El proteccionismo oxida las obras
La polarizaci¨®n pol¨ªtica, que se extiende por todo el mundo, obliga a las compa?¨ªas a minimizar sus riesgos trabajando en pa¨ªses con la m¨¢xima seguridad jur¨ªdica, abiertas al arbitraje internacional y con estabilidad gubernamental, lo que encarece los proyectos y exige un mayor margen de ganancias
Es esa X que el preso marca en rojo en la hoja del calendario. Y la mira una y otra vez con insistencia. El domingo 9 de junio se celebran las elecciones al Parlamento Europeo. Si avanzan las posiciones m¨¢s esquinadas provocar¨¢n un aumento del proteccionismo. Con otra bancada, una C¨¢mara m¨¢s moderada, habr¨¢ mayor espacio com¨²n. Es una fecha que definir¨¢ Europa y, desde luego, sus infraestructuras. ¡°El gran problema que veo es si la pol¨ªtica industrial se dise?ar¨¢ en el ¨¢mbito europeo o cada Estado tendr¨¢ la suya¡±, cuestiona ?ngel Saz-Carranza, director del Centro de Geopol¨ªtica de EsadeGeo. ¡°Ahora mismo, una de cada dos subvenciones va a Alemania y su industria. Esto es lo peligroso. A final de a?o veremos si contamos con un Parlamento m¨¢s nacionalista, donde cada pa¨ªs defienda su propia pol¨ªtica industrial; en ese caso, se puede romper el mercado ¨²nico. O si, por el contrario, primar¨¢n los valores fundacionales de la Uni¨®n, su soberan¨ªa y sus derechos¡±.
La legislaci¨®n europea resulta clara. Ninguna de sus 27 naciones puede discriminar a otra a la hora de competir por sus infraestructuras. Pero todos los expertos reconocen que hay territorios ¡ªcomo Holanda¡ª donde las condiciones facilitan que gane el equipo de casa. ¡°La mejor idea ser¨ªa crear un fondo soberano europeo donde las empresas accedan a las ayudas de tal forma que fueran repartidas por Europa¡±, propone el analista. Es una manera de competir contra el cintur¨®n industrial del Medio Oeste de Estados Unidos, el rust belt (cintur¨®n del ¨®xido), zona manufacturera que ha sufrido un intenso declive industrial. El peligro es que cada pa¨ªs dise?e su propia estrategia y Alemania se imponga al resto justo en el peor momento: cuando la extrema derecha (Alternativa para Alemania, AfD) gana fuerza electoral y se pide expulsarlos del sistema. Queda la opci¨®n ¡ªque a veces se olvida¡ª de los 300.000 millones de euros del fondo europeo Global Gateway, concebido durante 2019 para invertir en infraestructuras digitales y de transporte de calidad. La contestaci¨®n a la herrumbre americana. Tambi¨¦n a la entrada de firmas chinas en las licitaciones europeas. No ejecutan las infraestructuras pero est¨¢n detr¨¢s de los beneficios. ¡°Parece que nos diera miedo, o nos faltase experiencia, se?alarlas¡±, lamenta ?ngel Saz-Carranza. Adem¨¢s se resiente la disciplina fiscal (se han relajado las ayudas estatales) debido a la invasi¨®n rusa y la guerra entre Ham¨¢s e Israel.
De pronto, el proteccionismo parece un ¡°invento¡± de Inglaterra y Estados Unidos. El Brexit ¡ª¡±un movimiento b¨¢sicamente de derechas y xen¨®fobo¡±, como observaba Yanis Varoufakis, exministro de Finanzas de Grecia¡ª comienza a no ser tan buena estrategia. Al menos seg¨²n algunas encuestas que acercan su rechazo al 50%. De fondo, el posible retorno de Donald Trump a la Casa Blanca en noviembre. ¡°Su idea de la econom¨ªa es un juego de suma cero. Las importaciones deben ser siempre, al menos, igual a las exportaciones¡±, reflexiona David Echeverry, economista de la Universidad de Navarra. Su enfoque resulta sencillo: subir las tarifas all¨ª donde se sienta perjudicado. Si los estadounidenses prefieren coches alemanes, aumenta sus aranceles un 10% para que compren veh¨ªculos del pa¨ªs. Una pol¨ªtica comercial de escaso recorrido. A lo que se suma su pelea tecnol¨®gica ¡ªque contin¨²a el actual presidente, Joe Biden¡ª con China y Europa. Solo la Ley de la Reducci¨®n de la Inflaci¨®n (IRA, por sus siglas en ingl¨¦s), firmada en 2022, incluye cr¨¦ditos por valor de 370.000 millones de d¨®lares (unos 340.000 millones de euros) durante la pr¨®xima d¨¦cada para tecnolog¨ªas de infraestructuras verdes. Europa tambi¨¦n se protege. El Gobierno ordena a la SEPI la adquisici¨®n de un 10% de Telef¨®nica despu¨¦s de que el saud¨ª STC Group ¡ªperteneciente al fondo soberano ¨¢rabe¡ª comprase el 9,9% de las acciones.
Incertidumbres
Ning¨²n analista sabe hasta d¨®nde llegan las lecturas y ense?anzas econ¨®micas de la presidencia estadounidense. Con Trump o Biden. Hay algunas lecciones que se aprendieron desde los tiempos de Bretton Woods y el final de la Segunda Guerra Mundial. ?Se aplicar¨¢n? ¡°El proteccionismo, aunque favorece temporalmente a las empresas nacionales, a largo plazo puede perjudicar al conjunto de la sociedad, pues se enfrentar¨ªan a infraestructuras peores o m¨¢s anticuadas, sobre todo carreteras, ferrocarriles, puertos y aeropuertos¡±, desgrana Fernando Rojas, profesor asociado de Econom¨ªa de la Universidad Carlos III. Ese proteccionismo que se propone desde algunas geograf¨ªas, avanza Fern¨¢ndez Gonz¨¢lez Cuervo, socio responsable de Construcci¨®n e Infraestructuras de EY en el ¨¢rea EMEIA (Europa, Oriente Pr¨®ximo, India y ?frica), puede ¡°lastrar el desarrollo del sector¡±, ya que limita los recursos disponibles internacionalmente, incrementa los costes y retrasa los proyectos. Por una sencilla inercia, los inversores exigir¨¢n, entonces, un mayor retorno.
Compartimos el regreso de la desconfianza, en una tierra, adem¨¢s, que orbita sobre la incertidumbre. El Banco de Espa?a calcula que m¨¢s del 80% de las firmas espa?olas han diversificado sus fuentes de proveedores frente a un posible colapso del comercio. ¡°Es la forma de asegurarse de que los proyectos de renovaci¨®n o construcci¨®n de infraestructuras est¨¦n garantizados los pr¨®ximos a?os¡±, comenta Rojas. Hace bastante que se formularon las cuentas. En 2020, la consultora BCG y el banco HSBC ya estimaron que el coste del proteccionismo en 2025 ser¨ªa de unos 10 billones de d¨®lares. Una cifra que se queda corta en el actual ambiente macroecon¨®mico y la alambrada de p¨²as de la geopol¨ªtica. Desde la perspectiva de la prosperidad, el impacto es tect¨®nico. ¡°La restricci¨®n del comercio podr¨ªa poner en peligro entre un 20% y un 40% del PIB del planeta¡±, advierte Bob Sternfels, socio director mundial de la consultora McKinsey & Company. ¡°Un porcentaje enorme. Y esto tiene un profundo efecto regresivo en t¨¦rminos de inclusi¨®n¡±.
Este viejo mundo necesita infraestructuras para competir y para usarlas nosotros mismos. Cumplir con el Pacto Verde Europeo, los Acuerdos de Par¨ªs, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas y los nuevos umbrales del programa ?REPowerEU de la Comisi¨®n Europa, entre otros, exigir¨¢, solo en Espa?a, conforme a Seopan (Asociaci¨®n de Empresas Constructoras y Concesionarias de Infraestructuras), unos 250.000 millones de euros hasta 2030, ya sea en agua, log¨ªstica, movilidad o transporte p¨²blico. Esa elevada cantidad de dinero no llega del proteccionismo. Sino, en parte, ¡°de la colaboraci¨®n p¨²blico-privada¡±, inciden desde Seopan. En la reciente cumbre de Davos (Suiza), recuperar ese v¨ªnculo fue una de las peticiones del Ibex 35 a Pedro S¨¢nchez. Aunque pesa en la memoria, hay que reconocerlo, los 1.000 millones de euros del rescate de las autopistas estatales. Un negocio importante. Abertis ¡ªacorde con S&P Global Ratings¡ª opera unos 8.000 kil¨®metros de autopistas de peajes en 16 pa¨ªses europeos, estadounidenses y asi¨¢ticos. No solo es el primer operador en Espa?a, sino el tercero de Francia a trav¨¦s de las subsidiarias HIT y Sanef.
Desde luego, donde el populismo se desprende como hielo del glaciar Perito Moreno es en Argentina. El pensamiento pol¨ªtico del nuevo presidente, Javier Milei, resulta m¨¢s ininteligible que su visi¨®n econ¨®mica. Por ahora, solo se le conoce un verbo: ¡°privatizar¡±. Que recuerda el m¨ªtico ¡°expr¨®piese¡± del mandatario venezolano Hugo Ch¨¢vez (1954-2013). Muchos ven las dos caras distintas de la misma luna. Y las empresas son nubes que buscan claros. ¡°Las compa?¨ªas que desarrollamos nuestra actividad de forma internacional siempre analizamos pa¨ªses que tengan una elevada seguridad jur¨ªdica, pol¨ªtica, fiscal y econ¨®mica¡±, desgrana a trav¨¦s de una nota FCC Construcci¨®n. El mensaje l¨®gico. Su experiencia ¡ªapostilla¡ª alcanza los 120 a?os y el dise?o y desarrollo de infraestructuras en m¨¢s de 23 pa¨ªses. La ecuaci¨®n de experiencia y tiempo se enfrenta a las nuevas geograf¨ªas pol¨ªticas.
Blindajes
En el fondo, y sobre todo en Latino?am¨¦rica, existen dos opciones para ¡°blindar¡± las infraestructuras frente al populismo: trabajar en pa¨ªses que reconozcan el arbitraje internacional, o bien tener asegurados los riesgos en caso de expropiaci¨®n. Algo muy caro y que pocas aseguradoras respaldan. Pese a todo, los seguros de riesgo pol¨ªtico pueden paliar este escenario de falta de garant¨ªas, proporcionar protecci¨®n y cuadrar esa aritm¨¦tica del miedo a perder dinero por hacer negocios en estos pa¨ªses. ¡°En este nuevo periodo proteccionista, el desarrollo de infraestructuras siempre resulta local y est¨¢ muy condicionado por la regulaci¨®n y el Gobierno del pa¨ªs, por tanto, en principio, se ven menos afectados que los sectores industriales¡±, subraya el economista Jos¨¦ Carlos D¨ªez. ¡°Pero, a veces, exige socios locales con buenas conexiones pol¨ªticas y regulatorias y esto incrementa el riesgo a cambio de m¨¢s rentabilidad de la inversi¨®n¡±. Se termin¨® el juego de suma cero, una parte debe obtener beneficios y asumir incertidumbres.
Sin embargo, las compa?¨ªas espa?olas han encontrado v¨ªas de salvaguarda. Primero entendiendo que no todos los populismos son iguales. Ni su relaci¨®n riesgo-rentabilidad. La academia resulta clara ¡ªresume Gregorio Izquierdo, director general del Instituto de Estudios Econ¨®micos (IEE)¡ª en este entorno. Las infraestructuras aumentan el PIB de un pa¨ªs, su prosperidad, y cuanto m¨¢s eficiente sea el sector p¨²blico, mejor estar¨¢n gestionadas. El fiel retrato de un mundo que hila fino. En un populismo extremo, el cambio de las reglas del juego regulatorio en la mitad de la partida provoca la huida de nuevas inversiones. ?Qu¨¦ hacer? ¡°Activar dos palancas¡±, recomienda Izquierdo. ¡°Apoyarse en fondos internacionales (Banco Mundial o Banco Europeo de Reconstrucci¨®n y Desarrollo) y crear¡±, como hemos visto, ¡°mecanismos de colaboraci¨®n p¨²blico-privada en forma de sistema de concesiones¡±, sentencia el economista.
Relaci¨®n perversa
Ser¨ªa equivocarse no leer desde esa clave pol¨ªtica la relaci¨®n entre proteccionismo e infraestructuras. Surge como una derivada del populismo y el descontento con la democracia generada por la polarizaci¨®n. Es una polarizaci¨®n ¡ªincide el catedr¨¢tico de Econom¨ªa de la Universitat Pompeu Fabra (UPF), Jos¨¦ Garc¨ªa Montalvo¡ª entre zonas rurales y urbanas. Existe un continuo y cada vez m¨¢s intenso proceso de urbanizaci¨®n mientras en las ¨¢reas exteriores perdura la idea (no sin raz¨®n) de que cada vez cuentan menos: faltan escuelas p¨²blicas, consultorios m¨¦dicos, guarder¨ªas. ¡°En esta fotograf¨ªa se ve la importancia de las infraestructuras que permiten a las personas de poblaciones alejadas de los grandes n¨²cleos urbanos acceder al trabajo, colegio, hospitales. Sin duda, son una forma muy efectiva de reducir la desigualdad¡±, remata. Esta carencia ha alimentado al trumpismo en el mundo rural estadounidense. Pero tambi¨¦n Inglaterra vive a?os de falta de inversiones que han aumentado la fractura de la igualdad. Y quieren solucionarlo. En 2029 planean lanzar dos trenes de alta velocidad para conseguir, por ejemplo, acercar Birmingham a Londres (a 189 kil¨®metros de distancia en autob¨²s) en 20 o 30 minutos. Algo similar sucede entre Par¨ªs y Toulouse (587 kil¨®metros en tren). La ecuaci¨®n resulta sencilla. Mayor tiempo de desplazamiento, mayor desigualdad. Entre 2000 y 2022 la capital inglesa recibi¨®, de media, m¨¢s del doble de ingresos en transporte por residente que los habitantes del condado de West Midlands. Hoy se tarda entre dos y tres horas si se escoge el tren. El ¨®xido cubre algunas infraestructuras esenciales europeas y sobre ¨¦l se adhiere la precariedad de las personas m¨¢s fr¨¢giles. El proteccionismo es la ¨²ltima capa que corroe la prosperidad.
La resurrecci¨®n de Vaca Muerta
Las infraestructuras son fechas. El 16 de abril de 2012, la entonces presidenta de Argentina, Cristina Kirchner, tomó una decisión inaudita. Expropió el 51% de las acciones que Repsol, a través de YPF, tenía en Vaca Muerta, una formación rocosa de 30.000 kilómetros cuadrados entre las provincias argentinas de Neuquén y Mendoza que alberga uno de los mayores reservorios de gas y petróleo del planeta. Un tesoro, pese a la emergencia climática. Y también un mensaje a la región: los recursos naturales pertenecen a los países donde se encuentran. Argentina pagó unos 5.000 millones de dólares en compensación. ¿Volverá el nuevo mandatario Milei a nacionalizarla? “Por ahora, podría ser una maniobra para obtener (rápidamente) dólares si decide abrir la exportación y su privatización, aunque todo dependerá de que la Carta Magna argentina lo permita. Después de la nacionalización, la entidad se devaluó alrededor de un 80-90%. Pero Repsol está expectante ante cualquier cambio de postura”, sintetiza Diego Morín, analista de IG. La posibilidad física de resucitar una Vaca Muerta.
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