Viaje a los peores restaurantes de Madrid
Un miembro del equipo Comidista se juega la salud ¨Cy casi la pierde¨C probando los grandes ¨¦xitos de algunos de los peores restaurantes de la capital. Durante el proceso hubo regresiones a la infancia, clavadas y dolor.
Mi primera tortuga se llamaba Arco. Era una cosa que ten¨ªa completamente olvidada. Arco se despe?¨® un d¨ªa por la terraza y el caparaz¨®n no le sirvi¨® de nada. Yo ten¨ªa siete a?os. Pero el cerebro es listo; nos hace sufrir lo justo. Siempre que puede, porque, a veces, un aroma nos despierta de ese letargo. A Marcel Proust, por ejemplo, el olor de una magdalena le hac¨ªa recordar su infancia. Tuvo suerte: pod¨ªa haberse acordado de su primera mascota chafada.
A m¨ª me ocurri¨® el otro d¨ªa, ya les digo, mientras com¨ªa una ensalada de medusa en un restaurante asi¨¢tico de Madrid. Aquel olor me transport¨® a mi ni?ez. A los d¨ªas exactos en que, con m¨¢s o menos pericia, le cambiaba el agua a Arco. Porque a eso ol¨ªa ¨Cy sab¨ªa-¨Caquella infecta ensalada. La cosa, sin embargo, no acab¨® ah¨ª. Y eso es lo que me lleva a escribirles.
Durante una semana, he estado visitando bares infernales de Madrid. Cada cual tiene sus gustos: hay quien se mete en un atasco de ocho horas para llegar a una playa igualmente atestada, y aqu¨ª se suda igual. Y adem¨¢s era por una buena causa: alertaros. Desde El Comidista quisimos saber qu¨¦ se coc¨ªa detr¨¢s de todas esas p¨¦simas cr¨ªticas de TripAdvisor, si era verdad todo lo que se dec¨ªa de determinados restaurantes y qu¨¦ hab¨ªa de cierto tambi¨¦n en el boca a boca.
Ya les adelanto que hubo variedad y, por ende, mucho cliente tocapelotas. Porque hubo bares que no estaban tan mal, restaurantes que eran mucho mejor de lo que los pintaban e incluso antros con encanto. Pero estos no son los recuerdos que nos interesan.
De todos los sitios seleccionados por el n¨²mero de cr¨ªticas ¨Ca partir de 20 de opiniones y con primac¨ªa de malo o p¨¦simo en el d¨ªa de la b¨²squeda¨C, cuatro se llevaron el premio Almax 2016. En sus cuatro categor¨ªas: pero qu¨¦ me est¨¢s contando; lo tuyo no tiene nombre; te tienes que re¨ªr; y yo aqu¨ª no vuelvo. Al final de la semana, me acordaba tambi¨¦n del final de Lost, la canci¨®n de la mayonesa o de Grease 2. Cosas que, como la muerte de mi tortuga, hab¨ªa enterrado en lo m¨¢s profundo de mi ser, y que varios bocados nefastos me trajeron otra vez de vuelta. No me entiendan mal: les aseguro que no soy un tiquismiquis con la comida. Pero hasta ahora siempre que hab¨ªa jugado una partida a cara o cruz con mi est¨®mago, hab¨ªa ganado. Hasta ahora.
Premio "pero qu¨¦ me est¨¢s contando" para La torre del oro
Toda esta pesadilla culinaria comenz¨® en la Plaza Mayor. Ya, ya. Eso es ir sobre seguro, dir¨¢n ustedes. Y esto es algo que me cabrea: ?por qu¨¦ asumimos con esa ligereza que uno de los principales puntos tur¨ªsticos y gastron¨®micos de Madrid es una bazofia? Oigan, que por la capital pasaron el a?o pasado 8.885.778 turistas, seg¨²n datos del sector. ?Cu¨¢ntos de ellos acabar¨ªan en una de estas terrazas? D¨¦jenme que les cuente y luego d¨ªganme si ustedes volver¨ªan.
Sobre el primer restaurante de la lista hab¨ªa le¨ªdo las siguientes cr¨ªticas: ¡°Un atraco m¨¢s en la Plaza Mayor¡±. ¡°Rid¨ªcula ofensa andaluza¡±. ¡°Car¨ªsimo y de andaluz ni los azulejos¡±.¡±Pintoresco¡±. Bien. Creo que podemos pasar de explicar que se trata de un local pretendidamente andaluz. Pretendidamente. Lo reconocer¨¢n porque al pasar por su puerta LES CHILLAR?N en el acento de marras.
Y les invitar¨¢n a conocer su ganader¨ªa. El s¨ªmil no es casual. El local est¨¢ decorado con varias cabezas de toro. Aunque destacan, sobre todo, sus fotograf¨ªas; todas ellas taurinas. Con una foto, incluso, de Franco y otra del Che. Yo qu¨¦ s¨¦. Y todo amenizado con un disco de sevillanas puesto en bucle y una corrida sin fin que se emite en una televisi¨®n min¨²scula. El restaurante tiene incluso una imagen colgada de la cogida que sufri¨® El Juli, supongo que para recordar que m¨¢s cornadas da el hambre y que te pidas algo.
Su gazpacho ¨Ccortes¨ªa de la casa¨C estaba semicongelado y, para mi gusto y el de mi acompa?ante, con demasiado comino. Pero bueno, tragamos. Con lo siguiente, eso s¨ª, ya no pudimos. Una tapa de patatas alioli con la mayonesa tan ¨¢cida como el humor de los camareros. Lo intentamos tambi¨¦n con un pulpo; el t¨ªpico pulpo a la feria (de abril). Y nos encontramos con una raci¨®n escasa, la patata cruda y la carne tan dura como salada. Suficiente para salir rumbo a la enfermer¨ªa. Porque aqu¨ª los que salieron a hombros fueron otros. En total, 21.90 euros de cornada (15.90 el pulpo, 1 euro la raci¨®n de pan y 5 euros las dos Coca-Colas).
Categor¨ªa "lo tuyo no tiene nombre" para Tineo
La inmersi¨®n guiri nos hab¨ªa dejado con hambre y decidimos aventurarnos en otra conocida terraza. Estaba semillena, y pensamos: malo ser¨¢. Pues no: siempre puede ser peor. Repugnante, incluso. Hannibal Lecter salivando en tus narices mientras se fr¨ªe unos filetes y te pregunta c¨®mo los quieres. O en palabras de algunos ex clientes: ¡°Una trampa para incautos¡±. ¡°Comida p¨¦sima, precio de timo¡±. ¡°Esto no deber¨ªa permitirse¡±. Etc¨¦tera, etc¨¦tera.
?Quieren saber algo? Vomit¨¦. Hala, ya lo he dicho. Ojo, spoiler, y todo eso. Repito, no soy un tiquismiquis con la comida, pero si van a este sitio ¨Cque reconocer¨¢n por su carta a la vista y plastificada y la insisssteeeencia de los camareros por atenderles en la terraza¨C, no se pidan sus croquetas de bacalao. No-pidan-croquetas-de-bacalao. Proust aqu¨ª habr¨ªa evocado el infierno de Dante. Demonios: han pasado varios d¨ªas desde que visit¨¦ este local y a¨²n tengo ese mazacote blanco y fr¨ªo recorriendo mis entra?as.
Tampoco pidan tortilla. Aunque aqu¨ª el debate est¨¦ m¨¢s que superado. Lo de, ?con cebolla o sin ella? ?Cuajada o l¨ªquida? Paparruchas. Seca e incomestible y punto. Un horror. ?Es esto lo que le ofrecemos a los casi nueve millones de incautos que se dejan caer por aqu¨ª? Y de tapa unas aceitunas sacadas de un pozo negruzco, pida usted un deseo si se atreve. Ah, y 17.80 euros la vomitona (9 euros las croquetas, 4 el pincho de tortilla, 1.90 la ca?a y 2.90 la coca-cola). Por ese d¨ªa era suficiente el relaxing cup of salmonelosis.
Categor¨ªa "te tienes que re¨ªr" para Espada Da'Tomaso
Mi b¨²squeda por ofrecerles lo peor de la ciudad me llev¨® pocos d¨ªas despu¨¦s a las inmediaciones de El Retiro. Hasta una pizzer¨ªa de nombre italiano y carta decididamente europe¨ªsta: que si especialistas en codillo, que si expertos en steak tartar. Que si tenemos vermut de Reus. A ver, ?en qu¨¦ quedamos? ?Esto es un italiano? ?Un italo algo? Pues no, porque el due?o se hab¨ªa criado en Suiza. A m¨¢s de 800 kil¨®metros de la idea ¨Cel concepto¨C que vende en su logo. Pero lo de expertos, ya tal.
Escuchen: ¡°Comida asquerosa, trato horrible¡±. ¡°Malo, malo, malo¡±. ¡°Espada para harakiri¡±. Hombre, siendo sinceros no llega al nivel del bar anterior ¨Cinsisto: no pidan sus croquetas de bacalao¨C, pero la calidad de sus productos tambi¨¦n est¨¢ a kil¨®metros de distancia de ser aceptable. Pedimos la pizza de la casa ¨Cjam¨®n, esp¨¢rragos, queso¨C y estaba cruda. Y la masa deb¨ªa de ser tambi¨¦n de Reus.
Quisimos quitarnos el mal sabor con una raci¨®n de calamares, pero estaban tan duros como un invierno en Polonia, aunque se notaba el regustillo de la freidora patria. Lo m¨¢s espa?ol del bar. ?El precio? ?C¨®mo se dice en italoeuropeo manos arriba? 29.50 euros (9 euros la pizza, 14 los calamares y el resto las bebidas).
Recapitulemos: en mi af¨¢n por recorrer los bajos fondos de la gastronom¨ªa madrile?a hab¨ªa visitado tres restaurantes calificados muy malamente en TripAdvisor. Los hab¨ªa testado. En un caso, hab¨ªa vomitado. Y nos hab¨ªamos gastado ¨Centre mi acompa?ante y yo¨C 68.70 euros hasta entonces. De todos los platos, lo m¨¢s pasable hab¨ªa sido un gazpacho semicongelado.
Me hab¨ªan tangado, me hab¨ªan sableado y hab¨ªa comido cosas que habr¨ªan hecho vomitar a una cabra. Y llegados a este punto a¨²n ten¨ªa est¨®mago ¨Cy vocaci¨®n period¨ªstica- para dirigirme hasta el ¨²ltimo establecimiento. ?Gilipollas? Bueno, un poco s¨ª. Por cierto, para aquellos de ustedes que se lo preguntan. Lo de las hojas de reclamaciones: no ped¨ª ninguna.
?Deber¨ªa haberlo hecho? Seg¨²n confirman desde la OCU, no suele ser algo habitual. ¡°Se suele llegar a un acuerdo amistoso con el cliente. Hoy en d¨ªa, con las p¨¢ginas de rating, lo que menos quiere un restaurante es una mala cr¨ªtica. Son muy pocas las reclamaciones sobre restauraci¨®n, pero las hojas de reclamaciones existen y tienen su recorrido. Consumo tiene que dar una respuesta en tres meses, aunque el consumidor ha de saber que es un asunto administrativo. Es decir, puede acabar con una multa al establecimiento, pero no hay resarcimiento para ¨¦l. Otra cosa es si ha habido una intoxicaci¨®n, donde el cliente s¨ª puede pedir una compensaci¨®n¡±.
Premio "yo aqu¨ª no vuelvo" para Buenaventura
Y, as¨ª, de esta guisa, me dirig¨ª hasta el ¨²ltimo de los establecimientos de esta lista. Un chino-chino situado muy cerca de la plaza de la Luna. De los que se conocen por el boca a boca. Y donde uno se encuentra con chinos comiendo dentro. ?Una buena se?al? No siempre. O al menos no en nuestro caso. Llegados a este punto, decid¨ª jug¨¢rmela. Si hab¨ªa llegado hasta aqu¨ª, era para contarlo.
Qu¨¦ arroz frito ni qu¨¦ arroz tres delicias. Doble o nada. P¨®ngame esa ensalada de medusa macerada en vinagre. He le¨ªdo que es un manjar exquisito. ?Una buena elecci¨®n? As¨ª soy yo. Un tipo intr¨¦pido. Y de repente: ese sabor a pecera. Arco. Mi tortuga. Volv¨ªa a tener 7 a?os. Y volv¨ªa a empujarla un poco para que caminara. Maldito Proust.
Intent¨¦ sacudirme los recuerdos con un rollito de primavera; algo m¨¢s est¨¢ndar. Pero ni siquiera esto estaba rico. Ni siquiera. La col estaba demasiado dura y la masa hab¨ªa sido ba?ada en un aceite que no se hab¨ªa cambiado desde la dinast¨ªa Ming. Ped¨ª un bol de arroz con pollo para ver si remontaba la cosa, pero sab¨ªa a detergente. Est¨¢ bien, est¨®mago. T¨² ganas. Fin de la partida. Game over. Como broma, esto de gastarse un pastiche por comer mal hab¨ªa llegado ya muy lejos. Los ¨²ltimos 19.50 euros de este reportaje (la medusa 9, el arroz 7 y el rollito 1.50. Bebida aparte).
Posdata: el Bo?ar de Le¨®n cerr¨®. Guardemos un minuto de silencio por aquel cocido que nadie pudo acabarse y que te llevaba, sin embargo, directo a Canarias. Y esa paella tricolor, que serv¨ªan de tapa. Si es usted profano, sepa que se perdi¨® no ya un bar sino una ¨¦poca.
El lema de este antiguo mes¨®n de Noviciado era claro: aqu¨ª no se tira nada. Y esto era tan ab-so-lu-ta-men-te cierto como que el sol sale por el este. La comida que se dejaba en el plato, volv¨ªa a la fuente original. De ella manaba el elixir de la eterna senectud. Porque visitar este bar ¨Ccon sus manteles llenos de quemaduras, su olor a fritanga y esa decoraci¨®n del Le¨®n de la posguerra- te hac¨ªa envejecer 15 a?os de golpe. No volveremos nunca a ser tan j¨®venes como entonces.
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