Regreso al futuro culinario
Marty McFly llegar¨¢ del pasado el d¨ªa 21 y a¨²n no hay coches voladores ni hidratadores de pizza, pero podemos viajar en el tiempo a las cocinas de 1955, 1985 y 2045
El mi¨¦rcoles 21 de octubre a las 16:29 horas Marty McFly llegar¨¢ del pasado en el Delorean. S¨®lo nos quedan unos d¨ªas para inventar los coches y monopatines voladores, las chaquetas que se ajustan solas o el hidratador Black&Decker. Desde El Comidista queremos contribuir a este gran hito de la humanidad, haciendo un repaso a la evoluci¨®n de las cocinas dom¨¦sticas a lo largo de las fechas en las que transcurren Regreso al futuro I y II. Asumimos que todo el mundo est¨¢ de acuerdo en que la tercera parte de la saga fue un poco filfa, y pasaremos de ella ol¨ªmpicamente.
Encendamos pues el condensador de fluzo y partamos rumbo a lo desconocido; es decir, al viejunismo m¨¢s total. La historia de Regreso al futuro comienza en 1985, sigue en 1955, vuelve a 1985 y de ah¨ª a 2015, con vuelta de nuevo al 85 y de rebote al 55, por no hablar del viaje a 1885¡ Un l¨ªo, pero todos recordamos el Delorean, el rayo, la cena que Marty comparte con su madre jovenzuela en los a?os 50 o la cafeter¨ªa donde su padre se toma un batido de chocolate antes de meterse en l¨ªos. La t¨ªpica estampa americana con bailes de instituto, descapotables y comidas en familia frente al televisor.
Pero, ?y si Marty hubiera viajado sin querer a la Espa?a de 1955? No hubiera habido tele, porque RTVE no empez¨® a emitir hasta 1956, y su madre seguramente hubiese estado haciendo el servicio social de la Secci¨®n Femenina. Nada de filete con verduras o pastel de carne para cenar: callos, garbanzos y tarta Pilar Primo de Rivera, como aparece en uno de los bestsellers culinarios de la ¨¦poca, el Manual de Cocina de FET y de las JONS. Uno de esos libros que regalaban a las reci¨¦n casadas junto con La Cocina Completa de la Marquesa de Parabere o La cocina pr¨¢ctica de Cuaresma, para aprender a guisar como una buena cat¨®lica apost¨®lica romana.
El primer supermercado abri¨® en 1958, as¨ª que hab¨ªa que apa?arse con ir a la abacer¨ªa de la esquina y el ultramarinos de m¨¢s all¨¢. Y cada d¨ªa, porque los frigor¨ªficos no estaban implantados m¨¢s que en las familias de post¨ªn y lo normal era tener una fresquera (una especie de armario-jaula de madera y malla) en la parte m¨¢s fr¨ªa de la casa o asomada a la ventana. En la d¨¦cada de los 50 comenzaron a funcionar empresas de electrodom¨¦sticos como Edesa, Fagor o Balay, y aunque los refrigeradores costaban un potos¨ª, poco a poco aparecieron en las casas espa?olas los primeros utensilios de cocina modernos como las ollas a presi¨®n, las batidoras Turmix Berrens y las cocinas econ¨®micas a gas.
La madre de nuestra defensora del cocinero es m¨¢s maja que las pesetas y nos cuenta que por aquella ¨¦poca (a sus 23 a?os) el contador de gas funcionaba con una ochena o perra gorda, moneda de 10 c¨¦ntimos. El gas tiraba hasta que se acababa el cr¨¦dito y entonces hab¨ªa que meter m¨¢s dinero, pero haceos a la idea de que la energ¨ªa para un cocido pod¨ªa costar entre 20 y 30 c¨¦ntimos. La otra posibilidad era tener una cocina alimentada con carb¨®n o le?a.
Mientras en Estados Unidos empezaban a pensar en cocinas del futuro y ordenadores que leyeran recetas, aqu¨ª nos limit¨¢bamos a comer lentejas un d¨ªa s¨ª y otro tambi¨¦n. Y que no faltaran. Muy lejos de las pel¨ªculas de Rock Hudson y Doris Day, lo m¨¢s avanzado a lo que pod¨ªa aspirar un ama de casa espa?ola era a que su marido le comprara de una vez por todas una cocina moderna. Para seguir esclavizada al fog¨®n, pero sin peligro de incendio.
Pero dejemos atr¨¢s tantos afanes y avancemos hasta 1985, fecha en la que Marty McFly la li¨® parda y yo era a¨²n una tierna infante. La fiebre de nostalgia ochentera de hoy en d¨ªa nos nubla la mente y nos hace olvidar atrocidades gastron¨®micas como los huevos rellenos de todo y el Kaskol, esa infame bebida de cola. Ay. Es o¨ªr ¡°los ochenta¡± y que os entren ganas de cantar la canci¨®n de Willy Fog mientras beb¨¦is Tang y com¨¦is Mikopetes a chorrosif¨®n.
Pero los a?os 80 supusieron tambi¨¦n democracia, desarrollo y tecnolog¨ªa para todos. Desde Fagor nos cuentan que durante esa d¨¦cada los electrodom¨¦sticos bajaron de precio gracias a la utilizaci¨®n de piezas de pl¨¢stico, que todo el mundo ten¨ªa ya frigor¨ªfico y que aparecieron los primeros controles electr¨®nicos y la vitrocer¨¢mica. Esto ¨²ltimo ser¨ªa en casas con muchos posibles, porque yo recuerdo las placas el¨¦ctricas de toda la vida y una nevera con un ruido similar al de una locomotora. Sin embargo, fue la ¨¦poca dorada de los peque?os electrodom¨¦sticos: la licuadora (?cu¨¢ntas combinaciones de frutas eran posibles?), el cuchillo el¨¦ctrico para cortar el fiambre en Nochebuena y la inevitable yogurtera con vasitos.
Como yo era muy chicuela y tengo mi infancia ochentera desenfocada, he recurrido mis compa?eros comid¨ªsters para que me cuenten sus m¨²ltiples traumas de cocina dom¨¦stica. Don Mikel Iturriaga dice que ¡°como en tantas otras, en casa de mis padres se hab¨ªa instalado el peor invento de la historia de la humanidad despu¨¦s de la bomba at¨®mica, las minas antipersonas y las hombreras: la placa el¨¦ctrica. Era lenta, gastaba m¨¢s energ¨ªa que 10 secadoras y ni siquiera cumpl¨ªa con su mayor reclamo: ser m¨¢s f¨¢cil de limpiar que el gas".
"Tambi¨¦n recuerdo que era una cocina que empezaba a avanzar t¨ªmidamente hacia la robotizaci¨®n", afirma el Jefe Supremo. "Hab¨ªa licuadoras, sandwicheras, yogurteras, exprimidores, cuchillos el¨¦ctricos y otros trastos que mi padre, que no pisaba la cocina jam¨¢s, se empe?aba en comprar ante la mirada esc¨¦ptica de mi madre, que los usaba dos veces y los mandaba a criar gnomos al fondo del armario".
Su favorito era el abrelatas el¨¦ctrico ¨Ctan imprescindible para la vida humana como el aire que respiramos¨C no s¨®lo lo mal que funcionaba, sino tambi¨¦n por unas ranuras que "supuestamente serv¨ªan para afilar cuchillos, pero eran tan in¨²tiles como el resto del artefacto", sentencia. "En cuanto a la vajilla, el Arcopal tambi¨¦n hizo estragos en mi casa, sustituyendo, presumo, al Duralex. Si el fundador de Ikea va al cielo, ser¨¢ por haber logrado que este tipo de platos desapareciera de muchas casas espa?olas.¡±
Espa?a se democratiz¨® a base de artilugios que no serv¨ªan para casi nada, como recuerda Marta Miranda, cuyo padre compr¨® un cortador de embutido el¨¦ctrico y mientras dur¨® la novedad se sentaba "a verlo cortar jam¨®n serrano como si la cocina se hubiera convertido de golpe en un laboratorio de la NASA¡±, recuerda nuestra Defensora del cocinero. En casa de Ib¨¢n Yarza ten¨ªan ¡°todo el kit: la yogurtera Moulinex, con sus vasitos de cristal y tapa de pl¨¢stico; la licuadora Moulinex (1, 2, 3, picadora Moulinex) y la exprimidora Braun blanca, con la boquilla que se pod¨ªa subir o bajar de un clic.¡±
En cuanto a la comida en s¨ª, nos bastar¨ªa con echar un ojo al Premio de Cocina Viejuna, pero guardemos un minuto de silencio por las gelatinas varias, el solomillo en salsa de pimienta verde, el pastel de ensaladilla y pan de molde o el pijama. Mar Calpena recuerda, adem¨¢s de los armarios color aguacate o butano, ¡°los helados Colajet y Frigur¨®n, y grandes copas con cincuenta mil bolas de helado y fruta en alm¨ªbar que se tomaban los guiris por las tardes en las terrazas. El anuncio de Tulip¨¢n del helic¨®ptero. Los Sugus en los cumplea?os del cole y la fiambrera en las excursiones, junto con una cantimplora forrada con una especie fieltro verde, eternamente mojado¡±.
Al hogar donostiarra de Marta Miranda ¡°lleg¨® la innovaci¨®n con comida que ahora se considera viejuna, pero que entonces nos hac¨ªa sentir en la vanguardia. Lo d¨¢bamos todo en la mesa con los pimientos rellenos de bacalao y el pastel de pescado ¨Cgracias Roteta, gracias Arzak¨C que mi madre bordaba los domingos. Recuerdo una receta atascaburras de aguacate con nueces y miel, que nos introdujo en el hasta entonces desconocido mundo de los alimentos tropicales.¡±
Efectivamente, el exotismo hizo su aparici¨®n en la cocina y adem¨¢s del 1080 recetas de cocina de Simone Ortega aparec¨ªan en las estanter¨ªas recetarios que abr¨ªan un mundo nuevo a la creatividad, con el consecuente peligro. Libros dedicados a cocinar con microondas o Thermomix se codeaban con el ic¨®nico AMC Vadem¨¦cum que regalaban con la bater¨ªa de cocina y el fichero Sarpe.
En los 80 las mujeres se incorporaron masivamente al mercado laboral y la publicidad aprovech¨® para vender aparatos que colmaban los deseos de rapidez, comodidad y menor fregoteo. Los hombres ya entraban a la cocina pero s¨®lo para admirar los adelantos electr¨®nicos (?parece una calculadora!) y escuchar de su mujer que gracias a ellos ¡°tendr¨¦ m¨¢s tiempo para todos vosotros¡±. As¨ª era la verdadera familia Alc¨¢ntara y no la de Cu¨¦ntame:
De 1985 saltamos a la actualidad para decepcionar miserablemente a Marty McFly. Nuestro 2015 no se parece en casi nada al que imagin¨® Robert Zemeckis en 1989: a pesar de que existen las pel¨ªculas en 3D y las videoconferencias, los coches no vuelan y las Google Glass han sido un fracaso. La dom¨®tica aplicada a los electrodom¨¦sticos tambi¨¦n lo fue. Nadie tiene un ordenador incrustado en la nevera que le cuente las calor¨ªas contiene ni necesita encender el horno a trav¨¦s de una llamada de tel¨¦fono.
Nuestra cocina de casa se parece m¨¢s a la de los ochenta que a la fantas¨ªa robotizada que imaginaron las mentes so?adoras del siglo XX. Es m¨¢s segura, m¨¢s limpia y m¨¢s eficiente pero seguimos utilizando alimentos frescos, ollas y calor para cocinar.
?C¨®mo ser¨ªa la cocina de los McFly en una hipot¨¦tica secuela de 2045? Si nos atenemos a las predicciones m¨¢s realistas, no habr¨¢ lucecitas ni rastro de un posible HAL 9000. Los fabricantes de electrodom¨¦sticos apostar¨¢n por soluciones tecnol¨®gicas amigables, pr¨¢cticas y de manejo intuitivo que nos hagan la vida m¨¢s f¨¢cil. La eficiencia energ¨¦tica y el ahorro de tiempo ser¨¢n las dos caracter¨ªsticas m¨¢s importantes de los utensilios del futuro.
En Ikea por ejemplo ya est¨¢n pensando en c¨®mo guisaremos dentro de una d¨¦cada y han ideado una mesa con c¨¢mara incorporada que proyectar¨ªa recetas, medidas e informaci¨®n acerca de los alimentos que se colocan sobre ella, adem¨¢s de servir de ¨¢rea de trabajo y superficie de cocci¨®n.
En esta l¨ªnea comedida van muchas de las profec¨ªas que han hecho mis compa?eros acerca de c¨®mo ser¨¢ el guisotear dentro de treinta a?os. Mar Calpena sue?a con sistemas integrados que pesen y den la verdadera informaci¨®n nutricional de cada raci¨®n, y Marta con cocinas dom¨¦sticas muy tecnol¨®gicas, pero enfocadas a ensalzar los productos con cocciones lentas y respetuosas, adem¨¢s de aprovechar y conservar mejor los alimentos.
Mikel, que ya se llev¨® un chasco despu¨¦s de pensar en su juventud que la cocina del 2000 ser¨ªa como la de Los Supers¨®nicos, vaticina que habr¨¢ m¨¢s eficiencia energ¨¦tica y aparatos que har¨¢n que guisar sea una actividad m¨¢s para monguers que nunca, en la l¨ªnea de la Thermomix. ¡°Ojal¨¢ el macroondas de fr¨ªo sea ya tan com¨²n como es ahora el microondas, y ojal¨¢ se haya implantado alg¨²n proceso similar a la pir¨®lisis que evite la actividad m¨¢s desagradable de la cocina: limpiar. Eso si seguimos cocinando en casa, claro", apostilla, "y no somos ya alimentados ¨²nica y exclusivamente con Soylent Green por el conglomerado Nestl¨¦-Unilever-Pepsico-Danone de turno.¡±
Lo m¨¢s parad¨®jico es que nuestro presente se parece m¨¢s al 1955 de Regreso al futuro que al porvenir augurado en la pel¨ªcula. Alimentos ecol¨®gicos, huertos urbanos y cafeter¨ªas vintage campan a sus anchas en un 2015 que puede que sea el equivocado. Quiz¨¢s despu¨¦s de todo nosotros estemos en otra l¨ªnea temporal, y Marty aterrice el d¨ªa 21 en un universo paralelo en el que s¨ª hay hidratadores de pizza en cada cocina.
Y vosotros, ?c¨®mo record¨¢is las cocinas antiguas? ?Qu¨¦ os cuenta vuestra bola de cristal acerca del futuro guisandero?
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