, pero que iban m¨¢s all¨¢ de la inspiraci¨®n deportiva. Jers¨¦is de ochos marineros en patrones extragrandes o en peque?as chaquetas que dejaban el abdomen al descubierto, gabardinas y cortavientos de colores o vers¨¢tiles pantalones bermuda para hombre y mujer. La comodidad y la amplitud mandaron y de las pocas prendas que se adher¨ªan al cuerpo destacaron los pantalones pirata.
Collina Strada cont¨® entre sus invitados con Ella Emhoff, hijastra de la candidata a presidenta Kamala Harris, pero opt¨® por alejarse del ruido electoral: ¡°En la intensidad de este a?o de elecciones, me encontr¨¦ a m¨ª misma tratando de reconectar con los esenciales, con los elementos simples que nos aportan confort¡±, indicaba en su nota de prensa. Por su parte, Ulla Johnson acudi¨® una vez m¨¢s al mundo del arte para inspirarse, pero no olvida la cita en oto?o y para ello ha transformado sus dos tiendas en la ciudad en oficinas en las que los votantes pueden registrarse para participar en las elecciones. Su colecci¨®n recurri¨® a las pinceladas de la pintora Lee Krasner para reivindicar su papel en la historia del arte m¨¢s all¨¢ de ser soporte para Jackson Pollock. ¡°Tenemos muchos puntos en com¨²n¡±, explicaba Johnson al terminar el desfile, ¡°el color siempre estuvo muy patente en su obra y estuvo muy influenciada por la naturaleza, dos aspectos en los que me identifico mucho¡±. En la colecci¨®n hay un equilibrio entre utilitarismo y fantas¨ªa, pero sin olvidar la comodidad que le demandan sus clientas.
Por su parte, Jason Wu part¨ªa tambi¨¦n del arte. En su caso de una colaboraci¨®n con la artista china Tong Yang-Tze a la que le une su herencia asi¨¢tica. La tinta sobre la que trabaja Tong, que debate sobre la caligraf¨ªa con su obra, se convert¨ªa en punto de inspiraci¨®n para Wu, que la trasladaba a prendas que flu¨ªan con la delicadeza del viscoso material. Frente una estructura negra dise?ada por Elise Co, la colecci¨®n se rindi¨® a la practicidad a base de prendas que ca¨ªan desde los hombros, acompa?ando el movimiento de los cuerpos que desfilaban sobre s¨®lidos zapatos con plataformas. Partiendo de una austera paleta de blancos, negros, tierras y pasteles, el dise?ador prefiri¨® jugar con las transparencias; pero no para ense?ar, sino para montar efectos ¨®pticos y superposiciones. Acabados imperfectos, arrugas o plisados asim¨¦tricos remataban la propuesta que defend¨ªa la belleza armoniosa de la imperfecci¨®n. Una filosof¨ªa patente en las calles de la ciudad y tambi¨¦n sobre su pasarela.
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