El gran reto de adecuar los espacios a las necesidades de todos
Arquitectura e ingenier¨ªa civil apuestan por dise?os vers¨¢tiles, multiusos, e infraestructuras que se adelanten a los cambios demogr¨¢ficos
Pensar en un colegio suele llevarnos a imaginar edificios de ladrillo distribuidos en bloques, patios que giran en torno una cancha o aulas de paredes blancas. Si imaginamos un puente solemos hacerlo surcado de veh¨ªculos, y cuando hablamos de hospitales se vienen a la mente espacios blancos con pasillos anchos o salas de espera llenas de hileras de asientos corridos. Pero estas pautas de construcci¨®n han dado paso a otras diferentes en las que caben enfoques personalizados y una mayor atenci¨®n a las nuevas necesidades de los usuarios. ¡°A d¨ªa de hoy se est¨¢ empezando a entender tambi¨¦n que la calidad de los espacios, y no solo incluir X habitaciones en X superficie, es importante. Se valora la cualidad espacial, la sostenibilidad de los materiales, la reutilizaci¨®n y c¨®mo se siente qui¨¦n los utiliza¡±, explica la arquitecta Esther Rold¨¢n.
El dise?o de infraestructuras cada vez se rinde m¨¢s a la versatilidad y busca atender otras necesidades, m¨¢s all¨¢ de la mera funcionalidad. ¡°La especializaci¨®n de usos en arquitectura y urbanismo lleva tiempo en tela de juicio, sobre todo en el ¨¢mbito de edificaciones de gran escala. Ejemplos recientes como la transformaci¨®n del estadio Santiago Bernab¨¦u, a¨²n a la espera de saber si su intenci¨®n multiusos se cumple, supone un buen ejemplo de una tendencia al alza¡±, explica Marcela Arag¨¹ez, arquitecta y directora del m¨¢ster Habilitante en Arquitectura de la Escuela de Arquitectura y Dise?o de IE University.
Un ejemplo de esta tendencia a la personalizaci¨®n de las edificaciones es el trabajo que la propia Esther Rold¨¢n y el tambi¨¦n arquitecto V¨ªctor Longo (Longo+Rold¨¢n Arquitectos) desarrollaron para la reforma de un colegio de educaci¨®n especial en Gij¨®n. ¡°Era un edificio de los a?os 80 que no presentaba ning¨²n tipo de deficiencia, ni estructural ni en cuanto a instalaciones, pero estaba obsoleto y no cubr¨ªa las necesidades de los ni?os¡±, explica Rold¨¢n. Tras hablar con profesores y pedagogos el resultado termin¨® siendo un edificio casi personalizado. ¡°Nos explicaron las carencias y tambi¨¦n las necesidades de cada ni?o: sensibilidad a las vibraciones, a los olores, a la luz, en qu¨¦ lugares incluir est¨ªmulos espaciales y en cuales evitarlos¡±, a?ade.
Ni rastro de la imagen t¨ªpica que suelen ofrecer los colegios, pero ambos profesionales coinciden en que desde las administraciones p¨²blicas cada vez se trata de incentivar m¨¢s la creaci¨®n de infraestructuras personalizadas que encajen en el territorio y en los h¨¢bitos sociales que se enmarcan en ¨¦l, huyendo de modelos replicables infinitamente.
Con esta intenci¨®n naci¨® en 2022 la iniciativa Nueva Bauhaus Europea, un proyecto que busca integrar la sostenibilidad ambiental, los desaf¨ªos sociales y la accesibilidad en las nuevas construcciones. La iniciativa se inspira en el legado de la Bauhaus original, una escuela de dise?o fundada en Alemania en la d¨¦cada de 1910 que buscaba la integraci¨®n de las artes, la artesan¨ªa y la tecnolog¨ªa.
Vida urbana de calidad
En el centro de esta propuesta esta, seg¨²n recogen en su p¨¢gina web oficial, mejorar ¡°la calidad de vida de las ciudades¡± y ¡°vincular la sostenibilidad con el estilo de vida y la inclusi¨®n¡±. Para fomentar estas nuevas formas de construcci¨®n, la Nueva Bauhaus ech¨® a andar con un presupuesto de 85 millones de euros que se destinar¨ªan a premiar formas de edificar m¨¢s responsables con el entorno y con las particularidades de los usuarios.
Se contempla, por ejemplo, crear espacios para las nuevas formas de movilidad, la utilizaci¨®n de materiales de kil¨®metro cero o dise?os que potencien la eficiencia energ¨¦tica. Pero pese a que la intenci¨®n es clara, este es un camino que acaba de empezar a dibujarse. ¡°La Administraci¨®n sigue sacando determinados concursos donde se valora ¨²nica y exclusivamente el precio m¨¢s bajo y eso muchas veces va en detrimento de ese plus que se est¨¢ buscando¡±, lamenta el arquitecto V¨ªctor Longo.
En esa l¨ªnea apunta Arag¨¹ez, que insiste en la necesidad de que esta tendencia a la personalizaci¨®n cale en las administraciones: ¡°Es necesario promover que los usos flexibles no est¨¦n necesariamente ligados a actividades del sector privado, sino que sean espacios de disfrute p¨²blico que se abran a la ciudad y proporcionen ¨¢reas de cuidados y cohesi¨®n social¡±, concluye.
De hecho, en el ¨¢mbito de las grandes infraestructuras tambi¨¦n se tratan de evitar los modelos estandarizados. Carlos Javier Esp¨ªn Rubio, decano de la zona de Arag¨®n del Colegio de Ingenieros T¨¦cnicos de Obras P¨²blicas, cuenta que su trabajo siempre ha consistido en adelantarse a las necesidades de la poblaci¨®n. ¡°Las carreteras, por ejemplo, se han ido adaptando a la democratizaci¨®n del veh¨ªculo privado y se han implantado nuevos materiales m¨¢s sostenibles¡±. Y advierte que, adem¨¢s, muchas de estas infraestructuras presentan ciclos de vida de m¨¢s de 50 a?os, por lo que es importante estar atento a las necesidades futuras de la sociedad.
Ahora, retos como el cambio clim¨¢tico o el envejecimiento de la poblaci¨®n deben estar contemplados en los proyectos. ¡°Se ha ido modelando el urbanismo a medida que las caracter¨ªsticas de la poblaci¨®n as¨ª lo han hecho: vuelven las ciudades de 15 minutos ante el envejecimiento de nuestros habitantes y se apuesta por el transporte verde y multimodal en ¨¢reas urbanas con cada vez m¨¢s contaminaci¨®n¡±, concluye Esp¨ªn.
Centros Maggie: edificios contra el c¨¢ncer
Los Centros Maggie son otro ejemplo de cómo una infraestructura personalizada puede repercutir en algo a priori tan poco relacionado con la arquitectura como es la salud. Situados en Reino Unido, Japón, Países Bajos o España, entre otros países, estos edificios están destinados a pacientes oncológicos y se sitúan en entornos próximos a los hospitales con la intención de proporcionar a los usuarios un lugar en el que recibir visitas o desconectar de los ingresos.
La persona que les da nombre es Maggie Keswick, una escritora y paisajista que tras sufrir un cáncer de mama y enfrentarse a la frialdad de los recintos hospitalarios decidió, con la ayuda de su marido, el arquitecto Charles Jencks, crear lugares que ayudasen a los pacientes a abstraerse del entorno clínico. Cada edificio está diseñado por un arquitecto diferente —algunos tan conocidos como Norman Foster o Steven Holl— pero todos sitúan en el centro las necesidades de los pacientes oncológicos, y son de uso gratuito, ya que forman parte de la red internacional de la Organización Benéfica Maggie. Espacios abiertos, luz natural, salas diseñadas para poder charlar o jardines y vegetación integrada son algunas de las características que comparten los centros, y con las que tratan de mejorar el bienestar emocional de los pacientes.
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