Prueba del algod¨®n: la 'freidora' sin aceite Phillips AirFryer
Los responsables de la promoci¨®n del AirFryer tuvieron la amabilidad de mandarme uno para probarlo hace unos d¨ªas (quede constancia de que lo he devuelto, as¨ª que los 200 eurazos que cuesta la m¨¢quina no han influido en la elaboraci¨®n de esta entrada). De primeras, hay algo que se agradece: el trasto no ocupa mucho y, milagro, s¨®lo tiene dos mandos: uno para la temperatura y otro para el tiempo. Vamos, que hasta una persona mentalmente perjudicada como yo puede usarlo sin necesidad de estar una hora leyendo las instrucciones. Una peque?a pega es que para encender y apagar no queda otra que usar el temporizador, ya que no tiene una posici¨®n "manual" como la que es habitual en los hornos.
Como no pod¨ªa ser de otra forma, mi primer experimento tuvo como protagonista a la reina del frito: la patata. Siguiendo las indicaciones del folleto, las lav¨¦, sequ¨¦ y embadurn¨¦ con media cucharada de aceite, y despu¨¦s las puse en la cesta met¨¢lica que se introduce dentro del aparato. Tras una cocci¨®n de unos 20 minutos, en la que ¨¦ste no solt¨® ning¨²n tipo de olor a comida -gran tanto a favor frente a las freidoras-, las patatas estaban hechas y ten¨ªan bastante buen aspecto. De sabor no estaban mal, aunque recordaban m¨¢s a las asadas que a las fritas: no ten¨ªan ni el exterior crujiente ni, l¨®gicamente, el delicioso gusto a aceite que tienen estas ¨²ltimas.
Supongo que como opci¨®n menos cal¨®rica para personas con tendencia al engorde pueden funcionar. Pero llamar a lo que sale de esta m¨¢quina "patatas fritas" me parece cuando menos arriesgado. No ser¨¦ yo quien niegue sus bondades para la salud... pero la ausencia de ese gran conductor de sabores que es el aceite hace que resulten un tanto tristonas. Imagino que las patatas congeladas de bolsa, que ya incorporan algo de grasa en su composici¨®n, quedar¨¢n mejor, pero como soy miembro de una secta que las proh¨ªbe por ser un invento de Satan¨¢s no lo he podido comprobar.
El segundo experimento lo llev¨¦ a cabo con unas croquetas de carne y pollo. Siendo sincero, no las hab¨ªa hecho yo, sino que las compr¨¦ listas para fre¨ªr en una carnicer¨ªa del mercado. En poco m¨¢s de 10 minutos en la m¨¢quina estaban doradas y duritas por fuera. Resultaron mucho mejor que las patatas: crujientes, en absoluto grasientas y bastante m¨¢s ligeras que las fritas. Una vez m¨¢s, no sab¨ªan igual por la falta de aceitillo... pero superaron la prueba con notable alto.
Para el tercer experimento eleg¨ª algo un poco m¨¢s elaborado: unas patitas de pollo que tuve unas horas marinando con zatar (una mezcla de especias ¨¢rabe que me encanta), copos de guindilla roja, pimienta y una cucharadita de aceite. Siguiendo las indicaciones del folleto del AirFryer, las cocin¨¦ 10 minutos a 200 grados y otros 10 a 150. Para mi gusto habr¨ªan necesitado un poco m¨¢s de tiempo, pero estaban jugosas y bastante sabrosas.
Aunque no super¨® en ning¨²n caso la peste del pollo frito en aceite, durante la cocci¨®n sali¨® bastante m¨¢s olor que con las croquetas y las patatas. Con la grasa del animal el cacharro se qued¨® hecho un asco, pero por suerte la parte donde se cocina el alimento es bastante c¨®moda de limpiar.
El AirFryer lleva un libro con 30 recetas, todas con bastante buena pinta, sencillas, sanas y entre mediterr¨¢neas y asi¨¢ticas. Claro que para hacer algunas, como el brownie, el pastel de carne o la quiche de salm¨®n necesitas fuentes peque?as que quepan en el cesto del aparato, y los platos deben de salir en versi¨®n mini. De cualquier forma, las recetas est¨¢n bien como orientaci¨®n para probar otras f¨®rmulas a partir de ellas, y as¨ª sacar el m¨¢ximo partido al invento.
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