El ¡®guardia civil¡¯ y otras cuatro tapas que solo se encuentran en Zaragoza
Las croquetas de vinagrillos llevan piparras, aceitunas y pepinillos y merecen cruzar el ¡°Puente de Piedra¡± para comerlas
En medio de esta aterradora tendencia de uniformar los centros de las ciudades, en la que pasear por Madrid ofrece una experiencia bastante parecida a hacerlo por Barcelona o Albacete, los lugares propios que definen la identidad de cada localidad se han convertido en especies en peligro de extinci¨®n. Cuando no exist¨ªa la restauraci¨®n organizada ni los grupos grandes de hosteler¨ªa, la oferta gastron¨®mica de cada localidad la compon¨ªan platillos y tapas variopintos, muchas veces creados a partir de la genialidad de un tal Manolo, nacidos a partir de an¨¦cdotas populares y sostenidos en las recetas de siempre de Mari Carmen o Puri. El buen hacer y un servicio c¨¢lido hicieron de tal o cual pincho un emblema y as¨ª se iba dibujando la complejidad culinaria de cada sitio. Que solo en Murcia se preparen marineras y la bomba sea de la Barceloneta, es consecuencia de azares y singularidades de un espacio y un tiempo concretos.
Descubrir una ciudad a trav¨¦s de eso que solo se come ah¨ª esconde m¨¢s que un disfrute ins¨®lito. Abarca las historias de las personas que hicieron ¡ªy mantuvieron¡ª esas tapas, recoge sabores cotidianos, recetas conservadas gracias a los clientes que no dejaron de pedirlas. Algunos de esos platos desaparecieron para siempre con el cierre sin traspaso de sus locales madre, otros se han mantenido a flote gracias a nuevas generaciones queriendo cuidar lo propio. Tambi¨¦n nuevas propuestas ayudan a conformar esos entramados particulares, revisando los cl¨¢sicos o creando nuevas propuestas que, por qu¨¦ no, ser¨¢n tambi¨¦n la identidad del futuro.
En Zaragoza se comen ¡°guardia civiles¡± y no hace falta perseguirlos. Esta es una de esas tapas curiosas (en este caso especialmente en su nomenclatura) que aparecieron en un bar hace muchos a?os y acabaron formando parte de la memoria colectiva de la capital aragonesa. Esta es una selecci¨®n de cinco de esas tapas cl¨¢sicas, sus versiones de siempre y tambi¨¦n las m¨¢s contempor¨¢neas.
1
¡°Guardia civil¡±
Cualquier ma?ana de tapeo por la ciudad incluye una parada para comer ¡°guardias civiles¡±. As¨ª es como se llaman a las sardinas rancias o sardinas de cubo, debido al color azul-plateado parecido al uniforme de dicho cuerpo. Este pescado, con picante o sin picante, se sirve con pan, tomate, pepinillo agridulce y pimiento del piquillo, y es un bocado imprescindible de los domingos al medio d¨ªa. Tiene todo para ser perfecto: acidez, crujiente, umami y comodidad ¡ªse come sin problemas de chorreos¡ª.
Aunque puede encontrarse en muchas vitrinas de la ciudad, el origen se sit¨²a en el bar El Lince, situado en la plaza Santa Marta, donde lleva haci¨¦ndose m¨¢s de 50 a?os. En Taberna Casa Amador (calle del Refugio, 8) se encuentra uno de los mejores guardias civiles de la ciudad. La sardina que trabajan es de buen¨ªsima calidad, de esas que se comen sin dejar rastros inc¨®modos de espinas en los dientes y est¨¢n saladas en su justa medida, siendo todo lo contrario a correosas, y la presentan en formato bocat¨ªn con el tomate triturado y un concentrado de vinagre de Jerez que le aporta un toque dulz¨®n delicioso. Imposible no pedir la segunda.
2
El jam¨®n con chorreras
Parece que esto va de nombres con gracia¡ El ¡°jam¨®n con chorreras¡± hace referencia a otro cl¨¢sico del repertorio aragon¨¦s que solo comparte con el nombre la primera parte. Se trata de medio huevo duro envuelto en queso y jam¨®n cocido, estructura que se reboza en una orly (masa) ligera y se fr¨ªe hasta quedar bien crujiente. Lo de las chorreras parece que fue licencia de Rogelia Jaime, propietaria por aquel entonces de Casa Juanico (calle de la Santa Cruz, 21) junto a su marido, Esteban P¨¦rez. Cuentan que fue ella estando embarazada, la que tuvo un antojo y junt¨® estos ingredientes, creaci¨®n que tuvo un ¨¦xito inmediato entre los clientes del bar. Desde entonces, la tapa es un cl¨¢sico del bar, incluso tras su traspaso, y tambi¨¦n de muchos otros de Zaragoza, que han replicado la f¨®rmula y satisfacen los antojos, m¨¢s que comunes, que tienen sus ciudadanos de jam¨®n con chorreras.
3
Salmuera
Cuando llegas a un bar y tienen salmuera ¡ªy todav¨ªa m¨¢s, si te cortan el ajo al momento para ponerlo por encima¡ª est¨¢s en el sitio correcto. Aqu¨ª se toman con vermut, con o sin sif¨®n, pero siempre con vermut. En esos bares con sensaci¨®n de bodegas es donde siempre se han servido, algunos cl¨¢sicos siguen siendo la Antigua Casa Paricio (calle del Coso, 188), el bar Fausto (calle de Jes¨²s, 26) o el Amblas (calle de Tarazona,2), otro emblema del vermuteo zaragozano, esta vez en el barrio de las Delicias.
Es perfecta porque no necesita nada m¨¢s. En muchos sitios las sirven con un poco de vinagre, tal vez un chorrito de vermut y un poco de aceite de oliva virgen extra. El ajo en algunos sitios es opcional, en otros no hay discusi¨®n, la tarde consecutiva a su degustaci¨®n no se liga. Algunos sitios m¨¢s actuales han mantenido la salmuera entre sus opciones de tapeo, seleccionando anchoas de mucha calidad y sirvi¨¦ndolas con muy buen gusto. En el restaurante Birolla 4 (calle del Blas¨®n Aragon¨¦s,4), por ejemplo, las colocan sobre hielo picado con un poco de vodka. Otra salmuera que merece un altar es la del reci¨¦n abierto Gozar (calle de Baltasar Graci¨¢n, 12), tan limpia y carnosa que da pena com¨¦rsela (hasta que la pruebas).
4
Croqueta de vinagrillos
El bar Fausto (calle de Jes¨²s, 26) es uno de esos sitios en los que, debido a su localizaci¨®n, algo apartada del centro y de las rutas de tapeo m¨¢s comunes, los clientes se repiten semana tras semana. El garito, que lleva abierto alrededor de 80 a?os, merece la pena visitarlo y sus salmueras y sus croquetas de vinagrillos han sido el motivo de muchos para cruzar el Puente de Piedra ¡°de propio¡± para comerlas (as¨ª decimos los de aqu¨ª cuando nos referimos a ¡°ir a un sitio espec¨ªficamente¡±).
Tras la jubilaci¨®n de Manuel Frago y Encarna Pir¨¦s, cogieron el relevo Eduardo L¨®pez, que llevaba cuatro a?os siendo camarero del bar, y su pareja Mar¨ªa Serrano, a los mandos de la cocina. Han mantenido las cosas como estaban, aprendiendo del trabajo hecho anteriormente y entendiendo la importancia que tiene el Fausto en el d¨ªa a d¨ªa de los vecinos del barrio. Sus famosas croquetas ¡ªque llevan piparras, aceitunas y pepinillos¡ª son, adem¨¢s de cremosas y con un rebozado muy fino, ¨¢cidas y sabrosas, merecedoras de un largo paseo bajo el sol zaragozano para probarlas.
5
Jam¨®n batido
Mayonesa y jam¨®n de Teruel. Aunque suena a guarrindongada de fiesta de cumplea?os de segundo de infantil, es una de las tapas m¨¢s caracter¨ªsticas de Zaragoza. No luce ni suena muy apetecible, pero es de esas cosas que producen adicci¨®n inmediata al probarlas. Consiste en una rebanada de pan sobre la que se unta una mezcla de jam¨®n de Teruel picado, mayonesa y queso crema. En el Bar Domin¨® (plaza de Santa Marta, S/N), el primero en hacer este peculiar invento, es un best seller. Tanto que puede encontrarse junto a este, sus coet¨¢neos de chorizo o longaniza. En el Bar Gilda, junto a una gran variedad de estas, sirven una tapa de jam¨®n batido con una sutil diferencia: la mayonesa la hacen con ajo. No hay vuelta atr¨¢s.
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