Ni cinco comidas ni ocho vasos de agua al d¨ªa: las frases huecas de la nutrici¨®n
Se dicen sin cesar, parecen l¨®gicas y a veces hasta riman. Pero muchos de los refranes y frases hechas de la alimentaci¨®n carecen de sentido, contradicen lo que sostiene la ciencia o con el tiempo se ha retorcido su significado.
Hay pocos recursos dial¨¦cticos m¨¢s eficaces para zanjar una reflexi¨®n o discurso que una frase hecha. Sucede en cualquier contexto, y el mundo de la diet¨¦tica y de la nutrici¨®n no es, precisamente, una excepci¨®n. Al rev¨¦s, se trata de un terreno abonado para que proliferen esta clase de mandangas marketinianas, arcaicas, populares o cualquier combinaci¨®n de las anteriormente citadas.
Adem¨¢s, s¨ª se enuncian en ingl¨¦s o en lat¨ªn, el efecto a la hora de ganarse la confianza y credibilidad de los interlocutores se vuelve much¨ªsimo mayor. El triple combo se obtiene cuando la frase tiene verso; ya sabes, cosas como ¡°una manzana al d¨ªa mantiene al m¨¦dico en la lejan¨ªa¡± (en realidad, proviene de un aforismo anglosaj¨®n: ¡®one apple a day takes the doctor away¡¯). Una estrategia, la de la rima, que suele ser el terreno perfecto para los refranes.
Uno de los preferidos de mi abuela -recuerdo o¨ªrselo mencionar mientras cocinaba sus excelsas alb¨®ndigas del di¨¢metro de una moneda de dos euros- era el de ¡°hombre refranero, hombre majadero¡± que no deja de encerrar una bonita paradoja. Sea como fuere, y aunque solamos referirnos a ellas como fruto de ¡°la sabidur¨ªa popular¡±, muchas veces lo que mejor podr¨ªa definir a esta clase de recursos dial¨¦cticos ser¨ªa el de ¡°la tontuna popular¡±.
COJO LO QUE ME INTERESA Y DESCARTO EL RESTO
Dice nuestro diccionario que la expresi¨®n ¡°coger el r¨¢bano por las hojas¡± sirve para catalogar al que interpreta algo de forma torcida o equivocadamente, confundiendo lo accesorio con lo fundamental. Tenemos bastantes ejemplos con este trasfondo en algunas de las frases sobre nutrici¨®n m¨¢s conocidas.
Somos lo que comemos
Quiz¨¢ sea uno de los casos m¨¢s evidentes de descontextualizaci¨®n. A esta expresi¨®n, que suele usarse para defender y proponer una alimentaci¨®n saludable -si comes bien estar¨¢s sano, y si comes mal, enfermo-, se le ha despojado radicalmente del contexto y del origen que le vio nacer.
Proviene del antrop¨®logo y fil¨®sofo alem¨¢n Feuerbach quien en su obra Lehre der Nahrungsmittel: F¨¹r das Volk (Sobre la comida para la poblaci¨®n), incluy¨® el siguiente texto: ¡°Si se quiere mejorar al pueblo, en vez de discursos contra los pecados denle mejores alimentos. El hombre es lo que come¡±. As¨ª pues, a la hora de usar estos argumentos a mediados del siglo XIX, Feuerbach hac¨ªa referencia a cuestiones de derechos humanos -relativas al acceso de cualquier persona a suficientes alimentos de calidad- y no a los aspectos nutricionales que habitualmente se le trasladan.
En su contexto, tiene todo que ver con las reivindicaciones sociales y nada con cuestiones fisiol¨®gicas. No obstante, si la has usado en alguna ocasi¨®n con otro significado, no te culpes demasiado, la prestigiosa revista Investigaci¨®n y ciencia tambi¨¦n aprovech¨® que el Pisuerga pasaba por Valladolid para vender su moto con esto de Feuerbach. Adem¨¢s, hay que tener en cuenta que en su idioma original -el alem¨¢n- ¡°el hombre es lo que come¡± viene a ser un juego de palabras: ¡°Der Mensch ist, was er isst¡±.
In vino veritas...
¡°En el vino [est¨¢] la verdad...¡± ?Qu¨¦ bonito! si no fuera porque la sentencia no acaba ah¨ª, y contin¨²a ¡°... y en el agua [est¨¢] la salud¡±. As¨ª, el viejo proverbio latino completo, atribuido a Plinio el Viejo, dice ¡°In vino veritas, in aqua sanitas¡±. A pesar de la retorcida intenci¨®n con la que se usa esta frase entre bodegueros, someliers y dem¨¢s fundamentalistas del vino a trav¨¦s de la salud, la expresi¨®n pone de relieve la capacidad que tiene la ingesta de alcohol de soltar la lengua, ya sea a partir de vino, cerveza, ginebra premium o anisete, especialmente si dicha ingesta alcanza el nivel de cogorza. Esta asociaci¨®n de ideas es tan evidente y popular -melopea = verborrea- que encontramos referencias a la misma en infinidad de lenguas, culturas y continentes (hay unos cuantos ejemplos en la p¨¢gina de la Wikipedia en ingl¨¦s).
ARRIMAR EL ASCUA A SU SARDINA
El origen de otros latiguillos nutricionales es tan mundano y poco po¨¦tico como el de establecer un esl¨®gan con el que mejorar el balance de cuentas de ciertos sectores. Hay varios ejemplos:
Desayunar como un rey, comer como un pr¨ªncipe y cenar como un mendigo
En realidad, es una forma muy mon¨¢rquica -y retr¨®grada- de pretender hacer bueno el concepto de que el desayuno es la comida m¨¢s importante del d¨ªa. Una idea que, por s¨ª sola, da como para rellenar la Enciclopedia Brit¨¢nica. De hecho, ya la abordamos de forma directa en este art¨ªculo, o en este otro en clave de ¡°bochornosa¡± autoconfesi¨®n.
Resumamos el asunto: la evidencia cient¨ªfica disponible, la m¨¢s actual, no traslada ninguna virtud al hecho de desayunar, como consejo dirigido a la poblaci¨®n general de nuestro tiempo. La clave no es desayunar o no: la clave es que, si decides abrir la boca para hacerlo, lo hagas eligiendo bien los ingredientes, porque la mayor parte de la oferta comercial de productos ¡®para desayunar¡¯ est¨¢n cargados de az¨²car, grasas de dudoso origen y, por tanto, de calor¨ªas y adem¨¢s cosas poco recomendables que caracter¨ªsticas de los ultraprocesados.
No es por casualidad que la primera vez que se intent¨® hacer valer la supuesta importancia del desayuno, fue por parte de Lenna Frances Cooper una dietista norteamericana de principios de S. XX; y el marco de la revista Good Health, publicada en el balneario de Battle Creek, aquel que fue fundado por un tal John Harvey Kellogg. S¨ª, he dicho Kellogg: se?or¨ªa; no har¨¦ m¨¢s preguntas.
De grandes cenas est¨¢n las sepulturas llenas
Que yo sepa, esta frase en su origen no tiene nada que ver con el hecho de que alguien trate de hacer negocio con lo que sea, pero viene muy a colaci¨®n de la anterior ya que invita -y en verso- a cierta moderaci¨®n en la ¨²ltima ingesta del d¨ªa. Algo que parece de caj¨®n, por aquello de no irse a la cama lleno hasta la bandera; lo que dificultar¨ªa tanto la digesti¨®n como la conciliaci¨®n del necesario y reparador sue?o.
No obstante, siendo un dicho relativamente antiguo, se citaba no solo en referencia a los inconvenientes de cenar en exceso si no, en general, a los perjuicios de seguir una alimentaci¨®n desordenada. Adem¨¢s, a colaci¨®n de este mismo refr¨¢n, hab¨ªa quien apuntaba que s¨ª, que de grandes cenas est¨¢n las sepulturas llenas, pero que m¨¢s llenas est¨¢n de las pocas (cenas), en referencia al hecho de que no tener qu¨¦ comer es a¨²n peor que preocuparse por los excesos diet¨¦ticos.
Hay que beber ocho vasos de agua al d¨ªa
Trincarse ocho vasos, dos litros o cualquier otro volumen similar al d¨ªa, para todo el mundo y en nuestras actuales circunstancias carece de todo sentido l¨®gico. Es probable que el origen de esta recomendaci¨®n provenga de la interpretaci¨®n sesgada que en 1945 se hizo de las recomendaciones halladas en el Food and Nutrition Board of the National Research Council que citaba textualmente: ¡°Se podr¨ªa establecer una asignaci¨®n diaria de agua para un adulto en unos 2,5 litros de agua...¡±.
Palabras que podr¨ªan hacer bueno el consejo, si no fuera porque el mismo texto continuaba diciendo que ¡°... la mayor parte de esa cantidad est¨¢ contenida en los alimentos que se consumen habitualmente¡±. Diversos textos cient¨ªficos recientemente publicados apuntan a que esta recomendaci¨®n podr¨ªa ser m¨¢s negativa que positiva y que su visibilidad en nuestros d¨ªas, proviene, con poco g¨¦nero de dudas, de la presi¨®n de la industria embotelladora de agua, la mayor parte en manos de multinacionales (te contamos todos los detalles en este art¨ªculo).
Hay que comer de todo con moderaci¨®n
Este concepto tambi¨¦n adopta otros formatos como el ¡°comer un poco de todo y un mucho de nada¡±, ¡°de todo y en plato de postre¡±, etc¨¦tera. Pero no, no tenemos que comer de todo, ni hacerlo as¨ª est¨¢ relacionado con mejores patrones diet¨¦ticos. Al contrario:hoy en d¨ªa el cat¨¢logo y la variedad de alimentos ultraprocesados de peor perfil nutricional es tan abrumador en su oferta, que en estas circunstancias, el ¡°comer de todo¡± ser¨ªa m¨¢s un defecto que una virtud. En tiempos de nuestras abuelas podr¨ªa ser diferente, ya que solo hab¨ªa lo que ahora se conoce como #comidareal.
Es cierto que en aquel entonces faltaban 50, 60, 70 o m¨¢s a?os para acu?ar este t¨¦rmino, porque todas las opciones eran ¡®reales¡¯: en aquel momento la variedad podr¨ªa ser una virtud, ya que con ella, se podr¨ªa hacer acopio de todos los nutrientes, y por tanto minimizar el riesgo de enfermedades carenciales o deficitarias, un verdadero problema en aquellos a?os.
Lo explica a la perfecci¨®n en este art¨ªculo el compa?ero nutricionista Julio Basulto, partiendo del origen de la frase atribuida al m¨¦dico Dr. Francisco Grande Covi¨¢n, quien la dej¨® escrita en 1981 en uno de sus libros, Nutrici¨®n y salud. En aquellas circunstancias, esta recomendaci¨®n s¨ª podr¨ªa tener cierto sentido: en la actualidad; solo 40 a?os despu¨¦s, lo ¨²nico que se consigue al promover que se coma ¡®de todo¡¯ es por un lado hacer el caldo gordo a los productores de propuestas ultraprocesadas y, por el otro, hacernos un flaco favor de cara a nuestros intereses de salud.
Y hacer cinco comidas al d¨ªa
Esta es otra idea que sigue -lamentablemente- impresa en no pocos textos de nutrici¨®n y diet¨¦tica y, c¨®mo no, se utiliza como punto de palanca publicitaria. Ya puestos, usando los mismos argumentos que quienes defienden esta idea, yo propondr¨ªa recomendar pasar todo el d¨ªa en con un morral de pienso atado a la cabeza, como se hace con los caballos. Ojo, siempre por motivos metab¨®licos y para evitar el riesgo de que nos entre la tentaci¨®n del da?ino picoteo si nos entra hambre entre comidas. Adem¨¢s; si se hace con los caballos y estos son animales ¨¢giles, fuertes, r¨¢pidos y habitualmente delgados, con nosotros tambi¨¦n funcionar¨¢.
Ahora en serio: ni dos, ni tres, ni cinco, ni ochenta; recomendar al conjunto de la poblaci¨®n un n¨²mero concreto de ingestas sin tener en cuenta la variabilidad personal, los gustos, la naturaleza de las opciones escogidas y las circunstancias es, directamente, un absurdo que solo beneficia a la industria que pone en el mercado aquello que vayas a comer.
Que la medicina sea tu alimento, y tu alimento tu medicina
Se atribuye a Hip¨®crates de Cos la paternidad de esta frase, que si no tuviera 25 siglos de antig¨¹edad tendr¨ªa toda la pinta de haber salido de la peli Avatar y su ut¨®pico planteamiento, con Gaia como et¨¦rea deidad nutricia que nos re¨²ne en un planeta en el que existe una comuni¨®n espiritual entre todos los seres vivos, incluso con el material inerte.
Hace 25 siglos, cuando por ejemplo carec¨ªamos del Gelocatil de 650 mg y cosas por el estilo, aquella sentencia estaba cargada de significado. Es cierto, y no ser¨¦ yo quien lo niegue, que nuestros h¨¢bitos de vida en general y los diet¨¦ticos en particular tienen un papel important¨ªsimo en nuestro pron¨®stico de salud; sobre todo en materia de prevenci¨®n m¨¢s que de curaci¨®n. Pero de ah¨ª a pensar que alguien puede curarse de un c¨¢ncer con br¨®coli ecol¨®gico, o de la diabetes con esp¨¢rragos trigueros... pues como que no.
La frase en cuesti¨®n, siendo perfectamente v¨¢lida en los tiempos que se enunci¨®, hoy, tristemente, suele ser la puerta de entrada a peligrosas falacias naturalistas -¡°lo natural es bueno y, si es bueno, es natural¡±- de cualquier ¨ªndole. En ocasiones incluso causas valiosas, como el comer de forma saludable, se defienden con argumentos absurdos.
SIN PIES NI CABEZA
A pesar de todo lo dicho hasta aqu¨ª, hay ocasiones en que los refranes carecen de toda l¨®gica, tanto en su intenci¨®n como en su sentido pr¨¢ctico (mas all¨¢ de resultar en una gracieta con rima m¨¢s o menos ingeniosa). Un ejemplo claro ser¨ªa el de el mel¨®n, que ¡°por la ma?ana oro, por la tarde plata y por la noche mata¡±.
En las innumerables p¨¢ginas web que argumentan favorablemente sobre la validez de esta tontuna melonera, se dice que por la noche el mel¨®n es indigesto e incluso fermenta en el est¨®mago. Sin pretender ponernos a su altura, ante este tipo de argumentaciones cu?adistas solo cabe responder que en el est¨®mago siempre es de noche. En resumen, no existe raz¨®n alguna que justifique que un mismo alimento tenga diferentes efectos en una misma persona en virtud de la hora del d¨ªa y dentro de unas circunstancias razonables (por cierto, en este dicho se puede sustituir ¡°mel¨®n¡± por ¡°torrezno de Soria¡± sin que el efecto euf¨®nico se desvirt¨²e ni un ¨¢pice).
De este tipo de proverbios hay infinidad de ejemplos, aunque a diferencia de los antedichos, el resto no suelen tener la misma repercusi¨®n entre la poblaci¨®n, por ejemplo: ¡°Ni al est¨®mago eches grasa, ni tengas a la suegra en casa¡±, ¡°pan, uvas y queso, saben a beso¡±, etc¨¦tera. Por ¨²ltimo, hay que tener en cuenta que ni las frases hechas ni los refranes nutricionales son ciencia, y que si nuestas tatara-tatara-tatara-abuelas fuesen infalibles, no har¨ªa falta seguir investigando pr¨¢cticamente sobre nada.
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