Comidas y bebidas que peligran por el cambio clim¨¢tico
Variedades de pescado, aceite, c¨ªtricos, vino o caf¨¦ pueden verse afectados por el calentamiento global. ?Desaparecer¨¢n cultivos? ?Subir¨¢n los precios? Los expertos responden.
En marzo de 2017, mientras Mariano Rajoy anunciaba una lluvia de millones sobre Catalu?a, un peque?o pueblo de Cuenca celebraba un refer¨¦ndum aprobado, este s¨ª, por el Consejo de Ministros. Pero en Fuente de Pedro Naharro lo que se dirim¨ªa no era un conflicto territorial, sino ambiental: en esta localidad de 1.400 habitantes, ubicada en la Mancha Alta y de tradici¨®n vin¨ªcola, la vendimia se hab¨ªa adelantado tanto que hab¨ªa terminado por coincidir con sus fiestas patronales, con el consiguiente descalabro para las bodegas y la propia recolecta. As¨ª que se decidi¨® someter a votaci¨®n un posible cambio de fecha de su semana grande. Y un 62% vot¨® que no. Que sus fiestas se quedaban como estaban.
"Al final, no hubo manera. Los vecinos decidieron no cambiar la fecha de nuestras fiestas en honor a la patrona que es la Virgen de Nuestra Se?ora de la Soledad. As¨ª que ahora, cuando llega el tercer fin de semana de septiembre, la vendimia se para, se cierran las bodegas y todo el mundo se viene del campo a hacer la fiesta", resume su alcalde y cartero tambi¨¦n de ese pueblo, C¨¢ndido Yunta. El edil de esta comarca era partidario de ese cambio, pero tanto ¨¦l como el otro 38% tuvieron que aceptar un resultado que, si se observa desde m¨¢s arriba, est¨¢ lejos de ser considerado soberano. Porque al cambio clim¨¢tico, el causante de ese adelanto, nadie lo ha votado, aunque s¨ª lo hayamos aupado.
Si en Fuente de Pedro Naharro est¨¢n vendimiando a mediados de agosto -cuando lo normal era hacerlo a primeros de octubre- es porque el progresivo aumento de las temperaturas ha hecho que la uva madure antes. Pero esto, aunque lo parezca, no es ning¨²n chollo. "Las bodegas han tenido que invertir mucho dinero en refrigeraci¨®n para mantener los mostos y los vinos y que la fermentaci¨®n sea lo m¨¢s lenta posible, pero, claro, todo esto -que antes no hac¨ªa falta-, contamina mucho m¨¢s y contribuye a agravar el problema por esas emisiones", se lamenta su regidor.
La relaci¨®n entre esas emisiones y el aumento de las temperaturas, que ha descabalgado la vida de este pueblo conquense, es m¨¢s que directa, y es lo que se conoce como calentamiento global. "Esa subida de la temperatura se produce porque se acumulan gases de efecto invernadero en la atm¨®sfera, es decir, aquellos gases con capacidad para retener el calor y remitirlo a la tierra como son el di¨®xido de carbono, principalmente, que lo emitimos cuando quemamos combustibles f¨®siles como el petr¨®leo o el carb¨®n, o el metano¡±, me explica el ambient¨®logo Andreu Escriv¨¤.
Y ese aumento de las temperaturas lo que hace es descabalgar tambi¨¦n los patrones clim¨¢ticos: se alteran las corrientes marinas, puede haber m¨¢s precipitaciones m¨¢s intensas y granizos, hay sequ¨ªas m¨¢s prolongadas, se adelanta la floraci¨®n¡ Esto, a la vista est¨¢, influye en los productos de consumo. "Desde la ¨¦poca preindustrial, ha subido la temperatura global del planeta 0,8 grados. Pero, ojo, eso no significa que hayamos pasado de 28 a 28,8 grados. Ese aumento quiere decir que en verano es mucho m¨¢s probable que tengamos noches tropicales u olas de calor brutales o mayor frecuencia de fen¨®menos meteorol¨®gicos extremos", concreta Escriv¨¤. Como las cinco olas de calor que sufrimos en el verano de 2017, ?las recuerdan? Con r¨¦cord, incluido, de temperatura: los 46,9 grados que se registraron en C¨®rdoba. Y los cultivos, obviamente, sufren ese estr¨¦s.
Vino
Nuestra intenci¨®n, desde luego, no es crear ninguna alarma -principalmente porque no tenemos una bola de cristal y porque, como dijo aquel, es dif¨ªcil hacer predicciones, especialmente del futuro-, pero s¨ª que existen tendencias y hasta hechos probados que nos obligan a ser vigilantes. Algo que ya est¨¢n haciendo, por ejemplo, las casas francesas de champ¨¢n: muchas de ellas est¨¢n comprando vi?edos en Inglaterra para garantizarse la producci¨®n. ?Burdeos de Manchester? Pues eso parece.
En Espa?a, Bodegas Torres, enraizada en la tradici¨®n vin¨ªcola del Pened¨¨s desde hace tres siglos y con 2.432 hect¨¢reas de vi?edo, tambi¨¦n ha visto adelantadas sus cosechas. "El cambio clim¨¢tico es la mayor amenaza a la que se enfrenta hoy el sector del vino y la viticultura en particular. La Vitis vinifera es una planta extremadamente sensible a los cambios de temperatura. Y, s¨ª, Familia Torres ha sido testigo del aumento de un grado en la temperatura media del Pened¨¨s en los ¨²ltimos 40 a?os. Esta variaci¨®n afecta directamente a la vi?a y hace que la vendimia tenga lugar, actualmente, unos 10 d¨ªas antes que hace dos d¨¦cadas", confirman fuentes de esta bodega.
?Ese avance de la vendimia podr¨ªa llegar a influir en la calidad de los vinos? "S¨ª, ya que se podr¨ªa producir un desfase entre la madurez de la uva y el contenido en az¨²cares. La viticultura se est¨¢ adaptando mediante t¨¦cnicas que permiten retrasar la maduraci¨®n de la uva, pero las previsiones en cuanto a las temperaturas son preocupantes. Si suben m¨¢s de 2 grados ser¨ªa desastroso para la viticultura, tal y como la entendemos hoy, que ha dedicado milenios de experimentaci¨®n hasta encontrar la mejor localizaci¨®n para cada vid. No se dejar¨¢ de hacer vinos, pero ser¨¢n diferentes", vaticinan. Y, como en el caso de los vinos franceses, las denominaciones de origen no estar¨¢n tan claras.
"El mapa de denominaciones cambiar¨¢ y el estilo de los vinos tambi¨¦n. Llegar¨¢ un momento en que habr¨¢ que plantearse desplazar los vi?edos m¨¢s hacia el norte o buscando altitud y temperaturas m¨¢s fr¨ªas, o sustituir algunas variedades por otras, en funci¨®n de su gradiente t¨¦rmico. En nuestro caso, por ejemplo, ya contamos con vi?edos en altura y estamos trabajando tambi¨¦n en hacer que las vides resistan mejor la sequ¨ªa y las altas temperaturas. O recuperando variedades ancestrales, que exist¨ªan antes de la filoxera y que hab¨ªan pr¨¢cticamente desaparecido".
Cerveza
S¨ª, han le¨ªdo bien. La cerveza aparece en muchos de esos listados dist¨®picos de alimentos que podr¨ªan llegar a verse condicionados por el cambio clim¨¢tico. Pero, ?llegaremos a ver hordas de hooligans debatiendo sobre Schopenhauer en pubs ingleses mientras degustan vinos que sol¨ªan ser franceses? Y, m¨¢s importante, ?qu¨¦ va a pasar con nuestra cerveza? Me responde Jacobo Olalla, director general de Cerveceros de Espa?a: "Tanto como para que desaparezca pues no. Pero s¨ª que es verdad que, como producto agroalimentario que es, se est¨¢ viendo afectada por el cambio clim¨¢tico. La cerveza se produce con tres materias primas: agua cuya relaci¨®n con ese cambio clim¨¢tico es direct¨ªsima; cereal, fundamentalmente cebada y que tambi¨¦n se est¨¢ viendo afectada. Y l¨²pulo, que se produce en la zona norte y que necesita mucha agua. De modo que la sequ¨ªa y el aumento de las temperaturas son perjudiciales".
Seg¨²n las previsiones que manejan, las cosechas de cebada ser¨¢n cada vez m¨¢s cortas y adem¨¢s ser¨¢ una cebada de menor calidad cervecera. Hay que tener en cuenta que nuestro suministro es muy local: el 100% de la cebada que se usa para elaborar cerveza en nuestro pa¨ªs, que es casi el 90% de la que consumimos, proviene de los campos espa?oles, apunta Olalla. "Ahora bien", puntualiza, "esto est¨¢ afectando en funci¨®n de los a?os. Hay a?os con mayor boom y otros de menor cosecha. Aunque yo no s¨¦ si es por el cambio clim¨¢tico, pero este a?o la cosecha de l¨²pulo ha sido terror¨ªfica. Tambi¨¦n es verdad que se produjo una gran p¨¦rdida antes de la recolecci¨®n por una gran granizada que cay¨®, a finales de agosto, en la zona donde estaban los campos y eso, claro, devast¨® la cosecha".
La t¨ªpica granizada de finales de agosto, vaya. Como dec¨ªamos, hay motivos para estar vigilantes. Pero tambi¨¦n soluciones: "Desabastecidos no nos vamos a quedar: a la cerveza va el 10% de los 10 millones de toneladas de cebada que producimos. Y el sector lleva a?os trabajando, e invirtiendo mucho dinero, en minimizar el consumo de agua y testando nuevas variedades de cebada de calidad cervecera que puedan adaptarse algo mejor. Y, a malas, la producci¨®n podr¨ªa ir elev¨¢ndose a los pa¨ªses m¨¢s al norte". Qui¨¦n sabe: lo mismo, para 2050, le hemos cambiamos el pe?¨®n de Gibraltar a los ingleses por nuestra producci¨®n de Cruzcampo.
Aceite de oliva picual
Sobre el aceite de oliva y el cambio clim¨¢tico tambi¨¦n se han escrito varios titulares alarmistas. Cuando, curiosamente, los olivares podr¨ªan ayudar a combatir ese cambio, como dej¨® patente el Consejo Ole¨ªcola Internacional en un estudio, eso s¨ª, a¨²n por confirmar, pero, seg¨²n el cual, la producci¨®n de un litro de aceite de oliva capturar¨ªa 10,64 kilos de di¨®xido de carbono atmosf¨¦rico. Algo, desde luego, a tener en cuenta. Como lo que desvela el investigador de la Universidad de C¨®rdoba y catedr¨¢tico de Producci¨®n Vegetal, Manuel Benlloch, que lleva cuatro a?os estudiando sobre el terreno el efecto espec¨ªfico de las altas temperaturas en las variedades de olivo picual y arbequina. Y esto que sigue s¨ª que est¨¢ confirmado.
"Lo que hemos observado es que para el crecimiento de la planta, los efectos de las altas temperaturas son beneficiosos: el ¨¢rbol crece m¨¢s, produce m¨¢s madera y se observa un crecimiento de brotes. Pero esas altas temperaturas tienen tambi¨¦n un efecto negativo sobre la producci¨®n. En el picual, que es el tipo de aceite m¨¢s vendido en Espa?a, esas altas temperaturas afectan a la producci¨®n del fruto, es decir, a la aceituna, y a su rendimiento graso, que disminuye", explica. Esto es debido a que ese aumento del calor afecta a la floraci¨®n del olivo. "Con esas altas temperaturas, muchas de las flores abortan y se transforman en flores masculinas, sin gineceo [pistilo]. Y al no tener gineceo, no se produce el fruto y sin fruto no hay cosecha y sin cosecha no hay aceite y la producci¨®n, as¨ª, disminuye". ?En cu¨¢nto? "Pues seg¨²n nuestras estimaciones, y dependiendo del a?o, la ca¨ªda podr¨ªa ser superior al 30%", alerta Benlloch.
Al haber menos producci¨®n, el precio subir¨ªa. Pero, adem¨¢s, esas altas temperaturas acarrean que los frutos sean m¨¢s peque?os y que la relaci¨®n pulpa hueso, disminuya tambi¨¦n. "Aunque ese efecto de las altas temperaturas sobre la calidad del aceite no est¨¢ muy claro". Esto en picual, pero, ?y en arbequina? "En esta variedad, los fen¨®menos no son tan dr¨¢sticos. Pero es imprescindible abordar un estudio sobre todos los cultivares que hay en Espa?a, porque, a lo mejor, no todos tienen el mismo comportamiento, aunque s¨ª nos sorprendi¨® mucho los efectos sobre la variedad picual y eso teniendo en cuenta que en la cuenca del mediterr¨¢neo se prev¨¦ que, en poco tiempo, las temperaturas puedan subir, de media, entre 4 y 5 grados cent¨ªgrados, si no hay una medida que frene ese incremento t¨¦rmico". Si a esto se le suma el estr¨¦s h¨ªdrico, provocado por la sequ¨ªa, puede darse una tormenta perfecta en esa producci¨®n.
Aunque el profesor Benlloch es optimista. "El aceite de oliva no peligra, no vamos a tener que cambiar de dieta. Pero esto no significa que podamos quedarnos de brazos cruzados, porque si no hacemos nada podemos llevarnos la sorpresa de que el olivar produzca cada vez menos y haya esa subida de los precios. Pero s¨ª que hay soluciones y recursos t¨¦cnicos. Lo que pasa es que hay que investigarlo y poner dinero encima de la mesa y eso, francamente, est¨¢ dif¨ªcil".
Merluza, caballa o anchoas
Hay una frase del investigador oceanogr¨¢fico Luis Vald¨¦s que explica, a la perfecci¨®n, el problema que sigue: "Conocemos mejor la superficie de Marte que el fondo marino". Tal vez porque, como apunta Fran Saborido-Rey, investigador cient¨ªfico del CSIC en el Instituto de Investigaciones Marinas, lo que m¨¢s se estudia son las especies de consumo. "Pero el medio marino es un sistema abierto en el que las fronteras no est¨¢n tan claras como en tierra. Y con las poblaciones marinas hay tres efectos: el cambio clim¨¢tico, por s¨ª mismo, la pesca, que altera la din¨¢mica de las poblaciones, y el propio medio marino que, de forma natural, fluct¨²a. Pero tambi¨¦n hay evidencias que apuntan a un cambio global, que es como se conoce en el mar al aumento de las temperaturas".
Seg¨²n explica este especialista, ese cambio ha tra¨ªdo dos consecuencias: "Lo primero es que ha habido un cambio neto de las especies: las que estaban aqu¨ª, se han desplazado m¨¢s hacia el norte buscando aguas con temperaturas m¨¢s id¨®neas. Es el caso del at¨²n, la anchoa, el jurel, la caballa o la sardina. Muchas de estas migraciones se producen de forma natural, pero el cambio global lo que est¨¢ haciendo es que se acent¨²en y sean m¨¢s permanentes". ?Significa eso que nos vamos a quedar sin anchoas o caballa? "El problema es la tendencia", matiza Saborido-Rey, "este a?o puede haber m¨¢s caballa, incluso, que el a?o pasado, pero si uno analiza los ¨²ltimos 30 a?os ve que cada vez viene menos para ac¨¢ y se va quedando en Islandia, donde nunca hubo caballa. Y donde, ahora, hay una pesquer¨ªa dirigida, como sucede en el mar del Norte con la anchoa".
Y esto, adem¨¢s, puede afectar, de rebote, a los pescadores locales. "Si no hay una alternativa a la anchoa, bien porque no llega o no hay otra especie, sufrir¨¢n, claro". En otras partes del pa¨ªs, mientras, ya nos est¨¢n llegando especies subtropicales como el estornino o caballa del sur -la que viene en lata- por su periplo hacia aguas m¨¢s fr¨ªas justo cuando, aqu¨ª, la caballa com¨²n o europea se est¨¢ viendo reducida, compara este cient¨ªfico. ?Y d¨®nde est¨¢ el problema?, pensar¨¢ el primo de Rajoy. Se van unas especies, pero vienen otras, ?no? Pues, realmente, no hay un problema, sino dos. "Porque no todos los peces tienen esa capacidad de desplazarse. Hay otras especies como la merluza, el gallo o el rape que sufren ese cambio de temperatura y esto les afecta al rendimiento: se reproducen menos y su producci¨®n es menor y, adem¨¢s, crecen menos. Y la tendencia, de nuevo, es que cada vez haya menos y, otra vez, la capacidad de pesca sea menor", alerta este experto del CSIC.
Esto en el caso del atl¨¢ntico, porque en el mediterr¨¢neo la situaci¨®n podr¨ªa ser a¨²n peor: "En ese oc¨¦ano, las especies tienen a donde ir, es decir, a los polos, pero en mares cerrados como el mediterr¨¢neo el norte es tierra y muchas especies se empobrecen". Aunque es posible que en el futuro, adem¨¢s de las especies que queden, si es que queda alg¨²n pescado blanco, comamos m¨¢s medusas o cefal¨®podos. As¨ª lo afirma, al menos, un estudio de la Universidad de Adelaida, en Australia, que muestra que las poblaciones de esta ¨²ltima especie han crecido, significativamente, en los ¨²ltimos 60 a?os. Aunque Fran Saborido-Rey tiene sus reservas: "Los cefal¨®podos son especies que viven, por lo general, un a?o. Son h¨ªper productivos: nacen y se reproducen una sola vez y despu¨¦s mueren. Son muy exitosos en ocupaci¨®n de nicho y pueden adaptarse mejor a los cambios; lo cual no quiere decir que no les afecten".
Y de lo que no se libran tampoco otras especies, como los moluscos y los crust¨¢ceos, es de la acidificaci¨®n o bajada del pH por la absorci¨®n masiva de CO2 de los oc¨¦anos. "Lo cual hace que su agua sea m¨¢s ¨¢cida y compromete su supervivencia", apuntala Celia Ojeda, responsable de consumo de Greenpeace y bi¨®loga marina. Todo esto, vaya, hace que se entiendan mejor las previsiones de la FAO, que vaticinan que las capturas de las principales especies de peces del mundo se reducir¨¢n un 40%. "A lo que hay que sumar el problema pol¨ªtico y de territorio que todo esto va a ocasionar, porque las flotas pesqueras est¨¢n distribuidas seg¨²n como est¨¢n distribuidos los peces, pero si se mueven esa distribuci¨®n va a tener que cambiar y esto va a acarrear un problema ambiental, social y pol¨ªtico enorme", recuerda Ojeda.
Chocolate
Desde Colombia, Christian Bunn, investigador del Centro Internacional de Agricultura Tropical, pone tambi¨¦n su granito en toda esta distop¨ªa alimentaria. Lo que sigue, ya se lo adelanto, no les va a gustar: "Con el aumento de las temperaturas y el aumento de incertidumbre de precipitaciones, la producci¨®n de cacao se ver¨¢ afectada, porque es dependiente de un clima con lluvias homog¨¦neas y abundantes y sostiene temperaturas c¨¢lidas, pero no se sabe si podr¨ªa aguantar temperaturas m¨¢s altas. Nuestras proyecciones muestran, adem¨¢s, que en el oeste de ?frica, de donde proviene el 60% de la producci¨®n global del cacao, un 90% del ¨¢rea se ver¨¢ afectada negativamente. Y, sin adaptaci¨®n, casi toda esa ¨¢rea tendr¨¢ problemas graves", se?ala Bunn a El Comidista.
Y a?ade: "Esa incertidumbre de las lluvias y el mayor riesgo para la productividad repercutir¨¢n en una mayor fluctuaci¨®n de precios. Tambi¨¦n hay evidencias de que las altas temperaturas bajan la calidad del chocolate. De modo que el consumidor tendr¨¢ que pagar precios m¨¢s altos por un chocolate de menor calidad. Y este ya no tendr¨¢ el sabor de nuestro ni?ez". ?Demasiado alarmista? Pues en esa misma direcci¨®n apunta Kevin Rabinovitch, el director global de Sostenibilidad de Mars. S¨ª, s¨ª, los de los M&M's.
Caf¨¦
Y si esto no les despierta, yo ya no s¨¦. "El caf¨¦ y el cacao comparten varias caracter¨ªsticas, pero hay una diferencia clave que hace que caf¨¦ se vea mucho m¨¢s afectado que el cacao. El caf¨¦ Ar¨¢bigo tiene como origen un clima que hoy en d¨ªa se hace m¨¢s y m¨¢s dif¨ªcil de encontrar: proviene de la meseta de Etiop¨ªa, con condiciones h¨²medas y fr¨ªos con poca estacionalidad. Requiere de un clima frio y estable -entre 18 y 22 grados- durante todo el a?o. De manera que las heladas y el calor son da?inas para el cultivo. Lo que vemos es que con el aumento de temperaturas, el caf¨¦ es m¨¢s y m¨¢s dif¨ªcil de producir, las plagas se reproducen m¨¢s r¨¢pidamente, las sequ¨ªas afectan tambi¨¦n m¨¢s al cultivo, la floraci¨®n es irregular y el alto calor resulta en una p¨¦rdida de cerezos".
Este escenario, que plantea nuestro especialista Christian Bunn, ya se est¨¢ dando, asegura, en Centroam¨¦rica. "Se manifiesta en una migraci¨®n de la caficultura hacia altitudes m¨¢s grandes. Obviamente, el ¨¢rea disponible para la agricultura se vuelve m¨¢s escasa seg¨²n se migra m¨¢s hacia arriba. Y el resultado ser¨¢ una disminuci¨®n del ¨¢rea disponible para el caf¨¦ en un 50% a nivel global". Como afirma, precisamente, este estudio; esa p¨¦rdida, eso s¨ª, se dar¨ªa en 2050 si las emisiones siguen su curso. Ya, ya s¨¦ lo que est¨¢n pensando: vayan ustedes a saber d¨®nde estaremos. Pero, lo mismo, para entonces la famosa canci¨®n de Juan Luis Guerra es algo m¨¢s que un ¨¦xito lejano.
Pl¨¢tanos
Si al leer este ep¨ªgrafe han hiperventilado, respiren. Que tenemos pl¨¢tanos de sobra. Su inclusi¨®n en esta lista es para desterrar, de una vez por todas, el mito de que corren peligro por los distintos males que les asolan. Pero, si bien podemos estar tranquilos, tampoco es menos cierto que podr¨ªa darse otro escenario. Al otro lado del tel¨¦fono, Esther Dom¨ªnguez, t¨¦cnico de la Asociaci¨®n de Organizaciones de Productores de Pl¨¢tanos de Canarias, resuelve: "Ahora mismo llevamos un par de a?os que s¨ª que hemos notado que el incremento de las temperaturas ha sido mayor, pero eso nos ha hecho tener mayores rendimientos y una mayor producci¨®n, porque, al final, la platanera es un cultivo tropical".
?Y qu¨¦ pasar¨¢ si, como se prev¨¦, contin¨²an subiendo las temperaturas? "Pues que seguiremos incrementando la producci¨®n, aunque s¨ª que podr¨ªamos encontrarnos con otro inconveniente. Por las condiciones clim¨¢ticas de aqu¨ª, ahora mismo no tenemos una enfermedad que es la Sigatoka. Un hongo que afecta a las hojas y que hace que la planta no tenga la misma producci¨®n. En Sudam¨¦rica, se fumigan los campos, semanalmente, con avionetas para poder combatir esta enfermedad. Algo que aqu¨ª, en Europa, no podr¨ªamos hacer por las restricciones normativas que hay y porque tampoco ser¨ªa nuestra intenci¨®n. Pero esas condiciones de m¨¢s calor y humedad es el ambiente propicio para este hongo. Y, si se incrementaran m¨¢s las temperaturas, realmente no sabr¨ªamos si ir¨ªamos a m¨¢s producci¨®n o si esto nos afectar¨ªa. Pero el pl¨¢tano, desde luego, no va a desaparecer: aqu¨ª hay 8.000 productores muy cabezones", zanja Dom¨ªnguez.
Cosechas afectadas por cambios bruscos de temperatura
Las lechugas espa?olas, en cambio, s¨ª que desaparecieron de las estanter¨ªas de muchos supermercados brit¨¢nicos a comienzos de 2017. Tal vez lo recuerden: meses antes, Reino Unido hab¨ªa votado por el Brexit. Y muchos ingleses nos pusieron verdes. El tabloide sensacionalista The Sun nos acus¨®, directamente, de estar acumulando lechugas y otros productos para boicotearles por su salida de la UE. Pero lo que pas¨®, en realidad, es esto que cuenta H¨¨ctor Molina, agricultor de la empresa el3ments: "Fue una queja absurda, porque lo que hubo fue una ola de fr¨ªo y lluvias que acab¨® con las cosechas. Algo que, desde hace a?os, es habitual por el fr¨ªo y tambi¨¦n por los picos de calor a destiempo".
Es decir, cuando, por ejemplo, en invierno vienen dos o tres d¨ªas de viento de poniente, el term¨®metro llega a los 25 grados ¨Ccuando deber¨ªamos estar a 10- y las plantas de hoja como las espinacas, las acelgas o el br¨®coli espigan y sacan la flor antes de tiempo. "Lo cual le da un sabor amargo a la planta que hace que ya no valga para nada y un 40% de la cosecha, sin exagerarte, se va a la mierda", calcula Molina. O que, al florecer tan pronto, haya cerezos en febrero y venga una helada -algo bastante probable- y te quedes sin ellos, a?ade. Pero, sobre todo, este agricultor de Vila-real, en Castell¨®n, pone el ¨¦nfasis en los c¨ªtricos y, m¨¢s concretamente, en las naranjas.
"El c¨ªtrico es una de las plantas de cultivo m¨¢s exigentes respecto a la temperatura y la calidad del suelo. Y, la verdad, creo que en unos a?os se cultivar¨¢n menos naranjas porque para alcanzar su punto ¨®ptimo, su fruto necesita fresco -entre 3 y 7 grados nocturnos-. Y aqu¨ª, en Castell¨®n, hemos tenido noches de 10 grados y d¨ªas de veintipico en diciembre, que es la ¨¦poca de recolecci¨®n del c¨ªtrico. Y, sin ese punto de fr¨ªo, la fruta no madura y se queda ¨¢cida, con poco nivel de az¨²car. Entonces yo no descarto que empiecen a aparecer otras variedades cuyo factor climatol¨®gico no sea tan exigente como el lulo", vaticina pesimista.
Qu¨¦ quieren qu¨¦ les diga: un mundo con menos naranjas, peor caf¨¦ y chocolate, sin tantas variedades, quiz¨¢s, de cerveza o con menos producci¨®n de aceite es un mundo, definitivamente, m¨¢s triste. Y espero, francamente, no llegar a verlo. Pero para ello debemos parar antes esta fiesta de contaminaci¨®n. Porque con el cambio clim¨¢tico, ya lo ven, no hay refer¨¦ndum que valga.
Garbanzos de Canad¨¢ y lentejas de M¨¦xico
Los efectos del cambio clim¨¢tico se est¨¢n notando ya, como reflejan los distintos informes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Clim¨¢tico. Y como tomaron en consideraci¨®n los representantes de 195 pa¨ªses en el hist¨®rico acuerdo de 2015 sobre el cambio clim¨¢tico. En el horizonte est¨¢ mantener el aumento de la temperatura, en este siglo, muy por debajo de los 2 grados cent¨ªgrados. Sobre esto, fuentes del Ministerio de Agricultura explican que, en 2014, Espa?a ya hab¨ªa asumido el reto de reducir sus gases de efecto invernadero en un 40%. Tenemos de plazo hasta 2030. Y la inversi¨®n global que se ha hecho en pol¨ªticas medioambientales es de 34 millones de euros, concretan.
El sector mar¨ªtimo tambi¨¦n se ha comprometido a recortar un 50% el CO2 del transporte naval en 2050. Algo crucial si tenemos en cuenta nuestro ¨ªndice de importaciones de alimentos, en muchos casos, innecesarias, como contamos aqu¨ª. Porque por importar, importamos hasta garbanzos de Canad¨¢ y EE UU o lentejas de M¨¦xico o Argentina.
Esa, esa misma cara es la que puse yo. Pero, seg¨²n datos de Data Comex, en 2017 nos trajimos 41.758 toneladas de garbanzos y 74.735 toneladas de lentejas por la baja rentabilidad, se supone, de nuestro cultivo. Es lo que me dicen desde Agricultura. Aunque Alfonso Clemente, el presidente de la Asociaci¨®n Espa?ola de Leguminosa, matiza: "Garbanzos y lentejas hay en Espa?a y tienen un potencial de crecimiento superior al 50%. Pero hacen falta tambi¨¦n pol¨ªticas de promoci¨®n de productos y apoyarlos y tambi¨¦n mejoras internas".
Todo ese transporte es lo que luego contribuye, en parte, a que las cuadrillas tengan que vendimiar a 38 grados en algunas partes de Espa?a. De modo que tambi¨¦n nosotros tenemos que ser conscientes -?no les parece?- de lo que compramos y, sobre todo, de d¨®nde. Porque, adem¨¢s de esa distop¨ªa planetaria que ya tenemos encima, se nos puede venir otra alimentaria.
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