Lo que tienen los chefs en la nevera de casa
?Caviar? ?Salsas ex¨®ticas? ?Medio lim¨®n reseco y mohoso? Un libro muestra el contenido de los frigor¨ªficos de los cocineros m¨¢s famosos de Europa.
La nevera es el espejo del alma. Si eres una persona met¨®dica, la tendr¨¢s limpia y organizada. Si te quieres a ti mismo, unos cuantos manjares vivir¨¢n felices en ella. Si eres un desastre, los productos pasados cohabitar¨¢n con el legendario medio lim¨®n reseco abandonado a su suerte en la puerta, junto a los huevos caducados y la mantequilla rancia.
Abrir la nevera de alguien tiene su morbo, y m¨¢s si su due?o es un cocinero ilustre. Para saciarlo, nada mejor que hacerse con un ejemplar de Inside chefs' fridges (Taschen, 2015), un libro que ense?a las partes ¨ªntimas ¨Cculinariamente hablando¨C de 40 grandes de la gastronom¨ªa europea, desde Joan Roca hasta David Mu?oz pasando por Andoni Aduriz, Yotam Ottohlenghi, Massimo Bottura o Magnus Nilsson. Maquillados por sus propietarios o no, los frigor¨ªficos permiten asomarse a la cocina cotidiana de estos titanes, e incluso descubrirles reconfortantes defectillos que los humanizan: unos cuantos, aarg, castigan a sus tomates o a sus patatas mand¨¢ndolos a la Siberia del caj¨®n de las verduras.
¡°La gran sorpresa es que no todo el mundo nos dej¨® mirar en su nevera¡±, asegura Carrie Solomon, coautora de la obra junto a Adrian Moore. ¡°Algunos chefs se negaron porque quer¨ªan mantener la privacidad. El frigor¨ªfico es algo muy ¨ªntimo. A m¨ª me dar¨ªa verg¨¹enza mostrar el m¨ªo¡±.
Los que accedieron no s¨®lo hablan del contenido de sus frigos. Tambi¨¦n contribuyen con un par de recetas de platos habituales en sus hogares, que dan al libro la utilidad pr¨¢ctica necesaria para no quedarse criando polvo en la estanter¨ªa. Las fotograf¨ªas del electrodom¨¦stico est¨¢n enriquecidas con explicaciones sobre los productos almacenados en ¨¦l, entre los que encontramos dos man¨ªas recurrentes: las salsas orientales y los quesos, sobre todo franceses.
En conjunto, las im¨¢genes reflejan una realidad no demasiado diferente a la del hogar medio con posibles. S¨ª, hay se?as fudis ¨Cv¨¦ase fermentados, srirachas y kales¨C, pero al final la conclusi¨®n a la que llegamos es que los cocineros comen las mismas lechugas, los mismos filetes y los mismos yogures previsiblemente caducados que el resto de los mortales. Algunos se atreven a exhibir neveras que delatan poca vida hogare?a, como la de David Mu?oz: ni un solo producto fresco salvo un trozo de parmesano y unos huevos ecol¨®gicos. Y en el cl¨ªmax de la tonter¨ªa, nos topamos a Marco Pierre White, que muestra una trasto restaurado de los a?os 30... vac¨ªo. "Es casi una pieza de museo, un Frigeco vintage con puerta de madera en que se ha gastado un dineral para restaurarlo y modernizarlo", explica Adrian Moore.
Redondean el tomo, que se publica en Espa?a en octubre, una breve historia del frigor¨ªfico y un pr¨®logo de Nathan Myhrvhold. El impulsor de Modernist Cuisine escribe una gran verdad: si quieres conocer al alguien, no mires su armario de las medicinas, sino su nevera. ¡°Viendo los frigor¨ªficos podemos decir si los chefs son mani¨¢ticos del orden, c¨®mo llevan sus restaurantes o qu¨¦ tipo de cocina les gusta¡±, concide Solomon. ¡°O si son un poco vulgares en sus gustos caseros porque tienen postres industriales, por ejemplo. O incluso si son el tipo de chef desali?ado con un poco de moho pero con algunas ideas fabulosas por debajo¡±. ?Moho? ¡°S¨ª. En un par de neveras lo hab¨ªa¡±, revela Solomon. "Muchas neveras eras ca¨®ticas y embarulladas", a?ade Moore, "pero tampoco podemos decir que estuvieran sucias".
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