Hay un Potorro en mi despensa

"Me he comido un Potorro". Por fin puedo decir esta frase, sin miedo a faltar a la verdad ni a que me acusen de zafio: ayer di buena cuenta de unas fant¨¢sticas alcachofas en aceite en cuyo bote se le¨ªa esta palabra en letras may¨²sculas. Porque Potorro, adem¨¢s de eso en lo que est¨¢s pensando, es el nombre de una nueva marca de conservas madrile?a que elabora mermeladas y verduras de manera artesanal y las vende a trav¨¦s de internet.

Su breve cat¨¢logo incluye tambi¨¦n "sal virgen de manantial", y no por casualidad: seg¨²n la Real Academia Espa?ola, un potorro es "un recipiente en el que se sirve la sal". Los impulsores de la marca, tres profesionales vinculados al mundo del m¨¢rketing, partieron de esa acepci¨®n para crear una l¨ªnea de alimentos envasados que uniera "dos cosas muy espa?olas, la buena comida y el buen humor", seg¨²n explica uno de ellos, Carlos Gonz¨¢lez.

El asunto no pasar¨ªa del mero chiste si los productos no sorprendieran por su calidad -la mermelada de fresa rezuma sabor a fruta, y las alcachofas est¨¢n a a?os luz de las aciduladas primas de otras marcas-, y si el nombre elegido no se hubiera revelado como un arma eficaz a la hora de obtener notoriedad en las redes sociales. Prueba de ello son los m¨¢s de 2.000 retuits que obtuvo esta declaraci¨®n de intenciones:

Adem¨¢s de a ¨®rgano genital femenino, Potorro suena a truco publicitario. A campa?a de intriga o teaser de alg¨²n producto que se habr¨ªa de descubrir m¨¢s adelante. Yo mismo no me lo acabo de creer, y eso que tengo en mi cocina tres botes. Pero sus responsables insisten en que es de verdad. ¡°Varios de nuestros seguidores en las redes piensan que somos el caballo de Troya de alguna gran marca¡±, explica Carlos Gonz¨¢lez. ¡°S¨®lo podemos darte un argumento para demostrar que no es as¨ª: ?conoces a alguna marca grande dispuesta a apuestas no convencionales como la nuestra? El tiempo ser¨¢ la prueba de que detr¨¢s nuestro s¨®lo est¨¢n... nuestras madres. Que nos quieren y nos apoyan, porque como madres, no les queda m¨¢s remedio¡±.

La historia de Potorro comienza en octubre de 2015 en una reuni¨®n de profesionales. Buscaban hacer un regalo navide?o original a clientes y amigos, y pensaron en productos gourmet. ¡°Pero quer¨ªamos algo m¨¢s, y fue entonces cuando se nos ocurri¨® ponerle una marca llamativa, que resultara a la vez impactante y f¨¢cil de recordar. Como nos gusta decir, sentimos que Potorro estaba ah¨ª, esperando a que alguien lo rescatara del anonimato y le diera una oportunidad de darse a conocer¡±.

El humor fue desde el inicio un ingrediente fundamental del proyecto. ¡°Normalmente las marcas apuestan por valores como la salud, la calidad, la sostenibilidad medioambiental, todos ellos importantes y a los que nosotros no renunciamos. Pero no suelen considerar el humor como clave. En nuestro caso, es el elemento distintivo¡±. Gonz¨¢lez dice no estar preocupado porque la broma ahuyente a potenciales compradores que no les tomen en serio. ¡°No aspiramos a tener muchos clientes que nos compren sin m¨¢s, sino a crear una comunidad de fans con los que establecer una conexi¨®n emocional¡±.

La empresa titular de la marca, Gadea Gesti¨®n, se surte de diferentes productores, ¡°siempre espa?oles¡±, para sus conservas, que cuestan entre 4 y 7 euros el bote de unos 300 gramos. ¡°Creemos que hay multitud de peque?os productores que elaboran productos fant¨¢sticos pero muchas veces desconocidos para el gran p¨²blico, porque carecen de recursos de m¨¢rketing y acceso a grandes canales de distribuci¨®n. ?Ser¨ªas capaz de decirnos 3 marcas de productos gourmet? T¨² probablemente s¨ª, pero la mayor¨ªa de los consumidores, no¡±.

Demostrada la habilidad para el m¨¢rketing con la elecci¨®n del nombre, el objetivo principal de Potorro en estos momentos es ampliar los canales de venta. En estos momentos, las conservas s¨®lo se pueden comprar bajo demanda en su web, pero seg¨²n Gonz¨¢lez, es posible que lleguen pr¨®ximamente a tiendas f¨ªsicas de Madrid, Catalu?a, Galicia y Euskadi. Tambi¨¦n hay planes de sacar un nuevo producto que, ejem, no podr¨ªa resultar m¨¢s apropiado. ¡°Esperamos que en breve nuestros chochos puedan ver la luz. Por supuesto, nos referimos a altramuces¡±.